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023.

Lee saerom 

Volví a sentarme frente a mi mesa. Debería estar descansando por ser viernes por la noche, pero prefiero descansar por completo mañana. Tenía bastante trabajo que hacer, pero para no agobiarme mucho, puse una serie de fondo para no saturarme. 

Durante esta última semana he estado bastante ocupada y a la vez tranquila. La vendimia se acercaba cada vez más, la gente parecía desesperada para que todo saliera perfecto, y era normal. Muchas personas importantes vendrían. Además de eso, he salido dos veces por la noche con Jiheon, cada día suelta más su personalidad que me llena de vida. 

Tomé la botella de vino, para introducir un poco del líquido a mi copa ahora vacía. Ha sido una locura descubrir que si me propongo algo, es claro que lo cumpliré. En esto, me refiero a Kim. He podido enfocarme solo en mí, ignorándolo por completo. Tuve una reunión donde él estuvo presente, donde también demostré que su mirada constante ya no me hacía sentir por completo vulnerable si simplemente lo ignoraba. 

Hablé en serio cuándo dije que quería olvidarlo, no me estaba haciendo bien, ni mental, ni sentimentalmente. Solo ha sido una semana, pero debo saber controlar mis deseos como siempre lo he podido hacer, sobre todo mi carácter.  

También, hace unos días estuve curioseando en la empresa, y bueno, leí y escuché muchas cosas tanto de Kim, como de Hoseok. Por lo visto se sabe mucho sobre la vida y familia de Kim; Su padre es rico, desde hace años salieron noticias de su infidelidad y que muchos creer que tiene a sus dos hijos como una decepción. 

Y sobre Hoseok, gracias a Jiheon escuché que es el mejor trabajar que ha visto, y que desde siempre ha sido serio, aunque ya lo he visto sonreír de oreja a oreja, lo que hace verlo más hermoso. Hablando de él, tenía casi dos semanas y media de no verlo, si no regresa pronto, hasta podría olvidar como es su rostro. 

Siguiendo con la súper y pobre investigación, en internet encontré que la CEO Kang, habían dicho que no solo se separó de su marido, por qué el amor y su contrato se acabaron, sino que hay una posible sospecha de infidelidad de parte de ella, igual como lo cree Jiheon. Por culpa de Baek ahora me sabía chismes de casi todos en la empresa, pero nunca se sabe lo que pueda haber detrás de una persona. 

Dejé de estar recordando y trabajando, cuándo escuché la puerta sonar. Me levanté y fui a abrir, todo para encontrar a una Hoseok completamente guapo y un poco bronceado frente a mi puerta. 

Quería abalanzarme hacia él, besarlo, pero la culpabilidad me inundó por alguna razón, es que tampoco éramos algo, no quedó establecido una relación antes de que se fuera, pero esa espina estaba en mi pecho, por culpa de seguir besándome con Kim. 

—Buenas noches, Sae, ¿no es muy tarde? 

Sonreí como una tonta, al menos, negando. 

—Me alegro tanto de verte, no sabía que por fin regresaría o peor, que tardarías tanto. 

Me hice a un lado, e hice que pasara. Cerré la puerta y vi como ya estaba mirándome. Su cabello parecía hasta más largo, y no podía dejar de pensar lo atractivo que se veía así de moreno. 

—Te echaba de menos, por eso tuve que venir aquí justo al bajar del avión. 

Otra vez, esa culpabilidad, no le estaba siendo infiel, pero puede ser que de alguna forma le estaba dejando ver que yo sentía algo por él, y si seguía como siguiera, también de otra persona.

—Yo también, creí que sería solo una semana. Lamento recibirte así, toda desalineada. 

—Estás perfecta. 

Tragué saliva nerviosa. Me ponía de los nervios, más con esa voz. Pasé a su lado, yendo a mi escritorio, dándole una señal de que se acercara. 

—Cuéntame como te fue, mira, estaba bebiendo algo de vino, ¿quieres? 

Se sentó justo frente a mí, mientras tomaba la copa que le ofrecí. 

