49 Llorar en brazos del enemigo
- ¿Seguro que estás bien? - Le preguntó JiMin.
- Sí. - Aseguró el general. - Deja de preocuparte tanto.
- Pero aún debes descansar. Tu herida es profunda y sólo ha empezado a curarse. - Pero NamJoon ya se estaba poniendo su traje de general para llegar pronto junto a su rey ya. - Por favor... - Le detuvo. Aunque los dos sabían que sería inútil. Como su más fiel compañero en la batalla y mejor amigo, NamJoon debía estar al lado de JungKook ahora que había trabajo que hacer y que su hijo estaba entre la vida y la muerte. El general se acercó a su amante y le abrazó por la cintura.
- Sabes que no puedo. - Declaró.
- Ya lo sé pero... - Susurró. En realidad no tenía nada más que pudiera decir para convencerle. - Ten cuidado. - Cogió la muleta que le había dado el sanitario, la cual NamJoon se había negado a usar, y se la entregó. - Llévala. Hazlo por mí.
- Está bien. - Cedió. - Dejaré que todo el mundo se burle del lisiado general si así te sientes más tranquilo. - Se inclinó y le besó.
- Seguirás cuidando de él siempre, ¿verdad? - Le preguntó enternecido y seguro entre sus brazos.
- Igual que haces tú. - Declaró el general. Pero JiMin no estaba tan convencido y bufó.
- No sé. A veces siento que él ya no me necesita. - Opinó el consorte real. - Os tiene a Jin y a ti y a YoonGi y ahora a...
- ¿A TaeHyung? - JiMin asintió. Ya era un secreto a voces para aquellos residentes del palacio que conocían al rey y sabían mirar bien. - Es cierto. Él puede que no te necesite. - Eso encogió el corazón de JiMin. - En realidad no creo que alguien como él nos necesite realmente a ninguno de nosotros. Pero cuando te mantienes unido a alguien no lo haces porque le necesites, sino porque le amas. Él te ama. - Aseguró. - El corazón del rey es suficiente para abarcaros a todos. De eso no tengo la menor duda. - Le confirmó con un beso justo antes de cruzar cojeando la puerta, con la muleta en la mano.
Los dos estaban en la misma habitación, pero el silencio era incómodo y les ahogaba. TaeHyung no se atrevía a mirarle y HoSeok no quería que lo hiciera. Intentaban mantener una paz entre ellos que no existía porque no querían romper la promesa que le habían hecho a YoonGi. El menor de los dos consortes fingía estar durmiendo. Era incapaz de conciliar el sueño, estaba muy preocupado por YoonGi, y ahora que HoSeok no le consolaba no era capaz de calmarse. La situación de HoSeok no era muy distinta en realidad. Igual que él, estaba preocupado y se sentía desconsolado, pero además estaba totalmente furioso por mucho que intentara ocultarlo.
Sonaron unos golpes en la puerta. Los dos miraron a la puerta y se sorprendieron al comprobar que, la persona que llamaba no esperó a que le respondieran. Abrió sin más.
- Pero, ¿qué? - Expresó HoSeok. - ¿No ve que esta es una dependencia priva...? - Su voz se ahogó al darse cuenta de que era el rey quien entraba. - Majestad. Lo lamento muchísimo. - Pronunció inclinándose. - Ruego su perdón. Yo sabía que...
- Calma, HoSeok. - Se apresuró a detener su verborrea. - He sido yo quien ha entrado sin ser invitado. Mis modales son deplorables desde que soy rey. - Se disculpó. - No tiendo a esperar a obtener el permiso de nadie para actuar. - Planteó.
- ¿Necesita algo de nosotro, majestad? - Preguntó TaeHyung haciendo enervar a HoSeok de nuevo. Por supuesto que el rey venía para estar con su amante y él sólo era una presencia molesta. Bajó la mirada para que no vieran su expresión disgustada.
- ¿Puedes dejarnos a solas? - Pidió el rey.
- Por supuesto. - Hizo un supremo esfuerzo para que no se notase su odio al responder.
- Se refiere a mí, HoSeok. - Le corrigió TaeHyung. El mayor de los consorte reales levantó la cabeza para ver a su compañero inclinarse ante el rey y retirarse de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.
