✦ 𝗖𝗎𝖺𝗍𝗋𝗈
La semana había pasado volando para beneficio de los chicos. Heeseung se encontraba apoyado contra la pared del colegio en donde el castaño trabajaba, con su mochila llena de comida para ambos. Agradecía a su yo del pasado por no haberse anotado en tantos cursos de la universidad y así tener libre el viernes.
El ruido de los niños empezando a salir por la puerta principal lo hizo levantar la vista de su celular y vio a Ni-ki con otro chico y los padres de este. Al verlo, su primo empezó a saludarlo emocionado y corrió hacia él. Heeseung tomó su mochila y se arrodilló para poder estar a su altura.
— ¿Qué tal, pequeño? — Preguntó revolviendo el cabello del morocho.
— Voy a ir a la casa de Sunnie. — Comentó sonriente Ni-ki. — ¿Mamá dijo que vengas? la señora Kim dijo que ella me llevaba.
— No, no, no vine a buscarte hoy, no te preocupes. — Le sonrió el mayor. El menor le devolvió la sonrisa aunque con una mueca de confusión. Se escuchó como, quien suponía era el tal 'Sunnie', llamaba a Ni-ki para así poder ir a jugar. Ambos se despidieron y Heeseung le dijo al menor que pronto pasaría por su nueva casa para ayudar un poco y pasar un tiempo.
Jungwon llegó segundos más tarde, saludando al pelirrojo con un corto beso en la mejilla. Al igual que Lee, el castaño también llevaba una mochila llena de comida. Ambos entrelazaron sus dedos y partieron camino hacia el parque.
El parque se encontraba casi lleno. Había adolescentes jugando fútbol, niños corriendo por todos lados, parejas paseando y varias personas haciendo lo que parecía una clase de yoga. Se acomodaron bajo un gran árbol, Jungwon colocó en el piso el mantel violeta que había agarrado a la mañana y ambos se sentaron sobre la manta.
— Te hice una pequeña torta de arroz con vegetales porque seguramente no almorzaste. Está un poco fría, pero sigue siendo rica, lo juro. — Heeseung rió y le entregó la comida y unos cubiertos, a lo que el castaño murmuró un suave 'Gracias', un poco sonrojado, y empezó a comer. — Traje también varios tipos de ensalada, una tiene pollo, fruta y jugo de naranja orgánico. También sándwiches.
— Yo tengo más fruta, chocolates y otras golosinas, botellas de agua y antes de que llegaras pedí varias empanadas.
Ambos chicos vaciaron sus mochilas, dejando toda la comida sobre el mantel, y empezaron a comer, sintiéndose como si ellos se hubieran detenido en el tiempo para poder apreciar la compañía del otro.
Los últimos rayos de sol ya habían desaparecido hace varias horas y el cielo estaba pintado con decenas de estrellas. Ambos chicos iban comiendo y los brazos agarrados. Jungwon hablaba con una pareja de amigos que pasaban mientras Heeseung acariciaba a un pequeño perrito que buscaba algo que comer, por lo que le dio la media manzana del castaño.
— ¿Eso que está comiendo es mi manzana? — Preguntó Jungwon acomodándose cerca de Heeseung.
— Lo que se ve no se pregunta. — Rió el pelirrojo, viendo como el animal terminaba de comer y empezaba a mover la cola, feliz. Heeseung hizo un puchero y miró con ojos tristes al mayor. — No puede quedarse aquí y no puedo llevarlo a casa. Aparte ya se encariñó y yo igual.
— Y quieres que lo lleve a casa y lo cuide yo... — El menor movió la cabeza de arriba a abajo de forma afirmativa. — Esta bien, esta bien, pensándolo bien la casa se siente muy sola si estoy solo yo.
— ¡Eres el mejor, eres el mejor, por esto me gustas tanto! — Heeseung se levantó y lo abrazó fuertemente, ignorando el hecho de que el castaño estaba como piedra.
— ¿Q-Qué acabas de decir?
— ¿Qué dije? — Heeseung dejó de saltar y lo miró a los ojos.
— Dijiste que te gustaba.
Lee enrojeció y empezó a hablar nervioso. — N-No no es que fue sin pensar y estaba emocionado y yo no tenía y perdón... — Dejó de abrazar a Yang, buscando alejarse, pero el castaño lo tomó de la cintura, evitando que rompa su contacto.
— Respira, cielo. Tranquilo. También me gustas. — Dijo sonriente, mostrando sus lindos hoyuelos que tanto le encantaban al menor. — ¿Puedo...? ya sabes...
Heeseung sonrió enternecido. Jungwon no dejaba de enamorarlo. Decidió dar él el primer paso y suavemente unió sus labios con los del mayor, abrazando su cuello. El perrito empezó a ladrar y saltar alrededor de ellos y ambos se separaron riendo.
— Vamos, te llevo a casa. — El castaño tomó la mano de Heeseung y entrelazó sus dedos mientras empezaban a caminar hacia el departamento del menor, seguidos por la nueva mascota de Jungwon.
Fueron a su tiempo y parando a cada rato para compartir cortos, pero llenos de sentimientos, besos. Alrededor de la medianoche llegaron a la casa de Lee.
— ¿Vas a cuidarlo bien? — Preguntó el dueño del departamento acariciando al perro.
— Claro que si, bebé. No te preocupes. — Dijo sonriente el castaño.
— Realmente eres un ángel caído del cielo, no puedes ser siquiera real. Por eso te quiero tanto. — Heeseung lo abrazó y dejó un pequeño beso en su nariz.
— El sueño te está afectando, ve a dormir. — Dijo Jungwon en tono burlesco, pero el menor aceptó igual.
— Buenas noches.
— Buenas noches. — El castaño besó su frente y se dirigió a la salida con su perrito en brazos.
© ¡ 𝖥𝖠1𝖱𝖸𝗕𝗘♡︎𝗠 ⁺ ට !
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