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026.


Lee saerom

Sus manos frías pasaron a tocar mi mejilla, siendo tan delicado que me es imposible darme cuenta en donde me encuentro, rodeada de la oscuridad nocturna, con luces tenues alrededor, mientras que mis labios hacían lo que mi corazón le estaba dictando. Por qué no era mi mente ahora mismo, siendo coherente ante la situación en la que yo misma me introduje por querer que las ganas de volver a sentirlo se acabaran.

Me molesta, odio que esto no se trate solo de física, en que solo quisiera sentir caricias, mis manos temblaban ansiosas por qué también quisiera que él anhelara desnudar mi alma, que no pensara en otras mujeres, que sintiera toda esta emoción la cual tengo miedo de llamar amor.

Amor que no tenía permiso de sentir, amor el cual iba a ser enfermizo, uno que él sería incapaz de sentir si no fuera engañando a otra persona. Y aunque mi lengua, mi boca, hasta mí respirar solo permitieran a que estuviera cerca de Taehyung, no podía darme este capricho.

Cuándo sentí como chupó mi labio, con mis manos pegadas a su pecho, lo alejé con fuerza, para después darle una cachetada en su mejilla, esa misma que me esmeraba en acariciar. Agitada, lo miré como sobaba su piel, viéndome confuso. No me gustaba que me mirara de esa forma, pero era la única manera de alejarlo por qué si continuaba con esto, acabaríamos destruyéndonos.

—¿No sientes nada por mí?

Tragué saliva, con ese nudo en mi garganta que podía salir en cualquier instante. Apreté mi mano en un puño, sintiendo mis uñas, lastimándome por la fuerza.

—No. No siento nada por ti Kim, solo repulsión.

Relamió sus labios, aún frente a mí, viéndome fijamente, pero no aparté la mirada. Movió leve su cabeza, asintiendo, pero tan serio que me estremecía.

—Bien. Está bien, como tú digas.... Como usted diga, ingeniera Lee. No volveré a molestarla, nunca.

Y con una última mirada, se dio la vuelta yendo hacia su edificio. Oh, no, ¿qué mierdas me pasaba? ¿Por qué mi corazón late de esta forma? No... miré mis manos como temblaban y como la imagen estaba siendo borrosa. Suspiré, subiendo la mirada hasta el cielo estrellado, aguantando de que esas lágrimas no pudieran salir, eran ridículas. Tan ridícula como lo estaba siendo yo, no podía ser esto verdad, no podía sentirme de esta forma.

Si me comporto de esta manera, solo me volveré egocéntrica, narcisista como él, como mi madre, y yo jamás seré como ella. Y aunque me sienta así, no puedo olvidar ni perdonar la forma tan patética en la que Kim me ha humillado, en que está con otras mujeres y nunca podría tomarme en serio. Así mismo, no puedo olvidar que hay otro hombre que me ama de verdad, que nunca me trató como él.

Hoseok era el único, era él.



















Estrés. Un sentimiento tan común era lo que dijo mi psicólogo que tenía. Tuve que agendar una cita, puesto que escuchar una voz un poco más entendedora de tu mente, era lo más apropiado, que culparme a mí misma de esto que me pasaba, cuándo solo era simple estrés, mismo que mi madre me causaba desde que llegó a casa, lo de Kim, Jung, la empresa, todo en uno. Además, tendré que volver entre semana, ya que, enterarme de que mi madre la semana que viene se irá, todo para regresar en la época de la vendimia, claramente para asistir no era una buena noticia.

Tendré que mantenerme serena para no caer en locura de verdad, debo ser consciente de que cuándo una persona es como es, jamás cambiará, tampoco se lo puedo pedir a mi madre, siendo ella una egocéntrica total. Al menos hoy no vino a fastidiarme a mi trabajo, ni ayer tampoco, así que todo ha estado más o menos bien, sí, bien al no verle.

Desde hace dos días, a pesar de trabajar en el mismo edificio, no veo a Kim, algo bueno me gustaría pensar. Aunque ayer en la reunión de enólogos que tuvimos en la empresa por unos cortos minutos, esos mismos en los cuales él me ignoró por completo. Y es que no puedo sentirme mal por talvez herir sus sentimientos, eso es lo de menos cuándo se trata de él, que no le importa nada. En cambio, Hoseok está a punto de pedirme, seguramente, de que sea su novia.

Me hace sentir más ansiosa.

Tendría que estar feliz, pero me disgustaría que me lo pidiera y no sentirme lista para ese paso, digo, me gusta mucho, algo distinto a sentirme más que enamorada. No puedo atreverme a dañar sus sentimientos, no podría hacerle eso a alguien como él, por eso lo he estado esquivando o cambiando de tema cuándo lo veo necesario.

