Capítulo 9. Salvados por un ángel...¿o no?
Después de haber hecho enojar a Suki, Juan y los demás fueron enterrados en la tierra. Debido a que ya habían salido del infierno de arena, los hermanos ahora se encontraban en un desierto de tierra roja, por lo que fue más fácil enterrarlos como castigo. Aunque hay que admitir que Suki no fue tan mala, solo enterró la mayoría del cuerpo y dejó fuera de la tierra las cabezas del grupo de amigos, tal vez no era tan mala como todos pensaban ya que les dejó como respirar, o quizás el plan era que los zopilotes los torturaran por lo que habían hecho.
Pasaron 20min y no había rastro de zopilotes o de alguna persona que los pudiera ayudar.
—Oye, Juan, la próxima vez que aparezca una chica linda... ¡Podrías evitar interactuar con ella, idiota! —Exclamó Fernando lleno de rabia.
—No es mi culpa... Muy bien, si vuelve aparecer otra chica te prometo que no le hablaré. Es más, ni siquiera le haré caso si ella me habla, ni aceptaré lo que ella me dé.
—Pareces deshidratado, toma un poco de agua. —Comentó una voz misteriosa.
—Oh, gracias. —Juan solo observó unas manos que sujetaban una cantimplora cerca de sus labios, y por inercia simplemente aceptó. Juan si se estaba deshidratando por lo que prosiguió a tomar con rapidez el agua que le ofrecieron y después de saciar su sed dijo—. Como les decía no aceptaré nada de ninguna mujer... Oigan, ¿Por qué me miran de esa manera?
Juan no lo había notado, pero desde hace unos pocos segundos detrás de él apareció una extraña persona que vestía una túnica café que la cubría de pies a cabeza. Esta persona comenzó a estirar las mejillas de Juan mientras que este no hacía nada por evitarlo, es por eso que la expresión de los demás era de confusión, pero luego pasó a ser de decepción mezclado con molestia, ya que el viento hizo que la capucha se moviera descubriendo que aquella persona misteriosa, al final era una mujer.
Con un cabello largo y de un color semejante al cielo en una noche sin estrellas, apareció una joven y hermosa chica que permanecía estirando las mejillas de Juan.
—¿Eh? ¿Por qué me miran así? —Preguntó Juan.
—¿Enserio no sientes que te están estirando las mejillas? —Cuestionó David.
—Claro que lo siento, pero si este compañero está dispuesto a regalarle agua a alguien que lo necesita, ¿Quién soy yo para negarme a sus costumbres raras?
—Un momento, ¿Crees que es hombre el que te está haciendo eso? —Preguntó Fernando esperando una respuesta no tan estupida.
—Por supuesto.
Al terminar de afirmar Juan fue sujetado de la nariz por la persona, la cual levantó la cabeza de Juan y le dijo con una sonrisa.
—Sorpresa. —Con una sonrisa y un brillo purpura muy hermoso en sus ojos, la dulce chica comentó.
—¡¿Quéeee?! ¡¿Eres mujer?! Im-imposible, mi olfato están agudo que puedo identificar si se trata de una mujer o hombre.
—¿Eh? Interesante. —Comentó la chica mientras sacaba una libreta de la túnica y comenzaba a tomar notas—. ¿Qué olor percibiste en mí? Y ¿Cuál es el olor normal que percibes de una mujer?
—Eh, bueno, no sabría como describirlo, pero podría decirse que percibo a los hombres con olores relacionados a comida salada. Y las mujeres las percibo con olores parecidos a postres.
—¿Por qué comida? Además, dijiste que no le hablarías a ninguna mujer —Cuestionó David.
—Shh. Deja que termine de hablar. —La joven silenció a David sin dejar de tomar nota.
—A ver que más... Ah sí, pero el olor cambia cuando son muy cercanos a mí, por ejemplo, ellos tienen un olor único. Un olor indescriptible. Eric huele a Eric, David a David y así con todos... lo mismo sucedió con Suzuki, al principio olía a helado y ahora huele a Suzuki.
—Se supone que percibes y distingues olores, ¿Qué hay de mí? ¿No notaste que era mujer?
—Es raro, porque fue un olor muy familiar, en vez de que mis sentidos se pusieran en alerta, sentí bastante paz y tranquilidad. Es muy extraño. Cuando hay peligro siempre mis sentidos reaccionan, pero en tu caso fue lo opuesto, me sentí relajado.
—Lo sabía. Esa reacción es debido a tus genes.
—¿Mis genes?
—Si, debido a tus genes humanos, has desarrollado un instinto de un animal. Tu olfato, audición, y varios de tus sentidos son igual de agudos como los de un animal... Yo opino que eres como una mascota, un perro tal vez.
—¡Oye! ¡Sin insultos!
—Lo siento, lo siento, je je. Pero es que un perro es el ejemplo más adecuado en este caso... Te explicaré la razón por la que no me detectaste, podríamos decir que tienes sentimientos así a mí.
