Capítulo 10. La astucia de una presa.
—Eric, realmente crees que Juan y Raúl puedan con ese tipo. —Susurró David al alcanzar a su hermano quien iba corriendo al frente del grupo.
—Si las leyes de este mundo funcionan igual, creo que pasará como lo mencionó Juan ayer.
—Si, recuerdo que en la cena mencionó que esto le recordaba a series de anime, donde tal vez nosotros seamos los protagonistas... Pero si te soy sincero, desde que llegamos no nos ha pasado nada de protagonistas.
—Tienes razón, perdimos nuestra primera batalla, un halcón casi secuestra a nuestra amiga, caímos y nos perdimos en unas cuevas subterráneas. También tenemos que enfrentarnos con tipos extremadamente fuertes... más que una escapatoria de nuestro mundo, simplemente caímos en uno peor.
El grupo mantenía el paso firme hacia el siguiente bioma, sin embargo, el sentido de los hermanos estaba en alerta, sentían que estaban siendo perseguidos. El más preocupado era David quien estaba mirando a todos lados tratando de encontrar a algo o a alguien que los seguía.
—Eric...
—Lo sé, David. Te pediré algo que te parecerá un fastidio, pero si todo sale bien te prometo que te compraré todos los mangas que pidas... —Comentó Eric con un rostro en duelo.
—Tanto tú como Fernando solo podrán combatir con su máximo poder hasta que lleguen al siguiente bioma... Parece que tendré que darles tiempo, ¿Cuáles el plan entonces?
—En la despedida, Juan mantuvo solo tres dedos arriba, deduzco que se refería a que había 3 tipos más. Ellos se están encargando del primero... —Eric se silenció por unos segundos y con la mirada en el suelo comentó con tristeza—. Necesito que te encargues de uno, mientras en el siguiente bioma Fernando y yo nos encargaremos del resto. Haremos lo mejor que podamos para que Nakano y Suzuki huyan y terminen con bien el examen.
—Es un buen plan... aunque será un fastidio. —Al principio David mantuvo una voz alegre, pero al final la preocupación se apoderó de su voz—. ¿Cuál es el porcentaje de probabilidad para nuestra victoria?
—Siendo sinceros... Juan y Raúl un 10%, Fernando y yo un 20%, y tú... teniendo en cuenta que solo usarás algo de estrategia y velocidad sin depender de tu magia... un 5%
—¿Tan mal estoy? Jeje —David comentó con una voz temblorosa.
—Lo siento.
—No tienes por qué disculparte... Sabes, ojalá que en este mundo exista la reencarnación. Tal vez en otra vida nos volvamos a encontrar y si es posible me gustaría volver a ser tu amigo... O quizás tu hermano jeje... Despídeme de Suzuki.
—Haré todo lo posible para ganar y venir a ayudarte... por favor, resiste.
Mientras los demás mantenían el paso veloz, David fue disminuyendo la velocidad hasta detenerse. Al darse cuenta, Suzuki lo miró de reojo y preguntó a los que seguían corriendo.
—¿Por qué se detuvo? ¿Se siente mal? —Preguntó Suzuki, pero no tuvo respuesta.
Los hermanos restantes mantenían un aura de seriedad ante las chicas, sin embargo, realmente estaban asustados.
—Así que de eso se trataba, Eric. Me preguntaba sobre el significado en la extraña forma de despedirse que tuvo Juan... —Con un rostro lleno de angustia mezclado con enojo e impotencia, Fernando observó el suelo y después de un largo suspiro, comentó en voz baja—. Realmente fue un gusto el haberte conocido... por favor, David, no me hagas decir estas palabras. Se que terminaremos el examen y tu con Juan irán a comprar mangas... Por favor, no mueran.
Suzuki observó con detenimiento a los hermanos y más o menos presintió lo que sucedía. Nakano también presentía lo mismo en el momento en que observó a Fernando, además de eso, ella miró el rostro de Fernando lleno de seriedad que intentaba ocultar las lágrimas que comenzaban a brotar en sus ojos, pero que se perdían en la brisa del viento que les golpeaba en rostro al correr.
«Aunque él lo intente ocultar, es obvio que está triste hasta el punto de querer llorar... Al principio pensé que era un idiota por siempre gritar y enojarse con sus hermanos, pero... es obvio que el siente un cariño gigantesco hacía ellos.» Pensó con tristeza Nakano al mirar a Fernando.
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—Bien. Tal parece que los demás ya se alejaron lo suficiente. —Comentó David mientras observaba el horizonte—. Saben, el hacerme el "héroe" no va conmigo, pero me rehúso a creer que perdí tiempo entrenando. Así que... ¿Qué tal si uno de ustedes se enfrenta a mí?
Al pasar un par de segundos, después de una nube de polvo, apareció un sujeto extraño. A diferencia del anterior, este parece ser más humano, su rostro estaba muy bien definido, su mirada expresaba aburrimiento y desinterés. Su extraño cabello largo y lacio, recogido por una cinta extraña que lo mantenía bien peinado, con dos mechones de cabello que caían por cada lado del rostro. Además de su extraña peculiaridad de su cabello que era de un diferente color por lado, de uno era negro y del otro blanco.
Su cuerpo mantenía una musculatura normal, no rosaba la exageración, al igual que su compañero este no necesitaba usar ropa, en su parte inferior las manchas negras creaban la ilusión de un pantalón, mientras mantenía su parte superior solamente con algunas manchas negras que formaban una extraña figura. En su cintura mantenía una gruesa cuerda roja en la que colgaban dos espadas cortas gemelas. Al igual que su cabello, una espada era blanca con la empuñadura negra, en el extremo de esta estaba dibujado el símbolo del Yin y también estaba la espada color negro con la empuñadura blanca, con el símbolo del Yang en ella.
