Capítulo 3. Todo por un listón.
Fernando se encontraba sujetando con mucha fuerza el brazo del sujeto. Sus miradas se cruzaron y en el rostro del tipo solo había confianza, una confianza muy ciega hacia el mismo.
—Hmmm. Un integrante de la familia Windsor. No me dirás que realmente ustedes sienten un afecto noble hacia un objeto como ella.
—Solo dame el listón y todo terminará. —Con una mirada fría comentó Fernando.
—Tienes mucha confianza en ti mismo, Windsor.
Ante la discusión, los "hermanos" solo se quedaron parados sin moverse observando detenidamente las acciones de Fernando. Bueno, casi todos estaban parados, solamente Raúl era el que se dirigió hasta donde se encontraba Suzuki y la sujetó del hombro.
—Suzuki. Es mejor que te alejes de aquí. Fernando se convierte en un idiota cuando se enoja. —Suzuki se encontraba inmóvil y ni siquiera hizo caso a lo que Raúl le dijo—. Ese listón, ¿tiene algún valor sentimental? —Suzuki solo asentó con la cabeza—. Ya veo.
De la nada, Raúl sujetó de los hombros a Suzuki y la arrojó en el aire hacia donde se encontraban sus "hermanos". Sin apartar la mirada de lo que pasaba entre Fernando y el tipo, Eric, con delicadeza, atrapó a Suzuki y la bajó con suavidad.
Raúl caminó lentamente hacia donde se encontraba Fernando mientras decía.
—Oye tú, como te llames. —El tipo intentó decir su nombre, pero Raúl lo detuvo de forma arrogante—. La verdad es que ni siquiera me interesa saberlo. Ahora, vamos grandulón, dame el listón y todo puede terminar tranquilamente. —Dijo mientras le daba un leve golpe en el pectoral al tipo.
Aquella montaña de músculos solo expresó más su confianza con una sonrisa de oreja a oreja, que enmarcaba su excesiva arrogancia, pero con Raúl sentía algo muy diferente. Aunque Fernando lo miró con ira y desprecio, el tipo sentía que Fernando nunca podría dañarlo de gravedad, sin embargo, la sensación que sentía al mirar a los ojos de Raúl era totalmente distinta, era la misma sensación que sienten las presas al estar cara a cara con su depredador.
—Sabes, aunque eres arrogante, tú me agradas. ¿Qué tal una apuesta?... Si te soy sincero quisiera ver a un linaje de tan alta estima arrodillarse ante mí. Soy Odak Halfwarg, el próximo miembro de las 11 familias más importantes del mundo.
Con un largo bostezo Raúl interrumpió el discurso de Odak.
—¿Terminaste?
—Je je. Cada vez más arrogante. Se nota que haces honor a tu apellido. —Sin poner mucho esfuerzo Odak se soltó del agarre de Fernando, parecía que se podía haber soltado desde el principio—. Muy bien, hagamos una apuesta. Veremos quien logra obtener una calificación perfecta en el examen de colocación. El que pierda tendrá que ser el sirviente y esclavo del ganador por una semana.
Raúl solo lo miró fijamente y contestó.
—Me parece bien.
—Espera... hay que poner algo más en claro. Si tú pierdes, tú y tus hermanos serán mis sirvientes. —Reafirmó Odak.
—Y si tú pierdes. Tú y tu pequeño grupo de lamebotas serán mis sirvientes. —Al decir esto, las miradas de odio hacia Raúl se hicieron notar.
—Claro... aunque, a decir verdad, no ganarás.
Odak y su grupo de amigos, comenzaron a retirarse con el listón en la mano, sin embargo, fueron detenidos por las palabras de Raúl.
—¿A dónde creen que van?
Odak se detuvo y solo miró de reojo a Raúl.
—Esto será un incentivo. Si lo quieres de regreso tendrás que ganarme en los exámenes.
—Creo que eso no se va a poder, Odak.
