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020.

Lee Saerom

Después de lavarme las manos y secarlas, de mi bolso, saqué mi pintalabios, para darles un poco de color. Debía ir a comprar uno mate, para que no se me estuviese quitando cada vez que tomaba algo. Arreglé un poco mi cabello, ya que estaba un poco alborotado, puesto que no me dio tiempo de arreglarlo mejor después de lavarlo esta mañana.

Estaba dispuesta a irme, pero por alguna razón recordé cuándo el idiota de Taehyung entró al baño de mujeres, y nos encerramos en uno de esos cubículos. Desde el viernes he querido sacarlo de mi cabeza, era tan imposible cuándo estuvo tanto tiempo dentro de mí. Sus murmullos, sus gemidos aún resonaban en mi cabeza de forma insistente. Cuándo acariciaba cada parte de mi piel, su voz casi afónica, con los besos tan húmedos.

Olvidarlo era una misión que estaba dispuesta a cumplir. Había sido una noche de sexo, y ya está. Si logré olvidar tantas noches, esta sería pan comido.

Salí del baño, caminando por aquel corto pasillo. Me fijé como iban pasando un par de personas, y justo iba Hoseok. En él sí que me agrada pensar. Lo único que quería después de esa noche, era quedarme en mi casa, martillándome una y otra vez por lo que hice, pero aceptar la salida de Hoseok fue lo mejor que hice. Cuándo estaba a su lado, me sentía como una adolescente enamorada, no podía separar mi mirada de él, la forma en la que habla, su actuar, me acercaba cada vez más para conocerlo todo lo posible de la palabra.

Era tan divertido, podía reírme en cualquier momento junto a él. Pero no era solo eso, sino lo que hacía sentir más allá de eso. Cuándo nos detuvimos en ese puente, y tomó mi mano, creí que me besaría, le rogaba a la mayor divinidad del cielo. Solo obtuve una sonrisa coqueta que me derrumbó, y me hizo sentir tan cautivada, por qué en ese instante supe que lo quería para mí, quería ver que podía ofrecerme, además de una hermosa amistad en la que hablamos de nuestros sueños o nuestra infancia.

Bajé del ascensor, encontrándome con la CEO Kang.

—Buenos días, ingeniera Lee —Hice una reverencia—. Vine a buscarla y no la encontré.

—Oh, lo lamento, estaba comiendo algo. ¿En qué le puedo ayudar?

—Necesito que vengas a mi oficina, quiero hablar contigo sobre algo.

Asentí. Vi como se adentró en el ascensor. Llegué a mi oficina, donde Jiheon parecía que me esperaba también. Por lo visto debía darme una gran cantidad de folletos que debía revisar, así que los tomé y entré a mi oficina.

Dejé todo aquello sobre mi escritorio en orden, y luego mi bolso en el perchero. Me giré, dispuesta a ir a la oficina de la CEO, pero la puerta se abrió antes de que yo lo hiciera, haciendo que Taehyung entrara sin más.

Apenas pude moverme al verlo. No lo había visto desde el viernes, por ello su rostro provocaba un desorden en mí, por qué aún miraba sus gestos de desesperación mientras gemía, y sus ojos lujuriosos que jamás se iban.

—Ayer quería hablar contigo, pero por desgracia casi no pude estar por aquí.

—¿Pasa algo del trabajo? —Negó— Si no tiene nada que ver con ello, con su permiso, me tengo que ir.

Di apenas un paso, cuándo este vino hacia mí, para colocarse enfrente y no dejarme pasar.

—No te dejaré ir. Tengo que hablarte de lo que ocurrió el viernes.

—Estuvimos juntos, una noche y ya está. No hay misterio, director Kim, no quiero saber más de ello.

Metió sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, viéndome fijamente, como si me analizara.

—¿Una noche sin importancia? Mmm, no siento que sea el caso. Te he dicho que las mentiras no son tu fuerte. Además, deja de ser tan formal conmigo muñeca.

"Ahora deja que yo te dé placer, muñeca" Ese sobre nombre me perseguiría toda mi vida, no podía estar de esta forma con él, ya no, nunca. Era un lunático, un idiota que hizo que tuviera una noche de pesadillas.

—Por favor, Kim, déjame en paz. Haces que siempre me ponga nerviosa, que me enfade. Déjame ya. Tuviste sexo con tu presa, ya no la busques más.