«Maldición, tal parece que este es muy fuerte. Según lo que dijo aquel Wendigo, mientras más parecido a las personas sea, más alto es su clase. Si no fuera por sus extrañas manchas diría que es un civil... Además, siendo sincero, podría ser una persona muy atractiva.»
—He de creer que tus demás compañeros fueron detrás de los míos. ¿verdad? —Cuestionó David.
El Wendigo lo observó y con una voz muy dulce y gentil, semejante a un príncipe de la realeza comentó.
—Elemental mi querido amigo... Desafortunadamente usted será mi oponente. Esperaba algo más interesante. —Expresó el Wendigo mientras movía su cabeza de un lado a otro con una lentitud extrema, parecía que se movía a la velocidad de una tortuga o de un perezoso.
—¿Eeeeeeh? ¿Pues lo siento? —Comentaba David mientras bajaba el cierre de su chamarra—. Me gustaría usar mi magia en contra de ti, pero parece que será imposible así que... espero que sean de utilidad todos esos libros leídos en mi aburrimiento. —Después de abrir su chamarra, de los bolsillos del pantalón David sacó un par de guantes que se colocó en las manos.
«Debido a la lentitud de sus movimientos deduzco que es muy lento y torpe para reaccionar... aunque puede ser una trampa.» Analizó David mientras metía su mano derecha entre su abrigo.
De manera veloz, el Wendigo apareció delante de David. Su velocidad era sorprendente, ya que David solo pudo observar una silueta distorsionada. Sin perder tiempo, al ver que su rival se encontraba muy cerca de él, David prosiguió a sacar de su abrigo una cadena medianamente gruesa, en ella estaba una hilada de 7 cuchillos con la hoja color morado. De algún modo el quintillizo había logrado esconder esa arma sin que le fuera incómodo.
Con un movimiento rápido logró posicionar la hilada de cuchillos enfrente de él, evitando que las manos desnudas del Wendigo lo mataran. Para sorpresa de David, su oponente creyó que podía moverse a gran velocidad y poder atacar por la espalda, y así lo hizo. Cambiando drásticamente su ataque, el Wendigo se deslizó a una velocidad sorprendente y nuevamente atacó a David.
Para sorpresa del Wendigo la velocidad de David era espectacular, ya que con un simple giro la hilada de cuchillos volvieron a protegerlo, volviendo a quedar cara a cara con su enemigo. Esta vez David tomó la iniciativa y con un movimiento de muñeca atacó al Wendigo con su cadena como si fuera un látigo, un látigo con cuchillos.
Sin mucho esfuerzo fueron esquivados sus ataques. El Wendigo observó como su ponente caía en la desesperación así que decidió atacar, pero para su sorpresa David ya lo estaba esperando. En el momento en que el Wendigo se precipitó a golpear, este se descuidó y permitió que astutamente David comenzara a girar sobre su eje, generando así una especie de mini tornado con cuchillas. Esta vez el Wendigo fue herido y en el rostro de David se dibujó una gran sonrisa. Su enemigo optó por alejarse unos metros de David, su semblante cambió de la nada y con una voz con matices de ira comentó.
—Parece que serás más problemático de lo que pensé. —El Wendigo tomó su espada con la hoja color blanca y se colocó en guardia. Sus piernas estaban levemente separadas y flexionadas, mientras que su mano izquierda sujetaba la empuñadura de la espada y su otra mano sujetaba la punta—. Mi querido amigo, te obsequiaré una muerte rápida.
El Wendigo decidió atacar, lanzó su espada hacia David y de un momento a otro el Wendigo comenzó a correr, gracias a su velocidad solo su silueta era percibida y en cuestión de segundos estaba a un lado de su espada y delante de David.
Rápidamente, David logró tomar su escudo que colgaba de su espalda y se cubrió con este, del mismo modo el Wendigo tomó su espada, que aún seguía en el aire, y asestó un golpe rápido. Espada y escudo chocaron, el resonar del metal golpeando se esparció en el lugar. David suspiró aliviado debido a que pudo reaccionar a tiempo, mientras que su oponente lo miraba con asombro. El quintillizo dio un salto hacia atrás después de empujar con ayuda de su escudo a su enemigo.
«Interesante... su escudo pudo soportar un ataque de mi espada. Normalmente cualquier otro escudo se hubiese partido a la mitad.» El Wendigo se observó la mano en donde empuñó su espada, esta estaba temblando. «No comprendo. Es como si hubiese golpeado un metal extremadamente fuerte, sin embargo, a simple vista puedo percatarme que su escudo es de simple hierro. Debo de ser más precavi...»
De la nada, el Wendigo comenzó a sentir que el aire le faltaba, no podía respirar con normalidad, además, su vista comenzaba a tornarse algo distorsionada. El Wendigo no entendía lo que sucedía, comenzó a analizar todo lo sucedido, pero no encontraba alguna explicación. Estaba muy confundido hasta que observó la sonrisa en el rostro de David.
—Parece que te he subestimado. Has hecho algo y ni siquiera fui capaz de percatarme.
—Jeje Sabes, tu golpe con la espada fue muy bueno. Mis manos no dejan de temblar. Es obvio que pusiste mucha fuerza en ese golpe. Sino fuera por la habilidad de mi escudo... es obvio que ahora estuviese muerto.
«Este joven hizo algo... pero ¿cuándo y cómo?» Después de unos segundos de mirar el suelo buscando una respuesta, el Wendigo levantó la mirada y miró con satisfacción al quintillizo.
—Ahora comprendo... Muy astuto de tu parte.
—jeje. Sabes, apenas hoy supe que existe la televisión y los mangas. Por lo que perdí mi tiempo en libros para aprender... Escuchaste, ¿libros para aprender? Ja, es una pendejada. Nunca imaginé que leería esas mierdas, pero tengo que admitir que me ha sido de ayuda.
