Nido de Urracas
Irene despertó sintiéndose inesperadamente cálida. Ella se dio la media vuelta para ver a Sherlock, su cara suavizada por su sueño, el brazo sobre su cabeza. Irene se desplazó ligeramente para mirarlo y se dio cuenta del cálido peso que siente sobre su abdomen. La mano de Sherlock descansa sobre su estómago. Irene mira los largos dedos que se estiran sobre la tela de satín.
Nunca se había levantado de esta manera. Sherlock siempre se metía a la cama después de ella, dejando un pequeño pero notable espacio entre ellos. Él debe haberse acercado a ella durante la noche, inconscientemente se acercó para tocarla. Irene pudo sentir el calor de su cuerpo, su aliento acaricia su mejilla. Esto es...peligroso.
Ella había tenido conexiones, uno o dos veces durante el año, más que nada por aburrimiento, para mantener su toque...luego estaba Sara. Pero este sentimiento, este deseo que parece llenarla, se extendía fuera de su cuerpo para llenar la habitación con dolorosa tensión. Esto no es solo soledad, no es sólo el placer de un cuerpo atractivo a su lado. Ni siquiera es el revuelo más oscuro de la lujuria. Irene no se ha sentido así con nadie. Esto la hace querer extender su mano, tocarlo... sólo para tocarlo. Sentir su piel contra la suya.
Qué sentimiento más ridículo para una mujer adulta.
Sherlock abrió sus ojos. La miró por un momento, parpadeando, como si tratare de descifrar el significado de la cara junto a su almohada. Miró hacia su propia mano y frunció el ceño ligeramente. Por un momento sus ojos azules están pensativos, como si trataran de resolver una ecuación en su cabeza.
— Buenos días —La voz de Irene suena más ronca de lo que ella pretendía. Ella se hace sonreír, una amplia sonrisa indiferente, y mueve su propia mano sobre Sherlock manteniendo su mano en posición— ¿Qué significa esto?
Los labios de Sherlock se abren:
— Involuntario... —Se detiene, frunciendo el ceño.
— ¿Sí? —Irene pregunta.
— Yo encuentro —su voz es áspera con sueño, casi un gruñido— Dadas todas las evidencias disponibles, las cuales indican que tú, Irene, eres una depredadora, una terrorista, una mentirosa patológica... parece que hay una parte subconsciente de mí que desea...
— ¿Sí? —pregunta Irene, reduciendo el tono de su voz deliberadamente.
Sus ojos se fijan en su cara, una mirada cuestionable. Luego miró hacia el techo.
— Esto no es relevante.
— ¿No lo es?
La distancia entre sus bocas es muy pequeña. Le debe un beso. Ella podría pedirlo. Sus ojos miran su boca por un instante y luego regresa a su cara. Sus dedos aprietan su estómago, las puntas atraviesan la tela antes de retirarlos. Él se sienta, movió sus piernas del otro lado de la cama.
— ¿Vas a reunirte con Fiona hoy?
Irene intentó ignorar la decepción que sintió en la boca del estómago.
— La Galería Nacional —Ella respondió— Esta mujer parece tener un fetiche por las instituciones culturales.
— Sugiere el Museo de Ciencia la próxima vez. Creo que su nueva exhibición de la materia obscura vale la pena. Bastante incorrecta por supuesto, pero.... —Sherlock desaparece en el baño sin mirar atrás.
— Lo tendré en mente —Irene respondió amargamente.
***
Ella encontró a Fiona de pie bajo el retrato de un noble del siglo XVI, con la cabeza inclinada y una leve sonrisa en su rostro como si ella y la pintura tuvieran algún tipo de comprensión.
— Es una lástima que los hombres ya no se vistan así —comentó Irene, mirando el collar de encaje del hombre, mangas hinchadas y copiosas joyas.
— Sí, ¿no? —Fiona giró sobre su talón, sonriendo a Irene—. Lo hiciste bien.
— Por supuesto —Irene alzó las cejas hacia ella.
— Bueno, ¿y estás lista para tu próximo trabajo?
— Pensé que nunca me lo pedirías.
Fiona se acercó al asiento amortiguado en medio de la galería. Se sentó, con los tobillos cruzados, mirando a Irene con expectación. Irene se movió lentamente para sentarse a su lado.
Fiona sacó una carpeta de papel de su bolso y se la entregó a Irene. Irene lo abre, y saca el primer documento. Una foto de una mujer de pie bajo un árbol. Ella tiene en sus brazos dos niños pequeños: una niña que mira a la cámara seriamente, y un chico que se aleja de la cámara, la cara está borrosa.
— Diana Musgrave —dijo Fiona—. Antiguamente una archivista en el Museo Británico. Ella adquirió 'de pura casualidad' un artículo particularmente valioso. Una corona enjoyada que originalmente pertenecía a la familia real francesa, creo. Siendo una mujer bastante práctica accedió a vender la corona a uno de nuestros agentes. Desafortunadamente, nunca llego.
— ¿Cancelo el trato?
Fiona sacó otra foto del archivo y se la entrega a Irene. Era un coche destrozado en una acera cerca de una autopista, con lo que parecía sangre salpicada en el parabrisas.
— Desafortunadamente, la señora Musgrave tuvo un accidente y al parecer prometió el artículo no sólo a nuestra organización, sino también a uno de nuestros competidores. Dichos competidores parecen haber sido de una disposición impulsiva. Cuando descubrieron que la señora Musgrave estaba tratando de engañarlos contra nosotros, decidieron que la respuesta más apropiada sería cortarle los frenos, la señora Musgrave fue trasladada en ambulancia al hospital Royal Alexandra pero fue declarada muerta a su llegada, lo cual, lamentablemente, significa que no puede decirnos ni a nosotros ni nuestros competidores donde escondió el Coronet —Fiona frunció el ceño, expresando su desaprobación ante un asesinato tan mal pensado.
— Es una pena.
— Sí, ¿Verdad? Particularmente porque ya habíamos negociado los objetos de la venta en 8 millones de libras. Y somos una organización que le gusta mantener nuestras promesas. —Fiona sonrío suavemente.
— Entonces, ¿Quieres que recupere la corona?
Fiona sacó un tercer pedazo de papel del archivo. Es un recorte de periódico de la Gaceta de Chiswick. Irene lee el título:
SE BUSCA – Nana de medio tiempo / Au Pair.
Ella miró hacia la cara de Fiona.
— Tienes que estar bromeando.
