HoSeok pudo dormir bien. Aquella cama era más lujosa suave y acolchada que la suya. Se había sentido algo nervioso en la noche, pero se había obligado a dormir. Debía hacerlo para estar en plenas condiciones para su casamiento. No conocía a quien sería su esposo aún, pero era un príncipe con una educación parecía a la suya y no había ningún rumor malo sobre él. No se decía que fuera cruel o especialmente poco agraciado. Se decía que era un hombre correcto. Eso era todo. era exactamente lo que decían de él, así que no tenía porque tener miedo. Era un hombre entregado al bien de su país. Era lo único que importaba.

TaeHyung, en una habitación muy separada de la de HoSeok, no durmió nada. Se levantó con ojeras y, a pesar de su bello rostro natural, se sintió realmente demacrado. ¿Cómo iba a presentarse así ante quien sería su esposo? Le repudiaría. Esos pensamientos no hicieron otra cosa que ponerle aún más histérico y triste. Se echó a llorar otra vez. Llamaron a la puerta.

- ¿Está despierto, príncipe TaeHyung? - Sonó una voz dulce de mujer. Debía ser una criada que venía a despertarle.

- Váyanse. - Gruñó. - Aún queda mucho tiempo para empezar a prepararse para la ceremonia.

- Príncipe TaeHyung. - Habló la voz de HoSeok muy educado al otro lado de la puerta. - Déjenos pasar. La concubina del rey, HyoJin quiere hablar con nosotros. - ¿La concubina del rey? ¿Por que querría hablar con ellos una concubina real? No le quedó otra que abrir la puerta.

- Mi príncipe. ¿Cómo está aún en pijama? - Le preguntó la mujer. - ¡Oh! - Comprendió al ver su rostro. - No debe avergonzarse, alteza. La mayoría lloramos cuando dejamos nuestro hogar. - Pasó el pulgar por sus mejillas para limpiarle las lágrimas. - Pronto descubrirá que este es un buen hogar y lo hará suyo. - Sonrió.

- ¿Por qué quería hablar con nosotros, concubina HyoJin? - Preguntó TaeHyung un poco más relajado al sentir el gesto de cariño de la mujer.

- Ella es la madre del príncipe heredero. - Pronunció HoSeok.

- Es tradición de Silla que la madre no esté presente en la boda, pero también es tradición que hable con el cónyuge de su hijo previamente. - Explicó. - Hace mucho tiempo que dejé a YoonGi, quiero decir, al príncipe heredero, ser educado por su padre. - Sonrió. - Pero a partir de hoy dejaré de ser la persona en la que mi hijo busque consuelo cuando se sienta perdido. Eso es doloroso para toda madre.

- Lo comprendemos. - Dijo HoSeok educadamente. Tal y como se esperaba de él.

- Ahora que os tendrá a vosotros, quiero asegurarme de que dejo a mi querido príncipe en buenas manos. - Se oyó a TaeHyung sollozar un poco. - ¿Qué le ocurre, alteza?

- Yo... echó de menos a mi madre. - El labio le tembló, no quería echarse a llorar.

- Un varón que echa de menos a su madre sólo puede ser dos cosas: Un niño o un buen hombre. - Pronunció la mujer. "Está claro que es un niño", pensó HoSeok. - Y usted ya no debe ser un niño pequeño, príncipe TaeHyung. - El joven asintió e intentó serenarse. - No te preocupes, el heredero cuidará bien de ti, TaeHyung. De los dos. Es un buen muchacho, pero para gobernar el país, un buen rey necesita un buen respaldo, un buen consejo y consuelo. Sólo denme su palabra de príncipes de que serán amables con mi hijo y velarán por su salud. - HoSeok se inclinó.

- Le doy mi palabra, concubina HyoJin. - Habló. Luego se giró hacia el asustado y lloroso príncipe, quien asintió aunque no dijo nada por tener el llanto aún en la garganta.

- Con eso me basta. - Les sonrió a ambos. - Ahora si me disculpan, tengo un heredero al que preparar para su boda. Y a ustedes pronto vendrán los criados a ayudarles a prepararse. - Con esas palabras se retiró.

- ¿Vas a seguir llorando mucho tiempo? - Le preguntó HoSeok duramente. - Acéptalo. Ya no volverás a tu casa. Pronto serás esposo del heredero de Silla y habrás de complacerle si no quieres que te saque a patadas del palacio y tú y tu familia y reino lo pierdan todo. - Lejos de consolarse con eso, TaeHyung se encerró en sus aposentos de nuevo y volvió a echarse a llorar. HoSeok sólo rodó los ojos y se fue a su propia habitación. Al llegar a ella, suspiró. Tenía que admitirlo. Podía haber sido más amable con TaeHyung. Quizá él mismo también estaba más nervioso de lo que creía.

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