—Nunca has sido mi presa, solo mi obsesión —Sentí como si mi garganta temblara, no podía decir nada—. ¿Por qué me miras así? ¿También dirás que se lo digo a todas? Entiende que desde que te besé por primera vez, te metiste en mi cabeza como una trepadora, no puedo sacarte, mi piel se enfada al no sentir tu tacto.

Puedo confirmar que no es el mejor para dar halagos, solo era un idiota. Suspiré fuerte, sin tomarle la mínima importancia a lo que decía. Me tenía cansada.

—No me interesa, déjame en paz. No entres nunca más en esta oficina.

Pasó su mano sobre su cabello, viéndose más atractivo. Se quiso acercar a mí, pero me alejé.

—Follamos, no solo una vez. Te viniste tantas veces, gemiste, vi tus senos rebotar frente a mi rostro, o mejor de todo, cuándo caíste sobre mi pecho para besarme y yo penetrarte. ¿Acaso no quieres repetir eso?

—Vete —Murmullé en un hilo de voz. Si seguía hablando, me tendría, y me daba asco de solo pensarlo—. Necesito que te vayas, la CEO Kang quiere verme, por ello debo irme.

—Ella puede esperar —Vino a mí, pero me encontraba tan absorta en él, que no me moví. Tomó mi mano y la acarició—. Me vuelves loco de una forma sobre natural.

Tan agitada, tan ciega. Relamió sus labios y sentí un escalofrío recorrer por mi cuerpo mientras este subió mientras acariciaba mi mano. Tragué saliva, debía ser fuerte, aunque se tratara del idiota de Kim Taehyung. Me hacía perder los estribos y olvidar quién era yo realmente.

Y antes de que pudiera pasar algo más, escuché la puerta abrirse y me alejé de él, soltando mi mano. Mierda, estaba por caer de nuevo.

Se trataba de la señora Kang. Seguramente vino a buscarme por qué no me daba prisa. Lo peor de todo, que justo cuándo abrió la puerta, nos quedó viendo, solo espero que no hay avisto nada extraño. Tengo que admitir que me sorprendió la forma en la que Taehyung se separó más de mí, pareciendo cortés.

—¿Está todo en orden? —Asentí— Es que como me fijé que no venía, además de que tengo que salir, decidí volver.

—Lamento haberla hecho caminar, es que el director aquí presente, me trajo un par de informes que me los estaba explicando, y me atrasé.

Este no dijo nada, simplemente guardó silencio. Hizo una reverencia y salió de la oficina sin decir nada, era bastante extraño. Lo que sea, al menos se fue, dejándome a solar con la CEO, que le dije que pasara.

Por lo visto, tenía que hablarme sobre la entrevista que me hicieron.

—Tuvo una buena retroalimentación de los clientes, por mi parte, me agradó bastante. Dejó ver la esencia de la empresa. Tanto así, que al señor Ahn Bo Hyun lo impresionó.

Al dueño de la bodega de Busan, que si no mal recuerdo, mismo que dijo Jiheon que es exesposo de la CEO Kang. Vaya que era un lío, hasta me incomoda que lo haya impresionado,

—Qué honor, señora. Estaré trabajando arduamente.

Hizo una gran sonrisa.

—Lo sé ingeniera. Sabes, el señor Anh también me mencionó que estaría general que fueras a Busan una semana antes de la vendimia, para que junto a los demás experto, tengan todo preparado.

—¿Ya se sabe por curiosidad quienes irán?

Se quedó pensativa unos segundos antes de hablar.

—Como tú eres casi nueva en la empresa, tal vez no lo sabes, pero siempre van casi los mismos. Si contratamos a más personas, pues claramente ellos no suelen ir. Por ahora los confirmados e importantes son el agrónomo Lee Seok Min y el enólogo Jung Hoseok. Tres semanas antes, se envía una lista del total de personas que irán, y el trabajo que tienen los que se quedan.

Había escuchado ese nombre, Lee Seok Min, pero creo que nunca lo he visto.

—¿En qué piso está el agrónomo Lee Seok Min? Tenía entendido que en este mismo piso yo era la única agrónoma.