— Toda la evidencia sugiere que la señora Musgrave ocultó la información sobre la corona en algún lugar dentro de su propia casa, lo que parece ser la manera más eficiente de acceder a la casa.
— No sé nada acerca de cuidar niños.
Fiona se encogió de hombros.
— Espero que no te tome demasiado tiempo para localizar la corona, sólo intenta mantenerlos vivos hasta que la tengas.
Irene volvió a examinar la hoja informativa.
— Dice que uno de estos niños tiene necesidades especiales.
— Estoy segura de que puedes encontrar una manera de manejarlo —dijo Fiona con desdén— ¿A menos que prefieras darle el trabajo a alguien más?
Irene tomó aliento.
— No —ella dijo resignadamente—. No, lo haré.
— Excelente —dijo Fiona enérgicamente—. Me he tomado la libertad de preparar una entrevista para ti mañana a las cuatro, hay un CV y documentos relevantes en el archivo. Tu entrevista ha sido arreglada para mañana.
— Maravilloso —Irene dijo pesadamente.
Irene por lo general sabe exactamente cómo vestirse para cada ocasión, pero esta ocasión en particular requiere un poco de pensamiento. ¿Qué se usa para una entrevista de trabajo para una posición de niñera? Eventualmente ella sale y se compra un colorido vestido de batas y polainas, que coincide con botas de suela plana de rodilla. Ella arregló su cabella en dos trenzas gruesas y deja su cara libre del maquillaje. Ella se mira en el espejo, insatisfecha. Este no es su estilo.
— Quítate los aretes —Sherlock dijo desde la cama donde ha estado observando cómo se prepara aguantando la risa—. Individuos que trabajan con niños pequeños evitar tener accesorios colgando, por razones obvias.
— Cierto —Irene sustituyó sus aretes con botones.
— Esas botas parecen demasiado nuevas, trata de maltratarlas un poco —El abre el cajón junto a la cama y le arroja un cepillo de ropa. Irene lo usa para maltratar las botas.
— No entiendo por qué me han elegido para esto —Irene se quejó—. Obviamente no es mi área de experiencia.
Sherlock parece pensativo.
— Creo que están probando tus límites, tratando de averiguar exactamente de lo que eres capaz.
Irene lo mira pensativamente.
— Tu primera misión fue fácil, según tus estándares. Paso exactamente en tus habilidades existentes. Imagino que podrían emplearte fácilmente en una arena similar, pero en cambio eligieron empujarte fuera de tu zona de confort y probar ambas, tus habilidades de actuación y tu ingenio al mismo tiempo.
— ¿Porque no confían en mí?
— O porque piensan que podrías ser útil en alguna arena en particular, y desean probar primero tu temple.
Irene respiró hacia fuera.
— No hay presión entonces.
Sherlock inclina la cabeza hacia un lado para sonreírle.
— Oh, no del todo.
***
Alfred Musgrave era un hombre delgado y calvo con una expresión cansada. Escucha desganadamente el entusiasta discurso de Irene sobre las alegrías de trabajar con niños, y revisa su CV sin mucha expresión de interés.
— Tú entiendes que no puedo pagarte mucho, señorita, er, señorita ...
— Hosmer. Irene completó la oración—. Pero llámame Ángela.
— Ángela. Claro. Estamos cortos de dinero, y estoy trabajando tantas horas Dios me dé —Pasó su mano por su cabella delgada.
— Estoy perfectamente satisfecha con el salario discutido —le aseguró Irene.
— Y por supuesto que mi hijo tiene... dificultades. ¿A trabajado antes con niños autistas? —Los labios de Musgrave se fruncen. Es evidente que la discapacidad del hijo es un punto serio.
— Si —respondió Irene—. Trabajar con niños con necesidades especiales es muy gratificante.
— Lo es —Musgrave dice sin pensarlo, como si no pudiera concebir que alguien sostuviera tal punto de vista —Bueno, Danny es un buen chico, pero está en su pequeño mundo, ¿Sabes?
— ¿Tiene algún interés en particular? —Preguntó Irene—. A veces eso puede ser una forma de acercarse a los niños...
Musgrave miró hacia otro lado.
— Computadoras, creo, realmente no sé mucho de eso. Mi esposa manejó la mayor parte de... todo eso, yo estaba ocupado, con el trabajo —Irene observó su garganta moverse mientras traga con fuerza.
— Estoy seguro de que hizo todo lo que pudo —Ella dijo amablemente.
— Era una mujer muy buena, una madre maravillosa, me temo que no puedo... —Se interrumpió, cubriendo su boca con su mano. Irene pone una mano en su rodilla, lo mira con ojos amplios y comprensivos. Musgrave respira profundamente, claramente tratando de calmarse, y luego mira a Irene.
— ¿Cuándo puedes empezar?
***
El primer día de trabajo de Irene comenzó desagradablemente temprano. Irene se despertó por su alarma mirando alrededor de la habitación del hotel que parecía gris y mugriento en la tenue luz del amanecer. El espacio a su lado estaba vacío, las sábanas arrugadas. Sherlock parecía haberse ido cuando ella se despertaba ya desde hace varios días. Sin duda ansioso por evitar repetir los eventos de aquella mañana donde él sostenía a Irene. Bien. Él no podía ignorarla para siempre, ella encontraría una manera de recordarle.
Irene se vistió rápidamente en su horrible ropa de niñera y localizó su tarjeta. Se supone que ella estaría en la casa de los Musgraves lo suficientemente temprano para encontrarse con los niños antes de que salgan a la escuela.
Irene llegó temprano, y tomó un momento para evaluar la casa antes de entrar en ella. Los Musgraves vivían en una calle frondosa bastante agradable en Chiswick. Un estrecho pasillo de la calle conduce a un jardín delantero bastante frondoso, lleno de juguetes abandonados. La pintura en las ventanas se está pelando, el frente de la casa esta rayado con la suciedad. Irene llamó a la puerta.
Hay una pausa y un sonido raspante, la puerta principal se abre. Irene mira hacia abajo un par de ojos oscuros ligeramente hostiles.
— Supongo que debes ser la niñera —afirmó una niña pequeña y fornida de unos doce años, con una chaqueta de escuela azul marino, y un ceño fruncido pronunciado.
— Es correcto —Irene le extendió la mano a la chica (¿se les da la mano a los niños?, ella no lo sabe). La chica le toma la mano dudosamente—. Soy Ángela, ¿Cómo te llamas?