—Puf, Que novedad. No te sientas especial. Juan desarrolla sentimientos de amor por cualquier chica linda que vea. —Comentó Raúl en tono de burla.
—¡Oye, idiota! Tienes suerte de que estemos así, sino te rompería el hocico. —Expresó Juan con ira.
—No me refiero al amor. A veces los cachorros tienden a desarrollar un apego hacia otras personas. No precisamente de amor romántico, a veces el instinto los obliga a desarrollar un sentimiento de apego y atención a personas muy poco probables... Él no ha visto nada romántico en mí, la atracción que actualmente siente es como si le hubieran presentado a un perro joven a su nueva hermana menor... En estos momentos Juan, por instinto, ha desarrollado un vínculo de hermandad hacia mí. Y como todo buen hermano mayor buscará proteger a su tierna y adorable hermana.
—Llamarte a ti misma tierna y adorable es muy narcisista. —Comentó Raúl.
Este comentario ocasionó que la chica se irritara y comenzara a estirar con un poco más de fuerza las mejillas de Juan.
—Un momento, yo no siento eso por ti. Es mas, apenas te conozco. —Aunque casi no se entendía lo que decía, Juan intentó demostrar que el no sentía nada por ella.
—Instinto. No necesariamente es algo que debas de demostrar... Los humanos son seres interesantes.
—Un momento, ¿Cómo sabes sobre los genes humanos? ¿Y cómo sabías sobre esa reacción de Juan? —Cuestionó Fernando.
—Fácil. Desde que supe que unos Windsor estudiarían en la misma escuela que yo, me surgió varias incógnitas hasta el punto donde investigué sobre ustedes. —Comentaba la joven mientras caminaba hacia donde estaba enterrado Fernando. Al llegar a él se hincó y lo sujetó de la mejilla derecha mientras le decía—. Me encanta investigar sobre cualquier cosa mientras me parezca divertido... Es por eso que cuando investigaba sobre su familia encontré estos datos muy interesantes... Supe sobre sus técnicas y sus armas, así como también sobre sus fortalezas y debilidades... Sabía sobre el "apego seguro", se supone que un Windsor con las características de tu hermano puede ser forzado a siempre proteger a una persona. Esto sucede por varios factores, uno de ellos es los años que pasen juntos u obligarlo, como lo acabo de hacer. Él estaba sediento y cuando a un animal le sacias sus necesidades cuando él no puede, este mismo se vuelve apegado a ti por instinto.
«Esta chica lo tenía todo planeado. Es muy peligrosa. Debemos de seguirle la corriente hasta que nos libere.» Pensó Fernando.
—¿podrías soltarme las mejillas? —Preguntó Fernando con algo de irritación—. Además, el termino humano es algo taboo, tengo entendido. ¿Cómo es que lo sabes?
—Es cierto que los humanos son algo muy secreto, pero eso es lo bueno de pertenecer a una de las 11 familias. Mi nombre es Mai Nakano, con un gusto por la ciencia y la tecnología. Me encanta investigar sobre temas interesantes...—Mai acercó sus labios a la oreja izquierda de Fernando y con una voz muy dulce susurró—. Tengo un interés muy grande por los humanos. Se lo que piensas, después de que los libere me intentaras capturar para interrogarme... ¿En serio crees que podrás enfrentar a Juan para capturarme? En estos momentos el me protegerá sin saber por qué lo hace, además estas cansado por usar esa super técnica. Lo único que puede salvarte es tu espada la cual necesita magia, y yo poseo a la ficha más fuerte en estos momentos. ¿Crees que puedes vencer a Juan en tu estado actual?
Hasta el momento los hermanos nunca se habían enfrentado a alguien que los dejara en Jaque. Fernando no podía comprender como una chica tan linda, poseía una forma de ser tan más maquiavélica.
—Hey, Nako.
—¿Nako? Mi apellido es Nakano. Esperaría que el tipo que supuestamente debe protegerme se aprenda mi nombre. —Comentó Nakano mientras se ponía de pie.
—Es que me has caído muy bien. Así que te puse un apodo. ¿No te gusta?
—Claro. No me afecta.
—Ah, y otra cosa... ¿Podrías liberarnos? Te prometo que si alguno de ellos te intenta hacer algo los detendré. —Expresó Juan con una gran sonrisa.
Estas palabras sorprendieron a los hermanos de Juan, quienes ya habían planeado engañar a la chica para después capturarla. De la misma manera estaba Nakano, según lo que ella sabía era que cuando el sujeto la protegiera, a este último el brillo en sus ojos pasarían a ser del mismo color que la persona a la que debe de proteger. En este caso ningún brillo pudo ser observado en la mirada de Juan.
«Esto no tiene sentido. ¿Por qué me protegería? ¿En serio sirvió la vinculación? ... Cuando levanté su cabeza observé el brillo purpura. Tendré que confiar en él.»
