018.
Lee saerom
De forma torpe, sintiendo como sus labios besaban los míos durante todo el camino, llegamos a lo que parecía ser una habitación, posiblemente la suya.
No podíamos separarnos ni un segundo, sentía su mano deslizarse por mí mi espalda, hasta llegar tocar la cremallera de mi vestido y bajarla completamente. Con mi espalda al aire, puso su mano sobre mi piel, llenándome de escalofríos. No quitó mi vestido, simplemente me acercó a él nuevamente para besarme.
Desabotoné solo tres botones de su camisa, hasta que me detuve cuándo hizo que me moviera hacia la cama detrás de nosotros. Caí en esta, y él encima de mí para seguir besándome.
Subió una de mis piernas, acariciándola. Todo este momento me trae recuerdo al lunes, justo cuándo estábamos en esta casa, él introduciendo su mano en mi parte, haciéndome gemir. Y ahora estoy nuevamente aquí, jadeando por sus besos húmedos y chupetones que da por todo mi cuello.
Algo dentro de mí, no quería saber que era lo que podría pasar, pero mi cuerpo me gritaba ansioso, quería que me siguiera tocando. Pero de pronto, se detuvo, separándose de mí y se puso de pie. Sin decir nada, salió de la habitación, dejándome tan agitada que no podía conmigo misma.
¿Qué? ¿A dónde fue? Era un idiota, él y yo. Así como hizo, también me puse de pie. No tenía que hacerle caso a mi cuerpo, podía irme. Esto es un error. Traté de subir la cremallera del vestido, hasta que vi como regresaba, ahora con las dos copas que dejamos en el salón.
Se colocó enfrente de mí, y me dio la copa. Confusa, la sujeté. Quise tomar, pero me detuve viendo como este bebió también, pero no lo tragó, en cambio, agarró mi copa y junto a la suya le dejó a un lado, para acercarse a mí para besarme. En ese beso extraño, pasó el líquido a mi boca. No entendía nada de lo que hacía, hasta estuve a punto de atorarme por la forma en la que lo hizo.
Tragué el vino, agitada, tratando de respirar, ya que este no dejaba de besarme ahora, buscando mi lengua. Sabía tan bien, justo al vino. No había podido subir la cremallera, lo que le sirvió para llevar sus manos hasta las mangas y bajarlas, quitándome el vestido en el proceso. Volvió a subir la mano, todo para ir hacia mi cabello y quitar la pinza que lo ataba.
Justo cuándo se separó de mí, el vestido cayó a mis pies, igual que un rastro de líquido cayó por la comisura de mis labios. Estaba solo en ropa interior ante él, estaba totalmente expuesta, pero ver como vino hacia mí para lamer ese diminuto líquido que cayó en mi piel, hizo que realmente todo se revolviera debajo de mi barriga.
De forma lenta, desabrochó mi sostén, solo dejándome en bragas. Se detuvo, mirándome unos segundos de pies a cabeza, con una sonrisa en su rostro, era un idiota.
Sin dejar de verme, desabotonó su camisa y desabrochó su pantalón. Su mirada penetraba tan profundo en mí, me calentaba, me alentaba a no quitar mirada sobre él, sobre su cuerpo. Aún podía salir corriendo, ¿no?
Con un par de pasos, vino a mí, cargándome. Crucé mis piernas en su cintura, sintiendo mis senos rozar con su piel, se sentía tan bien. Mientras me llevaba a la cama, me dio un beso en mi nariz, que las dudas de querer estar con él, se esfumaron. Quería tenerlo.
Mi cuerpo cayó en la cama, de nuevo él sobre mí. Levanté mi mano, tocando su rostro.
—¿Te puedes tocar, justo como lo hice yo?
Le quería pegar ahora que acariciaba su rostro, pero era imposible. Simplemente, negué, hasta que este tomó mi mano y la llevó hasta su boca. Me asusté por qué no saber su siguiente movimiento y peor cuándo traté de hacer fuerza, cuándo acercó mi mano hasta su rostro, metiendo dos de mis dedos a su boca, me dejó pasmada. Su lengua jugaba con mis dedos, relamiéndolos. Mi parte estaba enloquecida por su acción.
Sacó mi mano de su boca, y aun sosteniéndola la direccionó hasta abajo de nosotros. Con la ayuda de su otra mano, quitó mis bragas, dejándome ya completamente desnuda. Abrí mi boca al sentir mis dedos húmedos, rozar con mi intimidad.