—¿En serio quieres hacer esto? Estamos en un lugar donde casi los alumnos y profesores no vienen. Si llego a liberar un poco de mi poder podría matarlos. —Aunque Odak quiso intimidarlo, la mirada de Raúl transmitía seriedad y tranquilidad—. Todo por un simple listón, eh. —Odak dejó de hablar, respiró profundo y cerró los ojos.
Corriendo a gran velocidad Fernando y Raúl se lograron colocar detrás de Odak. Raúl saltó para intentar golpear con el puño derecho a Odak, mientras que Fernando intentaba darle una patada en la espalda baja. Odak solo dio un pequeño salto hacia atrás y sin necesidad de ver, realizó un giro de 360° con todo su cuerpo, con el cual logró pasar entre los golpes de Raúl y Fernando. Aunque Odak era muy alto y corpulento, su velocidad era magnífica.
Ahora los papeles se habían invertido, los dos "hermanos" se encontraban dándole la espalda a Odak. Ellos se encontraban sorprendidos, pero no había tiempo que perder, así que Fernando, impulsivamente, movió ligeramente su cuerpo hacia delante como si estuviera empezando a correr, pero fue detenido por una fuerte patada en el rostro, que lo arrojó hacia una pared que estaba cerca de allí. Aunque la pared se encontraba a 3 metros de distancia, el golpe fue tan fuerte que cuando el cuerpo de Fernando chocó, en la pared comenzaron a crearse pequeñas grietas.
Fernando se encontraba algo aturdido por el impacto, mientras que de su boca comenzaba a salir un poco de sangre. Al parecer el impacto fue como si su quijada hubiese sido golpeada con una dura roca, sin embargo, Odak solo lo golpeó con el talón.
Raúl al ver lo que le había sucedido a Fernando, instintivamente hizo su cuerpo hacia atrás, pero no fue suficiente. Odak, quien había golpeado a Fernando con la pierna derecha, aún se encontraba en el aire y sin siquiera tocar el suelo golpeó con la pierna izquierda a Raúl, enviándolo al mismo lugar en donde se encontraba Fernando.
El impacto fue tan violento que logró destruir la pared, ocasionando que en el momento en que los cuerpos de los hermanos chocaron entre sí, atravesaran la pared hasta chocar con otra.
Aunque en ese momento los dos hermanos se encontraban dentro de lo que parecía uno de los edificios importantes de la escuela, a Odak no le importó mucho, este mismo caminó lentamente hacía donde se encontraban tumbados los hermanos. Al verlos en el suelo, Odak saltó y con gran fuerza se dirigió hacia los hermanos intentando golpearlos con sus puños, y con un movimiento rápido ambos lo esquivaron.
Cada hermano se encontraba de rodillas en los lados laterales de Odak, y con una sola mirada, ellos se pusieron de acuerdo para realizar un combo en conjunto. Velozmente Fernando realizó un barrido con su pierna derecha, logrando que Odak perdiera el equilibrio y comenzara a caer de espalda. Antes de que el cuerpo de Odak tocara el suelo, Raúl realizó una patada descendente, golpeando con fuerza el abdomen de Odak y estrellándolo con fuerza en el suelo.
Los hermanos suspiraron de alivio, pero repentinamente Odak volvió a ponerse de pie y sujetó con fuerza el rostro de los "hermanos". Las manos de Odak eran tan grandes que podía sujetar sin dificultad la cabeza de los "hermanos". Sin perder tiempo, Odak impactó de forma violenta el cráneo de los hermanos contra el suelo. Mientras tenía a los "hermanos" casi inconscientes en el suelo, Odak saltó con fuerza he intentó terminar la pelea con un puñetazo en la cabeza de cada hermano.
Fernando estiró su brazo derecho y como si hubiese creado una especie de pared, detuvo la trayectoria de Odak. Fernando comenzó a cerrar el puño y mientras lo hacía, notó una sensación, parecía que algún tipo de objeto sólido se encontraba en su palma. Al sentir eso, Fernando recordó las palabras de Emma.