—Está bien. Ya escucharon, si intentan algo él los hará pedazos. —Nakano comenzó a buscar algo dentro de su túnica y después de unos segundos sacó una bolsa de tela algo extraña, sacando de él seis esferas metálicas que tenían varias líneas rojas alrededor.
—¿Qué son esos?
—Este... Sabes cachorro, llamarte Windsor es un problema cuando son 5 hermanos. ¿Puedo llamarte por tu nombre?
—No me importaría, pero si quieres dime Bik.
—Ok, Bik. Estas esferas son robots que yo misma fabriqué. Me ayudarán a retirar la tierra roja de su alrededor sin necesidad de que tenga que esforzarme. Normalmente necesitan magia para funcionar mejor, pero diseñé estas para que funcionen como normalmente lo harían.
—Debes de ser muy lista. Aunque los tipos listos resultan ser algo débiles. No me extrañaría que estuvieses acompañada de un grupo. —Comentó Raúl.
—Lo estoy, sin embargo, pedí que se adelantaran. Tenía un asunto que debía realizar sola. Nos encontraremos en el siguiente bioma. Estamos relativamente cerca. —Comentó Nakano antes de activar sus robots.
En medio de cada esfera había un botón grande, al presionarlo las esferas se convirtieron en pequeños robots con diseño de un perro que rápidamente comenzaron a excavar para sacar a al grupo de amigos, en total habían seis perros, uno para cada uno.
De la nada una fuerte brisa ocasionó que el semblante de Juan se tornara serio.
—¿Qué tanto tardará, Nako?
—Máximo un minuto, ¿por qué?
Juan no respondió a la pregunta simplemente observaba de reojo el lado izquierdo.
«¿Qué le pasa? Está muy serio. Por lo que vi siempre parece estar muy relajado. ¿por qué se enojó de repente?»
Al cabo de un minuto el grupo fue liberado, mientras se sacudían el polvo todos estaban extrañados por la seriedad que emanaba Juan y sin pensarlo mucho entendieron la situación.
—¡Al suelo!
Rápidamente una lluvia de dagas se acercaba de la dirección en donde Juan se mantenía atento. De este ataque sorpresa solo pudieron reaccionar 3, Juan había sujetado a David y junto a él lo tiró al suelo. Raúl hizo lo mismo con Suzuki y Fernando se abalanzó a Nakano para tratar de cubrirla. Eric fue el único que simplemente esquivó las dagas sin preocuparse por los demás.
—Sabes, si no fuera porque era necesario en estos momentos ya te hubiese golpeado. —Comentó Nakano, quien había quedado acostada en el suelo mientras que Fernando estaba encima de ella siendo separados solo por unos centímetros.
—L-lo siento. —Expresó Fernando desviando la mirada.
—Si, si. Te perdono... ¿podrías moverte?
Todos habían salido ilesos del ataque, Fernando se puso de pie y extendía su mano para ayudar a Nakano, mientras que Raúl hacia lo mismo con Suzuki, los restantes también se levantaron del suelo.
—Oye, deja de esconderte. Desde hace tiempo puedo oler tu asqueroso aroma. Es el mismo olor que tenía impregnado el halcón. —Comentó Juan mientras se acercaba a recoger su hacha que estaba clavada en el suelo—. ¿Seguirás escondiéndote? Es obvio que tampoco puedes usar magia, si así fuera ocultarías mejor tu presencia.
El lugar donde se encontraban era un desierto de arena roja, lleno de cactus y algunas vegetaciones, aunque secas, era representativas del lugar. Era obvio que había lugar en donde esconderse y después de unos segundos de ser llamado, de entre la vegetación salió un sujeto muy extraño.
Extremadamente delgado y de una altura que rondaba los 170 cm, apareció de entre los vegetales un sujeto con cuerpo extremadamente blanco que era cubierto por una especie de marcas color negro. La parte superior estaba al descubierto y las marcas en su cuerpo formaban un dibujo muy semejante al rostro de un león. Aunque parecía no estar vistiendo nada debajo de la cintura, esas mismas marcas negras tomaron la forma de un pantalón. Al igual que la mayoría de su cuerpo, su rostro era blanco y en donde deberían ir sus ojos solamente estaban orificios vacíos, simplemente podía ser apreciado un círculo verde que vendría siendo su pupila. En vez de una persona, esta aberración era más semejante a una calavera, ya que no tenía boca, más bien solo tenía un dibujo de una boca que posiblemente alguien dibujaría en una calabaza en Halloween.
—E-es un... Wendigo. —Comentó Nakano temblando de miedo.
Intentando calmarla Fernando la sujetó del hombro y dijo.
—¿Qué es un Wendigo?