— Eloise —Ella le contesta en breve, y se da la vuelta. Irene la sigue en un pasillo estrecho y es llevada a la cocina. Esta es una de las pocas habitaciones de la casa en las que parece que se ha dado algo de atención, bien amueblada y equipada, aunque Irene nota una pila de platos sucios en el fregadero.
Un niño de pelo rubio se sienta en la esquina de la mesa, encorvado sobre una laptop. Un plato de comida está a su lado sin tocar.
— Ese es Danny —Eloise dice, con un tono de desafío en su voz.
— Hola Danny —Irene dice, con tanta calidez como puede reunir. El chico no mira hacia arriba.
— No le gustan los extraños —Dado su tono, Irene infiere que Eloise tampoco le gustan mucho.
— Bueno, espero no ser una extraña para ambos durante toda mi estadía —Irene le sonrío—. ¿Está tu padre en casa?
— Hubo una crisis en la oficina, tuvo que salir temprano y dijo que te dijera que hay instrucciones aquí —Eloise apuntó a una carpeta bastante pesada colocada en medio de la mesa—. Y esta es tu clave.
— Gracias —Irene tomó la llave.
— Tienes que llevar a Danny a la escuela después de que él haya comido... Danny, toma tu desayuno... ¡Vamos!, ¡O no hay computadora!
El chico ignoró a su hermana, hasta que se acerca y trata de cerrar su laptop. Hace un ruido de protesta sosteniéndola abierta.
— ¡Sólo si comes el desayuno, Danny, vamos!
El niño hace un zumbido en la parte posterior de su garganta, pero toma un pedazo de pan tostado con las puntas de sus dedos y toma un bocado.
— ¡Buen chico! —La voz de Eloise está llena de una calidez que Irene no habría imaginado que fuera capaz de hacerlo.
— Tengo que ir a buscarme el autobús —Eloise dice, con un ligero toque de rechazo mientras ve a su hermano terminar su comida—. Danny —Ella tomó al niño por los hombros para que él la mire—. Quédate cerca de Ángela cuando estés afuera, sin correr. No suele hacerlo —Le explica a Ángela—. Pero tienes que vigilarlo cuando estén en la calle, en caso de que haya coches.
— Recordaré eso —Irene dice débilmente.
— Volveré a las cuatro. —Eloise dijo, acercándose a la puerta y mirando a su hermano.
— Yo me encargaré de él.
— Sí —dijo Eloise—. Bien, los veo luego.
Y poniéndose su mochila de la escuela ella se va.
Irene se quedó con el niño, sintiéndose claramente nerviosa. Sólo mantenerlos vivos, de hecho. Fiona no había dicho nada acerca de los niños pequeños que eran propensos a correr de cabeza en el tráfico en un cualquier momento.
Ella decide mirar el manual de instrucciones. La primera página es un calendario tan exacto en sus requisitos que Irene quiere silbar. Cada minuto del día de Danny parece ser planeado en detalle. Miró el primer conjunto de instrucciones y luego mira el reloj. Maldita sea.
— Um, Danny —Ella le llama—. Danny— repitió, tratando de imitar los tonos de Eloise—. Tenemos que ir a la escuela ahora.
El chico se contrae ligeramente, pero todavía no la mira.
— Vamos, Toma tu abrigo y tu mochila.
Para su sorpresa, el muchacho hace lo que dice, poniéndose su mochila y su abrigo. Se detiene pacientemente junto a la puerta mientras la abre y la sigue dócilmente a la calle. Tal vez esto no sea tan malo después de todo.
— ¿Toma mi mano? —preguntó Irene, intentando acercarse al muchacho. El niño se queja y se aleja un poco de ella, pero le permite tomarle de la manga de su abrigo. Es suficiente para sostenerlo en caso de que él quiera darse a correr. Es un recorrido de 20 minutos a la escuela de Danny. Danny es dócil durante la mayor parte del viaje, caminando junto a Irene con la cabeza inclinada hacia el suelo y los hombros encorvados. Camina torpemente, no parece tener mucho aviso de su entorno. A medida que se dirigen a la carretera que conduce a la escuela, sin embargo, Danny parece animarse ligeramente. Él levanta la vista de repente y estalla en la canción.
— Mary tenía un pequeño corderito, Mary tenía un pequeño corderito —Él cantó desafinado y muy fuerte. Una mujer que pasa con un maletín da a Irene una mirada extraña.
— Danny, guarda silencio —Irene murmuró al chico.
— Frijolitos, frijolitos son buenos para tu corazón. Entre más comas más gases dan, jajaja.
Irene se preguntó si Danny realmente entiende lo que dice, su entrega es mecánica, plana, totalmente carente de humor. Quizás eso es parte de la broma.
— Canta en tu mente, por favor —Irene dijo desganada.
Han llegado a las puertas de la escuela, Irene se alegra. Tan pronto como pasan al patio de recreo Danny se suelta y comienza a correr hacia la pared lejana.
— Buscando a Mary, un, dos, tres. ¿En dónde se esconde ella? ¿Bajo el árbol?
Irene observó cómo Danny comienza a recorrer sus dedos por las grietas de la pared, aparentemente fascinado.
— Debes ser la nueva niñera —Una mujer de mediana edad en una chaqueta naranja con una expresión cansada ha aparecido detrás de ella.
— Um, sí.
— Cara Brown, asistente del salón de Danny
— Ah —Irene la miró cuidadosamente, midiéndola. ¿Una fuente potencial de información sobre la familia?— ¿Has trabajado mucho con Danny?
— Cuatro años —Cara sonríe cariñosamente a través del patio del niño—. Es un niño dulce.
— Sí —Irene forzó el entusiasmo en su voz. Es una lástima por su madre.
Cara frunció el ceño.
— Lo es, Diana era una señora tan simpática, tan apasionada por Danny. Por supuesto ella nunca aceptaba su condición, los padres en ocasiones no pueden... Siempre investigando, escribiendo a los médicos... Danny ha estado en todo tipo de tratamiento que hay, y él lo hace muy bien, a su manera, pero ella estaba convencida de que debía de haber algo más por ahí en alguna parte. Ella siempre estaba esperando una cura. Me temo que se aprovecharon de ella varias veces, hay algunos charlatanes ahí afuera.
Irene hace un ruido simpático.
— ¿Y el padre, siempre buscaba una cura?