«¿Telequinesis? ... Hmph... ahora entiendo todo» Pensó Fernando mientras sonreía. Mientras que Odak seguía levitando en el aire, Fernando lentamente, y adolorido, se puso de pie sin bajar el brazo. Miró directamente a los ojos de Odak y después pensó. «Así como puedo detenerlo... quizás pueda...»
Fernando sujetó su muñeca con la mano izquierda y respiró profundo, cerró los ojos y se concentró. Exhaló con fuerza y al mismo tiempo que abrió los ojos, una especie de onda expansiva se generó entre su brazo derecho y Odak, lanzando a este último a través del agujero que anteriormente habían hecho.
Fernando se encontraba cansado, pero satisfecho de la técnica que había ejecutado, sin embargo, un agudo dolor en el hemisferio derecho de la cabeza ocasionó que Fernando cayera de rodillas al suelo, mientras que este se sujetaba la cabeza por el dolor. Aun y con todo el dolor que sentía, Fernando miró a Raúl, quien aún se encontraba tirado en el suelo, y le preguntó.
—¿Sigues con vida, Raúl?
—David tenía razón. Nuestros atributos físicos han aumentado, gracias a nuestra resistencia nuestro cráneo no fue hecho polvo por el impacto, sin embargo, si fue muy doloroso. —Lentamente, mientras se sobaba la cabeza, Raúl comenzó a sentarse—. ¿Y tú te encuentras bien?
Fernando asentó con la cabeza y antes de responderle con palabras, este mismo le preguntó a Raúl sobre lo que tenía en la mano.
—Eso que tienes en la mano. ¿Es lo que creo qué es?
●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊●◊
A fuera del edificio los otros hermanos aún estaban analizando lo que había sucedido. Aunque para Fernando y Raúl fueron los minutos más largos que habían vivido, para el resto de los hermanos eso había sucedido muy rápido, fue tan rápido que les pareció que solo habían pasado algunos segundos.
Cuando vieron el cuerpo de Odak salir disparado del edificio, Juan y David comenzaron a correr para verificar si sus hermanos se encontraban bien. Llegaron rápidamente al agujero, pero antes de que pudieran entrar fueron recibidos por un fuerte golpe, que a duras penas lograron detener con el antebrazo. Los que detuvieron a ese par de hermanos eran dos de los tres acompañantes de Odak, quienes con un gesto de superioridad amenazaron a los "hermanos".
—Es mejor que se alejen. Odak se encuentra en una batalla con ellos. No permitiremos que nadie interfiera. —Comentó uno de los chicos, el cual poseía un par de cuernos en la cabeza que tenían forma de semicírculo.
Su compañero, que estaba justo al lado de él, también comenzó a advertirles, con una voz de superioridad, que no dieran ni un paso más.
Juan y David se miraron fijamente, mientras que tenían una conversación en voz baja.
—Oye, David. ¿Sabes pelear?
—Claro que no. Nunca había necesitado utilizar mis manos para algo más que no fuera desestresarme.
—Qué asco. Pervertido. —Comentó Juan con una cara de asco mientras levemente se alejaba de David.
—Hablo de jugar videojuegos. No sé si el pervertido soy yo por no saberme expresar o tú por mal interpretar.
Juan solo desvió la mirada escondiendo su culpa.
—Bien. —Comentó David mientras se apretaba el puño con la mano izquierda—. Se supone que nuestros atributos físicos son más altos. —Sin dejar de hablar, David comenzó a realizar algo de calentamiento. Parecía el calentamiento típico que se realiza en la clase de deporte—. Comprobemos si ver animes de pelea me vuelven un experto en las artes marciales... espero que las técnicas del niño cazador pelos puntiagudos me ayuden para salir de esta.
Viendo como su hermano estaba muy motivado, Juan comenzó también a realizar algo de calentamiento.
—Bueno, yo no he visto tantos animes como tú, pero sí he leído varios mangas... —Juan se quedó un momento quieto y en silencio, para luego desviar un poco la mirada con la cara sonrojada—. D-d-de romance. —Comentó entre dientes para evitar que lo escucharan, pero no sirvió de nada. Y para evadir su vergüenza gritó exaltado—. ¡El caso es que sí he leído varios mangas! ¡Y no me importa lo que piensen! ¡Estuvieron muy emocionantes!
