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025.

Lee Saerom

Justo la vena de mi frente reventaría de lo molesta que me encontraba, otra característica que tengo de la mujer que me dio a luz. Me estaba sacando de quicio, al menos pudo avisarme que vendría, así me alistaba mejor.

Traté de guardar todo lo que quería decir, por ello simplemente suspiré y acerqué mi rostro a su oreja, queriendo hablar suave,

—Será mejor que vuelvas a casa, si no, estoy dispuesta a sacarte de aquí.

Y como le daba igual todo, se alejó de mí, poniéndose al lado del idiota de Kim. Con esa mirada que me daba, siempre era para retarme.

—No he acabado de ver todas las instalaciones, y el director Kim, aquí presente, se ofreció a seguir enseñando.

Su mirada no se separaba de mí, así que me pregunto que es lo que pasará por su cabeza ahora, imaginando miles de cosas sobre mí, que no debería importarme en absoluto.

—Lo lamento, señora Lee. Al final creo que no podré hacerlo, tengo mucho trabajo.

Sonrió a mi madre, haciendo una reverencia, para luego alejarse sin más. Las cosas siempre hay que dejarlas en claro, y es que, tantas veces le dije a Kim que no me molestara, pensando en que quería tener algo con Hoseok... ahora que pareciera que eso pasará, me cuestiono tanto como podría reaccionar él, si aun así seguirá buscándome.

Nunca tuve que ceder ante sus encantos, no debí hacerlo.

—¿Ya ves lo que provocaste?

Me giré para verla. Apreté mi mano en un puño, aguantando toda mi rabia.

—¡¿De qué hablas?!

Suspiré con fuerza. Me largué de ahí echando humo. Esto era increíble, me sacaba de lugar, me aturdía completamente, no podía estar pasando esto también en mi espacio de trabajo, suficiente tengo que esos dos hombres trabajen conmigo.

Llegué a mi oficina, agradeciendo que no estuviese Jiheon en su escritorio. Cerré la puerta haciéndola sonar. Debía tranquilizarme, pero estoy harta de que siga entrometiéndose en mis asuntos.

—Joder.

Di un golpe sonoro en mi escritorio. Suspiré, guardando la compostura. No sé qué me molesta realmente, enojarme por esa razón que odio, o por mi madre.

Ha pasado mucho tiempo desde que no presto atención ante el egocentrismo de ella o sus burlas y críticas hacia mí. Ahora pareciera que va en camino a meter en mi vida, que si se entera de más, se convertirá en más que un infierno.

Suspiré, moviendo lentamente mi cabeza de un lado a otro, viendo los papeles sin ordenar en mi escritorio. La puerta sonó y después de indicar que pasaran, fui a sentarme. Se trataba de Jiheon.

—Ingeniera Lee, volvió pronto.

—Que deseas Baek.

—La CEO Kang la ha mandado a llamar a la sala de reuniones.

Bueno, seguramente se trataba de algo importante. Salí de la oficina, a tomar el ascensor para dirigirme a la sala. Estaba en la empresa en la cual trabajo, tengo un buen puesto, buen sueldo, no tenía por qué quejarme, era buena en lo que hacía, debía mantener al margen mis sentimientos.

Me quedé frente a la puerta de la sala, arreglando un poco mi cabello. Ya estaba más tranquila, era una tontería ponerme así. Cuándo estaba a punto de abrir la puerta, alguien más la abrió. Kim se adentró, siendo lo que siempre ha sido, un jodido patán.

Dejó que la puerta se cerrara, sin querer dejarla abierta o cederme el paso. Ah, debía mantenerme tranquila, serena y no caer en la locura. Inhalé y exhalé antes de volver a tratar de abrir la puerta, así adentrarme. Mi mirada fue a él, quien saludaba simplemente a la Ceo Kang, para después ir a sentarse a su asiento. Era un imbécil.

—Ingeniera Lee —Voltee a ver a quién pertenecía esa voz. Se trataba de la directora de operaciones, Im Nayeon. Fui hasta ella, para saludarla—. Me alegro de que haya venido.

—Oh, ¿entonces soy la última en llegar?

