5. Hermanos
El mayor anhelo de Hebe siempre había sido conocer la tierra, conocer a los humanos y como se comportaban, pero cuando la vida te obliga a hacerlo y no te da elección sientes una presión en el pecho al saber que dejarías tu hogar. Zeus estaba muy callado mientras observaba a su hija subir y bajas las escaleras de nubes seguida de su escolta real, Hebe abrió la puerta de su dormitorio y sonrió al mirar a su Apolo sentado sobre la cama mirando hacia el cielo.
—¿Qué tienes? — pregunto.
Apolo la miro y sonrió, pero le salió una mueca.
—Nada, solo...— se quedó callado y luego negó con la cabeza— Es..es...toy bien.
—No me mientas Apolo— pidió Hebe mirándolo— No a mí y sé que tienes algo.
Apolo alzo sus ojos azules y su labio tembló, Hebe sintió su corazón partirse, odiaba ver a su hermano llorar, a diferencia de su padre que ponía la parte de llorar como debilidad ella lo veía como fortaleza, saber demostrar los sentimientos era algo muy digno de admirarse.
Hebe jalo a su hermano y lo envolvió en sus brazos.
—Per..perdon, no que..queria llorar, so..lo, solo, que me sen..ti..re muy so...lo— murmuro y fijo sus ojos en su hermana— Pe..ro tambi..bi..en quiero que cum...plas con tu mi...misión— le sonrio y al hacerlo una lagrima cayo de sus ojos azules— No quie..ro ser ego..egoísta.
Hebe lo volvió a abrazar y sintió su pecho contraerse, ella tampoco quería dejarlo, no con su hermano mayor que sabía que al partir ella estaría molestándolo por todo.
—No eres egoísta por la forma que me quieres— negó Minerva sin soltarlo— Me siento afortunada de tener una persona que me procura de la forma que lo haces— lo miro— Siempre vamos a estar juntos Apolo.
***
El sonido del piano se escuchó con más intensidad cuando Hebe abrió la puerta y observo a su hermano Ares mover sus dedos con agilidad sobre el instrumento.
—Quiero hablar contigo.
Ares rodo los ojos al escucharla, pero no paro de tocar el instrumento.
—Quiero que dejes de tratar así a Apolo— lo encaro, su hermano mayor la miro dejando de tocar, sus ojos azules oscuro se colocaron en los de su hermana— Tendré que irme del cielo para hacer la misión que se me ha encomendado en la tierra y no quiero que trates mal a Apolo durante mi ausencia.
Ares apretó las teclas del piano causando un sonido irritante en la sala, miro a su hermana fijamente.
—¿Y por qué debería hacer lo que tú me ordenas? No recibo órdenes a no ser que vengan de nuestros padres, así que puedes largarte cuando antes y déjame solo, haces perder mi valioso tiempo.
Hebe soltó el aire contenido en sus pulmones y lo volvió a ver, la melodía instalada en el lugar momentos antes, regreso y una sonrisa burlona se colocó en los labios de Ares, dicha sonrisa que hacía que quisiera arrojarlo desde la ventana, odiaba el gran poder que su padre le había dado a tal grado de luego pasar sobre él mismo.
—Te lo advierto Ares, si te metes con Apolo y me entero, juro que regresare de la tierra para poder golpearte.
Ares la miro y se levantó de su silla, la altura de su hermano sobrepaso a Hebe, pero ella no retrocedió, su hermano jamás le daría miedo. Ambos se observaron a los ojos retándose.
—¿Golpearías a tu hermano? — pregunto con frialdad Ares.
—Tú los has hecho con Apolo sin razón alguna, si él no puede defenderse de ti, ten por seguro que yo lo defenderé. Y te aseguro, que yo si tendré una razón para hacerlo— le contesto.
Ares se alejó de ella caminando hacia atrás sin dejar de verla, soltó una risa sin gracia y negó con la cabeza.
—¿Siempre ha sido tu favorito verdad? — pregunto Ares, Hebe frunció el ceño— Siempre lo has querido más que a mí.
Hebe negó con la cabeza.
—No Ares, ya no caeré en tus chantajes, tu sabes que los dos los amo por igual, pero tú eres el que nos alejas con tus actitudes— soltó un suspiro— Extraño cuando éramos niños y no conocíamos nuestra importancia dentro de la familia y del mundo, extraño cuando jugábamos juntos y tú eras diferente— se acercó a el—Extraño a mi hermano y no al príncipe que te has convertido.
Ares se quedó callado y Hebe dio media vuelta abandonando la sala de los instrumentos, se dejó caer sobre el asiento frente al piano y miro hacia la ventana, cerró los ojos unos momentos sintiendo el frio aire entrar por la ventana.
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