David quedó muy orgulloso de las palabras tan inspiradoras que su hermano dijo, tanto así que parecía que estaba llorando de la emoción. Pero antes de poder felicitarlo, los compañeros de Odak comenzaron a fastidiarlos.
—¿Qué esperan? Vamos ataquen.
—Oigan, enanos. Podrían darse prisa. Je je
Al escuchar eso, una vena en la frente de Juan comenzó a resaltar.
—¡¡¿A quién llamas enano, idiota?!! Mido 160, eso no me cataloga como enano. —Juan se había enojado demasiado, pues ya no le importaba el no saber pelear, ahora estaba decidido a golpearlos.
Su ira aumentó más cuando los sujetos comenzaron a reír a carcajadas. Juan, impulsado por el enojo, quiso llegar hasta ellos, pero fue detenido por David, quien lo sujetó con ambas manos.
—Espera, idiota. Es mejor analizar todo y despué... —Antes de que David pudiera terminar de hablar, algún tipo de instinto de supervivencia hizo que empujara a Juan, evitando así el golpe de los compañeros de Odak.
—Eso estuvo cerca. —Cayendo hincado comentó Juan.
Mientras que David aún seguía impresionado por su rápida reacción, sacó de su bolsillo un estuche negro en el cual se encontraban sus lentes. David se puso los lentes y con una mirada hizo comprender a Juan que intentarían pelear como en los animes que habían visto. David se acomodó los lentes mientras respiraba profundo y al momento de exhalar, un poco de aliento frio salió de su boca. Sin moverse, los compañeros de Odak veían detenidamente a los hermanos, ya que estaban un poco asombrados por la velocidad de reacción que tuvo David. Cada hermano tenía de rival a un compañero, excepto Eric, quien solo los veía desde lejos junto a Suzuki.
David, con gran velocidad, corrió hacia su rival e intentó darle un puñetazo directo a la cara. Su rival solo lo esquivó, posicionándose detrás de David e intentó sujetarlo de los hombros, sin embargo, David se dio la vuelta para rápidamente tomar la manga derecha del rival. Gracias a este ágil movimiento, David adelantó su pie derecho delante del pie de su rival, para luego girar y darle la espalda al rival, concluyendo con un levantamiento con el cual arrojó con fuerza todo el cuerpo de su adversario. El rival cayó con mucha fuerza, quedando inconsciente. David, al ver lo que había logrado, gritó victorioso.
—¡¡¡Siiiiiii!!!... ¡¡Lo logré!! Nunca volveré a desconfiar de los Shonen.
El compañero del tipo solo pudo mirar sorprendido a David, pero antes de que se diera cuenta, Juan ya había colocado sus brazos alrededor de su cintura.
—¡Espera! —gritó asustado el tipo—. Es mejor que me sueltes. No tienes tanta fuerza. —Comentó mientras agitaba con fuerza los brazos.
Lamentablemente, para él, Juan ni siquiera lo escuchaba. Parecía que Juan había entrado en una especie de trance, su concentración era tan inamovible como una montaña.
«Bueno... todo va como en los animes... solo falta un pequeño esfuerzo y después...»
Como si de un instructivo se tratara, Juan comenzó a repasar los pasos para realizar una técnica milenaria. Una técnica que ha traspasado por todos los universos, los mundos y está el mismo tiempo. Es una técnica mítica, muchos lo intentan, pero pocos lo realizan a la perfección. Está técnica tiene como nombre...
—¡¡Suplex alemán del Bik!! —Gritó mientras levantaba a su rival y arqueaba su espalda hacia atrás.