- Deberíais estar durmiendo. - Dijo el rey. - Sobre todo tú. No has debido dormir bien.
- ¿Qué desea de mí, majestad? - Le respondió cortés pero fríamente. Estaba un poco sorprendido, pero inmediatamente imaginó que el rey le fuera a reprender por la forma en la que estaba tratando a TaeHyung.
- Siéntate, hijo mío. - HoSeok obedeció sentándose sobre el borde de la cama. El rey le imitó. - Tengo que decirte algo. - Declaró. - Por lo que tengo entendido tienes entrenamiento de soldado.
- Así es. - Confirmó el príncipe consorte. - Pero nunca he llegado a entrar en batalla.
- Eso había oído. - JungKook suspiró antes de seguir hablando. - La guerra, HoSeok... - Cerró los ojos un instante. - ...es asquerosa. - Aseguró. - Pero estar aquí tampoco ha debido ser fácil para ti teniendo en cuenta que era tu familia contra la que peleabamos.
- Mi reino es Silla y mi familia es la suya ahora, majestad. - Formuló HoSeok.
- Así son las leyes de Sillas. - Apoyó el rey. - Pero no corresponde con las leyes del corazón. Sé que igualmente tu dolor ha sido doble en este tiempo.
- Mi padre intentó matarme. - Le recordó.
- No me refiero a tu padre, HoSeok. - Hablaba con una severidad que asustaba. ¿De qué estaba hablando? -
- No le comprendo...
- De todas las personas que había en el ejército de Goguryeo, el último al que habría querido hacer daño habría sido a su general.
- ¿Qué quiere decir? - HoSeok sabía ya muy bien qué estaba intentando decirle el rey, pero no podía aceptarlo tan fácilmente.
- Fue él quien atacó a YoonGi. - HoSeok abrió mucho los ojos. - Fue su espada la que le hirió. Tuve que hacerlo. - Las manos de HoSeok temblaron y las ocultó bajo sus grandes mangas. - Habría querido ganar de otra forma.
- Él ya no era mi familia. - Su voz sonó muy poco convincente. - Me alegro de que pudiera proteger a... - JungKook cogió sus manos enfundadadas en sus mangas.
- No hagas eso. - Le pidió. - Sé que no estamos en buenos términos ahora mismo por mi relación con TaeHyung y que ahora me odiarás por lo que te estoy diciendo, pero te ruego que no me apartes así. Sigo considerándote mi hijo. - Aseguró.
- Yo no le odio. Es mi rey. - Pronunció. JungKook suspiró.
- No le conocía demasiado, pero siempre creí que tu hermano era un buen hombre. Un buen general, al menos. - Le acarició la mejilla y limpió las lágrimas de las que él mismo no se había percatado. - No te pediré que me perdones por lo que he tenido que hacer. No porque no me sienta mal por lo sucedido, sino porque sería injusto para ti ponerte en esa situación. - Explicó. - Lo lamento mucho, hijo mío. - Era lo único que podía decir ya. HoSeok hizo lo imposible por no seguir llorando. JungKook comprendió lo solo que debía sentirse HoSeok. En el peor momento. Se sentía traicionado por TaeHyung, no podía arroparse en YoonGi y el hombre bajo cuyo techo vivía habia matado a su hermano, el único miembro de su familia de sangre que había demostrado cierta preocupación por él. - Soy muy malo consolando. - Admitió. Pero cuando HoSeok comenzó a sollozar, avergonzado por llorar por un enemigo y delante del rey, JungKook le abrazó. TaeHyung, al oírle llorar, abrió la puerta muy despacio. No quería parecer un cotilla, pero no había podido evitarlo. No sabía qué ocurría, pero se acercó a ellos, se sentó en el suelo, junto los pies de HoSeok y se acurrucó en sus rodillas ofreciendole su apoyo y amor. Ante todo pronóstico, HoSeok se sintió sinceramente confortado por el compañero que le había traicionado y el hombre que había matado al mayor de sus hermanos.
Hola!!!! Espero que os haya gustado el capítulo.
Pobre Hobi... no dejo de torturarle. 🌸🌸🌸🌸
Para los que sigáis UNO ENTRE CIENTOS, recordad que esta semana publicaré los capítulos finales y también el principio de LA MANADA. Espero que le deis mucho amor. 😘😘😘
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