— Bueno —Cara arrugó la nariz—, entre tú y yo, él nunca ha estado muy cerca, algunos hombres no pueden manejar tener un hijo discapacitado, lastima su orgullo —Ella suspiró—. De todas formas, es mejor que me lo lleve a la clase, déjame saber si tienes alguna pregunta, ¿No?, he estado en la cuadra varias veces, probablemente pueda ayudarte.
— Gracias —dijo Irene cálidamente—. Adiós Danny —Llamó al niño que no respondió, antes de sonreír a Cara y salir del patio. Ella revisó su reloj. De acuerdo con el manual de instrucciones del cuidado de Danny, ella tiene unas tres horas antes de que tenga que regresar a la escuela y recoger a Danny para almorzar. Hora de comenzar su búsqueda en la casa.
***
Irene comenzó en los dormitorios. El dormitorio principal esta extrañamente ordenado, las sábanas acomodadas sobre la cama. Irene sospechó que nadie había dormido allí por un tiempo. Seguro ya que hay un edredón arrugado en el sofá abajo donde el señor Musgrave ha estado claramente pasando noches incómodas. Los armarios parecen no tener nada en ellos, solo la ropa e Irene revisa para ver si hay pisos falsos. Ella revisó los papeles en el escritorio, pero no hay pruebas de mucho más que la correspondencia de Diana cada vez más desesperada con un número de especialistas médicos y una pila de facturas sin pagar. No hay ningún misterio del porque Diana Musgrave necesitaba dinero, estaba en deuda hasta la garganta, la mayor parte debido a los tratamientos sin fin que había reservado para su hijo. Irene miró a través de la lista de tratamientos que Danny había sufrido: terapia de chellation, análisis nutricional, curación espiritual...
Esto no la lleva a ninguna parte. Irene decidió pasar a las otras habitaciones.
Tres horas más tarde, Irene puso la casa de cabeza, pero no encontró nada de utilidad. Frustrada, se dirige a recoger a Danny de la escuela. Aparentemente es un elemento inquebrantable de su rutina que él tome su almuerzo en casa, por lo que Irene pasó una buena media hora desganada tratando de persuadir al niño a comer algo de pasta antes de escoltarlo de regreso a la escuela.
Eloise regresa temprano, a las tres y media, y mira alrededor de la cocina sospechosamente.
— Has estado moviendo cosas.
— Limpiando —Irene trató de sonar alegre—. Después de una mañana de frustración e irritación, no es fácil.
— No parece muy limpio —La niña dice roncamente, y se ayuda a tomar un vaso de jugo. Examina a Irene por el borde de su vaso durante un largo momento y luego dice abruptamente—. Recogeré a Danny de la escuela —Ah Irene no le importa. Le dará una media hora más para mirar alrededor.
Al final no logra nada en su búsqueda y los niños están de vuelta irritantemente rápido. Danny está en pleno modo de cantar otra vez.
— Recoge las piezas, Doce diez ocho, Hay una sorpresa debajo de la puerta.
El chico gira hacia la cocina, con amplia sonrisa en su rostro, y se precipita hacia su laptop. Suspirando, Irene pone biscuits en un plato y se resigna a una larga tarde de niñera.
***
Musgrave regresa del trabajo una hora tarde, por lo que Irene se tarda para volver al hotel. Ella pasó el tiempo por el paseo subterráneo balanceando sus pies con cansancio, y cuando ella llega al hotel va derecho hasta su habitación.
— No cenaremos esta noche —Ella le informó a Sherlock mientras se quita los zapatos—. Servicio al cuarto.
Él la echa un vistazo críticamente.
— ¿No lo encontraste?
— Aún no, no hay nada que sugiera quiénes son los contactos de Diana en el mundo criminal.
Sherlock agita sus manos pensando. Sus ojos todavía están fijos en ella, sonríe ligeramente.
— ¿Tomo que el ser una niñera no es una experiencia satisfactoria?
— No lo sé, tal vez deberías intentarlo —Irene le contesta.
Sherlock parece horrorizado al pensarlo.
— El muchacho te arrojó un trozo de espagueti, te cayó en el cuello, lo quitaste y la mancha de la camisa, pero un pequeño parche húmedo, permanece.
— Sabes cómo hablar con una chica, señor Holmes —Irene se desplomó a su lado en la cama y comenzó a pensar en el menú del servicio al cuarto—. No estoy segura de que él me lo lanzará a mí, sólo, en mi dirección general.
— No hubo malicia entonces.
— No creo que tenga conocimiento suficiente de mi existencia para albergar alguna malicia hacia mí.
— El probablemente esté al tanto, pero no interesado —Sherlock dijo, usando un tono de voz que hace que Irene lo mire.
— Estás interesado en el chico.
— Con dificultad.
— En su condición, entonces.
— No del todo. Yo quiero ensalada de pollo si es que vas a ordenar.
Irene rodó los ojos y tomó el teléfono.
***
Comieron la cena en bandejas en la cama, Irene está demasiado cansada y Sherlock aparentemente demasiado apático para moverse. Irene informó a Sherlock los puntos más importantes de su búsqueda, incluyendo todos los papeles que había encontrado. Sherlock sólo gruñó sin comisión en las noticias, y luego le dio una lectura sobre los puntos más importantes de las búsquedas en casas. Al parecer, ha escrito un artículo en su sitio web sobre las áreas más comunes en casas en la que se pueden ocultar cosas. Irene comprobó que la mayoría de los lugares que Sherlock ha mencionado ya los había investigado, pero le permitió seguir de todos modos. Había algo agradable al oír esa voz profunda retumbar a lo largo, sintiendo la calidez de la comida en su estómago y las suaves almohadas en su espalda....
Irene se despertó para encontrarse a Sherlock removiendo la bandeja de su regazo. Él se detuvo cuando ella se dio la vuelta mirándolo a su rostro curiosamente culpable.
— Estabas durmiendo —Él mencionó.
— Oh —Irene no pudo recordar la última vez que se quedó así, media conversación. Se da cuenta de que Sherlock lleva el abrigo puesto.
— Voy a salir, te he dejado una lista de ideas de búsqueda en la mesita de noche. Buenas noches, Irene.
— Buenas noches —Irene dijo, y volvió a dormir.