—En el de la directiva. Hay pocos agrónomos en esta empresa, pero él es considerado el mejor, que da conferencia a muchos. Seguro nunca lo habrá visto, por qué literalmente no pasa aquí, y lleva fuera del país bastante tiempo. Pero la semana que viene regresa por la vendimia.

Bastante interesante, ya que se apellida Lee. Será divertido conocerlo por el hecho de que los agrónomos que he conocido en esta empresa tiene poca experiencia y pocos años de experiencias, menos que yo. Solo espero que no sea tan engreído como todos lo fueron conmigo.

Me emociona la vendimia, seguramente será un gran día.









Después de acabar con todo el trabajo que tenía que entregar, me entraron ganas de salir. Sobre los archivos que me dio Jiheon hace unos días, se trataban sobre las tierras nuevas que se quieren adquirir, así que tomé solo un folleto que me parecía interesante leer con atención.

Caminé por los pasillos de la empresa, casi no había personas alrededor. Me detuve enfrente del estudio donde se suele hacer la publicidad. Como sé que no hay nadie por aquí, peor a estas horas, tomé con fuerzas ambas puertas y las abrí, encontrando todo oscuro. Había una pequeña luz tenue al fondo de todo, así que me encaminé ahí, y vi varios interruptores, las cuales encendí.

Todo estaba perfectamente ordenado, la sala era completamente blanca, sin todos los carteles, pantallas verdes y palos de luces que siempre tenía. A mi lado, había un escritorio con una muestra de revistas y grabaciones. Tomé una de las revistas, viendo la portada. Era pura farándula, hasta que debajo de una foto de un posible famoso, leí el nombre de Kim. "El hijo mayor de la familia Kim, culpable de que no haya un sucesor para Kim Bank - pág.12" Parecía interesante.

Enfrente había un pequeño sofá, por ello me acerqué para sentarme y leer lo que decían de él. Me acomodé, y pasé las páginas de la revista, llegando a la página 12. "La gran subsidiaria, Kim Bank, se encuentra en aprietos por no saber quién será el siguiente CEO después de Kim Jun hyung. Los dos hijos, a los cuales vio crecer, pertenecen a una empresa distinta, y no hay señales de que quieran llevar el cargo de su padre."

Vaya que era puro chismorreo. Ha de ser bastante famosa su familia para que tenga una página entera que habla sobre ellos. Había varias fotos, una donde Taehyung parecía bastante joven, junto a YeonJun y un hombre mayor. Seguí leyendo por encima algunas partes que hablaban de negocios de su padre, hasta en la última parte, donde había una foto sola de Taehyung, bastante coqueta. "Muchos comentan lo increíble que es ver como se acaba de convertir en el director de marketing de Royal Liquor Shinsegae, después de haber visto un descarrilado fiestero sin hogar, alcohólico, hasta las drogas, según indican ciertas fuentes. La familia Kim-Park espera el regreso de sus hijos."

Cerré la revista y me fijé que la fecha en que fue lanzado era de hace años, así que por eso decían que se acababa de convertir en director de marketing. Bastante interesante, pero como le dije alguna vez a Jiheon, no me sorprende para nada esto. Cuándo en la discoteca lo encontré, sus ojos gritaban en mil idiomas estar drogado. Normalmente, cuándo estás ahogado en problemas, llegas hasta ese punto, ¿qué problemas podía tener el niño nacido en cuna de oro?

No estaría mal escuchar su historia, pero si tan solo le pregunto algo, pareciera totalmente interesada, y no es como si quisiera eso.

—¿Qué haces aquí?

El susto fue tanto que dejé caer la revista al suelo. Mi corazón latía a mil que si no me hubiese girado para ver de quién se trataba, creería que era un fantasma. Se trataba de Hoseok. Reconocí su voz, pero casi no podía ver bien su rostro por la luz que seguía siendo tenue.

—Hola, andaba dando una vuelta y me quedé aquí.

Con sus manos dentro de sus bolsillos del pantalón, caminó hacia mí. Se veía excesivamente atractivo, ese traje a cuadros le sentaba tan bien. Junto a una sonrisa en su rostro, se sentó en el brazo del sofá, viéndome.

—Yo andaba dando una vuelta también, que bueno haberte encontrado aquí —Mi corazón dio un brinco, en verdad. Vi que recogió la revista del suelo, para querer leerla—. Aún recuerdo cuándo esto salió al aire, estaba lleno de chismes.