Lo miré, buscando respuestas en sus ojos, claro que no las habría, solo lujuria encendida a causa de que él está provocando que yo misma me masturbe. Con mi mano libre, la subí a su espalda, sosteniéndome en esta y haciendo fuerza por qué se sentía tan bien que necesitaba apretar algo.
Mis dos dedos entraron, y sentí un tercero que era el suyo. Indicaba el ritmo, que cada vez quería que fuese más rápido. Me daba tanta rabia que jugara conmigo por hacerlo lento, que tomé el cabello arriba de su nuca, acercándolo a mí para besarlo.
Un beso con gemidos ahogados. Y en algún momento, su mano desapareció y era yo misma penetrándome mientras lo besaba con dificultad. Mis piernas apretaron mi mano por qué estaba acabando, pero antes de acabar, sentí como mis dos manos fueron sujetadas por las de Taehyung. Abrí mis ojos, confusa.
Este ya no tenía su ropa interior, dejándome a la vista su miembro completamente erecto. Relamí mis labios, pensando tantas que cosas que podría hacer, pero no debería. Lo miré ahora él, quien me miraba divertido.
Con algo de fuerza, subió mis manos arriba de mi cabeza, y las mantuvo ahí con la ayuda de su mano.
—Ahora deja que yo te dé placer, muñeca.
Se colocó entre mis piernas, y por inercia las abrí. Todo temblaba debajo de mí, más viendo como con dificultad se ponía el condón que seguramente antes buscó. Lo rozó con mi intimidad, solo dándome dolor de cabeza.
Joder, esta necesidad carnal nunca estuvo tan encendida como ahora, no me importó mucho, pero desde que me besó, todo mi cuerpo pedía algo de tacto, y lo estaba obteniendo.
Metió solo la cabeza de su miembro, mientras me miraba. Mis labios ya se sentían recesos sin tener a los suyos, y todo en mí quería que lo metiera todo.
Sentí la fuerza en mis manos de nuevo, me fastidiaba por completo las ganas de darle un golpe. Pero ese cambió de lugar, cuándo sin esperarlo, su miembro se deslizó dentro de mí, haciendo que soltara un gemido ahogado.
Mantuve los ojos abiertos, viendo sus expresiones faciales mientras movía lentamente su cadera. Hacia atrás, hacia adelante, haciéndolo un poco más rápido. Vino a mí para besarme, pero un beso tan sucio, casi podía decir que me comía entera.
Acarició mi pierna, pero tomó mi muslo para que subiera más la pierna. Me iba a romper. Sus embestidas eran más rápidas, lo que hizo que nuestros labios se separan un poco, pero nuestros gemidos chocaban. Traté de ver hacia abajo, como lo hacía, se movía tan bien, tan caliente.
Nunca quise estar en esta situación con él, pero caí como una idiota, y joder como lo estaba disfrutando. Sentí su lengua pasar por mi cuello, escuchar los choques de nuestros cuerpos, nuestros gemidos sincronizados, esto me estaba haciendo perder la razón.
—Maldición, me estás apretando.
Su voz salió tan grave que gemí sobremanera por la forma tan excitante que estaba siendo todo. Empezó a besar mi cuello, como si aquello ocultaría sus gemidos. Estaba necesitando tanto este momento, que seguro que me arrepentiría, pero ahora me encontraba embriagada sexualmente.
Solté un leve chillido, desesperada al sentir como había llegado al final y este aún seguía penetrándome con fuerza. Soltó mis manos por la forma en que él también estaba por llegar a su orgasmo. Se puso mejor de rodillas, y sus brazos se apoyaron a cada lado de mi cabeza. Parecía que estaba a punto de tener otro orgasmo al tiempo con él.
Cerré mis ojos con fuerza, mientras subí mis manos para tocar su cabello, pero justo este cayó rendido sobre mi cuerpo. Su miembro salió dentro de mí, dejándome vacía y todo ahí abajo temblando.
Su rostro estaba sobre mi pecho, y su cabello casi en mi nariz. Olía tan bien, por más que lo sentí completamente sudado. Apenas podía contener la respiración, pero no me importó mucho, ya que con toda mi fuerza lo levanté de encima, dejándolo a un lado. Sin que lo esperara, me coloqué ahora yo encima de él, teniendo una buena vista. Su miembro con su condón lleno, sus cabellos desordenados, y su piel brillando.