—Veneno... ¿cierto?
—Bingo. —Comentó David mientras hacia la señal del "ok" con las manos—. Los organismos débiles y pequeños tienen que adaptarse para sobrevivir ante los depredadores como tú... ¿Fuerza? No es necesario para nosotros los débiles, para eso existe el veneno. Draco Dente, Diente de dragón. Una pequeña flor morada que crece en las profundidades, más específico, crecen en donde haya una cascada. Normalmente no afecta en nada, pero si extraes su aceite puedes conseguir un veneno que al ser contacto con la sangre, los glóbulos rojos envían parte del veneno a todo el cuerpo. Gracias a que corres muy rápido tu corazón bombea la sangre a mayor velocidad... Según los escritos en estos momentos te debe costar respirar y tu vista se torna borrosa, ¿es eso cierto? —Al terminar de hablar David sonrió con malicia.
«Ese chico lo planeo muy bien. Conocía sus debilidades y sus fortalezas. Por lo que he escuchado este examen es muy peligroso y solo los fuertes sobreviven... No, solo los fuertes e inteligentes sobreviven. No es solo el veneno, su velocidad también es sorprendente, al igual que su velocidad de reacción.»
—Mientras más me mueva, el veneno más se riega por el cuerpo, ¿verdad? Solo no debo de hacerlo, llevas un escudo y no puedes atacar con eso.
—Je je. Esta chamarra no es solo para evitar morir de hipotermia. —David se subió la manga derecha y en su brazo estaba colocado un objeto muy inusual. Aquella herramienta inusual fue fabricada de cobre con algunas ligas especiales con un hilo amarrado entre en dedo anular y un gatillo que sobresalía en un extremo del objeto—. Tal vez no sea un arma muy original, pero es lo único que encontré que sea fácil y rápido de fabricar.
El objeto era una herramienta con un mecanismo especial que, gracias a una delgada cuerda, puede sacar una daga oculta. Debido a que David prefiere evitar los conflictos directos, modificó la herramienta para que, en vez de sacar una daga, esta vez serviría como un lanza proyectil.
David metió su mano izquierda en su chamarra y de este sacó una bolsa larga con una correa y broche, sin perder tiempo se la colocó en la cintura y de esta sacó una aguja de medio centímetro de grosor y 30 cm de largo. Esa aguja estaba cubierta por un espeso liquido amarillo. David estiró el brazo derecho, sin extender el dedo anular, y en el mecanismo colocó la aguja en una canaleta especial para esta.
—Nunca pensé que gracias a leer libros pudiera fabricar esto. Además, gracias a varios libros de botánica, pude aprender sobre que plantas me serían de utilidad. Fulgur Lacrimam, "Lagrima de rayo", difícil de conseguir si me lo preguntas. Solo crecen producto de un impacto de un rayo y una rosa azul, pero su función es muy beneficiosa...
—Un paralizador. «No comprendo, el veneno anterior funciona si me muevo, pero ahora intenta paralizarme. No hay relación entre sí... No debo de confiarme, cada acción suya tiene un por qué.»
—¡Bingo! Con solo tocar el líquido espeso, producto de su aceite, entume dicho lugar. Ahora imagínate si llegase a perforar. —Al terminar de hablar David extendió su dedo anular y apuntó hacia el Wendigo. La aguja fue disparada y deforma veloz su enemigo lo esquivó.
Mientras estaba en el aire el Wendigo comenzó a idear un plan para vencer a David.
«Si ataco con mi espada él se cubrirá con su escudo. No necesito potencia, necesito precisión.»
Antes de caer al suelo el Wendigo tomó su espada con la hoja negra y la lanzó hacia David y detrás de está lanzó la otra espada. Nuevamente el Wendigo se movió a gran velocidad y se colocó a un lado de las espadas, sin detenerse sujetó la espada blanca y asestó un golpe. David se cubrió con el escudo y audazmente decidió lanzar otra aguja a su enemigo sin percatarse que la otra espada logró pasar de largo. Antes de que la aguja diera en el blanco, el Wendigo nuevamente se movió a gran velocidad y apareció detrás empuñando la espada negra. El objetivo era la herramienta de David, este se percató y de inmediato rotó su cuerpo, aunque recibió una leve cortada en el brazo izquierdo, pudo cuidar su única arma.
El Wendigo se alejó, mientras que observaba la herida de David y pensó.
«Un poco más y corto una arteria importante... Pero esta vez no podrás reaccionar.»
Nuevamente arrojó sus espadas hacia David, quien lanzó su escudo a su enemigo. Sin mucho esfuerzo el Wendigo lo esquivó, admirado de la estupidez que David realizó creyó que al fin cayó en desesperación. Esta vez David sujetaba con su mano izquierda una aguja, con ayuda de su herramienta David disparó, pero ya era demasiado tarde. La espada blanca logró perforar su abdomen, ni siquiera la aguja que blandía como espada lo ayudó.
—Creo que este es el fin, mi querido amigo. —Comentó el Wendigo mientras observaba la incrédula mirada de David.
La mirada de David parecía perdida, algo en sus cálculos falló rotundamente. Sus esperanzas comenzaron a caer, su orgullo se fracturaba en pedazos hasta que...
—¡¡Aléjate de mi amigo, grandísimo idiota!!
... La voz de Suzuki resonó en sus oídos, era el sonido de un ángel que llegó a su rescaté.
Suzuki se abalanzó blandiendo su espada al Wendigo, quien se movió a gran velocidad hasta el lugar donde se incrustó su otra espada. Se retiró a una distancia considerable debido a su espada, y después de analizar la situación comentó.
—My lady, le ruego que no se entrometa.
—¿Su-Suzuki? ¿Qué estás haciendo aquí?