Juan logró arquear su espalda de manera perfecta logrando que la cabeza de su rival chocara con el suelo. Logrando así realizar un perfecto y hermoso suplex alemán. Juan se levantó victorioso y levantó su brazo en señal de superioridad. Los hermanos se miraron fijamente con orgullo y se chocaron los puños. Se sentían intocables, parecía que sus egos estaban en las nubes, sin embargo, un mal presentimiento recorrió sus cuerpos y antes de que pudieran reaccionar, David y Juan se encontraban cayendo. Al mismo tiempo, fueron golpeados por un combo de patadas que aceleró su descenso, ocasionando que cayeran con mucha fuerza contra el suelo.
Los papeles se habían invertido, los antiguos vencedores se encontraban en el suelo y sus rivales estaban encima de ellos, golpeando con mucha fuerza y en repetidas ocasiones el rostro de los hermanos. Por el sonido, cada golpe parecía muy contundente, pero estos cesaron de repente. Repentinamente, los agresores habían sido arrojados con fuerza debido a varias patadas. Aquel que había ayudado a los chicos era Eric, quien, con un rostro de molestia, comentó a sus hermanos.
—Es mejor que dejen sus estupideces y comiencen a pelear en serio, idiotas.
Eric al fin se había unido a la pelea: después de estar perdiendo el tiempo, el ver a sus hermanos ser golpeados generó un instinto de "hermano mayor" que salió de lo más profundo de su ser... eso o solamente ya se había aburrido y quería tener un poco de acción. Las patadas que los agresores recibieron lograron surtir efecto, ya que al fin estaban derrotados. Sin perder tiempo, Eric acercó las manos a sus "hermanos" para ayudarlos a ponerse de pie, sin embargo, el sonido de un cuerpo extremadamente corpulento, que se encontraba en movimiento, puso en alerta los sentidos de Eric. Se trataba del otro compañero de Odak: el pequeño chico con un impermeable amarillo, quien quizás antes apenas rosaba los 140 cm, se había convertido en una obesa y grotesca persona, ocasionando que el holgado impermeable le quedará como una gorra que apretaba su cabeza.
Eric lentamente giró el cuello para observar al gigante, si Odak ya era grande, el chico del impermeable lo dejaba atrás. Observando con detenimiento, Eric notó que no lograba ver el sol, ya que una mano gigantesca obstruía la vista. Eric sabía que si no se movía su cuerpo pagaría el precio, pero sin darle tiempo de reacción, el gigante movió su brazo para tomarlo de la pierna.
El movimiento fue tan rápido que Eric solo pudo decir:
—...Oh mierda...
Eric fue sujetado con mucha fuerza de la pierna, el agarre fue tan poderoso, ya que no importó todas las veces en que el gigante golpeó a Eric contra el suelo, parecía que el cuerpo de Eric se había adherido con un pegamento altamente resistente en la mano del gigante. Cada golpe contra el suelo resonaba en el lugar, parecía que varios cristales estaban por quebrarse. El blanco en los ojos de Eric y el movimiento brusco del brazo del gigante, dejaron sin palabras a Suzuki, quien hasta ese momento observaba todo lo que sucedía.
Nadie sabía el por qué, pero después de que Suzuki perdió su listón, el brillo en sus ojos se opacó y su mirada se llenó de desinterés. Aunque quería ayudar, no podía, sus piernas parecían las de un bebé que está por aprender a caminar, su pecho se comprimía cada vez más y pequeños ríos recorrían sus pálidas mejillas. Suzuki seguía repitiendo la misma frase, pero no podía ser escuchada. En su garganta un grueso nudo le impedía emitir sonido.
—D-d-De-vu-el-ve... —Era lo único que se le entendía a Suzuki.
Tanto los hermanos, que aún se encontraban en el suelo, como Eric quien estaba siendo utilizado como trapo viejo, escucharon esa leve voz. Eric regresó en sí, y en el momento en que el gigante levantó el brazo, la cabeza de este mismo se encontraba expuesta, lo que ocasionó un movimiento rápido de Eric. Sin perder ni un segundo, Eric aprovechó que su pierna dominante se encontraba libre, y realizó una patada ascendente, la cual golpeó de forma agresiva la nariz del gigante. El golpe fue tan preciso y contundente, que logró la liberación de Eric. Eric cayó al suelo, aún seguía aturdido por los golpes, pero no había momento para descansar. El gigante seguía en pie y sus compañeros comenzaban a reponerse.
