3 Los amantes
- Majestad, debe de tomar su desayuno antes de encargarse de los asuntos de palacio. - Habló el general recostando al consorte real en la gran cama. - Si no lo hace, corre el riesgo de desmayarse.
- No quiero. - Se giró. - No quiero ponerme gordo.
- Majestad, usted no está gordo. - Aseguró el general NamJoon. En su tono de voz había algo de tristeza. Le tendió una bandeja llena de comida deliciosa.
- He dicho que no quiero. El rey debe verme hermoso.
- ¡JiMin! - Gritó y el consorte real se encogió en la cama. - Déjate de tonterías y come. No estás gordo y tú ya eres el más hermoso. - No debía hablar así al consorte real, pero sus sentimientos le podían cuando estaban solos. El consorte real se volvió a girar.
- ¿Lo dices de veras, NamJoonnie? - El rey no sólo era su adorado y gran rey, era su amigo y NamJoon le traicionaba cada vez que tenía esos ojos sólo para él. Se mordió el labio. Era demasiada tentación. Sabía que JiMin amaba al rey, había aprendido a hacerlo con los años, y que el rey lo amaba tanto como al consorte SeokJin. Pero también sabía que lo que sentía JiMin por él también era sincero. Se aseguró de no escuchar nada en las proximidades y se reclinó ante el consorte real para besarle. JiMin no rehusó. No era la primera vez, ni sería la última que cometían ese y muchos otros peores pecados.
- Eres lo más hermoso que jamás he visto.
JiMin y el rey no eran los únicos capaces de amar por duplicado, muchas personas podían amar a varias a la vez. No era raro de ver a una persona con varias esposas y esposos en el reino de Silla. Sin embargo, lo que había entre otros dos de los habitantes del palacio no era amor. Era sólo sexo y ambos lo querían así.
- ¡Ah! ¡Voy a correrme! - El consorte real SeokJin se encontraba en cuatro sobre la cama, gimiendo y jadeando mientras el príncipe heredero, YoonGi de Silla, le penetraba fuertemente. El rey estaba ocupado con asuntos de estado en ese momento y, aunque sus esposos le ayudaban muchas veces, no requería de su presencia en ese momento. - ¡Ah! - Eyaculó sobre la cama del príncipe una vez más. YoonGi siguió embistiéndolo hasta que él mismo se corrió.
- Por los Dioses, Jin. ¿Cómo puedes seguir apretando tanto? Tu ano debería estar más que abierto de tanto follar conmigo y con mi padre. - Jadeó YoonGi dejándose caer en una zona limpia de las sábanas.
- Soy un experto. - Rió el consorte. - Supongo que ahora ya no me necesitarás para apaciguar el calor de tu carne. Ahora podrás hacerlo sin esconderte y por duplicado.
- No creo que sean tan buenos como tú, así que puede que te busque alguna vez. - Sugirió.
- Si así lo quieres. - Le sonrió el consorte real mirándole pícaro.
- Nunca te he preguntado esto, Jin. - Empezó el príncipe.
- Dime.
- ¿Por qué te arriesgas acostándote conmigo cuando el rey sigue dándote tanto placer como quieres? Además, tú le amas. ¿Acaso el rey no es un buen amante? - Habló con curiosidad. - Confiesa.
- Hablas de tu padre y de tu rey, YoonGi. Un poco de respeto. - Dijo de repente. Parecería un poco estúpido que dijese aquello estando en la cama del príncipe. - Yo amo a mi rey y él es un gran amante y me complace plenamente. Pero soy un consorte real, me debo al bienestar de esta familia.
- ¿Qué quieres decir? - Quiso saber el príncipe.
- Que desde que empezaste con la pubertad eras insoportable hasta que dejé que me follaras. - Confesó finalmente. - Siempre has tenido mucha pasión en tus venas, será que la ahorras todas las horas que duermes. En cuanto empezaste a desfogar tus deseos conmigo estuviste mucho más centrado en tus obligaciones de heredero del rey.
- ¡Es el colmo! - Se sentó en la cama de un salto. - ¿Follas conmigo como terapia para canalizar mi energía? - El consorte asintió altivo. - Tiene que haber algo más.
- Sí, hay algo más. - Aseguró levantándose de la cama y empezando a ponerse su *Hanbok de nuevo. - Es divertido y emocionante esconderme del rey y hacerlo con otro de vez en cuando. Además, me lo haces casi tan bien como tu padre.
- ¿Casi tan bien? - Preguntó indignado.
- Eres joven, YoonGi. Te faltan un par de trucos aún. Pero dejaré que los descubras con tus cónyuges. - SeokJin y YoonGi no hacían eso porque odiasen al rey o porque se amasen entre sí. Eran buenos amigos y les gustaba divertirse juntos de vez en cuando. En el fondo, se querían y se respetaban mucho. La libertad sexual de ese lugar era bastante amplia, por decirlo de algún modo.
- ¿Cómo son ellos? - Preguntó. - No puedo verles antes de la boda.
- Son lindos, la verdad. Pero uno está asustado y triste y el otro simplemente vive resignado. - Aseguró SeokJin, que había sido capaz de captar a los futuros cónyuges del príncipe en un instante. - Creo que podréis aprender mucho los unos de los otros.
- ¿Sigues hablando de sexo? - Preguntó.
- No, mi príncipe. - El consorte real sonrió y salió de la habitación del heredero al trono.
*Hanbok: ropa tradicional coreana.
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El de mi región es "El traje de chulpa" para mi, horroroso. Jajajaja Aunque tengo que reconocer que los mantones de manila (que se llevan como complemento) pueden ser una pasada de bonitos.
Os dejo unas fotos por aquí: Aunque las flores del pelo (chicas) y la solapa (chicos) son tradicionalmente rojas. Claveles rojos, concretamente.
Y el mantón de manila
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