—Mejor cállate. No me tienes nada contenta. —Comentó Suzuki mientras agitaba de la chamarra a David.
«Me ignoró.» Pensó el Wendigo con un gesto de confusión.
Manteniendo la guardia arriba Suzuki pidió informes sobre la situación y rápidamente David le explicó todo.
—Así que veneno. Me alegro de que estés bien, estaba realmente preocupada... Cuando me enteré de la situación decidí venir. Eric y Fernando quisieron detenerme, pero no podía quedarme quieta al saber que un amigo estaba en peligro.
—Lo siento. Realmente disculpa que te haya preocupado.
—Ya bastante tenía con esos dos y ahora tú. Al menos Bik y Raúl están juntos, ambos se apoyan, pero tu estas solo. ¿En qué rayos pensabas? —Al escuchar estas palabras David agachó la mirada y se volvió a disculpar—. Si me hubieses pedido ayuda, yo no me hubiera negado... Los Windsor sí que son problemáticos.
La última frase llamó la atención del Wendigo quien preguntó sin más.
—¿Windsor? ¿Eres de la familia Windsor?
—Si. Me llamo David. David Windsor. Hijo de Catalina Windsor. —Respondió con dificultad David.
—Catalina ¿Eh? Interesante, realmente interesante. Mi nombre es Isorropía. Ahora entiendo por qué sigues con vida. Eres fuerte, de eso estoy seguro... —El Wendigo intentó caminar hasta David, pero su pierna derecha no respondía.
—Jeje. Tardó un poco, pero surgió efecto.
El Wendigo quedó sorprendido, su pierna estaba completamente paralizada, lo que ocasionó que no pudiera caminar.
«¿En qué momento? Ninguna aguja me dio... ¿Acaso...?»
—Hmph. Por eso lanzaste el escudo. Era una distracción. Me confíe y me acerqué sin cuidado a ti pensando que había esquivado tu disparo... Tampoco intentabas usar la aguja como espada, al estar enfocado por haberte perforado no me percaté de que fui herido con la aguja que supuestamente blandías... Realmente me impresiona que te hayas permitido herir solo para que tu plan funcionara.
—Jeje. A decir verdad... Pensé que la armadura que tenía oculta me cubriría del daño. —Expresó David mientras se rascaba la mejilla con una cara de idiotez. David se levantó la camisa que tenía y dejó al descubierto la armadura de cobre—. Tu espada si que es poderosa, logró perforarla sin dificultad ja ja ja ja jaaaa. Me duele mucho.
El Wendigo parecía algo confundido y enojado, sin embargo, no pudo contener la risa y después de observar al cielo y reír como maniático, se colocó con el cuerpo inclinado hacia el frente mientras que con sus espadas formaba una especie de cruz.
—Escucha, Suzuki. Por el paralizador será incapaz de moverse a la velocidad de antes, aunque seguirá siendo veloz. Ten cuidado.
—Lo tengo.
—¡Bien, David! Esta vez no me contendré. Demuéstrame que eres digno de portar tu apellido.
Al parecer el Wendigo por fin mostrará su verdadero poder, sin embargo, parece que David está en su límite.
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—Director, solo faltan 8 estudiantes por llegar al siguiente bioma. además, los maestros que envió se están encargando de los alfas, sin embargo, la ayuda para los hermanos Windsor aun no llegan. —Comentó la secretaria.
—... Es mejor que los profesores se enfoquen en los alfas. Los quintillizos han sido capaces de mantener un combate con los infiltrados... —Comentó el director mientras observaba con seriedad la esfera de cristal—. avísame cuando los alumnos restantes lleguen al bioma de selva. Cuando esto ocurra quitaré el hechizo de restricción y permitiré que los quintillizos puedan utilizar magia. Así sus posibilidades de sobrevivir hasta que los profesores lleguen serán más altos.
—Si, Director. Lo mantendré informado. —Comentó la secretaria antes de retirarse de la habitación.
El director miró con atención su esfera y comentó con algo de preocupación.
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—¿Alguna idea, David? —Preguntó Suzuki empuñando su espada mientras ligeramente su cuerpo se encontraba temblando.
—Solo hay que esperar...
—¿Esperar? ¿Enloqueciste? Ese tipo puede matarnos en cualquier momento. —Susurró confusa Suzuki.
—Tranquila, confía en Juan. —Estas palabras dibujaron una extraña mirada en Suzuki—. Escucha con atención. Este tipo es rápido, muy muy rápido, pero tiene un truco.
—¿Truco? Podrías explicarte mejor. No comprendo lo que dices.
—Cuando realiza un ataque lanza sus espadas, estas son guías ya que cuando te mueves a gran velocidad la vista puede tornarse borrosa. Es por eso que tiene colores que los resaltan y diferencian... —De un momento a otro, en los ojos de David, algunas lágrimas comenzaron a brotar mientras se presionaba la herida con un semblante de cansancio—. Este Wendigo no porta una buena vista, de hecho, creo que tiene una visión limitada, ya que no pudo esquivar la última aguja que le clavé. Deduzco que usaba magia para mejorar sus ojos y poder pelear en condición, pero... está igual que nosotros, limitado al no poder usar magia.
—¡Impresionante! Dedujiste todo eso en tan poco tiempo y en tu primera pelea en contra de él. Eres asombroso, David. —Comentó Suzuki con las manos en la cabeza—. Cada día me sorprenden mucho. Se nota que son de la familia Windsor.
El Wendigo, quien hasta el momento por respeto no había atacado a los compañeros, inesperadamente decidió meterse en la conversación.
—Vaya, realmente me impresionaste cuando supiste la debilidad de mi técnica, pero... —El Wendigo se agachó, dejando sus armas en el suelo mientras levantaba la mirada y observaba a las nubes con una mirada perdida—. Quien hubiera imaginado que serías el cachorro de Princesa Catalina.