Los hermanos menores se pusieron de pie y comenzaron a idear una estrategia.
—¿Algún plan, Eric? —Preguntó Juan mientras sacudía la cabeza: Quizás pensando que esto le ayudaría para poder quitarse el aturdimiento.
—Solo un favor... que no involucre volver a pelear. — De forma cobarde comentó David.
—Bueno, el plan sí lo tengo... pero no te gustará, David. Ellos son tres y nosotros igual, si nos dividimos tendremos posibilidad de ganar. —Con un rostro serio, Eric comentó a sus hermanos.
Los dos asintieron con la cabeza. Sus rivales lentamente se pusieron de pie y se posicionaron delante de ellos. El intercambio de miradas era brutal, parecía que el tiempo se había congelado y las piedras comenzaban a levitar.
—¡¡Ahora!! —Con un gritó determinado, Eric Exclamó.
Al escuchar esto sus hermanos comenzaron a correr en dirección contraria, dejando a Eric solo en contra de todos ellos.
—¡¡Hijos de...!! —Sin poder terminar, Eric esquivó los ataques del gigante, viendo como a lo lejos sus hermanos corrían de la pelea.
Para sorpresa de Eric, los demás compañeros no intentaron golpearlo, ellos solo comenzaron a perseguir a Juan y a David. Con gran velocidad, los cobardes hermanos intentaron salir del campo de batalla, sin embargo, fueron alcanzados por sus antiguos oponentes. De nuevo los tenían en frente, pero esta vez sus rivales se encontraban en una pose de combate.
—Oye... David. —Susurró Juan—. Parece que ellos si saben pelear.
—¿Tú crees? —Comentó David de forma sarcástica. Y como si no hubiese captado el sarcasmo Juan contestó.
—Sí, mira sus poses.
—Ya lo sé, idiota. No importa que tan fuerte o poderoso seamos, si no poseemos habilidad y experiencia en combate siempre perderemos.
—Oye, ¿no se supone que leíste tu guía? ¿No había algo que nos ayude? —Angustiado, Juan preguntó con la voz temblorosa.
—Es-este de... s-sí.
—Gracias al cielo. Pues úsalo. —Aliviado agradeció Juan.
—Bueno, es que...
—No hay tiempo que perder. Úsalo.
—E-e-es q-que...
—Date prisa o terminaremos siendo utilizados como saco de boxeo.
—¡Es que está en inglés!
Como si de algo muy absurdo se tratara, el rostro de Juan quedó con una mirada de "Eso es la idiotez más grande que he escuchado".
—¿inglés? ¿Y eso que tiene que ver?
—¡Todo, idiota! Para activar el poder debo de decir su nombre en inglés... —El rostro de David comenzó a tornarse rojizo y con una leve voz dijo—. No soy bueno para el inglés.
—¡¡¿¿EEEHHH??!! ¿Eso es todo? A ver, inténtalo. No creo que seas tan malo.
Ese pensamiento optimista fue brutalmente destruido por la torpeza de David.
—E-es- este de... absuloti zeru...
—¡¿...?!
—Apsolti zer-u
—¡¡¿¿...??!!
—...Atsolutet ziro...
—¡¡¡¿¿¿...???!!!
Después de fallar varias veces, David se dio por vencido.
—...Oye, Juan. Decirlo es muy complicado... —Con una cara inocente y torpe, David comentó.
Juan lentamente tomó aire y después gritó
—... ¡¡¡Son solo dos putas palabras!!! ¡¡David, yo también soy un imbécil cuando del inglés se trata!! ¡¡Pero no me jodas, son solo dos putas, malditas, estúpidas, jodidas palabras!! ¡¡Y además son muy sencillas!!