Quité su condón, teniendo su mirada todo el tiempo. Tengo que ser sincera, por qué no sé donde lo tiré, seguramente ensucié su suelo, no me interesa. Puse mis manos sobre su pecho, sin despegar mirada. Lo acababa de hacer con él, con el tipo más asqueroso que había conocido, un completo idiota.
Con mis manos formadas en puños, le di un golpe en su pecho, a lo que este se quejó al instante.
—No sabes como me gusta verte desde aquí abajo, casi parece una fantasía cumplida.
—Eres un idiota, un completo idiota.
Su piel era bastante suave, limpia y atrayente como él mismo.
—¿Ahora por qué soy un idiota, por hacerte gemir desesperada?
—Nadie te dio permiso de tomarme de las manos de esa forma, ahora tengo marcas, mira mis muñecas.
Alcé una de mis manos para que las mirara. Este se apoyó con sus codos en la cama, miró mi mano y la tomó, todo para darle un beso justo en la zona roja.
—Lo lamento, tuve la opción de atarte, pero te pondrías furiosa conmigo.
Hice que soltara mi mano.
—Jamás dejaría que me ataras, eres un demente.
Cayó en la cama, con una sonrisa en el rostro.
—¿Por qué te subiste encima de mí? Ahora tengo la imagen de tus senos en mi cabeza.
Tapé mis pechos cruzándome de brazos, pero al instante esté río a carcajadas, sentándose en la cama, haciendo que yo me sostuviera en sus hombros. Quedé encima de sus piernas, sintiendo el roce de su miembro con mi intimidad.
Me dio un corto beso en los labios, para luego verme unos segundos sin decir nada.
—Si no vas a decir nada, ¿para qué me ves así?
—Oh, vamos, ¿aun follando vas a discutir conmigo? —Era tan vulgar—. Ahora que tú estás encima de mí, tómame, soy todo tuyo.
Fruncí mis labios, desconcertada. Casi me sentía loca por haber escuchado eso, y simplemente quería echarme a llorar por lo confusa que me encontraba, pero su miembro seguía rozando conmigo, mi cuerpo estaba caliente, las manos de Taehyung acariciaban mi espalda, estremeciéndome, así que lo único que hice fue acceder besándolo.
Era como si todo lo que había reprimido, lo dejaba en ese beso. Abracé su cuello con fuerza, metiendo mis dedos en su suave hilera.
Por el agarre que tenía en mi espalda, hizo que caerá junto a él en la cama, yo arriba claramente.
—No voy a tomarte, Taehyung.
Susurré en medio del beso que continuaba.
—¿No lo harás? —Sentí como chupó mi labio inferior, para luego morder levemente—. Estamos desnudos, sudados, lo acabamos de hacer, tú lo quieres, y yo lo anhelo aún más.
Todo dentro de mí dio un salto, temblaba, que la confusión ya no era lo importante de la situación, por qué era cierto lo que dijo, yo lo quería.
Puse mis manos sobre su pecho, para sentarme. Busqué con la mirada la caja de condones, hasta que los encontré justo en la cama. Traté de alcanzarla, saqué varios paquetes por accidente, que cayeron las suelo, menos uno. Se lo dejé en su pecho, para lo que abriera él.
No creía ser capaz de ponérselo yo, así que simplemente esperé. Esos condones parecían ultrainvisible, casi ni los sentí, supongo que es bueno, por qué lo disfruté bastante. Cuándo acabó, cruzamos miradas, y no podía creer lo que estaba a punto de hacer.
Me coloqué un poco más abajo de él, justo debajo de su miembro, listo para que entrara en mí.
Sentí las manos de Taehyung sobre mi cadera, y en ningún momento me dejaba de ver, así que quise mantenerla, hasta que tomé su miembro y traté de introducirlo por mí misma. No quería hacer algún gesto mientras lo miraba, pero fue imposible, ya que abrí un poco mi boca cuándo bajé completamente.
Puse mis manos encima de su pecho, sosteniéndome. Me moví hacia enfrente y hacia atrás, frunciendo mis cejas por lo bien que sentía. Estaba tan mojada que se deslizaba bien.
Era confuso de explicar, pero sus ojos brillaban mientras me miraba, pero a la vez tan obsceno, más cuándo tomó mi trasero con fuerza, mientras yo me movía. Jadee exhausta, tener las piernas a cada lado de su cuerpo me estaba cansado demasiado, pero quería seguir haciéndolo.