«¿Princesa? Sino mal recuerdo esto solo se usa cuando se dirigen a una persona de muy alta categoría o a veces es una forma muy alta de estima y respeto.» Analizó David confundido.
—Una disculpa de ante mano. Si te soy sincero nunca imaginé que ustedes cinco fueran hijos de ella. De hecho, lo único que heredaron fueron sus ojos. —El Wendigo miró fijamente al quintillizo, puso las rodillas en el suelo, para después inclinar su cuerpo hasta el punto donde su frente tocó el suelo. —Pido disculpas por no reconocer al hijo del pilar del norte... Como muestra de respeto hacía usted le daré dos opciones. Si nos entrega a Nakano usted podrá irse con sus hermanos y esa chica que los acompaña, pero si se niega, le prometo que le daré una muerte rápida y después me entregaré a su madre para recibir mi sentencia.
La propuesta era tentadora, por lo mismo David realmente estaba pensando su respuesta. Al mismo tiempo en que el quintillizo pensaba, su marca en la mano comenzaba a levemente iluminarse.
«Tal vez debería huir... pero creo que eso no va a pasar. Lucharé hasta el final para poder salvar a Nakano. No importa lo que pase, debo de ayudar a todo aquel que lo necesite... O eso quisiera decir. Estoy a punto de gritar y llorar por el dolor. Nunca me interesó ser una especie de héroe que salva a todos por su sentido de amor y de justicia...» Sin darse cuenta, la marca que se había iluminado volvió a perder el brillo. «... Al final de cuentas, nunca me importó ayudar a esa chica. Como siempre me veo sumergido en un mar de problemas por culpa de mis amigos... ¿Morir o vivir? La respuesta es muy sencilla, entonces, ¿Por qué estoy dudando? ... Se dice que sabrás realmente como es una persona en su último momento de vida. Quizás si soy valiente, quizás si soy fuerte, quizás al final si soy una buena persona... no... ¿a quién quiero engañar? ... La única razón por la que dudo es... es que nunca fui de utilidad en mi mundo. Ahora soy fuerte, soy hijo de una familia importante y además... al fin puedo demostrar que soy de utilidad.»
Con dificultad David movía sus piernas, estas estaban temblando y no respondían. Su herida se abría con cada movimiento que hacía y el dolor era cada vez más punzante. Cada vez que sentía dolor, David apretaba con fuerza la herida, creyendo que esto reducía el dolor, pero era un efecto placebo. Al tomar aire su cuerpo dolía como si fuese perforado por miles de agujas al mismo tiempo. El dolor que sentía era inhumano y aun así se puso de pie con una sonrisa sínica en el rostro. David observó con altanería a su oponente y después comentó.
—¿Por qué debería rendirme? Tan solo me hiciste un pequeño rasguño.
—Se nota que haces honor de tu apellido. —Comentó el Wendigo mientras tomaba sus armas.
David metió sus manos en la chamarra, de este sacó su último recurso. Una bolsa similar a aquella en donde traía las agujas con el veneno paralizador. En esta nueva bolsa solo traía dos agujas. Estas eran más gruesas, eran tan gruesas que ya no parecían agujas, más bien parecían varillas con las puntas muy delgadas y puntiagudas.
—Suzuki, necesito que me ayudes, así que por ninguna razón se te ocurra tan siquiera tocar estas cosas.
David desembolsó las agujas y las empuñó, una en cada mano. Estas agujas tenían una sustancia purpura viscosa que las cubría en su totalidad. Aunque David portaba guantes para protegerse de esta nueva sustancia, parecía que estas no eran suficientes. De los guantes se comenzaban a observar algunas presencias de humo, lo que significaba que los guantes se estaban quemando.
El asombro y el miedo no se hizo esperar, tanto Suzuki como el Wendigo observaban esa peligrosa sustancia. No importaba que tan dura fuera la piel del Wendigo, este tenía la sensación de que, si esa cosa lo tocaba, podría sufrir duras consecuencias.
—¿D-David, que es eso?
—Algo que jamás debí crear... En mi búsqueda de un veneno que pudiera dejar inconsciente a mis rivales sin causarles un daño permanente, al sentirme frustrado mezclé todas las sustancias que tenía en una olla en la que estaba hirviendo unas flores venenosas. Sin querer el resultado de esta estupidez fue un veneno que tan solo con tocar la piel, esta lo comienza a derretir. Es algo que aprendí de cuenta propia. Accidentalmente cayó un objeto pesado en la olla y algunas gotas salpicaron en mi pecho. Estas gotas derritieron mi ropa y comenzaron a derretir mi piel. Si no fuera porque Sebastián escuchó mis gritos ya estuviera muerto. —David agitó una de las agujas, provocando que salpicaran en varias plantas del desierto de tierra roja de donde estaban, estas plantas comenzaron a derretirse lentamente—. Mas que un veneno, esto es un ácido. Algunos músculos del pecho se me derritieron, gracias a las técnicas de la enfermera Tanabe fueron reconstruidos. Ella dijo que podía desaparecer mis cicatrices, pero decidí dejarlas allí. Eso me recordará que nunca debo distraerme o podré morir.
Aunque el Wendigo dudó en atacar a David, este lanzó sus espadas, una a cada rival. Rápidamente, David agitó la aguja en dirección de la espada que iba hacia Suzuki, evitando así que el Wendigo decidiera tomar esa espada. De igual manera, hizo lo mismo con la espada que iba a su dirección. Aunque la sustancia cayó en las espadas, estas no se vieron afectadas, sin embargo, el Wendigo no pudo realizar ningún ataque. David y Suzuki, solo esquivaron las espadas mientras que el Wendigo se mantenía en el mismo lugar sin poder moverse.