—¿Quieren entrar a la escuela de magia sin saber lo que es un Wendigo? Normalmente la policía se encarga de detener a todo sujeto que intente hacer daño con magia. Cuando son casos más difíciles acuden a buscar ayuda de las escuelas de magia. En segundo año comienzan a mandar a estudiantes a misiones para capturar a espíritus peligrosos. Para eso son los cazadores mágicos... Los espíritus más comunes son los Wendigos. En sí son espíritus nacidos por la concentración de sentimientos de las personas. Para evitar enviar alumnos a morir se estableció una clasificación para espíritus. En la clase "C" están los espíritus que no pueden ser vistos, solamente los puedes ver gracias a un hechizo o algún artefacto mágico. Son sencillos de eliminar y normalmente solo pueden dañar a una o dos personas a la vez. Un clase "R" es todo aquel que ya es visible y puede lastimar a civiles, normalmente requieren una mayor experiencia para eliminarlos, estos pueden dañar a un grupo mayor de civiles, son fuertes y potencialmente peligrosos. Los clase "MR" pueden manipular la mayoría de objetos a voluntad, usan la magia para controlar elementos naturales y son capaces de cambiar de forma. Los espíritus de las clases inferiores se alimentan de la salud de los individuos, provocándoles lentamente la muerte. Un "MR" necesita comer personas para sobrevivir, por suerte son muy escasos en ciudades, viviendo en bosques u otros lugares comiendo animales.
—Entonces ese que tenemos enfrente debe de ser un "MR". —Afirmó Raúl.
—No... —Refutó Juan temblando de ira—. Hay un olor horrible en ese sujeto, intenté buscar el parecido en otras cosas, pero siempre regreso a lo mismo... Al principio pensé que era sangre de animal, pero después de olerlo con detenimiento me di cuenta de que era sangre de personas.
—¿Estás seguro? —Cuestionó Eric.
—La sangre siempre tiene el mismo olor sin importar las razas... Estoy completamente seguro de que el olor tan asqueroso que sentí era el de la sangre que ya lleva varias semanas sin limpiar.
De la nada, aquel Wendigo habló dejando aterrados a todo el grupo.
—Lo siento mucho. Cuando como tiendo a comportarme como un animal y siempre terminó cubierto de sangre.
—Im-imposible... E-es un clase "E".
—¿Un clase "E"? —Cuestionó Eric.
—Normalmente los clase "MR" tienen similitudes a monstruos y criaturas extrañas. Son como animales sin razonamiento... Los Wendigos son espíritus especiales debido a que nacen siendo clase "C" y evolucionan hasta ser clase "MR". Aunque a veces logran brincar otro escalón... Logrando poseer razonamiento y uso de las palabras. Son los clase "E", los más peligrosos y fuertes de entre todos los espíritus.
—Bien dicho, niña. Aunque si te soy sincero, no soy tan fuerte como piensan, apenas soy capaz de destruir media ciudad en cuestión de segundos. Eso es algo que me irrita. —Con una voz aguda que era irritante, aunque tenebrosa, comentó aquel Wendigo—. Normalmente, los clase "E" adsorben el maná de las personas para hacerse más fuertes y así lograr la perfección de un clase "S" ... Esos tipos son patéticos, roban para aumentar rápido su fuerza, en vez de entrenar y mejorar. Entonces qué sentido tiene el existir sino disfrutas el proceso.
—Parece que eres un sujeto muy inteligente, ¿seguro que no eres un clase "S"? —Cuestionó Eric.
—Por desgracia soy mucho más guapo que esos presumidos. Los clase "S" se asemejan más a una persona normal, es por eso que pueden pasar desapercibidos ante la sociedad. A veces puedes haber hablado con uno sin darte cuenta. Estos solo asesinan a los "cazadores mágicos" o cualquier estudiante de las escuelas de magia. Pero eso ya es placer, ya que se puede encontrar maná en cualquier ser vivo, y nosotros podemos consumir cualquier carne o vegetal para adquirir nutrientes.
—Entonces ¿Para qué nos persigues? —Preguntó Juan.
—Nos contrataron para una misión... Debemos de capturar a la chica que los acompaña. —Comentó el Wendigo mientras señalaba a Nakano—. Vamos, vamos, dénmela.
—¿Dijiste que no comías personas?
—Nunca dije que me la comería. Alguien la quiere y yo vengo a llevarla... Miro confusión en sus rostros. Se los explicaré, ella además de ser hija de una de las 11 familias, es hija del Jefe superior de todos los policías. Es obvio que hay muchos que buscan vengarse de su padre secuestrándola. Es por eso que me pagaron para llevármela... Como me cayeron muy bien les daré dos opciones, pueden entregarme a la chica y les diré sobre el atajo que los llevará hasta la meta, o pueden intentar protegerla y morir en el intento... ¿Qué deciden?
—Suena tentador dejar a una persona que apenas conocimos, ¿no creen? —Raúl comentó después de desenvainar su espada y tomar una posición conocida como Chundan no kamae, postura utilizada en el Kendo.
—Dices eso, pero la punta de tu espada apunta a mi garganta... Saben, no tengo problemas con dejarlos ir, pero si quieren morir, les concederé ese favor.