—No, aún faltan un par. Venga, tome asiento al lado mío, hablaremos sobre la vendimia.

Vaya, este tema era lo único de lo que hablábamos en esta época. Así como ella me dijo, me acerqué a la gran mesa, a sentarme a su lado. Antes de sentarme, saludé a la Ceo que no parecía de tan buen humor. Lo peor, es que tenía enfrente a Kim, pero trataré de ignorarlo por completo. Debía ignorarlo, eso era lo mejor, también tener en cuenta de que es un patán que jamás cambiará.

Los que estaban de pie, se sentaron. La reunión iba a iniciar.

—Buenas tardes, señores y señoras. Esto ha sido un poco improvisado, ya que me gustaría empezar a hablar sobre la vendimia. Sé que cada uno de vosotros estáis al tanto de todo, mucho más antes que yo, pero, esta vez tengo información sobre esa fiesta. Todos los que están presentes en esta reunión, irán a la vendimia de forma confirmada. Sobre la fecha en la que estarán viajando, será en la última fecha de agosto, es decir, desde el 26 de agosto.

Miré al secretario de la Ceo Kang repartir unas carpetas a cada uno, entonces pude percatarme que Hoseok estaba sentado al otro lado de la mesa. Tomé la carpeta entre mis manos, abriéndola. Era un dosier sobre el evento, la gran fiesta. Pasé un par de páginas que luego leería bien, todo para ver una hoja donde estaba mi foto con toda mi información y la de los demás.

—Este es nuestro segundo año que estaremos como anfitriones de la vendimia, así que debemos procurar hacer que todo salga perfecto. En el dosier podéis ver como el equipo de operaciones, marketing y dirección general, trabajaron juntos para poner en marcha todo. Está todo detallado las actividades que se realizarán. Por último, pero no menos importante —Vi como se puso de pie, y la gran pantalla detrás de ella se encendió—. Se confirmó que nuestros socios internacionales vendrán, compradores muy relevantes, por eso mismo y por qué sé de su influencia, la ingeniera Lee estará en la cabeza principal atendiendo a estas personas.

Vaya, no me lo esperaba para nada. Es verdad que toda la empresa ha estado trabajando en esto. Hay socios de Francia, Australia y España, al igual que compradores. La vendimia suele tener diferentes actividades, que son muy famosas en estos países, sobre todo en México, el cual es famoso por el pisado de uvas. Por lo que sé, las personas que asistirán este año serán más, gracias a las innovaciones que tenían. Me agradaba que puedan tomarme en cuenta.

La pequeña emoción desapareció justo cuándo la Ceo Kang empezaría a hablar, pero el sonido de una silla moviéndose llamó la atención de todos. Se trataba de Kim, se había puesto de pie.

—¿Director Kim?

—Lamento haber interrumpido esta reunión de suma importancia, pero no estoy de acuerdo que otras personas que no sean las mismas del año pasado, tengan que atender a personas tan importantes.

¿Qué? ¿Se refería a mí? Este simplemente miraba a la Ceo... no entiendo.

—Director, no comprendo a lo que se refiere.

—Señora Kang, hay personas que llevan muchos años en esta empresa, que tal vez desean ir a esa reunión. No es justo que alguien... —Su mirado cayó sobre la mía, viéndome tan indiferente—, que apenas acaba de llegar, obtenga algo tan importante.

—Le voy a pedir el favor de que vuelva a sentarse, o que salga de la sala. Este tema puede hablarle después conmigo, en privado.

Y es que, pensé que tal vez íbamos a llevar la fiesta en paz después de lo que ocurrió en mi oficina, lo que parecía parecer así, solo me queda pensar en eso ¿Acaso estaba siendo así conmigo otra vez, por lo que escuchó sobre Hoseok y yo? No tendría sentido.

Sin más, vi como se sentó completamente molestó, evitando mi contacto visual. Sentí un nudo en mi garganta, que no me explico la razón, pero me retorcía hasta el estómago al darme cuenta de que todo lo que me decía eran en verdad mentiras envueltas en palabras melosas para calentarme literalmente el oído, es que lo sabía, pero me molesta haber aceptado con él, y sentir también... algo.