Dejé de subrayar la hoja que tenía frente a mí ojos. Debía marcar las partes importantes de la conferencia que me toca dar dentro de un par de días, era solo repasar, ya que me sabía todo. Me encargaron ir a Guri, justo a las afueras de Seúl, todo para hablar sobre la repercusión que tiene las nuevas normas medioambientales, de forma internacional, a los viñedos. Este tipo de eventos, me gustaba bastante.

Moví mi cabeza, masajeando mi cuello. Me puse de pie, todo para ir hacia mi estantería de archivos. Alcé mi mano para alcanzar una gran caja y bajarla con cuidado. Al dejarla en la mesa redonda, la puerta sonó.

—¿Sí?

Tomé una carpeta de la caja, con el título "Legislación coreana". Era verdad, debía buscar un par de cosas aquí. Alcé mi cabeza, viendo como se trataba de Yeonjun, que entraba a mi oficina.

—Ingeniera Lee, hola —Hizo una reverencia, a la que respondí—. Estoy aquí para hacerle entrega de estos informes de la nueva idea sobre la estrategia de marketing para el vino lanzado este invierno.

Dirigió la carpeta hacia mí, que dejando la que yo ya tenía en mis manos en el escritorio, tomé la suya. Kim la había mandado, él era encargado de esto. Aunque creí que la enviarían por correo.

—Muchas gracias, Kim.

Pensé que se iría, pero se quedó de pie, viéndome.

—Yo, tal vez no debería entrometerme, siendo esto ajeno al trabajo —Lo miré con atención—. Me gustaría saber si el director Kim, es decir, mi hermano, la sigue molestando. Es algo que me incomodó que hiciera.

—Oh, no creo que debas preocuparte por ello, pienso que la actitud del director fue infantil, pero no es algo en lo que piense, no me importa ¿Por qué preguntas?

—Yo quería saberlo por qué me sentía indignado sobre ello. Soy consciente de que a veces él no es correcto con sus acciones, pero como algún día le dije, él es buena persona.

No me importa, no debe importarme si es buena persona o no, para mí debía estar muerto.

—No te preocupes, en serio. Estoy aquí para hacer mi trabajo.

—Sí, lo sé, lo siento. Cambiando de tema, antes de irme, me gustaría decirle que están un par de biólogos de vino en el laboratorio, y como sé que a usted le interesa, pensé que podría ir.

Para nada podría ser hermano de Kim, lo digo en serio, es más dulce, caballeroso y tierno. Dejé la carpeta que me dio también en el escritorio, estaría bien pasar un momento por ahí, tengo bastante tiempo para acabar lo que hacía.

Yeonjun se despidió, mientras que por mi parte fui a mi escritorio para poner mis tacones -a veces me pongo unas zapatillas normales cuándo paso la mayoría

de tiempo en la oficina-, y tomar mi chaqueta para ponerla. Salí de la oficina, mencionando a Jiheon de que daría una vuelta.

Llegué hasta el pasillo donde estaba el laboratorio, casi espiando al llegar a la puerta, me puse un poco de puntillas viendo a través de la ventana como era verdad que había bastantes personas. Me adentré en silencio, yendo al cuartito del fondo para tomar una bata blanca, así acercarme al grupo de personas en una esquina.

Por lo que escuché de unos de ellos a la pregunta que hicieron, es que analizaban el grado de alcohol de uno de los vinos. Me acerqué un poco más, quedando detrás de varios chicos. Creo que eran becados que hacían prácticas, casi me sentía uno, pero sabía de todo lo que hablaban.

Quise mirar a quién enseñaba, pero bastó antes escuchar su voz, para saberlo, más viendo prontamente ese rostro.

—Entonces, ¿cuáles son los dos tipos principales de acidez de los vinos? —Alzó su vista hacia todos, dejando el voltímetro electrónico en el escritorio, sintiendo su mirada sobre mí. Mi corazón empezó a latir tan rápido, así que tragué saliva con fuerza, mirando a los muchachos que no contestaban— ¿Nadie lo sabe?

—"La acidez total y la acidez volátil".

Murmuré, esperando a que alguien de los alumnos me escuchase. Así fue, puesto que una chica levantó su mano deprisa.

—Yo. Los principales tipos de acidez de los vinos son la acidez total, y la acidez volátil.