—Sí, acabo de leer un par.

Ignoró por completo aquellas simples hojas, solo para concentrarse en mí, dándome falsas esperanzas. Aquí es donde me pregunto, ¿cómo llegué aquí?

—¿Cómo has estado? Escuché que tu entrevista fue genial, y ya la confirmé.

—Gracias por haberla escuchado. Yo me encuentro bien, un poco cansada, lo típico en un día de tan largo de semana.

Asintió, dándome la razón.

—Bueno, no estaría mal que tomarás un descanso.

—¿Yo? Tú deberías tomar un descanso, mira como vas por la vida trabajando de sol a sol, hasta tarde.

Sonrió, y me destruyó con ello. Algo me pasaba con él, algo tan grande que me nublaba por completo la paciencia de no hacer nada por lo que sentía.

—Me costaría mucho tomarme un descanso. Pero, te aseguro que estoy comiendo mejor —Alcé ambas cejas—. No miento.

—Te creeré, pero me gustaría verlo para creer. Tal vez deberíamos salir a comer otra vez, así como el domingo.

Había sido bastante arriesgada por el simple hecho de no saber lo que él siente, peor conmigo. No sé si soy ciega, pero no logro ver una señal totalmente clara para atreverme a decir algo más comprometedor.

—Yo estaría más que encantado de compartir otra tarde así contigo.

Mi estómago se revolvió completo.

—Sabes, aún me quedé con la duda si tu madre podría hacer un peinado gratis.

—Al ser dueña de la peluquería, y sabiendo que hablaría muy bien una mujer tan hermosa como tú, seguramente aceptaría. Le agradarías.

¿Qué le agradaría a su madre? Tuve una lucha mental por lo que dijo, mi rostro se sentía hasta caliente. ¿Hermosa? Oh, por favor, Jun Hoseok debe detenerse o me haré una idea incorrecta, ni siquiera siento que estuviésemos en una habitación con paredes blancas, con una luz tenue y cálida, viendo apenas sus lindos ojos, sus labios rojos y esa sonrisa que me envolvía por completo.

Lo peor fue, cuándo quedamos en silencio. No sabía qué decir, era como si me hubiese quedado sin ideas, sin palabras. Ni siquiera sabía donde poner mis manos, estaba realmente cerca de él que hasta ahora me daba cuenta. ¿Por qué me mira así? Tanta incertidumbre de lo que podría ocurrir, hasta que me fijé que se acomodó mejor, parecía nervioso.

—Hoseok, ¿está todo bien? —Tal vez se sentía mal por lo de no comer y yo estaba confundiendo las cosas. Me puse de pie para verlo mejor, mientras este me seguía con la mirada. Me coloqué enfrente de él, bastante cerca, creyendo que estaba sudado, pero no era así. Elevó un poco la cabeza, viendo mis ojos y mis labios, lo noté— ¿Hoseok?

Susurré, agitada.

Fue tan rápido, que apenas puedo asimilarlo. Se puso de pie al instante, tomando mi rostro entre sus manos. Me sentí tan asustada, como si aquello iba a ser lo más hipnotizante de mi vida. Sentía su respiración cada vez más cerca, hasta que sus labios tocaron los míos, sabiendo que no había marcha atrás.

Cerré los ojos, dejándome llevar. Estaba siendo lento, pero tan profundo. Pasé mis manos por su espalda, mientras este me besaba tan bien. La sensación de sus labios contra los míos me hacían temblar. Abrí más mi boca, por como introducía ahora su lengua, siendo tan hondo.

Abrí mis ojos, ya que no me podía creer lo que sucedía, y ahí estaba él, con los ojos cerrados, besando tan bien. Una de sus manos fue a parar a mi cintura, acercándome más a él. Entonces aproveché para llevar mi mano hasta su cabello, y apretarlo con fuerza.

Sus labios empezaron a separarse poco a poco, mientras que yo me quedé absorta en todo, viendo sus labios aún más rojos.

—Yo, lo lamento. Tal vez fue incorrecto haberte besado.

Traté de respirar mejor, sin creer lo que había escuchado. Se separó de mí, pero tomé su mano para que la volviera a poner en mi cintura, siguiendo cerca.