La tensión aumentaba con cada palabra, era obvio que estaban en niveles diferentes, ya que la chica que estaba más que confiada ahora estaba aterrorizada. Todos pensarían que era lo mismo para Suzuki, sin embargo, parecía que ella no conocía nada sobre esa clasificación, así que estaba tranquila. Lo mismo era para los hermanos, al no conocer la magnitud del problema estos estaban muy tranquilos, tal vez su falta de conocimiento era una bendición o simplemente eran unos idiotas.
Al igual que Raúl, Juan sujetó con fuerza su hacha y tomó una postura de ataque. Esos dos hermanos estaban enfrente del grupo, servían de barrera entre el Wendigo y Nakano. Todo estaba en calma, cualquier movimiento daría inicio al combate.
—Esperen... No hay necesidad de que arriesguen su vida. Si se tomaron la molestia de contratar a un Wendigo de clase "E" quiere decir que me quieren con vida... Tal vez mi padre logre un acuerdo y pueda salir con vida... «Por mi egoísmo de entender más el comportamiento humano estoy arriesgando la vida de unas personas que no hicieron nada... soy de lo peor... Si le ordeno que se retire es obvio que será obligado por la vinculación, sus hermanos lo seguirán y nadie saldrá lastimado, así que...» ... Juan, te ordeno que te retires.
Nakano intentó convencer a Juan de que todo estaría bien, aunque intentó mantenerse con una voz fuerte, esta se tornaba quebradiza en ocasiones, era obvio que tenía miedo. Sus pensamientos la envolvieron y le expresaron su culpabilidad, sin embargo, todo el odio que se estaba sintiendo así misma fue difuminado por la radiante y amigable sonrisa de Juan quien con solo unas palabras calmó las preocupaciones de la joven.
—¿Retirarme? Nako, lo que hago no es por tu culpa. La vinculación no tiene nada que ver en esto. Así que puedes estar tranquila... solo moleré a golpes a este idiota que se cree mejor que nosotros. ¿No es así, Raúl?
—Este cabrón cree que nos estuvimos esforzando por nada. Así que es necesario una paliza para educarlo.
—Lo ves. Todo estará bien. —Juan se despidió usando su mano derecha, normalmente tendría los 5 dedos extendidos pero esta vez solo extendió 3—. Fernando, te lo encargo.
Después de escuchar la despedida de Juan, Fernando sujetó el brazo de Nakano y comenzó a correr. Aunque en primeras Nakano no quería correr, tuvo que hacerlo o caería debido a que Fernando estaba corriendo muy rápido. Los demás hermanos y Suzuki corrieron detrás de ellos.
—Vaya, están escapando. —Comentó el Wendigo de forma cómica—. Meh, creo que encontraré más diversión con ustedes.
El Wendigo levantó su brazo izquierdo y como si estuvieran esperando que este la alzara cayó una espada con la hoja curva larga, parecida a una espada árabe, y un mango oscuro con diseños de rostros que expresaban lamento.
—Creí que tendríamos más ventaja, ya que no tenía magia ni armas. —Comentó Juan desilusionado.
—Parece que esto será más divertido.
—Muy bien... comencemos.
El ambiente estaba tenso, ninguno apartaba la mirada de su rival y después de que la brisa levantara algo de polvo el combate comenzó. Juan aprovechó la distracción del polvo para lanzar su hacha hacia el Wendigo, quien solo esquivó con elegancia y de forma engreída intentó sujetar el hacha, pero esta era muy pesada, lo que ocasionó que cayera al suelo junto con el arma. El Wendigo no entendía lo que estaba pasando, aun y con su fuerza cayó debido al peso.
«Está claro que me confié y no puse demasiada fuerza, pero esta hacha es más pesada de lo que creí.»
El Wendigo intentó levantar el hacha, pero sorpresivamente esta se hizo un poco más grande y pesada. El Wendigo aplicó más fuerza y a duras penas el hacha se levantaba, pero de lo que no se percató era que esa acción fue una distracción y detrás de él apareció Raúl quien saltó para poder cortarlo a la mitad.
Girando su cuerpo a gran velocidad el Wendigo logró recibir el impacto de la Katana en su espada, con una sonrisa engreída miró a los ojos de Raúl, sin embargo, esta sonrisa se borró cuando se percató que detrás de Raúl se mantuvo ocultó Juan quien a gran velocidad se acercó hasta donde estaba su hacha y dando una pequeña vuelta intentó clavar su arma en la cintura de su rival.
Al verse presionado, al Wendigo no le quedó más opción que empujar a su rival y saltar para salvarse del golpe, pero no lograba empujar a Raúl, este estaba poniendo mucha fuerza en la Katana evitando así cualquier rechazó del rival y dejándolo sin contrataque.
Sabiendo que si no se quitaba el hacha le daría, el Wendigo se tiró así atrás, como si hubiese perdido el equilibrio, para así hacer que la trayectoria del arma ahora fuese hacia Raúl. Era obvio que, si su hermano estaba en la trayectoria, Juan detendría el ataque, pero esto no fue así, ya que Juan mantuvo su ataque, el cual ahora tenía como objetivo la espalda de Raúl. Ahora siendo muy tarde para detener la inercia del hacha, todo parecía indicar que Raúl sería herido por su propio hermano.
