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38 Al resguardo de la oscuridad

En el amparo de la noche un inexperto muchacho inocente serpenteaba por los pasadizos de palacio siendo perseguido por la oscuridad con la única compañía de una vela. No sabía que le depararía el destino esa noche y tampoco estaba seguro de lo que quería que sucediera. Por una parte, deseaba que no hubiese nadie en aquel lujoso, aunque curiósamente pequeño despacho. Al menos de esa forma no tendría opción y no habría dudas que le acosaran. Por otro lado, su corazón latía con fuerza. Abrió la puerta despacio, pero sin que le temblaran las manos. Allí encontró al rey, quien demostró tener los mismo pensamientos que él con un suspiro alegre.

- Tenía la esperanza de que fueras más sensato que yo y no vinieras. - Alegó sabiendo ambos que era una verdad a medias. - Eso lo haría más fácil.

- Vos sois el mayor de los dos y el rey. ¿No se supone que debéis ser vos el más sensato? - Intentó excusar su debilidad.

- Y sin embargo, aquí estamos los dos. - JungKook se acercó a él a paso lento pero decidido. - Como si fuéramos niños haciendo una travesura. - Murmuró como si fuera un secreto y le agarró suavemente por la cintura, pegándole a él. ¿Así pretendía que recurriera a su sensatez?

- Como si fuéramos libres. - Respondió TaeHyung incapaz de mirar al rey a los ojos.

- ¿Estás seguro de esto? - Le preguntó temeroso por su respuesta.

- ¿Cómo iba yo a estar seguro de nada, mi rey? Sólo soy un joven perdido y asustado entre sus brazos.- Reconoció. No estaba quejándose de ello, sólo planteaba una obviedad.

- ¿Asustado? ¿Por qué habrías de estarlo?

- La guerra. ¿Acaso no es algo horrible? La posibilidad de perder a mi esposo... y a vos. - Susurró. El rey apretó contra su pecho al esposo de su hijo en un abrazo consolador y protector.

- Te diría que no es algo de lo que debas pensar, que no está en tus manos y, aunque sea cierto, sé que no dejarás de preocuparte. - Hablaba prácticamente en su oído. - No está en la naturaleza humana, aún si sabes bien que no puedes hacer nada para evitar todo este sufrimiento.

- Entonces, ¿qué debo hacer? - Le preguntó. JungKook se mordió la lengua. Quería decirle que debía aprovechar el tiempo y entregarse a él, pero no se atrevió. No podía condicionarle de esa forma. Pero, en cierto modo, si perdía esa oportunidad e iba a la guerra sin probar de nuevo sus labios iba a arrepentirse.

- Debes quedarte en el reino. A salvo. Cuidar de este lugar y del pueblo. - Fue lo que dijo. - Y esperar a que tu esposo vuelva.

- Mi esposo... - Habló en un susurro separándose lentamente del rey para mirarle a los ojos, sin dejar de estar del todo entre sus brazos. - Se sentirá tan traicionado. - Mencionó. El rey tragó saliva con fuerza. ¿En qué estaba pensando? ¿De verdad creía que a esas alturas TaeHyung se iba a echar atrás? Abrazados como estaban, ¿no era obvio que ya había decidido? Acarició su mejilla y se acercó con suavidad como si pudiera asustarle. Se besaron fingiendo no estar sedientos el uno del otro. Pero no pudieron ocultarlo por mucho tiempo y no tardaron en devorase desordenadamente. Las hábiles manos del rey le desvistieron tan rápida como sutilmente, casi no demostrando su ansiedad. De la misma forma, sus fuertes brazos le invitaron a tumbarse en la mullida alfombra del despacho. Podrían haber ido a cualquier otro lado, pero allí se sentían a salvo. Como si nadie pudiera así descubrir su secreto. Deslizó por sus propios hombros sus lujosas ropas y se inclinó sobre el joven, quien parecía tan entregado a él como deseoso estaba el imponente monarca. TaeHyung sonreía y JungKook no podía evitar imitarle. Era hermoso y tierno. Su piel era terciopelo y  sus labios un dulce prohibido. Ya nada importaba. La idea de estar traicionando a su hijo desapareció por primera vez de la mente del rey. Sus cuerpos eran iluminados por la intimidad de unas pocas velas. Cubrió su cuerpo con la delicadeza digna de un príncipe. La timidez de sus dulces gemidos contra su oído le derretían. Mecerse dentro de su cuerpo fue una sensación tan agónica como placentera. De pronto parecía que podría vivir eternamente de esa felicidad sencilla que aquel muchacho parecía otorgarle.