—La verdad, no me necesitaban en absoluto, pero por alguna extraña razón me llamaron. Cuándo llegué, me di cuenta de ello, pero la CEO Kang me platicó que justo surgió un problema con un socio en Busan, así que me debía encargar, vigilando a la vez el viñedo. Al final, no fui por gusto. 

Apoyó su rostro sobre la palma de su mano, viéndome con esos ojos…

—Está muy bien, supongo que enviarás un informe luego —Asintió, me estaba poniendo nerviosa— ¿Disfrutaste?

—Mucho. Tuve un día libre, el cual la pase por las calles y encontré a unos bailarines callejeros, me uní a ellos. 

—¿En serio? Oh Dios, te he dicho que me gustaría verte bailar, no me lo puedo creer que tú bailes, siendo tan formal. 

Volvió a asentir, luciendo orgulloso. No podía dejar de sonreír con solo verle, ahora sí que puedo decir que podré guardar bien su rostro en mi mente. Mi corazón daba brincos, pensando en la forma en que esos sentimientos que tuvo por él desde que lo conocí, ardieran más. 

—Saerom. 

—Dime. 

—¿Cómo has estado? 

—Mmm, bien. 

—¿Y qué has hecho? 

—Ah… —Besarme con Kim Taehyung y casi tener sexo con él como 2 veces— Trabajar, y mucho, ha estado la cosa un poco complicada. 

Llevé la copa que tenía en mi lado y tomé todo aquel líquido. 

—Una de las razones por las que quería verte, era para invitarte a cenar mañana pro la noche ¿Tienes algo que hacer? 

Pues creo que no, ya que solo me quedaba hacer la presentación para la reunión. 

—Quiero ir a cenar contigo. 

Tomó lo poco que tenía en su copa, para luego ponerse de pie. Yo también lo hice, se veía bastante alto, para mí se veía bastante diferente después de estas dos semanas. Me moría de ganas de besarlo, recordar sus labios, esa forma en la que besaba. 

—Será mejor que me vaya y te deje descansar, seguramente hoy fui pesado en el trabajo —Dio un par de pasos, quedando ahora frente a mí—. Si tienes algún problema, puedes decirme. Te noto un poco extraña y reservada. 

Lo que me faltaba, que se notara eso y no que estaba deseosa por sentir sus labios. 

—Estoy bien Hoseok, solo feliz de volver a verte. Dos semanas es mucho, casi olvido tu rostro. 

—¿Y nuestro beso también lo olvidaste? 

Sentí como mis manos empezaron a temblar, más viendo que simplemente me miraba con una pequeña sonrisa. 

—Sí. 

Era verdad, la sensación de sus labios se había esfumado por culpa del idiota de Kim.

—Puedo volver a besarte entonces. 

Me encogí de brazos, cuándo prontamente se acercó a mí tomando mi mentón para que pudiera verlo. Estaba completamente serio mirándome, y yo derritiéndome. 

—Bésame. 

Y sin más pedirlo, apretó mi cintura para acercarme a él y juntar nuestros labios. Oh, así era, tan caballeroso que mientras se movía lo hacía tan lento, decisivo, tocando cuidadosamente para no parecer indecente.  

Pasé mis manos alrededor de su cuello, todo para acabar acariciando su cabello sedoso. Escuché una risilla interna en medio de nuestro beso, así que abrí mis ojos, viendo como este aun así seguí besándome. Me separé de él, viendo ahora su sonrisa brillante. 

—¿Qué pasa? 

Dije en medio de la risa que él me contagió. 

—Nada… solo es que me parece increíble que nos estemos besando, nunca imaginé que esto sucedería. 

Era lo mismo que pensaba con el idiota de Kim, y resulté acostándome con él. 

—Supongo que las cosas simplemente surgen por qué es así. No nos dimos cuenta desde un inicio. 

Quitó un mechón de cabello de mi rostro, acariciando luego mi mejilla, haciendo que sintiera cosas más sorprendentes que nuestros besos. 