***
La lista de Sherlock es bastante larga, e Irene comenzó a revisar todos los lugares que son sugeridos tan pronto como ella regresó a la casa. Lamentablemente, varios días de búsqueda meticulosa no revelan absolutamente nada. Irene sintió como la frustración aumentaba debajo de su piel. Ella también se dio cuenta de que su búsqueda sólo había añadido un desordenado estado a la casa, y que eventualmente Musgrave notará que la mujer que contrató para ayudar a su confort domestico está dejando el lugar en peor condición. Tal vez ella podía contratar limpiadores para entrar en la casa. Aunque, mejor no. Sería vergonzoso si se tropezaren con el objeto que Irene ha estado comprensivamente fallando en encontrar.
Irene acabo de poner la cena para los niños (pasta de nuevo, su repertorio culinario no es exactamente vasto) cuando ella oye una llave en la cerradura. Por una vez, Musgrave está en casa a tiempo. Él entró en la cocina, dejando su maletín en la silla, ignorando a Irene. Se dirigió directamente a la nevera para servir una copa de vino.
— ¡Papi! —Eloise se precipitó hacia la cocina, con una sonrisa en la cara. Es la expresión más infantil que Irene jamás la haya visto.
Musgrave toma un trago de vino antes de responder.
— Hola, Ellie, querida —hubo una larga pausa mientras mira hacia abajo sus zapatos— ¿Cómo está la escuela?
Eloise lanzó una narración larga sobre su profesor de arte y una vida inmóvil sobre una fruta, pero Irene podía decirle que su padre no estaba realmente escuchando. Eloise obviamente también lo percibe.
— ¿Tiene hambre? He hecho pasta para los niños, también puedo ponerle algo para usted —Irene intervino. Musgrave la mira por primera vez.
— Si gracias —Hay una pausa, como Eloise mira a su padre y juega con su corbata— ¿Los niños han estado bien?
— Sí, se han portado bien —Irene dice cálidamente. Justo cuando hay un fuerte grito desde la habitación de al lado y Danny corre hacia la cocina, agitando los brazos.
— Buscando a Mary. Uno, dos, tres. ¿Dónde se está escondiendo ella? ¡Bajo el árbol!
— ¡Cuidado Danny! —Irene advirtió, mientras una de sus manos apenas y esquiva la olla de agua hirviendo.
Danny se acercó a su padre, y por un momento Irene pensó que le ofrecería un abrazo. En vez de eso, el joven se acerca y toca a su padre bajo la barbilla, delicadamente, con la punta de su dedo.
— Está bien, hijo —su padre le sonrío débilmente.
Danny sonríe y comienza a cantar otra vez.
— Toma las piezas, doce, diez, ocho....
— Jesús — Musgrave coloca su cabeza en sus manos— ¿No puedes callarlo?
Irene está sorprendida y un poco mortificada por la fuerza del impulso que siente al tirar la sartén de pasta en la cara del hombre.
— Lo llevaré — Eloise salta, con la cara tensa—. Vamos, Danny, vamos a jugar con tu laptop, ¿De acuerdo? — Ella sacó al chico que sigue cantando.
Hay un largo silencio en la cocina. Irene dejó la pasta cocida, y comenzó a drenarla. Ella miro al señor Musgrave por el rabillo de su ojo. Ella necesitaba preguntarle algo, y por más malo que sea su humor, ahora es el mejor momento. Ella podría ser capaz de matar a dos pájaros con una piedra y extraer alguna información para Sherlock.
***
Su larga experiencia con hombres le dice que Musgrave respondería mejor si él tenía un plato de comida delante de él. Así que ella le sirvió primero, y esperó hasta que comenzó a comer para hacer su pregunta.
— Me preguntaba —habló— Si pudiera tener el jueves por la tarde libre.
Musgrave le miro, a través de una bocanada de pasta.
— ¿Por qué?
— Una cita en el hospital —dijo Irene con dulzura —Tengo una cita para un escaneo.
Musgrave frunció el ceño profundamente.
— ¿Qué hay de los niños?
— ¿No hay nadie más que pueda verlos por la tarde? Un amigo de la familia o...
Musgrave sacude la cabeza.
— No, no hay nadie.
— ¿Qué hay de... seguramente su esposa tenía amigos, gente a la que ella llamaría para ayudarla con los niños?
— Nada de eso, mi esposa y yo éramos gente privada. No intercambiamos nuestros problemas.
— Pero seguramente debe haber tenido amigos del trabajo, vecinos, ese tipo de cosas.
Musgrave le lanza una mirada sospechosa a Irene.
— Sólo me pregunto porque... bueno, me preguntaba si había alguien con quien pudiera hablar para pedir consejo sobre Danny, sólo un poco más de información sobre su estado. ¿Realmente no hay nadie más cerca de su esposa?
Musgrave gruñó.
— Por lo que sé, ella no estaba en las mejores condiciones con sus compañeros de trabajo, pero había un grupo de apoyo al que había acudido durante un tiempo, parecía creer que ayudaba... El nombre está escrito en el calendario. No creo que ayude.
— Bueno, tal vez Eloise pueda ver a Danny después de la escuela, sólo por una noche, es muy buena con él.
Musgrave se encogió de hombros desinteresadamente.
— Habla con ella sobre esto —dijo desganado.
Irene reprimió su ceño y llamó a los niños para cenar.
***
— Has estado en Worthing —Sherlock dijo tan pronto cuando Irene abre la puerta.
— ¿Qué? —preguntó. Sherlock la mira, evidentemente significando las múltiples pistas que puede leer con solo mirarla. Maldita sea, piensa Irene.
— Estuvimos de acuerdo, Irene, dijimos que sería demasiado peligroso volver ahí, arriesgarnos a que nos conecten a nuestras viejas identidades, ¿En qué estabas pensando? —Sherlock se movió a través de la habitación, agarrando fuertemente el antebrazo de Irene. Ella lo sacude.
— Tenía que ocuparme de unos asuntos, no fui a ninguna parte cerca del piso y, de todos modos, no me siguieron.
— ¿A qué asuntos Irene?
— No voy a discutir esto contigo —Irene se dio la vuelta, dirigiéndose hacia la ducha, azotando la puerta detrás de ella.
— ¡Irene! —Sherlock golpeó contra la puerta una vez, hay un silencio incómodo. Irene suspiró, y abre la ducha, quitándose la ropa. Él no va ignorar este evento, ella piensa. Pero ella no puede decirle dónde ha estado. Aún no.
Sorprendentemente, cuando sale de la ducha, Sherlock parece haber olvidado su argumento. Él está descansando, sentado en la cama revisando su laptop otra vez.
— Revise el grupo de apoyo del autismo que mencionaste.
— ¿Oh?