Sus rivales al ver esta escena se sintieron algo incómodos, sin embargo, no dudaron en atacar. Uno de ellos saltó y en su pierna izquierda se lograba observar una clase de poder mágico: era una especie de habilidad que ese chico poseía. Al dar una patada en el aire, fue desprendida de su cuerpo esa cantidad de magia, la cual iba dirigida a los "hermanos", los cuales gracias a su rapidez lograron esquivar sin problemas. Sin embargo, aquel poder había cambiado de dirección. En su nueva trayectoria el cuerpo de Suzuki era el objetivo. El pecho de David se comprimió. Sus ojos, tan abiertos como platos, enfocaron el cuerpo paralizado de Suzuki. David apretó el pecho y exhaló un aliento frio.
—Absolute zero. —Fue lo último que David pudo decir antes de desaparecer.
El cuerpo de Suzuki fue totalmente consumido por una brillante luz. Juan cayó al suelo temeroso, y observó como una nube de polvo se levantó en el mismo lugar en donde alguna vez había estado el delicado cuerpo de Suzuki.
—N-n-no... no puede ser... Su-s-Suzuki-san. —Con una voz temblorosa y con un nudo grueso en la garganta, Juan comentó.
Cada segundo parecía eterno. La brisa lentamente disipaba la nube de polvo, mientras que una ligera neblina fría sobresalía cada vez más. Gracias a la brisa primaveral, la nube de polvo ya era casi imperceptible. Lo que más sobresalía era una escultura de hielo: escultura en forma del poder que había sido lanzado por el compañero de Odak.
Dos brillantes zafiros con un diamante negro en medio miraron con soberbia a los compañeros de Odak. El asombro de Juan era indescriptible, se quedó sin respirar mientras que un sedoso cabello azul era agitado por el viento en cámara lenta. No importaba donde miraras, aquel sujeto tenía no solo el cabello azul, quizás debido a su magia o quizás a algo más allá de la comprensión humana, tanto sus cejas, sus uñas y un suéter que había aparecido de la nada, se tiñeron de azul. Un azul que podía ser confundido con la claridad de un cielo despejado en primavera.
Tartamudeando, Juan comentó. —¿Q-q-qui-quién eres tú? —Al mirar con detenimiento Juan sorprendido exclamó—. ¡¡No me jodas!! ¡¿David?! P-p-pero que ¿Qué te pasó?
Los compañeros de Odak solo observaron con detenimiento al sujeto y después uno de ellos comentó.
—Hmph... Así que es David... Entonces sigue siendo la mis...
—¿Quién te dijo que podías hablar?
En un parpadeo, David silenció con un puñetazo en el estómago las palabras del compañero de Odak. Mientras lentamente retiraba el puño, su rival se desplomaba al suelo. El otro tipo, viendo el estado de su amigo intentó ayudarlo y vengarlo.
—¡¿Cómo te atreves, idiota?! —Junto con una fuerte patada, el amigo gritó.
David solo necesitó un dedo para detener aquella patada. Como si de un indignado príncipe de la realeza se tratara, David miró a su agresor y con la ayuda de su mano derecha, tocó al pobre chico, quien lentamente se iba congelando. Desesperación, fue lo único que expresó el chico antes de ser congelado, sin embargo, David solo sonrió mientras decía.
—Tu insolencia te ha costado caro, escoria.
David alzó la mirada y observó como una bola de cebo intentaba golpear a su "hermano Eric", sin embargo, este lo lograba esquivar con dificultad. En un parpadeo, David apareció delante de aquella abominación.
Engreído, el gigante presumió sobre su gran tamaño a un David que apenas lograba medir 160 cm.
—Es mejor que te vayas, pequeña rata. ¿No querrás que te aplaste o sí?
—De rodillas. —Serenamente comentó David.
—¿Qué? No logro escucharte. — En forma de burla el gigante se inclinó—. Repítelo, No logró escucharte Ja ja ja ja ja...
—De rodillas. —Con un fuerte golpe en el estómago, David logró poner de rodillas al gigante, logrando que su cabeza tocara el suelo. —Lo ves... Era así de sencillo.
—¡¡¡Baaaaasstaaaaaardooooo!!!