—Saerom, seguramente pensarás que estoy yendo muy lento por qué has sentido algo por mí. 

—Eso es lo de menos, sigamos haciendo lo que queremos en el instante. 

Dios mío, era la menos indicada para decir ese tipo de cosas. Me sentía más que hipócrita. Tomé con mis dos manos su rostro y le planté nuevamente otro beso, esta vez metiendo mi lengua para sentir la suya. 


Lo único que podía pensar, era que no quería verme demasiado provocativa. Hace unos días, cuándo salí de compras con Jiheon, insistió en que comprara un vestido –que realmente estaba hermoso–, tenía una abertura a cada lado de mi cintura y un gran escote enfrente, me llegaba hasta las rodillas, no estaba tan mal, además era manga larga. 

Tenía bastantes nervios, estaba tomando esta salida como una verdadera cita que estremece por completo mi cuerpo, más mirando como él se acercaba a mí. Se veía tan genial siempre, tenía un atractivo estilo de vestir, algo urbano si nos ponemos a pensar, ya que no lo podría parecer por qué siempre lleva traje. Sonreí viendo como su cabello cubría su frente y la gorra que traía en la cabeza una boina color crema, que combinaba con toda su ropa. 

—Buenas noches —Miré como alzaba su mano para que yo la tomara, cuándo puse mi mano encima de la suya, me di cuenta de lo que iba a hacer. La tomó con delicadeza, subiendo y él bajando un poco su cabeza, todo para dar un beso encima de esta—. Estás preciosa, me arrepiento de haber venido de esta forma, parezco vagabundo. 

—Oh, vamos, te ves bastante bien. 

—¿Lo crees?

Asentí. Fu por su coche, y ambos, emprendimos caminos a un restaurante bastante retirado de donde vivíamos. El paseo fue tranquilo, hablamos bastante del trabajo, fue entretenido escuchar todo lo que él sabía, podía hasta decir que aprendía más de lo que creía. Era tan interesante, más cuándo llegamos al sitio a comer. 

Su caballerosidad no tenía nombre. Durante la cena, no dejaba de preguntarme cosas, me escuchaba sumamente atento, hasta podía afirmar que sus ojos brillaban, aunque fuese solo mi imaginación. En algún momento, nos tomamos las manos y sentía una chispa recorrer en aquel toque. 

Me sentía tan alegre, no podíamos dejar de reír por alguna broma, hasta recordando cuándo ambos arruinamos ese racimo de uvas en Busan. Además, miré como comió todo lo que pidió, hasta el postre, al menos tenía las pruebas que estaba comiendo correctamente. 

Después de decidirnos, acabamos en un parque cerca del edificio donde vivimos, caminamos un poco hasta que nos sentamos en una de las mesas que hay cerca del lugar. 

—Tienes las mejillas rojas. 

Mencioné. 

—Creo que bebí mucho vino, había pasado tiempo. 

—¿Es decir que estás borracho? 

Me miró, sin decir nada. Se sentó a mi lado y bueno, no podía dejar de reír por lo adorable que se veía. 

—No, estoy consciente de todo, si lo estuviera completamente, tendría la cara como tomate. 

Era un chiste. El fresco nocturno era relajante, más estando a su lado, aun en silencio. Hasta que miré que sacó su móvil y tomó unas fotos al lugar, hasta que me tomó una desprevenida. Me daba vergüenza, pero cedí ante él. 

Ya era bastante tarde, así que decidimos irnos. Quiso acompañarme hasta la puerta de mi casa, me sentía tan extraña, un sentimiento fuerte recorre por completo sobre mí, ¿estoy enamorada de Hoseok? No empezó con una simple atracción sexual, no, era un interés mutuo que no entendía, algo que nos gustaba de los dos. Salimos del ascensor y llegamos hasta la puerta de mi hogar, abrí la puerta y me quedé ahí, preguntándome como despedirme de él. 

—Gracias por regalarme de tu tiempo, para esta hermosa velada. 

—Que bien hablas para tener unas copas encima.