— Uno de los otros miembros, Julia Foster, recientemente fue arrestada por robar fondos de su lugar de trabajo. Interesantemente, tanto ella como la señora Musgrave habían estado muy involucradas con el mismo terapeuta, un curandero especializado en "extracción enzimática negativa" Puras patrañas hablando científicamente.
— ¿Crees que está involucrado?'
— Tiene sentido, en lugar de tener un plan sin trucos, quítales el dinero a los pobres tontos y luego animarlos a cometer delitos para pagar las deudas. Dondequiera que exista desesperación, la gente encontrará una manera de ganar dinero de ella —Sherlock lanzó una sonrisa sarcástica.
— Pobre Diana —Irene murmuró. Sherlock levantó las cejas con sorpresa.
— No esperaba tanta compasión de ti, señorita Adler.
Irene le lanzó una mirada.
— Creo que es hora de cenar, espero que no planees usar eso.
Sherlock frunció el ceño y se levantó para cambiar hacía ella.
***
— Estás zumbando —Sherlock señaló abruptamente mientras regresan a su habitación. Lo está, Irene se da cuenta. Posiblemente se pasó de copas con el vino.
— ¿Qué es esa melodía?
— Creo que es el tema de los Tellytubbies —Irene se disgustó.
— Ese maldito niño, él hace esto todo el tiempo, regurgita las mismas viejas canciones y melodías, una y otra vez, No creo que él sepa lo que significan, me está volviendo loca.
— Ecolalia —Sherlock comentó— No la veas como una característica relacionada con trastornos autistas en niños. Los niños reproducen repetitivamente las mismas frases o fragmentos de varias canciones, en lugar de participar en lo que consideraríamos interacciones sociales habituales.
— Tú sabes bastante acerca de eso —Irene dijo especulativamente— ¿Por qué es eso?
Sherlock le da la espalda, aparentemente concentrándose estrictamente en encajar su llave en la cerradura. Irene lo mira, con sonrisa depredadora.
— ¿Sherlock?
— Cuando yo era niño —Sherlock abrió la puerta, y agitó su mano para acomodarla—. Fue uno de los muchos diagnósticos que consideran para describirme. Naturalmente, lo investigue.
— Naturalmente —Irene está de acuerdo— ¿Y estuviste de acuerdo con el diagnóstico?
Sherlock se encogió de hombros.
— Hay rasgos típicos del autismo que tienen cierto parecido con los míos, pero en general, no, no pensé que correspondían. No les importo mucho a los médicos. Eso fue antes de que explotara el dormitorio de aquel chico en Eton, los diagnósticos se inclinaban más hacia una personalidad anti social. Personalmente— Sherlock le sonrío—, prefiero el término sociópata.
Irene alzó las cejas. Ella conocía muchos sociópatas, en el trabajo que solía tener, ella desarrollo una habilidad para detectarlos, aprendiendo a saber por instinto qué clientes eran peligrosos. (Sin mencionar la amplia experiencia que Irene había ganado con el sociópata con el que había crecido). Sherlock no encajaba mucho con ese perfil. Sin embargo, no tenía sentido discutir con un hombre acerca de eso para ayudar a su ego.
— Debes haber sido un niño con problemas para haber recibido tantos diagnósticos, o un niño problemático —Ella dijo.
— Lo segundo. Mi padre y Mycroft estaban convencidos de que había algo en serio conmigo.
— ¿Y tu madre?
La expresión de Sherlock fluctúa momentáneamente. Se acerca a la ventana para mirar hacia fuera.
— Ella siempre me dijo que no había nada malo conmigo, que yo era perfecto como yo era.
— Eso es muy dulce.
— Sí, era también una mentira. Cuando ella murió, descubrí en todas sus posesiones, todo el testamento, se lo había dejado a Mycroft, con instrucciones para cuidarme. Ella no creyó que yo no sería capaz de cuidarme por mí mismo.
Ouch Irene pensó.
— No es muy agradable saber que en toda tu vida has crecido en una mentira —Sherlock meditó—. Es una de las razones por las que decide por perfeccionar mis habilidades deductivas. No volveré a ser engañado tan fácilmente. Mi capacidad de empatía podría faltar. Mi capacidad para leer a la gente en general, no lo es.
— No —dijo Irene—. Me di cuenta.
Se acercó un poco más a él, mirando por la ventana la calle de abajo. Ella le pone su mano suavemente en su brazo. Algo en su cara se contrae ligeramente, como si protestara por el gesto, pero no se aleja. Permanecen en silencio por un largo tiempo. Irene pensó en lo que se dijo. Ella no está muy segura de por qué Sherlock ha elegido compartir esta historia con ella, y más en estos momentos. Tal vez sea una especie de manipulación, una tentativa de ganar su simpatía... o tal vez simplemente se siente solo. Ha estado mucho tiempo alejado de sus amigos, de su territorio natal.
— ¿Es por eso que no aceptarás la ayuda de tu hermano? —ella dijo, recordando el argumento anterior acerca del dinero.
Sherlock sonrío
— Mycroft está muy desesperado por cumplir los términos del testamento de mamá. Para cumplirlo, me debe avisar, me divierte no permitirlo, vive en un estado de frustración permanente.
Irene también sonríe.
— Tu sabes exactamente donde enterrar el cuchillo, ¿No? —ella dijo con admiración.
— Casi siempre —Sherlock está de acuerdo—. Por cierto —Sherlock se endereza, el momento de vulnerabilidad claramente se acabó—. Olvidé mencionar, encontré información acerca de tu coronet en línea ¿Quieres ver lo que buscas?
— Puede ser útil.
Sherlock buscó su laptop; cambiando a una nueva pestaña. Irene ve una pequeña corona dorada, llena de rubíes y granates. Bastante vulgar en realidad, no es algo que ella misma usaría. Ella revisa la siguiente sección, la historia y lugar de origen de la corona. Aparentemente había estado en la familia real francesa durante varias generaciones, y fue sacada de contrabando del país por amigos de María Antonieta después de que ella había caído en manos de los revolucionarios.
Algo en el breve párrafo fastidia a Irene, algo de ese párrafo le recordó algo. Ella frunce el ceño y lo mira más cerca, lee el párrafo de nuevo.
— ¿Irene? —Sherlock la está mirando de cerca— ¿Qué pasa?
— Shh —dijo Irene.
La corona fue llevada por última vez por María Antonieta en un vals poco antes de la caída tumultuosa de su marido Louis. La corona fue sacada de contrabando del país por... ¿Qué le recordaba eso?
