one : just get drunk
Ámpelo caminaba lento y perezoso por aquel bosque.
Había participado en una orgía hace poco y estaba cansado, al menos por ese momento, sabía muy bien que ese "cansancio" no duraría más de diez minutos ya que su organismo era un tanto... ¿adelantado? No sabía decir. Los sátiros contaban con una resistencia física bastante inusual, puesto que se la pasaban de orgías en orgías y sus cuerpos lograban recuperar fuerzas muy rápido, así eran y TaeHyung no lo entendía, pero le daba igual.
Sus pies se mantenían en movimiento mientras él se sumía en sus pensamientos. Recordando aquellos ojos llenos de lujuria, marrones y a la vez rojizos como el vino.
Dios... aquel ser lo llevaba loco.
Desde que lo vio por primera vez, no se lo pudo sacar de la cabeza, sentía su corazón agitarse cada vez que aquel nombre pasaba por su mente.
Dionisio
―¿Perdido? ―formuló una suave voz a su espalda, sacándolo del mar de sentimientos que lo inundaban. Volteandose, TaeHyung miró pasmado a aquel hermoso dios frente a él, teniendo la misma vestimenta con la que lo había visto hace unas horas.
―Yo-
Dionisio le sonrió, mientras se acercaba los pequeños pasos que los separaban, al estar cerca, sus manos viajaron despreocupadamente por el pecho del nervioso sátiro, susurrando mientras tanto:―Eres tan hermoso... ―terminó con sus manos en el rostro contrario, acariciando suavemente las mejillas de TaeHyung, JeonGguk sonrió bonito― Realmente hermoso.
No sabía qué hacer, Ámpelo se mantenía en un estado de shock, mientras que el dios se dedicaba a admirarlo.
―U-uhm... Yo-
―Quiero llevarte conmigo. ―dijo JeonGguk de la nada, viendo un poco divertido al sátiro abrir sus ojos aún más.
―¿C-cómo?
―Me gustas ―soltó el dios, y TaeHyung se sentía desfallecer―, quiero llevarte de viaje conmigo.
―N-no sé qué decir... ―habló bajito, bastante avergonzado, escuchando la dulce risita de JeonGguk.
―Eres tan tierno, ¿quién pensaría que eres un sátiro? —Dionisio miró fijamente al contrario ponerse cada vez más nervioso. Sujetó la barbilla del sátiro y esbozó una sonrisa de lado, llena de superioridad— Me gustas, pero... creo que solo alguien bastante loco podría corresponderme.
—¿Por qué lo dices? —preguntó desconcertado, Tae no entendía a qué se refería.
Sin dejar de sonreír, se acercó al oído del azabache, y con un susurro dejó algo inquieto a Ámpelo: —Porque si me correspondes, tu vida de sátiro se reducirá a mí. —se alejó y sus ojos, oh sus preciosos ojos, TaeHyung podía sentir la lujuria que desprendían— Soy alguien muy celoso, y si decides ser mío, serás solamente mío.
La sensación de pertenecerle a alguien en cuerpo y corazón nunca había existido para Ámpelo, al ser sátiro nunca había podido experimentarla ni le daban ganas de hacerlo.
Pero, joder, si era el mismísimo dios Dionisio quien se lo pedía... él simplemente no podía negarse.
No podía ni con toda la fuerza de su ser, porque desde que sus miradas se juntaron, él le ha pertenecido a semejante hermosura, y el mismo JeonGguk es consciente de eso. Por eso TaeHyung no se asombra de la sonrisa tan atrevida y caprichosa que aparece en el rostro del dios cuando él asiente para aceptar la propuesta.
―Oh, bonito, no te arrepentirás de esto, porque justamente yo... —Dionisio acercó más su rostro al contrario, sin dejar de sostenerle la barbilla al sátiro, y rozó suavemente sus labios con los que complacientemente acababan de aceptar pertenecerle. Sonrió cuando sintió la errática respiración de TaeHyung, sabía que la ansiedad lo estaba carcomiendo. Gguk se sentía tan jodidamente bien sabiendo lo que provocaba— tengo todo lo que necesitas y buscas.
Sin darle tiempo a responder, JeonGguk juntó sus labios por fin con los del chico frente a él, cerrando sus ojos y pegando sus cuerpos, poniendo un poco de fuerza en los brazos que rodeaban el cuello contrario. Sintiendo manos por su cintura, el dios optó por relajarse y seguir con aquel delicado beso que pronto se convirtió en uno apasionado, acariciando sin pudor los cuernos que llevaba el sátiro en su cabeza, sabiendo que era un punto se sensible si se tocaba con algo de rudeza.
Moviendo sus cabezas con pasión, siguiendo el beso, Ámpelo sentía el cuerpo del dios restregarse con el suyo, sacándole uno que otro jadeo, y las caricias en su cabeza no hacían más que encenderlo.