—No me critiques, tú bebiste lo mismo que yo, solo dos copas —Sonreí, pero este se volvió serio—. En serio, gracias. Saerom, yo realmente siento algo por ti. 

Tragué saliva. 

—¿Qué sientes?

—Un desborde de sentimientos incomprensibles, que me pregunto como surgieron cuándo no estaba en mis planes quererte de esta forma. 

Mis labios se separaron, intentando decir algo, pero no había forma. 

—Hoseok, yo…

—Algo dentro de mí, solo quiere estar cerca de ti, escuchar nuestras risas, y sentir tus labios en todo momento. 

Como si ser amigos, hubiera sido la fachada perfecta para los sentimientos que él tiene. ¿Acaso yo sentía lo mismo? Era verdad que también anhelaba estar cerca de él, descubrir todo lo que era Hoseok, ver realmente si el cariño que tenía se volvía más grande, cada día en que nos veíamos, algo que puedo afirmarlo, más con sus dulces palabras. 

No esperé, así que me abalancé a él, para besarlo. Este llevó sus manos a mi cintura, y con pasos torpes, cerramos la puerta, adentrándonos en la casa. Sentí mi cuerpo caliente de inmediato, más cuándo sentí sus manos en mi cadera, casi tocando mi trasero. Quería sentir sus manos, tocar todo lo que pudiera, quería sentirlo. 

Hice que se quitara su camisa, y la camiseta que llevaba abajo. Aun en la oscuridad del lugar, pude ver su cuerpo, pero prontamente subí mi mirada a sus ojos. Tomó mi rostro, juntando nuestros labios, besándome lenta y húmedamente. Era tan bueno metiendo su lengua, chupando mis labios, hasta que bajó a besar mi cuello, santo cielo. Solté un jadeo que me desesperó por completo. 

Quité mis zapatos y en la misma acción, Hoseok hizo que quedara de espalda a él. Me hacía falta la respiración, pero sentí la suya cerca de mi oreja. Sus manos tomaron la cremallera de mi vestido y la bajó. Mis hombros quedaron desnudos, lo que hizo que este empezara a besarlos sin parar, mientras la prenda bajaba por completo. 

Volví a quedar frente a él, me sentía excitada, que sin esperar, fue a él para besar ahora yo su cuello, queriendo bajar hasta su clavícula, pero este me detuvo. 

—Sae. 

—¿Qué sucede? 

Pregunté agitada. 

—Me gustas y en serio lamento todo lo del pasado. Sé que no parece el momento adecuado, pero antes de seguir con esto, quería decírtelo. 

Puse mi mano sobre su mejilla, maldición, no podía dudar de mis sentimientos, claramente sentía algo por él, mis manos hasta temblaban y mi corazón se derretía al escuchar su voz suave, diciendo cosas dulces. 

—-Hoseok, admitimos nuestros errores, las cosas quedaron en el pasado. Pero me alegro de que estemos en este lugar, diciendo lo que sentimos, porque yo quiero estar contigo. 

Y entonces, sentí como me cargó con todas sus fuerzas, así que yo me sostuve en su cuello, asustada por qué estaba desprevenida. Con uno de sus brazos, tenía mis piernas, mientras la otra abrazaba mi espalda. 

—Dime donde está tu habitación. 

Lo miré, quería hacerlo con él. Le indiqué donde estaba, cuándo llegamos, me dejó con cuidado sobre la cama y prendió la lamparita de noche que tenía a un lado. Ahí mismo, seguí sus pasos, la forma en que quitaba su pantalón y se acostó encima de mí, con cuidado. Era simplemente tan delicado hasta en su trato, me hacía sentir como una princesa, más cuándo sus besos se volvieron más profundos y sus dedos tocaban con esmero mi cuerpo, hasta mis senos que quedaron prontamente al aire. 