Velozmente, David decidió tomar la iniciativa y corrió hasta su rival. El Wendigo sabía que el Windsor intentaría clavarle las agujas, por lo que buscó el escudo del quintillizo, el cual estaba tirado en el suelo a unos metros del Wendigo. El Wendigo se apresuró a tomar el escudo, Suzuki también estaba corriendo hacia él. David arrojó la aguja para tratar de evitar que su enemigo tomara su escudo, pero fue en vano. El Wendigo saltó y luego rodó para tomar el escudo. Sin perder tiempo, David realizó una estocada hacia su enemigo, sin embargo, este logró cubrirse con el escudo.
El escudo no recibió ningún rasguño, mientras que la aguja de David se rompió a la mitad debido a la fuerza del impacto. Con un movimiento rápido David tomó la parte rota con la mano izquierda, empuñándola con fuerza. Al mismo tiempo, Suzuki se logró posicionar detrás del Wendigo, y así como le sugirió Eric, ella realizó una estocada con su espada, pero ni ella podría imaginar lo que esta acción provocaría.
Al verse acorralado, el Wendigo empujo con el escudo el cuerpo de David, quien realizaba ataques con las agujas, aunque lentos, pero contundentes. Después de que logró librarse de David por unos segundos, el Wendigo decidió, sin ningún remordimiento, sujetar los bordes del escudo para poder dar un golpear al aire y así deshacerse de la sustancia ácida que debido a los golpes de David quedó impregnada en el escudo.
Aunque la sustancia tenía textura viscosa, esta podía quitarse de los objetos si los mueves de manera fuerte y veloz. Cualquiera pensaría que intentaría arrojar la sustancia a David, sin embargo, el Wendigo tenía otros planes. Aquella sustancia iba en dirección de Suzuki, ella no tuvo tiempo de reaccionar. Si toda esa cantidad cae en su piel el dolor será más intenso que quemarse con aceite hirviendo. Al igual que las posibilidades de que sobreviva son mínimos. David sabía esto, aunque su cerebro sabía lo que debía de hacer, sus piernas no se movían. Sin escudo o algo que lo proteja, intentar ayudar a Suzuki era un suicidio. David sentía que su sangre se calentaba más y más, el dolor provocado por la herida en su cuerpo dejó de sentirse y su corazón resonaba como tambores africanos. De un momento a otro un sudor frio recorrió su espalda y sin haberlo notado, ya se encontraba enfrente de Suzuki.
La sustancia cayó en David, este solo decidió cubrirse el rostro. Su ropa comenzaba a derretirse por pedazos, mientras que en la piel el dolor era tan agobiante que David se tiró al suelo, gritando y llorando del dolor.
La respiración de Suzuki se aceleró y de forma descuidada intentó tocar a David, este último tenía casi todo el cuerpo cubierto, por lo que en su agonía gritó.
—¡¡Aléjate!! ¡No me toques!
El dolor aumentaba cada vez más, el ácido comenzaba a derretir la piel de David, la sustancia ya estaba quemando los nervios y parte del músculo. Sin perder tiempo, David se comenzó a quitar todas las prendas superiores, siendo estas las que más sustancia tenían. Aunque David intentaba ser rápido, sus manos temblaban demasiado y cada vez que se tocaba el dolor era como si te golpearan con un gran martillo.
El corazón de Suzuki latía tan rápido que parecía que en cualquier momento explotaría, debido a la escena que presenciaba su cuerpo no reaccionaba. Impotente al no poder ayudar, Suzuki se sentía inútil.
—¿David, en que puedo... ayudarte? —Preocupada preguntó Suzuki.
—Tranquila, aunque el dolor es insoportable... —David, con mucha dificultad, logró sentarse en la tierra después de haber estado tirado agonizando de dolor—. ...El dolor más intenso lo provoca la misma sustancia, al quitarme la ropa reduje que siguiera quemándome, pero las gotas que tocaron mi piel seguirán derritiendo hasta dejarme lleno de agujeros jeje.
—¡No es tiempo de que andes con tus payasadas!
—Lo siento... Solo trato de pensar en otra cosa para olvidar el dolor.
El Wendigo miró al quintillizo con admiración, sentía que era el digno heredero de Catalina.
—Eres el vivo reflejo de tu madre. Ella nunca piensa en la categoría social de las personas, si alguien necesita ayuda ella se lo brinda. No importa si arriesga su vida en el proceso... —El Wendigo comenzó a mover sus piernas y se percató que el veneno paralizador había dejado de hacer efecto.
«Mierda, al parecer solo duró muy poco.» Pensó David al ver como se movía su rival.
—Parece que tendrás una muerte muy dolorosa... Lo siento, Príncipe David. Cuando el ácido llegue a tus órganos parece que morirás.
—¿Eso crees? Solo necesito limpiar las heridas con agua y flores de "ignis" y eso evitará que se siga derritiendo. Un truco aprendido de la enfermera Tanabe, lamentablemente eso no me detendrá el dolor. Es lo bueno que solo allá sido por contacto de la piel, si la sustancia hubiese sido introducida directamente a mi sistema sanguíneo no habría manera de sobrevivir...
—Si que eres impresionante. No me imagino el sufrimiento que eso sería.
—... Jeje... —David se mantenía en el suelo y sin embargo este miraba de forma presuntuosa a su rival—. Sabes, no tienes que imaginarlo, ya que estás por sentirlo.
Después de una sonrisa sínica, el clic de un mecanismo llamó la atención del Wendigo quien ni si quiera pudo reaccionar rápido. Una pequeña aguja había logrado perforar la piel del Wendigo.
—Parece que mi calculo fue correcto. —Comentó David.
«¿Qué sucedió? ¿En qué momento disparó?» La confusión en la mirada del Wendigo no se hizo esperar. No comprendía como David pudo disparar, ya que el mecanismo que siempre usaba se había derretido con anterioridad. Además, la aguja era más pequeña y la dirección de donde vino era opuesta de donde estaba David.