Necesitaba besarlo, así que caí sobre él, rendida, tomando sus labios. Su lengua traviesa se introducía tanto dentro de mi boca, tocando la mía, expulsando jadeos graves que erizaban mi piel.
La situación cambió, cuándo con sus dos manos abrió más mis piernas, lo que hizo que me detuviera, pero este empezó a penetrarme, y ahora sí que era más ligero, más por la forma en la que tomaba mi trasero, queriendo separar mis glúteos, masajeando, moviéndolo mientras su miembro entraba sin parar.
Mis gemidos salían con fuerza, hasta que mi garganta dolía. Mi trasero chocaba tan bien con su piel, probando ese ruido obsceno en toda la habitación.
—Sigue gritando así.
Dijo en un hilo de voz, y justo sus embestidas fueron más rudas, lo que hizo con obviedad chillara de placer. Estaba perdiendo la razón, desde el momento en que fui yo la motivada con hacer esto, de sentirlo, como sus manos recorren todo mi cuerpo, hasta la parte más vergonzosa, mientras escucha mis gritos desesperados.
Se detuvo de pronto, sacando su miembro. Ahogada, lo miré confusa, ya que estaba a punto de tener otro orgasmo. Este volvió a sentarse, tomando mi cuerpo mientras me besaba, pero más lento, suave.
Entonces, cuándo sentí que se acercó más a la orilla de la cama, entendí que se pondría de pie, así que tomé mejor su cuello y enrollé mis piernas alrededor de su cintura.
—¿Por qué te detuviste? ¿A dónde vamos?
Reclamé, escuchando como abría una puerta. Una luz se encendió y me di cuenta de que estábamos en el baño. Me llevó directamente a la bañera, cerró la puerta de vidrio y me soltó para que me pusiera de pie.
Me fijé como abrió la llave, cayéndome un chorro de agua sobre mi cabeza, sorprendiéndome, aparte de que estaba fría.
—¡Ah! ¿Eres idiota?
—Ese día en que te vi empapada, no sabes como me volví loco. Como te cambiabas, como el sostén mojado se notaba en la camisa blanca.
Tomó mi espalda baja, acercándome a él, pero en vez de besar mis labios, fue directamente a mis senos. Metió a su boca uno de mis pezones, mientras el agua nos mojaba a los dos al tiempo. Como pude, cerré la llave y quise detenerlo, pero su otra mano fue a tocar mi otro seno.
Jadee viendo como lamía mi pezón y después lo chupaba sin parar, mientras que sus dedos traviesos apretaban el otro. Toqué su cabello mojado y traté de peinarlo hacia atrás, para ver mejor su rostro, pero este soltó mis pezones, e hizo que me girara, dándole la espalda.
—Creo que ya me disculpé por esto, pero joder, estoy tan arrepentido de llamarte fea, lo hice por molestar, siempre he sabido que eres sumamente caliente —Resoplé—. No te vuelvas a enojar muñeca, solo digo la verdad.
Estando de espaldas, su mano apareció para tocar mi seno, pero no estuvo mucho tiempo, ya que bajó hasta mi intimidad, para masturbarme. Traté de sostenerme en la pared, mientras que este con su pie me hizo una señal para que separara más mis piernas.
Y sin poder reprochar, sin esperarlo, sentí como su miembro volvía a penetrarme. Gemí sorprendida, sintiendo mis piernas flaquear. Todo se estaba yendo al carajo, cuándo traté de inclinarme más, mientras me sostenía de la pared, sentí como una de sus manos fue a mi cuello, entre tanto la otra seguía masturbándome
No podía decir nada, estaba realmente agitada, y mi vista nublada por la excitación. Cuándo estaba a punto de llegar a mi orgasmo, el agarre de mi cuello desapareció, todo para sentir como el idiota de Taehyung me tomó de mi cabello, concentrando únicamente en penetrarme.
Mis piernas se sintieron cada vez más débiles, que me caería en el momento en que este me soltara.
Gemí, grité, sintiendo como me hacía pipi. Bajé mi cabeza, asustada, hasta que los gemidos de Taehyung fueron más fuertes y se detuvo. Al fin acabó. Salió de mí, y cuándo sentí que me soltó, mis piernas flaquearon y estuve a punto de caerme si no hubiese sido por qué él tomó mi brazo.