Sin pensarlo mucho, agarró con fuerza de las caderas a JeonGguk, empujándolo al árbol más cercano, la espalda del dios quedando contra el tronco, y con una mano TaeHyung consiguió que enrollara una de sus piernas en su cadera, para así tener más contacto a la hora de frotarse.
Sin pudor, las manos del dios bajaron por el pecho del sátiro, tanteando con coquetería la ropa que cubría el cuerpo de quien lo besaba. Ambos no se hicieron de esperar, pues la mano con la que TaeHyung había levantado del muslo a JeonGguk, esa misma mano hizo un camino precioso por el espacio de la abertura que tenía la vestimenta hasta llegar a su entrepierna, sacándole un gutural gemido al dios de la lujuria, y eso solo hizo que sus ropas desaparecieran con mayor rapidez.
Tal vez fue lo sexy y lascivo que se veía Dionisio con cada toque que se le daba en su desnudo cuerpo, o las manos que eran sabias a la hora de saber recorrer el cuerpo del dios, que hizo que ambos estuvieran en el suelo en poco tiempo, frotándose y subiendo la temperatura de sus anatomías como si fueran a morir si paraban de hacerlo.
—Oh~ —Gguk soltó un fuerte jadeo cuando sintió dos dedos entrar con delicadeza y algo de desesperación en su apretado agujero. Cabe decir que su cuerpo se podía adaptar rápidamente a cualquier situación, y más cuando se refería a la lujuria, por la que una simple preparación no servía de nada, pero a Dionisio se le hizo tierno que, aún con lo que pasaba, Ámpelo quisiera ser dulce con él.
Sabía que lo tenía en la palma de su mano, y le encantaba.
Sin decir mucho, se separó de la boca contraria, dejando un exquisito y delgado hilo de saliva aun unirlos. Sonrió de lado, dejando más embobado al sátiro, JeonGguk sintió precioso cuando vió los ojos del sátiro completamente negros, llenos de lujuria y devoción a él. Con un ágil movimiento de mano mano sacó los dedos del azabache y, mirándolo a los ojos, se acomodó mejor en el regazo y se adentró aquel trozo de carne con el que anhelaba ser llenado desde el primer momento.
Soltó un fuerte gemido, porque maravillosamente la sensación de estar completamente lleno y complacido superaba con demasía las ideas y expectativas que se había hecho con anterioridad, porque jamás había sido tan... rico unirse a alguien para Dionisio como lo estaba sintiendo en ese momento. Joder, tuvo que abrazarse con fuerza al hombre debajo de él porque se sentía demasiado ido al adentrarlo todo de una.
TaeHyung era un tesoro, uno que JeonGguk no iba a dejar perder. Iba a ser solo suyo, así de egoísta era.
—¡Hmgh! —el dios no pudo, ni hubiese podido, retener el gemido tan satisfactorio que salió de su boca y acabó en los labios que rápidamente comenzaron a tragarse cada gemido que iba soltando mientras TaeHyung comenzaba a dar estocadas precisas y lentas. Una mano del sátiro apretaba con delicia la cintura ajena para manejar los movimientos y otra se encargaba de sujetarlo del cuello con firmeza para que sus labios no se despegaran.
Con cada segundo que pasaba para Gguk era como si la energía de Ampelo aumentara, porque cada vez iba subiendo más y más la intensidad, la fuerza, el movimiento, el agarre. Dionisio sentía que lo estaban jodiendo tan feroz y lo estaban partiendo que la sola sensación de las manos contrarias lo traía loco.
TaeHyung con esmero dejaba marcas rojizas y unas cuantas moradas en todo lo que podía besar del dios mientras éste se sujetaba de lo que podía del tronco frente a él.
Lo ocasionaban sus caderas juntas, el chapoteo, los gemidos de Dionisio, sus jadeos bajos y graves, el sátiro nunca había disfrutado tanto oír esos típicos sonidos a los que estaba acostumbrado como en ese momento.
Estaba en el puto cielo, y esperaba que nadie lo bajara de ahí.
No se sabe si fueron horas, minutos, no se sabe cuánto tiempo duraron en todo lo que hicieron esa preciosa madrugada, sólo sabían que, apenas JeonGguk tenía su décima cuarta eyaculación y TaeHyung la novena, el sol estaba comenzando hacer acto de presencia en el país de los dioses.
Por lo que, cuando ambos comenzaron a respirar correctamente y a recomponerse luego de la ardua y feroz situación, comenzaron a vestirse con sonrisas tontas en el rostro, no escondiendo ni evitando admirarse mutuamente mientras lo hacían.
🫦
Abrrrrr, no c que hice pero bueh, c hizo lo que je pudo.
cabe destacar algo, en la mitología griega los sátiros realmente son... mitad cabra? jsjd pero acá en mi historia no, porque, aunque use como base las historias griegas, esto es ficción a fin de cuentas, fantasía jsj
tons, por si ven algo que no cuadra con la mitología dicha, pss que sepan que es a propósito
besito psss mua
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