Todo lo que pasó fue planeado por David. Desde que Suzuki llegó, David dejó una pequeña herramienta con una aguja con la misma sustancia morada oculta entre algunas vegetaciones. El quintillizo configuró dicha herramienta con un temporizador, lo único que debía hacer era llevar al Wendigo hacia la ubicación necesaria mientras planteaba una distracción. Aunque algunas cosas se salieron de los cálculos, pero al final el Wendigo se confió y se movió en dirección de David, sin percatarse que todo era una trampa.
—Jeje, costó, pero lo logré. El estratega es Eric, sin embargo, creo que lo hice bien, ¿cierto? —Con una gran sonrisa sínica en el rostro, con mucha dificultad, David se puso de pie—. Veamos... comencemos a contar... san(3)... ni(2)... ichi(1)... rei(0).
Cuando la cuenta regresiva terminó, en el cuerpo del Wendigo se sintió una descarga eléctrica que paralizó todo su cuerpo, ocasionando que cayera de rodillas al suelo. Debido a que la aguja fue clavada en el brazo derecho, este mismo se tornó de un color morado que terminó oscureciéndose por completo. además, el pulmón derecho había dejado de funcionar, provocando que al Wendigo le faltara el aire.
«Ese chico... ideó todo desde el principio. Desde el principio su objetivo fue el de utilizar esa aguja... Una gran estrategia, pero aún no se compara con la Princesa Minerva.... Al final de cuentas ella ha comandado el ejército de Zeus y el ejército de Hades en la "guerra de los cielos".»
—Impresionante, Príncipe David. Si tu tía viera la gran estrategia que ideaste estaría muy orgullosa de ti... —Antes de que el Wendigo pudiera seguir hablando, este cayó al suelo. Su cuerpo había colapsado y el veneno ya había recorrido gran parte de su cuerpo.
Al ver esto David simplemente agachó la cabeza y comentó en voz baja.
—Tal vez mueras por el veneno... así que lo siento. Ojalá hubiera terminado diferente. —David observó a su alrededor y miró las espadas del Wendigo las cuales ya no tenían veneno, debido a que habían sido lanzados a gran velocidad, al impactar el suelo, la sustancia se cayó de estas—. Si no te importa, me llevaré tus espadas, las mantendré como objetos de gran valor... Suzuki, ¿podrías cargarme?
—Pero si te toco te dolerá más.
—No te preocupes, es mejor sentir dolor para llegar rápido al otro bioma y conseguir agua para poder limpiar mis heridas.
—Muy bien.
Suzuki trató de sujetar con delicadez el cuerpo de David tratando de que no le causara dolor, sin embargo, en el rostro de David se dibujaba un dolor agobiante con cada toque. Suzuki puso el brazo izquierdo de David sobre su cuello y con ambas manos sujetaba el cuerpo.
—Bien, caminaremos lento. ¿Entendido?
—Claro. Para que el veneno llegue al hueso faltan unas 5 horas. Creo que si nos da tiempo.
Con ayuda de Suzuki, David comenzó a caminar con lentitud, cada paso que daba era un infierno, parecía que estaba caminando en carbón encendido.
—¿Estás seguro de que puedes caminar? Si quieres puedo llevarte en mi espalda. —Comentó Suzuki.
—¿Eh? No te preocupes. Para ser sincero mi orgullo de hombre se vería afectado jeje.
—¿Orgullo de hombre? Que idiotez
—Je je. Lo siento.
«A decir verdad, no quiero que ella siga siendo tan buena conmigo, al final de cuentas le estamos mintiendo y por culpa de esa mentira casi muere por tratar de defendernos...» David analizaba con culpa todo lo que sucedió y había sucedido desde que llegaron, entendiendo que, aunque no son de ese mundo, cada acción que hagan puede tener grandes consecuencias para los que viven allí, al final de cuentas ellos regresarán a su mundo y lo que pase aquí no les concierne. «Por favor, no sigas tratándonos de forma tan amigable. Solo somos seres despreciables que te están utilizando... Por favor, no seas tan buena con nosotros... si sigues tratándome tan bien, es obvio que me encariñaré contigo y odiaría ver como se pierde tu hermosa sonrisa al despedirnos de ti.» Pensaba David al escuchar la dulce voz de Suzuki que, aunque lo estaba regañando, esta se notaba feliz de que todo saliera bien. «Ahora que lo pienso la marca en mi mano estaba iluminada cuando decidí saltar a salvarla, pero después de que busqué una razón por la que lo hice esta perdió nuevamente el brillo... Eso fue cuando pensé que mi acción no fue porque quería sino porque era la única forma de pagar mi deuda del primer día a Suzuki. Parece ser que el tener que salvar a alguien de corazón no es tan abstracto, es literal. Esta marca puede identificar cuando realmente lo haces sin esperar nada a cambio... Eso será un gran fastidio...»
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—Director, los alumnos faltantes son los quintillizos y la chica de la familia Suzuki. Esta última combate con ellos. —Comentó un asistente del director.
Mientras que los combates estaban sucediendo, en la oficina del director la decisión para proteger a los hermanos al fin se pondrá en luz verde.
—Pues entonces... —El anciano director se puso de pie y juntó sus manos mientras que entre sus palmas se generaba una luz blanca—. Magia de sellado-Liberación.
El hechizo que realizó el director liberaba el sello que había impuesto en todas las personas dentro del bioma de desierto, permitiendo que cualquiera pudiera usar su magia.
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Para la mala suerte de David y Suzuki, el Wendigo que estaba a punto de perder la vida debido al veneno, fue el primero en percatarse en que podía usar magia. Esto debido a que su factor curativo, el cual comenzó a restaurar los órganos dañados por el veneno y de paso tratar de deshacerse de este, se activó repentinamente.