No podría evitarlo, así que volví verlo por su mirada en mí. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, él se veía como si estuviera molesto, pero simplemente continuó con su charla, sin volver a prestarme atención. Estaba centrado en hablar del pH adecuado para el tipo de vino que se producía, pero las palabras volaron que solo podía fijarme en como hablaba, sus manos tomar cosas, su cabello perfectamente peinado dejando al aire su frente, y... sus labios mientras hablaba...

Gracias a Dios dijo que acabó, mi estómago se había revuelto. Me di la vuelta de primero, yendo al cuartito para quitarme la bata. Si tan solo hubiera sabido que era él, no habría venido, no merece la pena.

Los demás llegaron, dejando sus batas en su lugar, conversando y murmurando sobre el "inteligente y atractivo maestro". Suspiré, quitando mi bata y dejándola en su lugar también. Al girarme, simplemente él estaba ya frente a mí.

Me hice a un lado esquivándolo, yendo a lavarme las manos. Aunque no se haya tocado nada, siempre se debe hacer. Era inútil estar lejos de él, más al tenerlo así de cerca. Se encontraba detrás de mí, tal vez esperando su turno para lavarse las manos, pero su cercanía me mataba.

Volví a girarme, alzando mis ojos para ver los suyos, y que nuestros labios podrían besarse en cualquier momento. Esto, yo no podía atreverme hacerlo, aunque la respiración ya me hiciera falta por juntarnos. Y esa mirada inexplicable, solo me hacía sobre pensar en que me odia, o siente las mismas ganas que yo.

Puedo dar gracias, o no sé... pero aliviada viendo como se hizo a un lado para poder lavarse las manos, justo como lo hice yo antes. Apreté mis manos en un puño, con rabia, no podía ser, en serio tendré que irme de esta empresa al final por sentirme así.

Si tan solo hubiese seguido siendo el idiota del principio, aunque lo sigue siendo, no estaría en estos graves problemas amorosos, por qué sí, estoy jodidamente perdida por Kim, al menos debía admitirlo a mí misma, aunque eso me moleste.

Y está mal, vaya que está mal hablarlo con alguien, pero solo pensar también lo es, pero no puedo sacarme ese día es que estuve con Kim, se supone que al estar con Hoseok debía olvidarme, pero me irrita que no sea así. Mierda, es que con Hoseok la pasé tan bien, pero haberlo hecho aun pensando en otro hombre, fue mi error.

Ahora, debo seguir con ese plan, olvidarme de Kim Taehyung, de ese odioso, para poder estar de verdad con el hombre que sí me merece, el que me hace sentir mejor, más que nadie, que me reconforta y sobre todo, del que estoy segura de que no me lastimará.



















Era la segunda vez que sentía mi cabeza tambalear. Tengo demasiado sueño, no he podido dormir correctamente, y la mayor culpa la tiene la mujer que me dio a la luz. Ha estado demasiado fastidiosa, y me ha tocado desvelarme para seguir con mi trabajo. Lo de que iba sobrada de tiempo, se acabó, voy contrarreloj.

Acomodé mi mejilla en mi mano, viendo la hoja del escritorio, sin escuchar al enólogo que hablaba, hasta que de pronto frente a mi vista apareció un volante.

—¿Qué es esto?

Dije sin pensar al secretario del que daba la reunión. Me acabarán echando si ven que llego distraída a las reuniones.

—Ingeniera Lee, es de lo que hemos estado hablando desde hace una hora.

Todas las miradas cayeron sobre mí, hasta de él, que ni siquiera me di cuenta de que también estaba. Bajé mi cabeza en señal de disculpa, de verdad, que ganas de llegar a mi casa y dormir. Traté de prestar atención en los últimos minutos, aunque sentía que mis ojos se querían cerrar. Por lo menos, ya era la hora.

—Es imposible que una irresponsable presté atención.

Escuché al ponerme de pie. Oh vaya, es genial que vuelva a ser ese idiota que me dice de todo, debo olvidarme de él de cualquier forma ¿no? Imbécil que era.

Tomé mis cosas, para salir de ahí hacia mi oficina. No me gusta el café, pero estaría bien pedirle uno a Jiheon. Saqué mi móvil, para ver todas las llamadas perdidas de mi madre, me va a dar algo en serio, no sé si podré llegar a casa.

Gracias al cielo, llegué a mi oficina, ni idea como. Al encontrarme frente a la puerta, solo pude ver a Hoseok de espalda, que me sacó una sonrisa cuándo se dio la vuelta. Fui hasta él para darle un abrazo, sin preocuparme por si alguien pasaba justo. Sus manos cubrieron mi cuerpo, llevando sus manos a mi espalda.

—¿Todo bien?

—Cansada.

