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two : be addicted to me

Cuando yacían ya vestidos, JeonGguk se acercó al sátiro, sonriendo coqueto mientras pasaba su mano por la mejilla contraria en una caricia, una que hizo suspirar a Tae.

El dios se dió por satisfecho y se separó. Y cuando habló, sonó totalmente convencido, mirando los orbes del otro: —Vámonos. —sin esperar respuesta, Dionisio comenzó a caminar, sabiendo que era seguido por un sátiro confundido.

—¿A dónde vamos? —TaeHyung preguntó apenas pudo estar consciente de estar siguiendo a semejante dios.

Gguk sonrió de lado, aunque el otro nunca lo vio, y con una mirada rápida, dijo entonces: —A mi casa.

Ámpelo abrió los ojos como platos.

¿Iría a la casa de Dionisio? ¿Quién le había cumplido tal deseo?

Se había quedado embobado en sus pensamientos que no se fijó que habían llegado hasta que chocó con una de los grandes columnas.

JeonGguk dejó escapar una pequeña risita mientras seguía adentrándose a lo que él llamaba su hogar, que no era más que una hermosa construcción hecha de oro, plata y mármol pulido, dejando plasmada la personalidad del dios en ella, festiva, delicada, elegante y lujuriosa.

—Sátiro, no te quedes atrás. —la voz del dios se escuchó algo lejos cuando le llamó, por lo que el sátiro se apuró en recobrar las postura y apurarse a su dios.

Pasando el bonito jardín lleno de rosas y tulipanes, pasó las puertas doradas y entró por fin a la hermosa casa. Solo con ver que el techo estaba todo lleno de racimos de uvas colgando, TaeHyung estaba asombrado.

El suelo era brillante, y aunque el lugar no era tan grande, contaba con un espacio suficiente y bien distribuido para tener una cocina, un baño, una sal bastante agradable y una habitación con un balcón que daba a la ciudad.

Siguió a Dionisio hasta la habitación, viendo cómo éste comenzaba a quitarse con suavidad su peplo, quedando solo con su bonita corona de laurel en su cabello lacio, dejando a vista completa su sensual cuerpo, TaeHyung tenía que limpiarse la saliva que se le estaba cayendo.

JeonGguk agarró una de las batas de seda que tenía en su armario, colocándola en su cuerpo, con tal de taparse, aunque dejó a vista sus clavículas y, gracias a la abertura con la que la bata contaba, una de sus piernas. Vio su tirso en una esquina de la habitación, pero prefirió dejarlo ahí. Caminó con pasos lentos hacia el balcón, apoyándose del barandal dorado, esperando a que el sátiro llegara a donde él.

—Dime, sátiro, ¿de verdad quieres ser mío? —preguntó en voz baja, viendo la ciudad, sabiendo que el otro le escuchaba.

Ámpelo no tuvo dudas ni por un segundo: —Sí, claro que sí.

Dionisio sonrió de lado, estaba algo feliz de encontrar a alguien que no dudara ni un miserable segundo para elegirlo a él. Pero aún seguía algo dudoso, puesto que cuando él se encaprichaba y se enamoraba de alguien lo daba todo por su amor, y le tenía cierto... miedo a la decepción.

—Quiero creer que puedo enamorarme de ti sin esperar salir herido y traicionado, pareciéndome algo ilógico al aceptar salir con un sátiro. —su voz sonaba calmada, pero su corazón tenía tanto por mostrar.

TaeHyung se acercó en silencio, con algo de duda se colocó al lado del dios e, agarrando con suavidad una de sus manos, hizo que éste le viera. Con sus ojos fijos en los contrarios, el azabache no dudó en aclarar sus sentimientos.

—Dios Dionisio, para mí no hay palabra para describir la admiración, la lujuria, el amor, con el que mis ojos y corazón lo miran —sonrió bonito—. Desde que conozco de su existencia no he tenido la capacidad de mirar a otros ni he disfrutado en nada cualquier acto íntimo que haya tenido con otros que no fueran usted. No sé cómo explicarlo, pero desde que lo conozco me he cuestionado tanto mi especie, porque... ¿No se supone que los sátiros somos criaturas movidas solo por la lujuria y llegamos a tener intimidad con cualquier ser vivo que quiera estar con nosotros? Y desde que lo conozco, con el único con el que quiero estar es con usted, mi dios —apretó con cariño la mano que sostenía—. No sé cómo ha sido posible, pero solo con verle una única vez... yo me he enamorado de usted.