Oh.
Buscando a Mary, un dos tres... Mary. María Antonieta.
— Lo hizo por sus hijos —Irene respiró.
— ¿Qué?
— Esta canción que el chico sigue repitiendo, la mayoría de sus canciones son de la televisión o de las canciones infantiles, pero nunca he oído está en ningún otro lugar, debe ser porque ella se lo enseñó. Ella estaba dejando instrucciones de cómo encontrarla en caso de que algo le pasara, dándole instrucciones a Danny se estaba asegurando que solo las personas que pasaran tiempo con él, que lo cuidara, eso es bastante.
Ella miró a Sherlock quien le está sonriendo con la sonrisa más grande que ella le hubiera visto, sus ojos brillan.
— ¿Cuál es la canción?, repítemela, ¿la recuerdas del todo?
— Creo que sí... lo he oído bastantes veces .Buscando a Mary, uno dos tres, donde se esconde, bajo el árbol, recoge las piezas, doce diez y ocho, hay una sorpresa bajo la puerta.
Sherlock sonrío.
— No es la mejor poeta la señora Musgrave, pero el significado es bastante claro, tenemos que cavar debajo de este árbol... ¡Ahora, esta noche!
— ¿Nosotros? —Irene alzó las cejas— ¿Esta noche?
Sherlock se encogió de hombros.
— No tiene sentido perder el tiempo. De todos modos, no pareces tener físico para cavar.
— Tú tampoco —Señaló Irene.
— Si hacemos esto juntos esta noche —señala—. No tendrás que volver a cuidar a esos niños mañana.
Es una idea tentadora.
— ¿Qué pasa si llamamos la atención? —Preguntó Irene—. Si Fiona manda alguien que nos siguiera...
— Dijiste que nadie te seguía cuando fuiste a Worthing —Sherlock señaló—. Y si esperamos una hora más o menos para que nadie nos vea. De todos modos, si lo hace, puedes decir que tomaste a tu novio local para que te ayude a cavar, para pasar un buen rato.
— Podría —la resolución de Irene se debilitó. Está ansiosa de deshacerse de este trabajo con Musgrave—. De acuerdo, ¿qué necesitamos?
Están a obscuras en el jardín de Musgrave. Irene se está ahorrando la luz de la antorcha, no quiere llamar la atención de los vecinos. Sherlock está tocando el suelo con la pala que encontraron escondida en el cobertizo del Musgrave.
— Aquí, creo —Murmuró para sí mismo y empezó a cavar—. Aquí es donde comienzo a extrañar a John.
— ¿Por qué siempre hacías que el hiciera el trabajo pesado? Es un milagro que el pobre hombre te soportó, ¿sabes?
— Solían decírmelo muy frecuente —dijo Sherlock—. Aquí, he golpeado algo duro, ilumina.
Irene usó la antorcha para iluminar el lugar, usando su cuerpo para bloquear la luz, no quería iluminar las ventanas por accidente. Sherlock descubrió un disco circular en el suelo. Está dividido por líneas entrelazadas dentadas.
— Recoge las piezas, es un rompecabezas —Sherlock comentó—. Tendremos que quitar las piezas en el orden correcto para llegar a lo que está debajo —Sherlock comenzó a probar las piezas una por una. Eventualmente descubre el patrón y quitó la tapa. Debajo hay una reja metálica. Irene usa la antorcha para tratar de ver lo que hay debajo de la rejilla, pero solo ve un tenue reflejo del agua. Sherlock comienza a destornillar la tapa de la rejilla.
— Espera —dijo Irene—. Ten cuidado, puede haber una sorpresa debajo de la puerta, podría estar en la rejilla.
Sherlock está de acuerdo, él se alejó de la rejilla mientras la removía. No pasó nada. Sherlock empujó el mango de la pala hacia abajo en el agujero. Se oyó un ruido agudo, algo peligroso y dentado oscila debajo, el golpe hace que Sherlock suelte el mango de la pala. Sherlock levantó las cejas.
— Trampa primitiva.
— Bien entonces —Irene alzó las cejas— ¿Qué sigue, Indiana Jones?
Sherlock tomo un palo largo del suelo y lo golpeó en el agujero, probando si hay más trampas. Finalmente satisfecho de que no hay más trampas en el agujero, descendió utilizando la escalera.
— ¿Que puedes ver? —Irene preguntó.
— Necesito una luz —él respondió.
— ¡Quítate de aquí! —Irene susurró y bajo después de él. Es un salgo pequeño, pero ella cae en lodo sucio. Encendió la antorcha e ilumino a su alrededor; están en lo que sólo puede describirse como una pequeña sala subterránea. No hay nada en él, excepto por una caja de metal oxidada en la esquina. Sherlock se arrodilla y la examina.
— Necesitamos la combinación.
— Prueba el 12-10-08 —Irene sugiere, recordando la canción.
— Por supuesto —Sherlock murmuró. La caja fuerte se abrió con un clic.
Irene se sorprendió. No solo estaba la corona que vio en la red pero también otras antigüedades. Una cadena dorada incrustada de joyas, un broche de latón antiguo con diseños célticos, un set de broches de oro fino en una caja de terciopelo.
— Bastante urraca, tu Diana —comentó Sherlock. Irene le entrega la mochila que trae y comenzaron a meter el contenido de la caja fuerte en ella.
— Sabía que no eras una niñera de verdad —Una voz suena por encima de ellos.
Irene se asustó y casi deja caer la antorcha. Ella giró para ver a Eloise, su rostro iluminado por la luna enmarcado por la entrada al pozo.
— Eloise... —dijo ella— Sólo estábamos...
— Robándonos, ya me di cuenta —Eloise tomó la reja para empujarla en la entrada del pozo, encerrando a Sherlock e Irene—. Llamare a la policía.
Ella tomó los pedazos del rompecabezas, volviéndolos a poner en su lugar sobre las cabezas de Sherlock y de Irene.
— Espera —Sherlock llamó—. Si vuelves a poner la tapa en el pozo, el aire se agotara y estaremos muertos dentro de 5 minutos.
Eloise vaciló un momento y luego se encogió de hombros.
— Ustedes son delincuentes —dijo en voz baja— ¿Por qué debería importarme?
— ¡Porque podemos ayudarte! —Irene gritó desesperadamente. La chica solo rodo los ojos y movió las piezas más rápido— ¡Podemos ayudar a Danny!
Eloise la mira frunciendo el ceño.
— Ni siquiera te importa Danny.