—Será mejor que entremos —Me alejé de él, pero este tomó mi mano. Abrí la puerta de mi oficina con mi mano libre, dejando mi bolso a la orilla del sofá, para después guiar a Hoseok para sentarnos— ¿Cómo fue la reunión?

Me senté en sus piernas, recostando mi cabeza en su hombro.

—No lo sé, ni siquiera presté atención.

Hizo que lo mirara a los ojos, todo para mostrarme su linda sonrisa que hizo que hasta el sueño se me quitara. Me acercó a él para robarme un beso, que debo admitir que me encantó, me gustaban sus labios, y la dulzura en que lo hacía.

—Ese beso fue de regalo, pero si tú me das otro, posiblemente se irá tu cansancio.

Lo miré seriamente, pero no pude evitar sonreír. Tomé su rostro acercando nuestros labios para volver a besarlo. Tuve que detenerme, si no esto subiría de tono. Acarició mi cabello, mientras me miraba fijamente, esperando a que yo dijera algo.

—-Sí, lo sé, tengo que descansar. Trataré de no distraerme mucho, aunque no podré escaparme de mi casa como anoche para poder darnos unos besos.

Vi como su labio salió a relucir, ¿estaba haciendo una mueca? Solté una carcajada por lo fácil que le resultaba ser adorable, nunca me lo hubiese imaginado.

—Ahora en serio. Vine a verte porque quería mencionarte algo —Lo miré atenta, aunque sus mimos en mi espalda podrían ser un obstáculo— Señorita Lee, ¿el día viernes, dentro de una semana, está usted disponible?

Guardé silencio por unos segundos.

—Creo que saldré con un hombre que me pretende, no sé, ¿por qué?

—¿Un hombre? —Asentí, viendo como se volvió serio— Así que un hombre, vaya jodido hombre. Pero me gustaría invitarte a salir, piensa que no hay mejor partido que yo, vaya, que te puedo decir, creo que hasta soy bueno en la...

Puse mi dedo en sus labios, que se callara o iba a soltar una carcajada.

—Basta.

—¿Por qué?

—No digas esas cosas.

—¿Que soy buena en la cama? Bueno, eso no le sé con seguridad, mejor dímelo tú. O podríamos comprobarlo el viernes por la noche después de ir a cenar.

Sus mimos se detuvieron, lindo y obsceno, ese era él. Me encantaba.

—Oh señor Jung, es usted un poco pervertido. ¿Acaso me está pidiendo que me acueste con usted?

Aún seguían sus manos en mi espalda, pero estás bajaron poco a poco. Me acercó a él, sin besarme, solo rozando nuestros labios. Para hacer aquello más travieso, con cuidado traté de sentarme en horcajadas aún encima de él. Pasé mis brazos alrededor de su cuello, mientras que este no dejaba de ver mis labios a mi escote.

—No piense mal de mí, pero hay algo más importante que quiero hacer ese día.

Entonces sí, tal vez me iba a pedir que sea su novia oficialmente. No podía seguir esquivando esto, sé que apenas ayer quería besarme con el idiota de Kim, pero no podía continuar de esta forma, yo lo quería a él, al que tiene verdadero interés en mí. Y que, por supuesto, deseo tanto.

—Pues le diré a ese hombre, que por cierto era uno llamado Hoseok, de que mi señor Jung me pretende.

Soltó una sonrisa que desvaneció de inmediato al besarme. Su mano tomó mi rostro y ya me sentía derretida entre sus brazos. Metí mis dedos en su cabello, sintiendo su lengua dentro de mi boca, como mi piel ardía por querer sentir tu contacto.

Era él, siempre tuvo que haber sido él.

Sus labios bajaron a tomar mi cuello, besándolo y mordiéndolo casi, haciendo que jadeara, mientras me deshacía de mi chaqueta. Mis manos fueron un poco traviesas al dirigirme a su cinturón, desabrochándolo al instante con su pantalón, pero regresó a mis labios. Bajó lentamente, pasando por mi quijada, mi cuello, pero aquello no pudo seguir a más.

Mi corazón se detuvo al escuchar la puerta abrirse. Nos separamos de inmediato, yo levantándome de una vez de encima de él, cubriendo mis pechos que por poco saldrían al aire. Estaba dándole la espalda a la persona que nos encontró, sintiendo el rostro lo más caliente posible, sin saber lo que haría ahora.

Joder, lo que me faltaba. 
















Hi
Aparezco.
Disculpa que no esté
el banner inicial ni
el final, no los encuentro
puesto que cambié de móvil y no quería haceros esperar más.

Espero estén bien.

Dios les bendiga.

xoxo

Herbst

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