JeonGguk no tenía palabras para describir lo que sentía. Un sátiro le acababa de declarar un amor profundo y muy diferente a lo que su especie consideraba sentir, el mismo sátiro que le gustó a él desde que lo vió admirarle de lejos en la fiesta. No sabía su nombre todavía, pero ya quería unirse con él por muchos siglos.

—Sátiro... ¿Estás dispuesto a dejar tu naturaleza para estar estar conmigo?

TaeHyung le miró con adoración: —Sí, quiero... quiero ser solo adicto a usted. ¿Me dejará? —se acercó más, una de sus manos viajando a la cintura del dios, apretándolo contra su cuerpo, haciéndole soltar un bonito jadeo. El sátiro rozó sus labios con los contrarios, su voz sonando gruesa cuando habló—Dios Dionisio... por favor, déjeme ser adicto al vino, déjame ser adicto a usted.

JeonGguk quedó embobado por primera vez en su vida.

Este sátiro... era la excepción de todos, y daría todo por nunca dejarlo, no lo dejaría escapar de su amor.

—¿Cómo- cómo te llamas? —la poca cordura que le quedaba se le estaba yendo, los labios del sátiro rozando con los suyos provocativamente lo hacían delirar.

—TaeHyung, pero también me llaman Ámpelo, mi dios.

Gguk sonrió: —Que todos te llamen Ámpelo, yo seré quien te llame TaeHyung, mi sátiro.

La tensión no pudo resistirse más y ambos cuerpos sucumbieron al placer de rozarse y unirse. La poca ropa que portaban desapareció, y solo quedaron dos almas recién enamoradas adorando sus cuerpos bajo los primeros rayos del sol en aquel balcón.

Las manos de Ámpelo vagaban con dulzura por el cuerpo curvilíneo de JeonGguk, sacándole alguno que otro suspiro al dios cuando comenzó a masajear demás su pecho y sus muslos, afianzando un agarre en éstos últimos para que pudieran frotarse mejor y, de paso, dejarle bonitas marcas al de tez pálida.

Cuando el sátiro apretó la cintura de Dionisio para pegarlos más, éste no duró mucho para dar un pequeño salto y envolver la cadera contraria con sus piernas, las manos de TaeHyung sosteniéndolo con fuerza y apoyándolo del barandal para acomodarse mejor. A JeonGguk no le importaba ser visto por todo el mundo mientras se entregaba al amor que sentía, de alguna forma era lo que quería porque así sabrían que el sátiro entre sus piernas y quien disfrutaba de su cuerpo era suyo, y él era del sátiro.

El dios dejó escapar un suave gemido cuando sintió un dedo adentrarse en su interior, tocando de inmediato aquel punto que lo hacía delirar. Dionisio creía que se haría fiel adorador de los largos dedos de Ámpelo. Comenzó a soltar gemidos cada vez más altos cuando el sátiro movió aquel dedo, metiendo al poco tiempo unos dos más.

—J-joder... —la baba se le escapa y sus ojos ojos estaban tan idos que se veían blancos en totalidad. TaeHyung besaba con esmero sus pezones, chupaba y mordía, luego hacía un camino hacia su cuello y como final a su boca, y repetía cada cierto tiempo, y a Gguk le encantaba eso, él sinceramente quería ser marcado totalmente por el sátiro.

—Mi dios... sosténgase del barandal. —el tono grave con el que el azabache habló hizo suspirar a Dionisio, que no dudó en hacerle caso. Cuando vio que a JeonGguk le miraba ido y a la vez tan lascivo a la espera de algo mientras se agarraba fuerte del barandal, le abrió las piernas un poco más y de una estocada adentró su pene en la estrecha entrada del dios. TaeHyung soltó un grave gemido y Dionisio se arqueó soltando uno más agudo.— M-mierda.

No esperó mucho para comenzar a moverse, Gguk estaba ido y, en una de las fuertes y certeras estocadas que le estaba proporcionando el sátiro, tuvo que abrazarse al cuello de su amante, gimiendo desesperado por llegar al clímax, desesperado como si quisiera morir junto luego de tocar la tan ansiada cúspide del placer. Con tal de morir junto a su fiel adorador y amante... no le importaba en lo absoluto.

—¡Ah~! T-Tae- uhmg~ —de la sensación tan feroz que recorría su cuero tuvo que morder al sátiro para poder sentir que lo que vivía era completamente real, que realmente su cuero estaba experimentando tan maravillosa sensación.