Caminó de vuelta a su habitación cuando ya era tremendamente tarde. Volvía con su cuerpo en una nube, sintiendo aún en su piel el tacto intenso del rey. En el palacio sólo se oía el silencio y en el pasadizo hacia su habitación la oscuridad era su única compañera. ¿O no? Una figura apareció frente a él. En la oscuridad fue imposible saber quien era. Temió que fuera YoonGi pero, cuando de acercó un poco y una parte de su rostro se iluminó con la vela que TaeHyung cargaba, se dio cuenta de que no era su esposo. Aún peor.

- ¿Qué crees que estás haciendo? - Le preguntó.

- No... no sé de que hablas. Sólo no podía dormir y he ido a dar una vuelta por el palacio. - Se excusó TaeHyung torpemente. - Con todo lo de la guerra no es fácil...

- No te atrevas a mentirme descaradamente. - Gruñó. - Lo que estás haciendo es deplorable.

- HoSeok. Deja que te explique. - Pidió mostrandose desesperado. Lo sabía todo y no podía estar más en desacuerdo con lo que había hecho. Se lo diría a YoonGi y este le odiaría. Y todo eso antes de que YoonGi se fuera a la guerra.

- No me expliques nada. No puedo creerlo. - Aseguró HoSeok. - No me lo esperaba de ti. Después de todo lo que YoonGi nos ha cuidado y tú le traicionas de esta forma. ¿Por qué? - Preguntó, pero de pronto rectificó. - ¡No! No quiero saber el motivo. Nada lo justifica. Y aún más en un momento así. ¿Y si se entera? ¿Sabes lo desconcentrado que eso le tendría durante la guerra? ¿No piensas en las consecuencias de tus actos? - TaeHyung se encogió. Había cedido a sus intintos pero, ¿por qué eso era de pronto tan terrible? ¿No se suponía que en ese lugar el amor era libre? ¿Acaso no compartía a su esposo con HoSeok y estaba agradecido por ello? - Con el rey, TaeHyung. - No estaba seguro hasta ese momento de que HoSeok supiera con quién había estado exactamente. - ¡Estás loco!

- Pero yo... él me...

- ¡Es su padre! ¿Sabes la confrontación que puede haber entre ellos? ¡¿Quieres crear una guerra civil?! - Dijo furioso haciendo lo imposible por no gritar a pleno pulmón.

- No. Claro que no. Yo... - Le tembló la voz. ¿De verdad podía causar tanto mal con sus acciones?

- Basta, TaeHyung. Volvamos a la cama. Con nuestro esposo. - Especificó.

- Pero Hobi, yo no quiero que...

- No quiero saberlo. - Le interrumpió de nuevo. - La guerra está próxima y nosotros tenemos un deber que cumplir. Aprende cual es tu lugar, TaeHyung. - Bajó la cabeza desolado. Toda la felicidad se había desvanecido en un instante. ¿De verdad había hecho algo tan horrible? ¿Y ahora no tenía a nadie en quien refugiarse? ¿No debía volver a los brazos del rey? Y no podría contar con ser consolado por HoSeok, ni tampoco por YoonGi. No podía contárselo.

HoSeok se acostó a un lado del dormido príncipe heredero y TaeHyung al otro con la amarga sensación de que YoonGi podría descubrirle en cualquier momento. Tenia un amargo nudo en la garganta. A su espalda, sintió a YoonGi girarse hacia él y le abrazó en sueños. Creyó que era injusto para YoonGi, pero buscó su consuelo dándose la vuelta y escondiendo su rostro en el pecho de su esposo. Aun estando YoonGi dormido, TarHyung se sintió arrullado por su presencia.

Holaaa!! Después de mil años actualizo esta historia. Creo que me quedó bien el capítulo. Espero que os guste!! 🌸🌸🌸🌸🌸

Un besazo!!!!

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