64 Orgullo real
Un rey siempre toma decisiones difíciles. Un rey sabio sabe que, algunas veces, debe hacer lo mejor para su pueblo antes que para su familia, por complicado que resulte. Sin embargo, no todas las decisiones son difíciles por ese motivo. El orgullo también puede ser una razón poderosa. Y el orgullo de un rey puede ser muy grande, pues le educan para ello desde su nacimiento. JungKook nunca pensó que tendría que tragarse ese orgullo de rey, pero si hay una buena razón para hacerlo esa era el amor que le profesas a tu familia. Y no hay mayor amor que el de un padre a un hijo.
Por eso, el rey de Silla se tragó todo su orgullo aquel día, sabiendo que lucharía contra el de su hijo, el cual, como príncipe, también era muy grande. Anduvo sereno y firme por los pasillos del palacio porque había tomado una decisión. Había que hacer algo para solucionar todo ese embrollo familiar antes de que fuera demasiado tarde. Y, si nadie lo hacía, él tendría que hacerlo. Al fin y al cabo, él era el mayor, el rey y el padre. Era él quien debía dar un paso hacia la dirección correcta. O, al menos, intentarlo. Suspiró pesadamente al llegar a la puerta del dormitorio de YoonGi. Golpeó con esroicidad.
- YoonGi, soy tu padre. Ábreme. - Se oyó un gruñido y luego un montón de movimientos amortiguados al otro lado.
- Ya voy. Deja que me ponga algo. - Tras otro momento, YoonGi abrió la puerta aún atándose de forma descuidada una bata de seda con preciosos bordados. La mitad de su pecho quedó al descubierto igualmente. - Buenos días, padre. - Se frotó los ojos. Habló no muy alto.
- No son horas para que un príncipe ande en la cama. - No iba allí con intención de regañarle, pero era su padre inevitablemente.
- Llevo horas despierto en la cama. Por eso me escuecen los ojos. No podía dormir.
- Tienes mucho en qué pensar. - Comprendió. JungKook se inclinó un poco, sin disimulo, echó un vistazo dentro de la habitación. HoSeok estaba tumbado en la cama, desnudo. La sábana sólo cubría parte de sus blancas piernas. Por eso hablaba tan bajo, para no despertarle. - HoSeok parece dormir apaciblemente.
- Se acostó tarde. - Pronunció. - No le dejé dormir hasta tarde con mis lloriqueos, más bien. - Admitió. Igualmente no tenía nada que finjir.
- Es un buen chico. - Mencionó imitando su tono de voz y suspiró. - No imagino lo que tienes que estar sufriendo. - Formuló el rey. - La idea de que perderé a mi adorada nieta ya me hace sentir como si me arrancaran el corazón del pecho, pero perder a un hija... - Puso una mano en su hombro y YoonGi bajó la cabeza.
- Agradezco que hayas venido a darme tu apoyo. - Pronunció con sinceridad. Pero tenía que haber algo más, llevaba varios días sin salir demasiado de la habitación desatendiendo por completo sus obligaciones. - Pero supongo que has venido también a hacer que me ponga a trabajar. Llevo tiempo descuidando...
- No. Nada de eso. - Aseguró. - Un trabajo como el de un príncipe no se debe hacer con la cabeza en otro lado. Debes centrarte primero. - Le aconsejó. - No hay prisa. He venido por otro motivo. - Declaró.
- ¿Cuál? - Preguntó cansado.
- TaeHyung.
- ¿Qué? - Dijo confuso. - Mira padre... - Se llevó la mano a las sienes. - No tengo ánimo para esto. No he dormido bien y el asunto de TaeHyung ya está acabado. Él te eligió a ti. No hay más que hablar.
- YoonGi. Las cosas no son tan fáciles. TaeHyung...
- Padre... - No quería seguir hablando del tema.
- Cállate. - Le interrumpió con firmeza. - Intento decirte que TaeHyung...
- ¡Él te eligió! - Gritó sobresaltando a HoSeok.
- ¿Qué ocurre? ¿Va todo bien? - Pronunció alarmado. Al ver al rey se cubrió rápidamente. - Majestad. - Pronunció inclinando la cabeza.