—Oh, mierda, Gguk... me aprietas tan- mhg~ —se mordió los labios, y optó por besar el cuello del dios y agarrar con dureza las caderas del mismo y moverse más errático.

Dionisio rodó sus ojos por la sensación y un grito placentero escapó de sus labios, sentía las piernas entumecidas, su espalda dolía por estar tanto tiempo arqueada, sentía que sus ojos se iban a quedar blancos de tanto rodarlos y su garganta dolía por lo mucho que había gritado y gemido. Pero poco le importaba, tenía al ser más hermoso del mundo -él lo aseguraba con todo su ser- entre sus piernas y haciéndole ver estrellitas en un cielo el cual nunca pudo conocer hasta ese momento.

La sensación tan hermosa de entregarse en cuerpo y alma a este ser que lo embriagaba no podía ser más exquisita de lo que ya era. Y TaeHyung pensaba exactamente lo mismo.

Al pasar unos minutos por fin ambos llegaron a su esperado orgasmo, Ámpelo vaciándose en el interior del dios y Dionisio en el pecho de ambos.

TaeHyung tuvo que abrazar fuerte a JeonGguk, pues apenas llegaron sintió a éste desfallecer en sus brazos. Lo sostuvo y caminó hacia la cama, acostándolo con cuidado.

—Mi dios —llamó bajito, mientras con una mano acariciaba las mejillas sonrojadas del dios—, deberíamos ir a darnos un baño, ¿no cree?

JeonGguk hizo un puchero aún con los ojos cerrados, haciendo sonreír en grande al sátiro quien no dudó en cargar modo marital al dios del vino y llevarlo a la tina de aquella casa. TaeHyung suspiró cuando sintió el agua caliente y lista al llegar, sabía que el dios en sus brazos necesitaba relajarse.

Se sentó con Dionisio en su regazo y comenzó a bañarlos a ambos, a estas alturas Ámpelo solo soltaba risitas enamoradas al notar el cansancio en el cuerpo del dios.

Pasaron unos cinco minutos así y, cuando por fin iba a sacarlos de ahí, TaeHyung sintió su cuello ser abrazado y unas piernas apretando en sus caderas.

—No~ —fue lo único que JeonGguk soltó, bajito y casi inaudible.

—¿No? —Tae estaba algo confundido hasta que sintió como el otro comenzaba a frotarse contra él.

—No —Dionisio por fin se separó para verlo, el color púrpura natural de sus ojos consumido casi por completo por sus pupilas dilatadas. Estaban tan excitado—. Quiero que me adores por más tiempo y te entregues a mí toda la eternidad. Sé adicto a mí —su voz sonó entre autoritaria y amorosa.

Ámpelo sonrió y acarició la cintura contraria, acercándose al rostro del dios del vino para decir con la voz cargada de emociones hermosas: —Como usted desee. Seré adicto a usted toda mi eternidad, será mi vino personal, mi dios Dionisio. —y cerró su promesa con un beso.

Y JeonGguk sabía que a partir de ese momento su vino sería aún más embriagador al ser acompañado de tan hermoso amante.







🍷 :: DIONYSUS








➩🌱 n/a:

Abr, en la mitología griega Ámpelo fue el primer amor de Dioniso, su primer amante, y ,aunque terminó muriendo por un engaño, se tiene que Dioniso lo amó muchísimo, y tanto fue su pesar cuando Ámpelo murió que Átropos, la mayor de las Moiras, se conmovió y le prometió convertir al sátiro en vino, entonces del cuerpo inerte de Ámpelo comenzaron a crecer ramas llenas de uvas y Dioniso sacó el vino de ellas y al probar el sabor se deleitó muchísimo, y desde entonces y para siempre se convirtió en el dios del vino.

Y sí, señores ksjs, Ámpelo es el vino que siempre porta Dioniso en la mitología griega. Les invito a buscar su historia.

En fin, diciendo todo eso, realmente quiero confesar que antes quería hacer una historia parecida a la real, pero luego me dije... "¿por qué no hacer una pequeñita que muestre la lujuria que caracteriza a Dioniso y a Ámpelo, y hacer una historia en donde ellos terminen juntos y felices?" Y psss acá estamos jsjsjs

No le di un final como tal, porque ya depende de cada quien lo que sigue después de lo que escribí, pero quiero quedarme con el pensamiento de que aunque sea en una historia ficticia ellos dos (Ámpelo y Dioniso) llegaron a ser felices por siempre. <3

Buenu jiji, es todo, espero que les haya gustado esta pequeña historia.

Un abrazooo 💜

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