Rápidamente Juan se dio cuenta de esto y solo le bastó girar el mango del hacha 90 grados para que la parte de la hoja sirviera como una base donde Raúl apoyaría su pie izquierdo y se impulsara con este, escapando del golpe.
Debido a todo lo que realizó, Juan perdió el equilibrio y aprovechando la desventaja, el Wendigo reafirmó las plantas de los pies y puso mucha fuerza en las pantorrillas, se levantó para asestarle un golpe con la espada a Juan que estaba de espalda y sin posibilidad de cubrirse.
Raúl sin pensarlo arrojó su Katana hacia su rival quien tuvo que saltar para esquivar el ataque, perdiendo la oportunidad de matar a Juan. Antes de que la Katana siguiera su curso Juan la sostuvo con su mano izquierda y sin perder tiempo corrió hacia donde estaba su rival, al mismo tiempo en que arrojaba la Katana a Raúl, parecía que Juan falló al entregar la Katana, ya que la lanzó mucho más adelante de su hermano, sin embargo, este ya había corrido hasta ese punto.
Parecía que Raúl conocía cada movimiento que usaría Juan. Al tomar su Katana Raúl se abalanzó a su enemigo quien apenas se logró separar de ellos. Con un corte en diagonal Raúl se acercó a su rival, este solo se cubría con su espada, y de su lado izquierdo apareció Juan quien intentó golpearlo con el hacha, nuevamente pudo cubrirse con su espada.
—Juan, no vayas a morir. —Con estas palabras frías que Raúl dijo a su hermano menor, se comenzó una ráfaga de golpes con Katana en varias direcciones.
Al mismo tiempo, Juan lanzaba golpes con el hacha a su rival. Este último se encontraba atrapado en una coordinada ráfaga de ataques que a duras penas podía repeler con su espada. Los movimientos de los hermanos parecían una coreografía que quizás fue ensayada por semanas o meses, una hermosa danza. Sin importar cuantas veces la Katana pasaba muy cerca de la piel de Juan esta nunca lo hería y viceversa, los golpes del hacha por más que pasaban cerca de Raúl nunca lo tocaban. Es como si supieran hacía que dirección iba a golpear cada hermano y hacía que dirección debieran ir.
Lamentablemente, sus esfuerzos por herir a su rival no daban frutos, ningún arma asestaba y su enemigo lograba cubrirse de cualquier ataque gracias a su velocidad. La resistencia de los hermanos se mermaba lentamente, sus ritmos cardiacos comenzaron a elevarse y el calor del desierto no era de gran ayuda.
Después del último ataque en conjunto, los hermanos fueron nuevamente esquivados por el Wendigo, pero esta vez había algo extraño, su rival se veía contento. Y de un momento a otro solo pudieron escuchar las palabras que hicieron pedazos el ego que los hermanos se cargaban.
—Claramente son fuertes, pero sus golpes no tienen esa furia que necesitan para detenerme... Me han divertido y siento que si continúan entrenando me darán más diversión, así que traten de no morir con este golpe.
El Wendigo con un salto hacia atrás se alejó de los hermanos. Ellos pensaron que se estaba retirando y huiría, pero su rival solo estaba tomando impulso. Sorpresivamente el Wendigo soltó su espada y antes de que esta tocará el suelo, el Wendigo a gran velocidad se logró posicionar a menos de un metro delante de los hermanos y antes de que estos pudieran responder, su rival simplemente dijo.
—Ataque físico. "Destructor de cráneos".
En menos de un segundo el Wendigo le asestó a cada hermano un puñetazo cerca de las costillas, quebrándoles un par en el proceso. Por si esto fuera poco, tras el golpe los hermanos fueron arrojados varios metros hacia atrás después de haber sentido un impulso de aire. Ya en el suelo, los hermanos intentaron ponerse de pie, pero sin éxito alguno debido a que su propio cuerpo se los impedía.
«Maldita sea, ponte de pie estúpido cuerpo» —Pensaba Juan enojado.
«¿Qué acaba de pasar? Se supone que no puede usar magia. Entonces, ¿Qué hizo?»
Quizás era por el propio instinto de supervivencia, pero sus cuerpos no reaccionaban. En la pelea en contra de Odak recibieron golpes muy dolorosos y aun así continuaron peleando, lo que les pareció extraño a los hermanos, sus piernas no reaccionaban y sus manos temblaban demasiado. Toda la mezcla de emociones evitaba que los hermanos siguieran peleando, ya que sus propios instintos sabían que si esto continuaba morirían. Juan y Raúl no querían aceptar que en esos momentos estaban muertos de miedo y su orgullo estaba totalmente herido.