— No —admitió Irene—. Pero a tu madre si le importaba, ella había hecho un trato con la gente con la que trabajaba, accedió a venderles estas cosas — Ella apuntó a la maleta de Sherlock—. A cambio de dinero suficiente para ayudar a tu hermano, para mantenerlo seguro."
— Mi madre no lo haría —dijo Eloise con brusquedad—. No se involucraría con criminales como tú.
— Lo haría si fuera la única manera de protegerlos a los dos —señaló Irene.
Eloise vaciló.
— Si nos dejas salir —continuó Irene—, puedo asegurarte de que ese dinero vaya a ti, no a tu padre, a ti. La gente que conozco, son muy listos, pueden forjar un documento que te pone a cargo del cuidado de Danny, tan pronto como seas mayor de edad. No tendrás que aguantar al idiota que tu padre contrate.
— ¿Realmente puedes hacer eso?
— Te lo prometo ¿Sherlock?
— Por favor, Eloise, déjanos salir.
— ¿Cómo puedo saber que puedo confiar en ti? —Eloise frunció el ceño. Irene miro a Sherlock que mordía su el labio y saco una pistola.
— Aquí —dijo dándosela—. Ninguno de nosotros va a intentar nada mientras tu tengas esto en tus manos.
Eloise se sorprende, pero se mueve rápido quitando la rejilla y acepta el arma de Sherlock. Se retira y deja que Sherlock e Irene salgan, apuntando con el arma hacia ellos en todo momento. Irene respiró profundamente el aire fresco, su corazón esta acelerado.
— Gracias, Eloise —Sherlock dijo, con una sonrisa muy encantadora—. Ahora, voy a darte un artículo valioso de la colección de tu madre, es un signo de buena fe que nos asegura que tu recibirás el dinero que se te debe —Sherlock le dio ha Eloise la cadena de oro—. Así no es necesario llamar a la policía.
— DE ACUERDO —Eloise tomó la cadena de las manos de Sherlock—Pero si no escucho sobre ese dinero para la próxima semana llamare a la policía de todas maneras.
— No esperaría nada más —Sherlock le sonrío cálidamente.
Eloise simplemente accede y continúa apuntando con el arma hacia ellos. Irene se siente cada vez más tensa, no está segura de que la chica no los dispare por accidente.
— ¿Podemos irnos ahora, Eloise? —La niña le da a Irene una mirada penetrante, pero asiente con la cabeza.
— No vuelvas —Añadió con brusquedad.
— Créame —dijo Irene con todo el corazón—. No tengo intención de hacerlo.
Sherlock e Irene se dan la vuelta y salen del jardín tan tranquilamente como pudieron. Tan pronto como llegan a la calle, se miran el uno al otro, y luego se van corriendo.
— No puedo creer que es peor —Irene recuperó el aliento después de haber corrido varias calles—, que le diste una pistola a una niña de doce años o que ni siquiera sabía que tenías una pistola.
— No puedo creer que no nos hayan disparado —Sherlock le miro y sonrío—. Eso fue... eso fue...
— ¿Espantoso?
— Absolutamente y completamente...
— ¿Maravilloso?
Sherlock asintió con la cabeza, todavía sin aliento.
— No he hecho esto en tanto tiempo, he estado tan encerrado, revisando los registros, analizando las bases de datos, escondido. ¡Lo he extrañado, Irene, he extrañado esto demasiado! —De repente las manos de Sherlock están alrededor de su cintura, girándola alrededor con una risa vertiginosa—. Nosotros fuimos brillantes. Completamente, totalmente... — Sherlock se detiene, mirando su rostro. Por un momento Irene contuvo el aliento, lo único que puede hacer es mirarle, beber en la intensa expresión de deseo que ha aparecido en su rostro.
Y luego, de repente, deja ir a Irene, alejándose.
— Será mejor que encontremos un taxi, debe haber una carretera principal por aquí... —Sherlock se aleja, e Irene, respirando hondo, va a seguirlo.
***
— Bien, bien —Fiona miró la bolsa del botín que Irene obtuvo—. Parece que nuestra Diana estaba más en la manga de lo que pensábamos.
— Ella debió haber estado robando de su lugar de trabajo por un tiempo —Irene dice estando de acuerdo.
— Bien hecho —Fiona le sonrío—. Te has ganado tu paga.
— Me temo que hay algunas inconveniencias —Irene le explica sobre Eloise Musgrave—. Tendrás que pagarle la cuota adeudada de su madre, asegúrate de que esté en su nombre.
— ¿Necesito? —Fiona levantó las cejas—. Ella es sólo una niña de doce años, ¿Qué daño podría hacer?
— Puede que haya pruebas suficientes para acusar a alguien —dijo Irene—. Lo más probable que sea yo ¿Realmente necesitamos tomar el riesgo? No es como si no hubieras ganado más dinero de lo que esperabas con este pequeño robo. Y después de todo, son una organización que le gusta mantener sus promesas, ¿Verdad?
Los ojos de Fiona parpadean con diversión.
— Nosotros, Irene. Ahora formamos parte de esta organización... Muy bien, yo me encargare de que los niños reciban su dinero, pero es interesante ver esta compasión en tu corazón.
— No es compasión —Irene protestó—. Eloise Musgrave podría ser una verdadera amenaza si está enojada.
— Y sabes perfectamente que tenemos una cantidad de maneras de deshacernos de amenazas como Eloise sin recurrir al soborno —La sonrisa de Fiona es frágil. Irene suprime un estremecimiento. Eloise Musgrave es una niña desagradable, pero Irene no tiene ganas de verla asesinada.
— Pero no, te voy a complacer, sólo por esta vez, ya sabes... Hay algunos de mis compañeros que verían la compasión mostrada por una mujer como un rasgo negativo, pero creo que tú y yo sabemos lo útil que puede ser la capacidad de empatía, siempre y cuando se pueda apagar. ¿De qué otra manera puedes descubrir cómo manipular? —Fiona le da una amplia sonrisa, levantándose—. Estaré en contacto, Irene.
— Lo esperare — Irene dijo, tan suavemente como ella puede manejar. Por alguna razón su boca se siente bastante seca. Mira a Fiona alejarse, y por primera vez se da cuenta de que cada pequeño gesto oculta un frío propósito, que es, sin duda, completamente opuesto a todo lo que Sherlock e Irene están tratando de lograr. Temblando un poco, Irene toma su chaqueta se da la vuelta y se dirige a casa.
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