—Estuve a punto de caerme.
Mencioné casi, no podía hablar, a penas respirar. Estábamos cara a cara, y no podía creer lo que había hecho, no sé cuándo tiempo había pasado, yo debería estar en mi casa, no aquí, llena de fluidos, sudor y agua que el idiota me tiró.
—Lo sé, normalmente provoco eso.
Le di un puñetazo en el pecho, siempre jodía las cosas.
Quise alejarme, pero este no me soltaba, en cambio, abrió la llave de nuevo, mojándome toda. Me fijé como quitó su condón y salió de la bañera para tirarlo, para luego regresar. Sostenida sobre la pared, aproveché a enjuagarme un poco. Había tenido orgasmos tantas veces, que no estaría mal limpiarme un poco, además de que sentí como si me hubiese hecho pipi.
Cuándo regresó, tomó mi cuerpo, cargándome y luego cerró la llave. Con mis pocas fuerzas, me aferré a él.
—Deberías bajarme.
—No quiero que te caigas. Te dejaré en la cama.
Y así hizo, me quedé sentada ahí, pero luego él me ofreció una toalla para que me secara. Me sentía cohibida, a pesar de que justo lo acabáramos de hacer varias veces. Este se paseó desnudo de un lugar a otro, revolviendo mis hormonas.
Tragué saliva, envolviendo la toalla en mi cuerpo. Miré que recogió el desorden que había en el suelo, y mi ropa la colocó al lado de mi cama. No podía estar más aquí.
Me puse de pie, queriendo cambiarme, hasta que vi como Taehyung regresó con solo su ropa interior puesta.
—¿A dónde vas?
Lo miré de reojo.
—A mi casa, ¿a dónde más?
Dejé la toalla a un lado, mientras abrochaba mi sostén.
—Quédate a dormir.
Me detuve para verlo, estaba loco, no haría eso.
—Ya has cumplido tu cometido, puede ser que yo también. No tenemos nada más que hacer, así que me iré.
Tomé mi vestido, pero este vino a mí para detenerme.
—¿Mi cometido? Por supuesto que quería follar contigo, y vaya que lo hemos hecho, pero quiero pasar toda la noche junto a ti.
—Tus palabras no son relevantes.
Dije sin ningún gesto en mi rostro. Me siento completamente culpable, así como los niños pequeños cuándo saben que hacen algo mal. Dios mío, era tan tonta. Vale, lo hice, ya está, lo tomaría como un lío pasajero, por qué así era como él miraba a todas las mujeres. Entonces yo, resulté siendo como las demás.
Me puse mi vestido, sin importarme que me mirara. Sí, podía ser una de esas veces que anhelamos repetir, pero no sería el caso, no lo sería, ya la había cagado metiéndome con él, no lo volvería hacer.
Subí con dificultad la cremallera del vestido, y sin importarme que venía detrás de mí, caminé hacia la salida que recordaba al menos.
—Oh, vamos Saerom, ¿en serio te vas así?
Llegué hasta el salón, donde cogí mi bolso, mi chaqueta y mis zapatos.
—Me voy antes de que me eches, ya que echaste el polvo de tu vida, ¿no es así?
Guardó silencio, parecía no entender lo que decía, pero ya no me dejaría engañar después de hoy. Tal vez parecía tonta, pero mis sentimientos me hacían actuar así, por qué no eran tan claros ahora, después de haber estado con él.
Mientras estábamos en el estado más íntimo, lo único que quería es que no acabara nunca, me gustaba su olor, su toque, su voz, pero ahora que tengo la mente más clara. Es como si todo este tiempo lo estuve viendo de la misma forma en la que él me ha visto también.
Quería tener sexo con él, así como él conmigo, lo hicimos, entonces, todo debía acabar ya.
No me importa para nada, lo sé, puede ser por qué llevaba bastante tiempo sin hacerlo con alguien, y ver la insistencia de Taehyung, me motivo más, y por la extraña química de ambos. Lo quemamos en la cama, pues se quedaría ahí. Debía continuar con mi vida, olvidándolo y a pesar de que mi yo del pasado estaría enojada por lo que hice, Taehyung realmente sería solo mi compañero de trabajo.
Salí de su casa, dejándolo con la palabra en la boca. No me sentía para nada mal, seguramente hacía lo mismo con todas las chicas.
.
—Herbst
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