Antes de ver como se quería llevar uno de mis pezones a la boca, me miró, como siquiera mi aprobación. Debía entender que estaba dispuesta a todo, literalmente estábamos desnudos. Metí mis manos en su cabello para acariciarlo, mientras gemía por como lo hacía, cerrando mis ojos y disfrutando, hasta que sentí como sus dedos rozaron por encima de mis bragas y tuve un lúgubre recuerdo. 

Abrí los ojos asustados, encontrándome con Hoseok quién me miraba. Estaba siendo perfecto, ¿por qué ahora debía acordarme de él? Traté de sentarme en la cama, dejándolo  confuso. 

—¿Todo en orden? 

Debía inventar una excusa. Me puse de pie, y fue hasta mi armario. Lo peor es que había comprado unos preservativos por el idiota de Kim, solo por qué lo había hecho y nunca se sabía. Los tomé y volví a mi habitación, donde Hoseok no entendía mucho. 

—Fui por, por la protección. 

Murmuré. Saqué uno y lo abrí, sacando el condón. Como él estaba sentado, decidí ahí mismo quitarme mi última prenda y subirme encima de su regazo. Este puso sus manos sobre mi trasero, mientras que yo, empecé a besarlo. Sentí como estaba completamente dura debajo de mí. 

Hice que se recostara sobre la cama, donde le quité yo misma su última prenda y quedé perpleja viendo su miembro. Relamí mis labios, y luego miré sus ojos, yo podía chuparlo, pero cuándo estaba decidida, este tomó el condón, a la vez en que hizo que ahora yo estuviese boca abajo. 

—Saerom, eres demasiado para mí. Así que, trataré de hacerlo tan bien para ti. 

Tragué saliva, viendo como colocaba el condón en su miembro bonito y erecto. Relamí mis labios, agitada ya, aun sin sentirlo dentro. Vino a mí, y antes de besarme, miré como metió dos de sus dedos a la boca, y después esos mismos sentirlos en mi vagina. 

Gemí, ahogada ya que esté empezó a besarme. Tomé su rostro, para después apretar su espalda cuándo me penetro con esos mismos dos dedos. Embestía lento, y metía los dedos profundamente. Quería que siguiera, pero al instante los sacó, me miró y entendí que seguía su pene. 

La punta entró, entonces abrí la boca, apretando su nuca con fuerza. Miré como ayudaba a su miembro a entrar a mí, por completo. Se quedó ahí, sin moverse, mientras que yo abrí los ojos, viendo sus ojos negros como me miraban. Con una de sus manos, hizo que subiera –abriera– más mis piernas, entonces empezó a embestir, haciendo que empezara a jadear. 

Se deslizaba tan bien, pero la manzana de la discordia fue justo en medio del acto, que se le ocurrió tocar lo que parece ser mi clítoris, ¿estaba loco? ¿Quería que yo me volviera loca? Apreté con fuerza su brazo, no aguantaba lo bien que se sentía. Gimotee con una llorona, ya que empezó a penetrarme más rápido, mientras me masturbaba, lo hacía tan bien.

A causa de hacer eso, sentí como mis piernas temblabas y se cerraban involuntariamente, aunque este trataba de impedirlo, pero pronto sentí como quería ir al baño, quería detenerlo, pero este no dejaba de hacerlo, y sus gimoteos graves, con los sonidos obscenos de nuestros cuerpos chocando, hicieron que yo sintiera como un líquido salía dentro de mí.

Este se dio cuenta, así que se detuvo y salió dentro de mí. Dios mío, había acabado bastante pronto por su culpa. Me hacía falta la respiración, así que me quedé con los ojos cerrados tratando de tranquilizarme, pero fue imposible al recordar esta misma sensación a cuándo estaba en la ducha con Kim. 

Abrí los ojos, encontrándome con Hoseok chupando mis pezones, haciendo que el libido subiera, además, no podía estar pensando en ese idiota, cuándo tenía a semejante hombre, haciéndome sentir jodidamente bien. 

—Ho.. Hoseok —Oh, era más obsceno de lo que quería. Vi como chupaba mi pezón y cuándo se separó, un hilo de saliva se veía, no podía—. Yo, quiero volver a hacerlo. 