—En esta empresa importa los conocimientos que haya. La señorita Lee ha trabajado con diferentes personas en su país, Australia. Tiene diferentes contactos, influencias y sabe muy bien como trabajar en este ámbito, por ello mismo la contraté y acepté que la trasladaran por su gran empeñó con mi socio de Victoria Wine. Ya se sabía que iría a la vendimia, puesto que es una de las grandes agrónomas que tenemos. Estará en todas las actividades que se realizaran, en todo momento, con nuestros socios.

Traté de ocultar mi sonrisa, me sentía más que halagada al ser elogiada por una mujer como ella, por cosas que yo había hecho. Era buena en lo que hacía, vine con el propósito de que se enteraran de quién era, pero quería más. Ahora debe importarme sobresalir y entender que aunque a Kim le moleste, claramente soy esencial.

La reunión continuó. Hablaron sobre un par de actividades que se realizaría y el procedimiento justo cuándo nosotros nos fuéramos, como debemos encargarnos de que todo esté en orden. Así finalizó, viendo toda la acción soberbia de Kim, levantándose de su asiento, recogiendo y largándose primero.

Por mi parte, traté de recoger, solo pensando como será pasar todo ese tiempo en la vendimia, junto a él. Tendré que tomar unas citas con mi psicóloga, la cual estuve contactando, estoy segura de que necesitaré más que eso para poder sobrellevar, no enfadarme, o no matar a Kim si llega a faltarme el respeto.

—Lee —Me di la vuelta, viendo que era Im Nayeon, y justo detrás se acercaba Hoseok—. Quería decirte que la semana que viene habrá otra reunión, te haré llegar un correo.

—Muchas gracias.

—Además, no le prestes atención a Kim, últimamente está raro.

Asentí. Con sus cosas en manos, miré como se fue, ahora teniendo a Hoseok frente a mí. Me sonrió, haciendo que yo también hiciera lo mismo.

—Veo que serás una pieza importante. Felicidades.

—Gracias.

Alzó su mano, para que yo la tomara, y así lo hice. Era el único acercamiento que podíamos tener entre aquellas personas que ya estaban saliendo.

—Sabes, me molesta tanto que ese tonto se comporte así contigo. Siempre ha sido así.

Él nunca fue capaz de insultarme o decirme algo que me lastimara como Kim, pero sí recuerdo que fue tan apático al inicio, pero al menos no resultó ser igual que él

—No te preocupes, mejor acompáñame hasta mi oficina.

Al ver como hice que sonriera, ambos salimos de la sala. Me siento a gusto a su lado, era agradable y divertido, que no puedo creer lo serio que se veía cuándo estábamos en la cama. Cuándo íbamos en el ascensor, estábamos con más personas adelante, así que sentí como su mano chocó contra la mía, y lentamente la tomó cruzando nuestros dedos. Traté de ocultar mi sonrisa, pero fue inevitable.

Nos bajamos en nuestro piso, y él me dejó frente a mi oficina.

—Salimos a la misma hora, ¿será posible que nos veamos en la noche?

—Pero mi madre...

—Cuándo estés por entrar, deja que ella entre primero, luego nos vemos unos minutos —Asentí—. Hoy te ves hermosa, lamento no habértelo dicho antes.

—¿Te parezco hermosa?

Me señalé, solo viendo como se acercó a mí, manteniendo aún una adecuada distancia.

—Me pareces más que esa palabra vana, además si digo otra cosa resultará nada adecuado. Todos los días, desde el primero en que te vi, me gustaste.

—Oh, vamos, detente, solo pregunté si te parecía hermosa.

Tapé mi rostro, avergonzada en forma de broma.

—Está bien, me pareces increíblemente hermosa, con y sin maquillaje, con y sin ropa.

Le di un golpe en su pecho, para que se callara, esta vez solté una carcajada.

—Basta, mejor vete. Nos vemos en la noche.

Sin poder hacer más, hizo una pequeña reverencia, yéndose hacia su oficina. Jung Hoseok, me haces suspirar en verdad, deseo que sea la noche para poderte besar. Pero esa pequeña euforia se desvaneció hasta que vi quién se acercaba. Kim, pero pasó frente a mí –al otro lado del pasillo, obviamente–, ignorándome por completo. Perseguí su persona, hasta ver que se desvaneció al girar al siguiente pasillo.

