67 Entrega
- Buenos días, señora Chao. - El general llegó a la pequeña tienda oculta tras el callejón. La señora Chao tenía cierta reputación, pues había sido la regente de un burdel en sus buenos años. Ahora, en su modesta tienda vendía aceites y de más cosas excitantes ideales para dos amantes como el general y el consorte real. No había mejor lugar para obtener el aceite de lavanda que tanto le gustaba al general. Ya estaba imaginándose a JiMin de nuevo entre sus brazos, recibiendo un sensual masaje de sus pequeñas manos.
La tienda estaba oscura, como de costumbre, sólo unas pocas velas aromáticas la iluminaban, pero la señora Chao no salía a recibirle como de costumbre.
- Soy el general Namjoon. - Empezó a preocuparse. La señora Chao era bastante mayor. - ¿Está ahí, señora Chao? ¿Se encuentra bien? - Entonces percibió un pequeño sonido e iba a girarse y llevar la mano a su espada cuando todo se volvió negro para el general.
- Yo no entrego medios corazones, YoonGi. - Respondió el consorte después de pensar sus palabras por un instante, derrumbando las esperanzas del príncipe. Quizá TaeHyung no se sentía preparado para algo así. Quizá compartir su amor con dos personas distintas era demasiado complicado para su corazón. Quizá amaba más al rey que a él. - Mi corazón es uno solo y es todo tuyo, igual que lo es también de tu padre. - El príncipe le miró entonces con confusion y algo de ilusión.
- ¿Entonces...?
- Pero el rey... no quiero engañarle. ¿Cómo se lo diré? ¿Cómo le propongo yo, un mero consorte traido de tierras lejanas, algo así al mismísimo rey de Silla?
- Para empezar deja de menospreciarte. Mi padre es un rey, pero tú mejor que nadie sabes también que es tu amor. Él, como yo, lo único que quiere es que seas feliz. Fue él quien me pidió que te propusiera esto. - Alegó sorprendiendo a TaeHyung. - Yo no creí que fuera posible. En su momento no quise compartirte. Pensé que eras mío por derecho. Estaba celoso. - Reconoció avergonzado. - Perdóname. Por mis celos te hice daño. Creí que te dejaba ir con mi padre para hacerte feliz pero sólo estaba molesto y sabía que te hacía daño apartándote de mí. Siempre me has demostrado que me quieres, pero soy tan inexperto e inseguro en esto que me cerré para no sufrir. - TaeHyung cogió el rostro de su amado entre sus manos. Su dulce mirada triste enternecía su corazón.
- Yo también estoy aprendiendo. - Declaró. - Nos entregaron el uno al otro como si supiéramos lo que teníamos que hacer. No supe entender mis propios sentimientos a tiempo como para ser capaz de decirlos en voz alta. Habría sido más fácil para todos. Habría sido mejor decirte que te quería cuando tuve la oportunidad. - Asumió su parte de culpa. - Si el rey... - Rectificó para poner a los dos dueños de su corazón a la misma altura. - Si JungKook está de acuerdo, nada puede hacerme más feliz. - Le sonrió finalmente.
Los golpes en la puerta, aunque fueran suaves, sorprendieron a Jin, quien estaba concentrado leyendo los aburridos reportes de suministros del palacio.
- Majestad, SeokJin. - Reconoció la voz de unos de sus pajes de confianza. - Hemos recibido una carta urgente dirigida a usted. - Anunció desde el otro lado de la puerta. Jin se levantó del escritorio y abrió la puerta. El hombre estaba inclinado, con la carta en la mano.
- ¿Y quién la envía? - Preguntó con curiosidad.
- No tiene remitente, majestad. Pero la mujer que nos la ha entregado parecía nerviosa y era muy insistente. Es altamente sospechosa. La tenemos retenida, majestad. Si me permite abrirla a mí comprobaré si contiene algún tipo de veneno. - Se ofreció con naturalidad, como si sacrificarse por su rey no significara nada más que un enorme honor. Jin odiaba esas cosas, pero era necesario.
- Ábrela con cuidado, Hoe. - El paje se irguió y tras alejarse dos pasos del rey consorte abrió la carta con lentitud. El pergamino parecía de mala calidad, pero no tenía manchas sospechosas ni ningún tipo de sustancia que pudiera ser perjudicial para su señor.
- ¿Desea que se la lea también, majestad?
- No es necesario. - Alegó. Así que el sirviente le entregó la carta. - Puedes retirarte. Mantén cautiva a la mujer que la entrega, pero no le hagas nada. Seguramente sólo la hayan utilizado de mensajera. Espera mis órdenes. - Algo nervioso, Jin entró de nuevo en la habitación y se sentó en escritorio para leer la misteriosa carta con calma. Investigó primero el exterior. El pergamino no era fino y la tinta no era de calidad. No era una carta muy larga, parecía más bien una nota. Quien la hubiera escrito no estaba acostumbrado a hacerlo porque tenía una caligrafía tosca y fea que apenas se entendía y además había borrones de tinta por todos lados. Había palabras que incluso eran difíciles de entender. ¿Quién diablos le querría hacer llegar directamente a él una nota de tan malas condiciones? Entonces se centró en el contenido de la carta y la leyó con lentitud. De hecho, algunas palabras eran difíciles de entender. Y cuando consiguió entender lo que decía, sus manos temblaron violentamente. Tanto que casi no podía releerla. No, no se lo había imaginado, decía exactamente aquella terrible amenaza.
Salió corriendo, con el pergamino en la mano y el corazón latiéndole agónicamente en el pecho. No podía ser verdad. Lo que esa carta decía era imposible. Su amor. Su esposo. No podía ser. Corrió tan rápido como sus piernas le permitieron. Ignoró a todos los sirvientes preocupados que se encontró por el camino y llegó a su dormitorio. Gritó su nombre, pero estaba vacío. Ni JungKook ni JiMin estaban allí. Salió de nuevo y se dirigió sin aliento hacia el despacho real. Algo crujió dentro de su pecho cuando tampoco le encontró allí y continuó recorriendo habitaciones hasta que llegó a la sala del trono. Allí estaba, sorprendido de verle con tal expresión descompuesta.
- Jin. ¿Qué te ocurre? - Estaba totalmente desconcertado cuando el mayor de sus esposos se lanzó a sus brazos llorando de alivio. - Jinnie, amor mío. Dime que sucede, te lo ruego.
- Pensé que te había pasado algo horrible. - Lloró desconsolado. - ¡Maldita sea esta broma de mal gusto! - Expresó llorando también de rabia.
- ¿De qué hablas, Jin? - Quiso saber JiMin, quien también estaba allí, preguntándose qué habría podido pasar para perturbar tanto a su compañero.
Hola!!!!! Espero que os haya gustado el capítulo. ¡¡¡¡TaeHyung aceptó estar con los dos!!!! 😍😍😍
¿Qué dirá la carta? ¿Qué habrá sucedido?
Ya no quedan más que unos poco capítulos para que se acabe.
Os pregunté si queríais que la publicara seguida o si seguiamos igual y como hubo diferencia de opiniones he decidido hacer lo que me de la gana. Jajajajja!!!
Ahora en serio, finalmente decidí hacer una mezcla. Seguiré publicando todas las obras pero publicaré DINASTÍA más seguido para acabarla antes.
En el próximo capítulo PUBLICARÉ LOS TÍTULOS de las 4 posibles obras sobre las que podréis votar cuál será la siguiente que publicaré cuando acabe esta. ESTAD ATENTOS!!!! Ojalá os guste esta manera de elegir la siguiente obra. 💜💜💜
Un besazo!!!😘😘😘
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