- Todo va bien, esposo mío. Vuelve a dormir. Mi padre ya se iba.
- No me voy. - Contradijo el rey. - Pero puedes volver a descansar, HoSeok, hijo. - Por supuesto, el príncipe consorte salió de la cama y se vistió también discretamente.
- Si queréis puedo retirarme para que habléis con calma. - Pronunció.
- No hay nada de que hablar.
- Calla. Obedece y sé razonable. - Le dijo su padre empezando a perder la paciencia. Cierto es, que no era la mayor virtud del rey. - Te estoy intentando decir que TaeHyung no está bien. - YoonGi apretó los puños cuando algo se removió en su interior. ¿Cómo que no estaba bien? No lo entendía. ¿Acaso no tenía ya lo que necesitaba para ser feliz? Él ya había renunciado, ¿qué más quería? Pero, a pesar de sentirse preocupado por el joven, su orgullo volvió a pesar más.
- Ese es problema tuyo ahora, padre. - Alegó. - Es en tu cama donde duerme. Una cama que, por cierto, tendrás que agrandar si vas a seguir metiendo jovencitos bajo tus sábanas.
- ¡No te consiento que me hables así! - Gruñó. - No olvides que sigo siendo el rey de Silla y tu padre. - ¿Qué clase de padre le roba el esposo a su hijo?, pensó YoonGi, pero calló porque sabía que sólo hablaba su dolor. Él no le había robado nada. TaeHyung había elegido justamente. El rey suspiró con pesadez. - YoonGi, hijo mío. Dejaste que TaeHyung viniera a mí porque sabías que no era completamente feliz a tu lado. Sé que eso no debió ser fácil para ti. Y ahora que está conmigo, tampoco es fácil para mí reconocer que TaeHyung sigue en las mismas condiciones. Él no es feliz. - Admitió sereno. Después de mucho decírselo a sí mismo, había podido decirlo en voz alta. Por primera vez, el rey de Silla, no era suficiente para alguien y eso había, inevitablemente, herido su orgullo. Pero si quería lo mejor para TaeHyung, debía hacerlo de este modo. - A los dos, YoonGi. Nos quiere a los dos. - Pronunció. El príncipe abrió la boca para decir algo, pero la cerró antes de que pudiera encontrar algo con sentido que decir. - Ya tienes la información, YoonGi. Haz lo que quieras con ella. - Pronunció. - Pero te lo advierto, si vuelves a hacerle llorar por ese maldito orgullo que tanto te incluqué, juro que no seré indulgente contigo. - Fue la primera y última vez que JungKook, el gran rey de Silla, habló a su primogénito como al esposo de su amado y no como su hijo. Lo sintió de la misma forma en la que consideraba a NamJoon con respecto a JiMin, cuando no podía verle exactamente como a su general o como a su mejor amigo. No era su rival, pero no consentiría que le dañara por un comportamiento infantil, del cual no podía asegurar no ser él mismo el culpable. JungKook le miró a los ojos y se marchó sin tener nada más qué decir.
- YoonGi... - HoSeok se acercó a él y le abrazó por la cintura apoyando la barbilla en su hombro. - Tú también quieres que TaeTae vuelva, ¿verdad?
- Claro que sí. - Susurró. Nada deseaba más. - Pero...
- ¿No quieres compartirle? - Le preguntó curioso.
- No... no es eso. - Declaró. - Nunca he compartido el amor de nadie pero eso no será nada comparado con perder a TaeHyung. - HoSeok le sonrió y le besó en la mejilla. - ¿Crees que me perdonará?
- Eres su esposo y te quiere. - Aseguró con cariño. - Habla con él. De seguro que está deseando volver a estar entre tus brazos.
Hola!!!!! Espero que os haya gustado el capítulo.
Parece que las cosas se solucionan, ¿no? ¿Acabará todo bonito y hermoso? ¿Qué opináis?
Sabéis que ya le queda poco a la historia, ¿estáis preparados para el final y para elegir la siguiente historia??
Un besazo!
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