Entonces se tomó en serio dejarme en paz. Pareceré egocéntrica, justo como él, si espero esos tontos comentarios o miradas que siempre hacía. Agradezco que al menos se detuvo.







Gracias a Dios, por fin me bajé del autobús, no sé como será posible tener a mi madre a mi lado todo el tiempo. "Es increíble que con tu sueldo no tengas carnet de conducir y un coche". Me iba a dar algo. Lo peor no era eso, si no la forma tan clasista que parecía, por qué haya tenido una buena vida, no le da derecho de hacer comentarios fuera del lugar.

Empecé a caminar, sintiendo como este venía detrás de mí. Y lo que me molestó más, fue tener que escuchar todas sus preguntas sobre si tenía algo al final con Hoseok, que le parecía sospecho al vernos hablar tan familiar, no puedo, no puedo más.

Hoy tenía que dormirme hasta tarde, debía leer la carpeta que nos entregó la CEO, puesto que era de suma importancia revisar cualquier error, sobre todo, tengo que estar estudiando todo sobre los socios de la vendimia, que también estaban en el informe. Haré lo imposible para que ella sepa que tomó la mejor decisión al dejar a cargo.

Llegamos al portal del edificio, donde me detuve.

—Mamá, sube tu primero.

Sentí su mirada, que sin preguntar más simplemente se fue. Estaba a punto de sacar mi móvil para avisarle a Hoseok de que había llegado, pero en eso escuché su voz detrás. Me di la vuelta, observando como él me miraba, era tan lindo.

—¿Llevas tiempo esperándome?

—No.

Tomó mi mano, atrayéndome a él. Y antes de querer besarlo, miré a todos lados, no pasaba nadie, así que tomé con fuerza su chaqueta, atrayéndolo más a mí. Nuestros labios se juntaron, y ya estaba en paz con el simple tacto. Sus manos fueron a mi cintura y cuándo sentí que eso se estaba siendo exagerado para hacerlo en público, me separé.

Pasé mis dedos por sus labios, limpiando mi labial, para después soltar una sonrisa por lo serio que estaba, además del mohín que hizo con sus labios.

—Echaba de menos tus labios.

—Yo también, por eso fui tan precipitada.

Nos adentramos en el edificio, para no sentirnos incómodos por si llega a pasar alguien.

—¿Cómo te fue el resto del día?

—Ah, pues un poco cansada, más con mi madre que me saca de quicio.

Tocó mi cabello mientras me miraba.

—Quería invitarte a comer a mi casa, pero como veo la situación, no creo que sea buena idea.

—No lo es, y lo siento mucho, porque apenas hemos podido hablar.

—Está bien, no pasa nada. Pienso que tal vez esperaré a que tu madre se vaya para que te invite a una cita.

Asentí. Ojalá haber conocido a Hoseok en otras circunstancias, o tal vez fuera el único hombre. No solo por qué sea atractivo, su caballerosidad, su forma de ser, y todo de él me parecía perfecto. Pero por más que quería estar a su lado, besándolo, siento que hay algo que no termina de cuadrar.

Mi móvil empezó a sonar, así que lo tomé para darme cuenta de que era ella. Me disculpé con Hoseok antes de responder.

—Saerom, me dijiste que tenías mascarillas en casa y aquí no hay nada.

Suspiré, sintiendo la mirada de Hoseok sobre mí.

—No mamá.

—Pues entonces, como sigues ahí afuera, cómprame unas por favor.

Colgué después de escucharla. Tuve que explicarle que debía irme, esta vez para comprar algo de verdad. Al menos agradezco que comprenda mi situación con mi madre, puesto que escuchó todas esas tonterías que ella me dijo cuándo llegó. Le di un corto beso, viendo como se dirigía hasta el ascensor. Eso que no me terminaba de cuadrar, realmente me molestaba si es que tengo razón.

Esperé unos segundos, respirando calmada para no enfadarme por culpa de mi madre. Creo que en el súper de la esquina hay unas mascarillas, ahí se las compraré, aunque se queje de que no son de una tienda especial. Tampoco debe enterarse.