—Se preguntan por qué un simple golpe causó tanto daño, creen que el no poder usar magia en estos momentos me limita, pero están equivocados... No usé magia para potenciar mis ataques, eso fue fuerza pura, doblegué el aire a tal punto que generó un impacto más fuerte y destructivo.
«Así que era eso... Mierda, sin magia no puedo usar mis técnicas con Katana.» Pensaba Raúl mientras intentaba ponerse de rodillas.
—Les daré una segunda oportunidad. Si se quedan en el suelo, diré que los dejé fuera de combate y así podrán vivir... Realmente me gustaría que entrenaran y lograran perfeccionar su técnica.
—¿Quedarme en el suelo? ¿Acaso eres idiota? No estuve día tras día en esa maldita cascada para nada... sé que por mi culpa estamos aquí... siempre me han dicho que soy un idiota inservible... Tal vez mi orgullo es débil, ya que me obliga a rendirme... pero ahora no sostengo mi propio orgullo, una familia importante nos permitió usar las técnicas de sus antepasados ¿y nosotros simplemente debemos quedarnos en el suelo debido a nuestro miedo? —Lentamente y con sangre escurriendo por su mentón, Juan se puso de pie mientras se mantenía presionado el punto donde fue golpeado.
—Comprendo lo que dices, niño. Así que ¿por qué no mejor te rindes y entrenas? Si mueres ahora todo lo que has recibido hasta ahora seria en vano.
—¿Y quién dijo que perdería? —Comentó Juan mientras se limpiaba la sangre de la boca.
Este comentario logró tocar el orgullo del Wendigo quien se acercó velozmente a Juan, sujetó su hombro izquierdo y con un fuerte puñetazo en el estómago hizo que Juan volviera a caer al suelo.
Debido al fuerte golpe Juan escupió sangre, sangre que caería en el rostro del Wendigo. Al ver esta escena Raúl se llenó de rabia, su cuerpo reaccionó, se puso de pie y empuñó fuertemente su Katana e intentó cortarle la cabeza a su enemigo. Confiado, el Wendigo solo golpeó con su mano derecha la muñeca de Raúl desviando así la trayectoria de la Katana y de forma inesperada con su otra mano, el Wendigo golpeó en el rostro a Raúl.
Con los nudillos llenos de sangre, el Wendigo observó como el cuerpo de su rival se desplomaba en el suelo. Con decepción los observó mientras se limpiaba la sangre de su cara y nudillos.
—Esperaba que pudieran mejorar con el tiempo y tener una batalla más que digna... Descansen en paz, pequeños niños.
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Después de que lograron escapar, los hermanos continuaban corriendo hacía la dirección que los estaba guiando uno de los perros robots de Nakano. Aunque había algo que mantenía pensativa a Nakano, quizás era culpa o preocupación, pero existía algo que la tenía intranquila.
—Es mejor que te calmes. Ellos estarán bien.
—Así es, Nakano, Fernando tiene razón. Al final de cuentas somos Windsor. Herederos de un gran linaje de guerreros, ellos podrán con él. —Intentando sostener las palabras de su hermano, David comentó, sin embargo, él también estaba muy preocupado.
—Aún y sabiendo el poder de su enemigo mantienen una fe ciega a sus hermanos... Que lindo de su parte. —Comentó Nakano mientras bajaba la mirada.
—¿Crees que culparte por lo que está pasando servirá de algo? —Cuestionó Fernando.
—Claro que no. Soy una chica de ciencia. Así que entiendo que mi culpa es un cero a la izquierda... Pero es obvio que lo que ellos hicieron no es lo correcto. Toda acción tiene una reacción. Mi acción fue intentar experimentar con su hermano y mi reacción era pagar con el karma de ser secuestrada.
—¿Te castigas a ti misma por cosas más allá de tu entendimiento? —Con palabras de un hermano mayor, Eric intentó calmar las preocupaciones de Nakano—. Usas la lógica para entender algo causado por los sentimientos. A veces las personas hacen estupideces que casi nadie entiende, pero que al final tienen un propósito. Prueba de ello es cualquier científico importante que tu conozcas.
—Aun así, no es lo correcto.
—¿Qué es lo correcto? ¿Qué pagaras por experimentar con Juan o que te secuestraran? A como yo lo veo para ti nuestras acciones son incorrectas. —Cuestionó Fernando—. Así que déjame decirte una cosa, si ayudarte fue incorrecto, nosotros siempre haremos las cosas incorrectas por las razones correctas. Actuamos mal, tal vez, pero ayudarte era lo correcto. ¿No es así, Suzuki?
—Exacto. Ayudar a quien lo necesite, esa es la filosofía de nuestra manada. —Expresó Suzuki con una gran sonrisa.
Las palabras de Fernando lograron disipar la culpa de Nakano, quien levemente sonrió y comentó.
—Escuché que ustedes 6 no pudieron contra Odak. ¿creen que esos dos puedan con alguien mucho más poderoso que Odak?
—Hace unos segundos mencionaste algo sobre la fe ciega hacia nuestros hermanos. Mas que fe es conocimiento. —Expresó Eric mientras se ponía adelante del grupo.