Su fuerza en los músculos estaba regresando, por lo que ya podía mover los dedos de su mano derecha. El Wendigo estiró sus brazos en dirección de sus espadas que aún estaban clavadas en el suelo.
—Yin, ven a mí.
Repentinamente la espada con ese nombre comenzó a temblar, de forma violenta y rápida esta se movió hasta la mano de su portador. David se percató de esto, ya que tenía en mente llevárselas y planeaba regresar por ellas, por lo que sabía en donde habían quedado incrustadas. Al ver como una se movió de la nada, instintivamente empujó a Suzuki, tirándola al suelo, mientras que su pecho era atravesado por la segunda espada, Yang.
Un silencio fúnebre se esparció en el ambiente, en el rostro de Suzuki la confusión y la desesperación no se hizo ausente. Su mirada repleta de impotencia seguía al cuerpo de David, el cual caía de espaldas al suelo. En el momento en que se escuchó el impacto del cuerpo de David, Suzuki dejó de escuchar y prestar atención a lo que la rodeaba. Sin perder tiempo se desató su listón que tenía en el cabello y con ella envolvió sus manos.
La respiración le faltaba, debido al gran nudo en la garganta que la joven Suzuki tenía. Suzuki puso sus manos en la herida de David, intentando detener el sangrado, pero era inútil, la espada había atravesado el pulmón derecho a la par de que varias arterias fueron cortadas. La sangre en no se detenía, y de un momento a otro toda la boca de David estaba repleta de sangre. Este quería hablar, sin embargo, ninguna palabra era entendible.
—Tra-tranquilo... No hay nada que temer, David... No llores... Detendré el sangrado... y... y... —Aunque ella se intentaba hacerse la fuerte, era ella la que estaba llorando amargamente, sus manos no dejaban de temblar y después de un trago amargo Suzuki se desbordó en llanto.
«Otra vez cometí una estupidez... ¿por qué lo hice? Nunca hago nada heroico, ¿por qué justamente hoy intento ser algo que no soy... ah, ya recuerdo... así es como mi mente piensa que logrará ir al paraíso... Todos piensan que si fuiste malo toda tu vida y mueres salvando a otros tus pecados serán perdonados... puede ser, sin embargo, lo volví a hacer... no me interpuse por buena voluntad, así es como intento pagar mi deuda con Suzuki.» David intentaba decir algo, pero la sangre evitaba esta acción. Por lo que simplemente se resignó y esperó la muerte, sin embargo... «Ya debería de estar muerto. ¿por qué no muero?» David miró de reojo la vegetación que tenía a lado y confirmó su gran temor. Rápidamente y con el máximo esfuerzo las palabras de David estaban siendo escuchadas.
—¿David? Resiste... No te esfuerces, no digas nada. Yo trataré de ayudarte. —Suzuki notó que David continuaba intentando hablar, así que por eso se acercó a su rostro.
Las palabras que Suzuki escuchó cesaron sus lágrimas y antes de que el Wendigo pudiera comprender lo que sucedía Suzuki tomó su espada y se alejó corriendo, dejando atrás el cuerpo de David.
—Por respeto a usted dejaré que se vaya. Al final de cuentas diste tu vida por ella. Debe de ser alguien muy valiosa.
Repentinamente el cuerpo de David comenzó a temblar frenéticamente hasta que de un momento a otro David dio su último suspiro.
—Descansa en paz, Príncipe David.
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A lo lejos, ya en el bioma de selva, los hermanos mayores se detuvieron para recuperar el aliento después de haber recorrido tal distancia. Los hermanos junto a Nakano se encontraban cerca de un rio, rodeado de árboles, tomando agua, pero aún seguían siendo perseguidos.
—Fernando, aquí nos separamos. Yo pelearé con uno de los dos que quedan. —Comentaba Eric mientras recargaba sus pistolas—. Nakano, necesito que ayudes a Fernando a pelear. Es obvio que uno solo podría haberte capturado en el desierto sin dificultad, sin embargo, mandaron a 4. Eso significa que conocen y respetan tus poderes. Si luchas junto a Fernando las posibilidades de que todos sobrevivamos serán más altas.
—Entendido. —Comentó Nakano mientras recogía agua con su cantimplora—. Oye Fernando, espero y seas algo fuerte. Aunque lo más posible es que me decepciones... ¿Fernando?
Fernando no cayó en las provocaciones de Nakano, de hecho, este ni siquiera le prestaba atención a nadie, tan solo este miraba fijamente a una flor morada que estaba cerca del rio. Dicha flor tenía un color muy brillante, se notaba que era joven, sin embargo, sus pétalos se estaban cayendo una por una, hasta que la brisa tiró todos los pétalos.
Sin darse cuenta, en la mejilla de Fernando cayó una lagrima al ver como los pétalos caían. Nadie dijo nada, excepto Fernando que entre dientes comentó.
—Así que ese fue el resultado.
Antes de poder decir algo, Eric se percató que era tiempo de correr, intentó dar la orden, pero Fernando ya no estaba. Este último se había ido corriendo
—¿Fernando? Nakano, ve tras él. Si se enfrenta a un Wendigo él solo quizás muera. —Nakano asintió con la cabeza y después se fue en busca de Fernando—. Te lo encargo.
Eric cerró los ojos y se mantuvo tranquilo. Escuchaba el correr del rio, el aleteo de las aves e impresionantemente también lograba escuchar el crujir de varias ramas.
—Te encontré. —Susurró Eric después de retirarle el seguro a las pistolas—. Sabes, no soy muy bueno siendo la presa. Así que... ¿Qué tal si iniciamos la cacería? —Comentó Eric mientras el sonido punzante y el brillo carmesí de los relámpagos en sus manos resonaban en el lugar.
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