—Espero que lo que dijiste sea una broma. Yo también quería esto Hoseok.

Me abalancé hacia él, abrazando su cuello y besándolo con necesidad. Era tan diferente hacer esto con él, podía decir que era tan delicado mientras tocaba mi cintura, subiendo a mi espalda y bajando de nuevo, con miedo de tocar indebidamente, pero su lengua no dejaba de jugar con la mía, haciendo que temblara todo debajo de mi estómago.

Traté de empujarlo hasta el sofá, donde cayó, haciendo que nuestros labios desesperados se separaran. Nuestros ojos se vieron asustados, creí que realmente se había caído al suelo. Sin dudarlo, me senté encima de sus piernas, de lado.

Relamí mis labios, sintiendo que esto era una mala broma. Llevé mi mano a tocar su rostro, y este también hizo lo mismo. Sin decir nada, nuevamente volvimos a besarnos. Podía decir que al fin intenté hacer algo, al fin tenía un momento así con él, con quien quería besar desde hace tanto tiempo. Provocaba un desastre en mí, quería ver que hacía aparte de ser un buen hombre trabajador.

Su cabello estaba un poco despeinado, perno no me importó. Sus labios dejaron de estar por unos segundos sobre los míos, para ir a mi mejilla y bajar a mi cuello un momento para besarlo, y regresar. Tomé su corbata y la aflojé un poco, pero me detuve por la forma en que me estaba besándome. Me dejaba sin aliento, era tan mojado.

Quería ver que más podíamos hacer, sé que tampoco tanto, ya que yo sería capaz de hacer algo aquí, ni él tampoco, no sería capaz, por ello me gustaba tanto. Casi podía decir que era más caballero que todos juntos, hasta por la forma en que no movía su mano de mi espalda.

Se detuvo, respirando agitado. Abrió los ojos y en cuanto me vio, empezó a reír, que me contagió.

—¿Qué pasa?

Relamió sus labios, los tocó con sus dedos y volvió a reír.

—No sabía que llegaría el día en que te besaría.

Sonreí como una idiota.

—Fue una sorpresa, creí que nunca podrías besarme.

Por su gesto, me imagino que estaba sorprendido por lo que dije.

—Vaya que estábamos confundidos. Tú lo querías, y yo también, nadie fue lo suficiente valiente para hacerlo. Pero al menos me arriesgué.

—Gracias por arriesgarte.

Me iba a morir, me gustaba tanto, él era mi tipo ideal, tan noble, un caballero, joder, tan atractivo y besaba tan bien.

—Ahora que estamos aquí, me gustaría decirte —Un móvil empezó a sonar—. Me gustaría decir que...

—Será mejor que contestes.

Suspiró. Sacó un móvil de su chaqueta y contestó. Decidí ponerme de pie, mientras él contestaba. Parecía que le decían cosas, y solo contestaba aceptando. Casi a los cuatro minutos cortó la llamada y me miró.

—Debo irme. Lamento no haber...

Me acerqué a él.

—No te disculpes conmigo, es trabajo, ¿no?

Sonrió, tomando de nuevo mi rostro para darme un corto beso. Lo disfruté tanto como los otros.

—Cuídate, Saerom.

Fue lo último que escuché después de su beso. Caminó hacia la salida, dejándome enamorada completamente. Toqué mis labios, con una sonrisa sin creer lo que había pasado. Espero que en este lugar no haya cámaras, por qué estarían viendo a una tonta sonriendo por los besos más geniales dados jamás.

Con paso lento, caminé también hacia la salida. Tenía una tez tan limpia, suave y linda. Sus manos eran delicadas y más cuándo trataba de no tocarme mucho. La forma en la que su nariz rozaba con la mía, provocándome cosquillas a la vez, era demasiado.

Llegué hasta la puerta, como si hubiese flotado embobada. Jung Hoseok, el enojón que no me saludaba cada vez que me veía, que resultó siendo el dueño de mis pensamientos interminables. Lo tenía todo.

Él hacía que... que... ¿Qué cojones?

Nada más salir por esa puerta, me encontré de cara con la persona que no me fastidió el día de hoy, que me dejó tranquila, que no me perturbó con recuerdos miedosos. Jung Hoseok era mi ensueño, pero el idiota de Kim Taehyung, mi horrible pesadilla. 

Herbst

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