El dolor era agobiante, sin embargo, un orgulloso gigante se quería poner de pie, pero había una presión en su cabeza que impedía esta acción. Con ayuda de su pierna derecha, David impedía que el gigante levantara la cabeza, y con soberbia David pisaba a su rival.
—Hmph. Los tipos grandes siempre son los más idiotas cuando se trata de tomar buenas decisiones... Como ejemplo puedes utilizar a mi hermano Fernando, gracias a su estupidez comenzó todo este combate.
Juan y Eric se acercaron hasta donde estaba David. Eric solo lo miró con rigor y después lo sujetó del brazo.
—David, es suficiente.
Los dos "hermanos" se miraron fijamente a los ojos. La tensión aumentaba entre el "hermano mayor" y su "hermano menor".
—Suéltame, Eric.
—Crees que tu tono de arrogancia me asusta. Arrogante, es lo que eres con ese poder, pero sin el... ¿Qué eres?
—¡Hey! ¡¿Podrían ayudarnos?!
Como si de algo necesario se tratase, la voz de Raúl se escuchó a atrás de ellos, justamente en el agujero que se había creado en la anterior pelea.
Raúl salió mientras cargaba al hombro a Fernando. Ellos se encontraban adoloridos por la pelea que habían tenido, sin embargo, el más lastimado era Fernando quien tenía un fuerte dolor de cabeza.
—Este de... ¿Qué sucede aquí? —Confundido preguntó Raúl.
—Nada en particular, Raúl. —Respondió Eric—. Solamente algunos contratiempos, pero todo terminó bien.
Viendo como David tenía sometido a una persona de grandes proporciones con solo una pierna y aparte viendo su nueva apariencia, Raúl solo pudo comentar sarcásticamente.
—Claro... todo está bien. —Mirando a su alrededor, Raúl buscó a Suzuki y a lo lejos observó a una chica con el rostro abrumado—. ¡Oye! ¡Suzuki!... Toma, esto es tuyo. —De su bolsillo, Raúl sacó un listón rojo y en ese momento el brillo en la mirada de Suzuki regresó.
Suzuki corrió contenta hacia donde estaban los chicos y saltó encima de Raúl, ocasionando que este soltara a un adolorido Fernando que ni siquiera podía ponerse de pie.
—¡¡Gracias!! ¡¡Muchas gracias!! Te lo agradezco tanto. —Con lágrimas de felicidad, Suzuki abrazó y agradeció a Raúl—. Ah, y también a ti Fernando. Muchas gracias. Estoy muy agradecida contigo.
—¿Ah sí? Pues no se nota. —Comentó disgustado Fernando. Cualquiera lo estaría, ya que Raúl era el que se encontraba recibiendo los abrazos, mientras que él estaba tirado en el suelo.
Inesperadamente un pedazo de concreto se dirigía a gran velocidad hacia donde se encontraban los hermanos, pero fue detenido por un resistente muro de hielo creado por David. A lo lejos, varios pedazos de concretos se comenzaron a derrumbar. Los hermanos estaban intranquilos, ya que en ese lugar Odak había caído después de haber sido lanzado.
—Vaya... así que ese idiota quiere seguir peleando. Está bien, ahora si podré jugar en serio —Comentó David con altanería, sin embargo, su cuerpo volvió a su antigua apariencia y de la nada, con incredulidad, David comentó—. No puede ser.
David cayó al suelo, debido a esa técnica su poder se agotó a tal punto que ni siquiera podía permanecer de pie. Eric, perspicazmente, ordenó una retirada, pero ya era demasiado tarde.
Una gruesa voz, que provenía de una gran montaña hecha de escombros, comenzó a recitar un hechizo.
—"Magia única arbórea: Árbol de Júpiter."
De la nada, el suelo en donde se encontraban los hermanos comenzó a temblar. Los chicos estaban confundidos, intentaron huir, aunque fue en vano. Varias ramas con flores rosas brotaron del suelo sujetando a los cinco hermanos, los chicos fueron amarrados por las ramas y alzados a más de 6 metros de altura.
—Hmph. Es hora de terminar con esto. —Comentó Odak con seriedad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro