Hebe no podía creer que un humano pudiera decir que eso era música. Había aprendido tantas cosas en tan solo un día que había llegado a la tierra.

El humano no tenía miedo a ser aplastado por un automóvil y pasaba las calles como si fueran de plástico, ¿Cómo podían ser tan inconscientes? La muerte siempre estaba detrás de todos y ellos no se daban cuenta de ello, también que los hijos desobedecían a sus padres para ir a fiestas y que los "disfraces" como había oído que se llamaba eran extraños. Hebe se sintió con la obligación de seguir a las dos amigas quienes se habían reunido en la esquina de la casa de Amanda.

—Deberían estar feliz de que las protejo — hablo Hebe detrás de las dos humanas mientras las seguía por las calles de la ciudad, Hebe miro a varios humanos pequeños pasar a su lado vestidos de lo que ella no sabía, pero debían estar vestidos de algo.

—¡Niños, espérenme!— grito la madre y la mujer corrió tras ellos atravesando a los humanos vestidos.

Hebe dejo de verla y siguió a las dos humanas hasta llegar a una casa, la música sonaba por lo alto y los humanos bailaban con un vaso rojo en la mano. Un humano de cabello rubio sonrió al ver a las recién llegadas y se acercó a ellas ofreciendo dos vasos rojos.

—Adelante— señalo el humano hacia la casa y las dos humanas mujeres entraron al lugar.

Hebe se cruzó de brazos ¿qué estaba haciendo? Ella debería estar cazando demonios y no cuidar a humanos irresponsables que se escapan de la casa de sus padres, negó con la cabeza dispuesta a abandonar el lugar cuando una silueta negra se aproximó al lugar, el humo negro se colocó en la entrada de la casa y luego se dejó ver a un demonio, había tomado la apariencia humana pero sus cuernos y su cola de demonio permanecieron. Los ojos rojos del demonio se colocaron en cada humano de la fiesta y sonrió mostrando su sonrisa torcida y se adentró a la casa.

Hebe regreso al lugar y preparo el arco con las fechas y siguió al demonio, se adentró a todos los lugares de la casa, pero ser demoniaco había desaparecido, miro por la ventana y lo observo cerca de una pareja de humanos, la pareja abandono la fiesta dirigiéndose a la calle seguido del demonio caminando cerca de ellos. Hebe traspaso la pared y corrió hacia la calle siguiéndolos, la pareja había doblado la esquina y se internaron en un pasillo oscuro, un sollozo hizo que ambos dejaran de caminar y miraran hacia unos botes de basura.

—¿Es un niño? — pregunto la mujer hacia su pareja.

El hombre se alejó y se encamino hacia los botes, lo aparto y miro a un niño dándole la espalda y sollozaba en el piso.

—¿Estas bien?

El niño se giró y se levantó del piso, su cuello trono sobresaltando a ambos humanos y la apariencia del niño cambio hasta convertirse en un ser de cuernos, la mujer grito y el demonio ataco al hombre, se colocó frente a él quitándole su aura protectora de nacimiento y luego el hombre cayó al piso, el alma del joven desapareció en el piso yendo al infierno. La mujer grito corriendo por el corredor oscuro mientras miraba hacia atrás de vez en cuando con lágrimas en los ojos, de detuvo de golpe al ver al ser demoniaco frente a ella, con un movimiento, el demonio mato a la mujer y su alma quedo suspendida en la tierra por fracción de minutos.

Antes de que el demonio le quitara su aura, Hebe se interpuso blandiendo su arco y flechas apuntando al demonio, el ser se apartó y desapareció por el pasillo negro dejando su rastro de pisadas negras en el piso. Hebe miro el cuerpo de ambos humanos, luego, miro a el alma de la mujer y se acercó a ella, estiro su mano tocando el alma y esta comenzó a volar hacia el cielo siendo su nuevo hogar.

—¿Cómo te atreves a meterte en mi trabajo, Ángel? — pregunto una voz, Hebe se dio media vuelta y miro como un frio extraño venía desde la oscuridad, a diferencia de cualquier humano, ella no tenía miedo y dio un paso enfrentándose al ser demoniaco.

—No soy un Ángel— negó con la cabeza.

El demonio salió de la oscuridad, tenía la mitad de su figura humana al igual que ella, pero poseía sus cuernos grandes y negros saliendo de su cabeza, sus dientes puntiagudos y sus ojos negros sin iris.

—Hija de Dios— exclamo el demonio y al decir terminar "Dios" sonrió burlonamente.

—¿Cómo osas mencionar el nombre de mi amo? ¿Cómo te atreves manchar su nombre con tu asquerosa voz? — pregunto Hebe mirándolo fijamente.

El demonio soltó una risa que inundo el callejón, una risa cargada de burla y diversión hacia lo que ella hacía llamar su "Dios". Regreso sus ojos negros a ella y le sonrió.

—Alguna vez yo también fui su hijo— hablo sin dejarla de mirar— Pero como has dicho, tú no eres un Ángel, no posees alas ni tu corona, eres hija de otro dios— chasqueo con la lengua— Eres una diosa del Olimpo, la diosa de la juventud e hija de Zeus y Hera.

—Así es— afirmo Hebe mirándolo— Yo también se quién eres.

—Pero no mi nombre, así que no tienes poder sobre mí— le sonrió. Hebe dio un paso hacia atrás y el demonio se acercó a ella— Pero yo sé quién eres y que fuiste mandada por el para la paz de la humanidad, pero no te lo voy a permitir, no vas lograr lo que tu Dios te ha ordenado.

Hebe tomo su arco y al apuntarlo, el demonio había desaparecido, miro a su alrededor buscándolo, pero no había rastros de él, el piso estaba limpio y no se mostraba sus huellas.