Caminé, pasando por el siguiente edificio, donde me quedé helada al ver como en la puerta del garaje estaba Kim, su espalda recostada sobre la pared mientras exhalaba humo por la boca, seguramente estaba fumando. Si estaba aquí, había la posibilidad de que me vio besarme con Hoseok.

El aire se siente denso, más por la forma en la que este simplemente miraba al suelo, cuándo es obvio que sabe que estoy viéndolo. Con el cigarrillo entre los dedos, lo llevó a su boca dándole una calada para luego tirarlo al suelo y aplastarlo con el pie. Entonces, ahí estaban sus gélidos ojos sobre mí, oh, parecía hasta molesto. No tuve que detenerme.

—Así que ahora sales con él —Ignorándolo, me di la vuelta para empezar a caminar, pero volvió a hablar y me quedé quieta—. No sientes nada por él, nada de lo que sientes por mí.

Me giré, viendo como tenía sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, viéndome fijamente, sin titubear.

—Te equivocas. No siento nada por un tipo que tiene diferentes cambios de humor y que sigue siendo un idiota conmigo.

Salió de la parte exterior del garaje, dando unos pasos para acercarse a mí, aún había una distancia correcta.

—Me alejé de ti, pensé que eso querías.

—Exacto, pero que dejaras de comportarte así conmigo.

—Pero es que no tienes ni un derecho de ir a la vendimia.

Resoplé, esto era increíble, es que, tampoco se puede tener una conversación normal con él, o te dice palabras hirientes, halagos o insultos, nunca se sabe que esperar de una persona descerebrada como él, me sacaba de mis casillas.

—Eres un completo ridículo, más levantándote en una reunión para insultarme.

—No te insulté, solo dije la verdad.

—¿Perdón? Deja de odiarme por ser la mejor de la empresa, que me escojan a mí y no a ti.

—¿Tú? Por favor muñeca, eres mejor en la cama sinceramente que haciendo tu trabajo.

Lo iba a matar, pero no iba a peder la poca cordura que me quedaba, peor a caer tan bajo como él lo desea, por qué me tentaba.

—Pero si tú ni siquiera eres bueno en tu trabajo, peor en la cama —Se llevó una mano a su pecho, haciendo el ridículo. Su rostro estaba sin ningún gesto, y solo con su mirada, me tenía cansada, desesperada y completamente ansiosa—. Enojarte porque la CEO me escogiera por sobre ti, la verdad hizo doler tu orgullo que ahora estás debajo de mí.

Entonces, al parecer, eso fue el detonante que hizo que viniera hacia mí, echando chispas. Tomó mis brazos –por debajo de los hombros–, a la fuerza, me estaba lastimando, así que traté de soltarme, forcejeando, pero entonces me acercó más a él, quedando mis labios bastante cerca de los suyos.

—¡Suéltame!

Dije con rabia.

—Me tienes harto Lee Saerom, no te soporto.

Solté una risa por la forma tan soberbia en que lo decía, era un completo idiota.

—Yo tampoco te soporto, me desesperas en todo momento.

La mirada que tenía en mis ojos bajó unos segundos a mis labios, haciendo yo también lo mismo, para que, prontamente, sus manos me soltaran, ahora tomando mi nuca con fuerza para que nuestros labios se juntaran.

Cerré los ojos, y con la ayuda de mis manos en su pecho, quise separarlo, pero había caído. A pesar de que su boca olía a cigarrillo con vino, no podía separarme de él, estaba hundida y sedienta de volver a besarlo. Me di por vencida, así que seguí el beso, sintiendo mis piernas debilitar cuándo su lengua entró a jugar con la mía.

Puse mi mano sobre su mejilla, para luego llevarla a acariciar su cabello, sintiendo lo profundo que estaba siendo esto. Mi conciencia no existe ahora, por qué lo único que puedo pensar es que aunque ya no quiera sentirme así, con cada beso de Kim, no solo mi estómago se revuelve, mi corazón se altera también, algo que me está preocupando. 

En el caso hipotético en que se encuentren en la posición de Saerom ¿Qué harían ustedes?

Herbst

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