—Eric tiene razón. Esos dos son los únicos que pueden pelear sin magia. Raúl ha practicado kendo desde hace varios años... —Comentó David.
—Y Juan se ha criado en un ambiente muy hostil. La única regla que siempre ha seguido en su vida es el de "Si te intentan lastimar defiéndete, y si intentan lastimar a alguien más, ayúdalo." —Complementó Fernando.
—Es obvio que ambos tienen diferentes filosofías y pelean por razones distintas... Pero la similitud que ellos comparten es solo una... sin importar cuantas veces caigan al suelo, ellos se levantarán una y otra vez, ya que el rendirse es un privilegio que se les arrebató desde niños.
—Al hablar así de sus hermanos puedo notar su cariño por ellos. Pero ese clase "E" nunca se detendrá hasta matarlos. —Comentó Nakano.
—Y ellos tampoco se detendrán hasta morir. —Refutó Fernando.
—Una tormenta imparable vs dos montañas inamovibles. Eso suena interesante... —Comentó Suzuki mientras observaba en dirección hacia donde estaban combatiendo sus amigos. Aunque ella no los veía, desde lo más adentro de su corazón ella les deseó suerte.
«Raúl-, eres fuerte y sé que regresarás con bien. Protege a Bik. Ánimo, sé que pueden ganar... los estaré esperando en el bioma de selva... Ánimo, no se rindan.»
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—Bien. Si me apresuro los alcanzaré en un rato... —Después de haber derrotado a sus oponentes, el Wendigo miraba al horizonte en busca de algún rastro de los que lograron huir. De un momento a otro sus instintos de supervivencia se pusieron en alerta máxima—. Vaya, vaya. Así que todavía no mueren.
Repentinamente, aun con el dolor de los golpes que habían recibido y con algunas fracturas, los hermanos lograron ponerse de pie, pero algo cambió en ellos.
«Hay algo extraño en estos chicos. Por su aroma supe que los 5 eran hermanos, pero siento que algo no cuadra. Se supone que nacieron el mismo día y tuvieron la misma niñez, ¿por qué siento como si cada uno de ellos se crio diferente... Deberé de moverme con cautela»
—Oye, eres solo un Wendigo ¿verdad? ¿o tienes algún nombre? —Preguntó Raúl mientras se masajeaba la mandíbula.
—Es inusual que una persona lo pregunte, pero sí. Tengo un nombre. Aunque soy un espíritu nacido de las almas en pena de guerreros que murieron antes de alcanzar la perfección, crecí y ahora soy conocido como Epimoní.
—Epimoní, podrías responder algo. ¿Cómo funcionan tus ataques físicos? Me di cuenta de que sin mi magia soy inservible. Me gustaría que tuvieras la amabilidad de enseñarme esas técnicas. —Juan se puso de pie y con determinación le pidió un favor a su rival.
—Aquellos que buscan la perfección siempre me han caído bien... En el mundo conocemos como maná a toda esencia vital que nos rodea, pero además de ella existen partículas conocidas como "Detonating". Partículas que al ser mezcladas con maná pueden crear elementos de la nada. Ahí es donde entra el ataque físico, al golpear a gran velocidad varias partículas quedan atrapadas entre el objeto que golpea y el lugar de impacto, ocasionando que al separarse todas las partículas que se estuvieron aplastando exploten, ocasionando una onda expansiva que genera más daño al rival... No quiero desilusionarlos, pero para dominarlo a la perfección deberían de entrenar por lo menos 5 años a lo mucho, aunque puedo ver en sus ojos el talento que poseen. Si entrenan lo suficiente es probable que en un año lo puedan dominar.
—Agradezco la clase que nos acabas de dar. Solo tengo una pregunta más, ¿qué pasa cuando no es dominada a la perfección? —Preguntó Juan.
—Posiblemente no controles la onda expansiva y termines matando a tu rival. Con la perfección viene la precisión, sabiendo que ustedes son estudiantes posiblemente no querrán usar una técnica tan arriesgada con un compañero y matarlo en una simple practica de entrenamiento. Así que... — Epimoní comenzó a estirar los músculos, mientras observaba entusiasmado a su rival—. ¿Qué tal se practicamos un poco? Tú, el que usa Katana, sabes cómo manejarla más nunca has usado una real en tu vida. Siempre piensas en lo que pasará cuando aciertes el golpe y no piensas en como acertarlo. El pensar mucho reprime tu potencial. Y tú, el tipo del hacha, noto que nunca has recibido entrenamiento en artes marciales, sin embargo, sabes cómo defenderte y atacar, tu estilo es raro, pero funcional. Falta pulirlo así que vengan, no se contenga y atáquenme con todo lo que tengan.
Las cosas cambiaron drásticamente, aquel que era su rival se había transformado en una especie de maestro, y aunque los hermanos estaban dudando, ellos decidieron aceptar los consejos de su enemigo para lograr la perfección.
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