—Eso planeaba, ya que yo no me he venido. 

Oh… Tragué saliva. Quise sentarme, pero este no se veía tan tranquilo como al principio, estaba más serio, con una mirada tan lujuriosa que podría hacer todo lo que me pidiera. Sus labios estaban más que rojos, que me perderían. 

Quedé con la espalda contra el respaldar, pero pronto, este hizo que me volviera a acostar y tomó mis piernas, haciendo que mis rodillas llegaran hasta mis pechos. Estaba completamente a su disposición, podía ver cada parte íntima de mí. Todo ahí abajo me temblaba, quería algo de tacto, y vaya que leía mi mente. 

Se puso su condón y ya estaba penetrándome. Hice que tocara mis pezones, ya que quería que duraremos más, puesto que podía venirme más rápido. Sus caricias eran tan deliciosas, a pesar de que sus gemidos graves y esas embestidas rudas decían lo contrario. Pronto dejó mis senos, para concentrarse, el sudor ya hacía que su cabello estuviese pegada en su frente. Tenía un hermoso cuerpo, qué bueno, que estaba siendo capaz de verlo así. 

Joder, qué buen sexo se podía tener con Hoseok. 




Puse una toalla alrededor de mis senos. Tomé mi cepillo de dientes y lo coloqué en su lugar después de lavarlos. Me quedé unos segundos viéndome al espejo, en como tenía unos chupetones por encima de mis senos, casi llegando a mi clavícula. Vaya que había tenido una noche ejemplar. 

Salí del baño, encontrándome con Hoseok aún dormido en mi cama. Se veía tan lindo hasta dormido, con una sabana cubriendo desde su cintura. Anoche, después de que ambos nos venimos al mismo tiempo, tuve quitar las sabanas, ya que estaban mojadas, tratamos de darnos una ducha y le dije que se quedara a dormir. Nos dormimos bastante tarde, puesto que no dejábamos de hablar, ahora más íntimos. 

Fui a mi armario para sacar mi ropa, volviendo. Puse mi ropa interior, y cuándo estaba tratando de abrochar mi sostén, me asusté, sintiendo la mano de Hoseok sobre la mía. Terminó de hacerlo, para después quedarse detrás de mí.

—Buenos días, que bien hueles. 

Giré un poco mi rostro, encontrándome con él suyo al lado. Sentí como mi cuerpo se estremeció cuándo dio un beso en mi cuello, oh, que bien. Hoseok era tan hermoso, no sabía que también fuera demasiado cariñoso por la mañana. Me dio la vuelta, quedando cara a cara. 

—Buenos días, Hoseok. Tu cabello se ve tan despeinado. 

Dio un beso en mi nariz, para luego bajar a mis labios. 

—No sabía que se sentía tan bien despertarse y lo primero que tengo para ver, es a ti, en ropa interior. 

Sonreí avergonzada, su voz era la mejor a estas horas. Acaricié su mejilla, para luego tocar sus labios y darle otro beso. 

—Se siente bien. 

Susurré. Sin pensarlo, sentí como volvió a cargarme, pero esta vez mis piernas se aferraron en su cintura y mis brazos en su cuello. Su lengua se metió de una a mi boca, jugando con la mía. Podía volver a hacerlo, pero la puerta no dejaba de sonar. 

—Debes ir. 

—No quiero. 

Renegué, pero este me bajó. Lo miré mal, quería seguir besándome con él. Resignada, le di la espalda, quería que volviera a verme bien, que por culpa de él no íbamos a seguir. Salí de la habitación y miré la camisa de Hoseok en el suelo, así que me la puse. Me acerqué a la puerta, para ver por la mirilla, haciendo que quedara helada. 

No podía ser. 

“Tengo la ligera sospecha de que tu madre está planeando ir a visitarte en un par de semanas” Era ella, Chris tenía razón, mi insoportable madre no solo estaba en Corea, si no, en la puerta de mi casa. 



Soy team Hoseok
y a la vez team Taehyung

Herbst

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