Four
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❝ ¿Fue un error de un ángel?
¿O fue un beso profundo?
Esos hoyuelos son ilegales,
Pero los quiero de todos modos, de todos modos, de todos modos.❞
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La semana había pasado volando para beneficio de los chicos. Minho se encontraba apoyado contra la pared del colegio en donde el rubio trabajaba, con su mochila llena de comida para ambos. Agradecía a su yo del pasado por no haberse anotado en tantos cursos de la universidad y así tener libre el viernes.
El ruido de los niños empezando a salir por la puerta principal lo hizo levantar la vista de su celular y vio a Felix con otro chico y los padres de este. Al verlo, su primo empezó a saludarlo emocionado y corrió hacia él. Minho tomó su mochila y se arrodilló para poder estar a su altura.
"¿Qué tal, pequeño?" Preguntó revolviendo el cabello del morocho.
"Voy a ir a la casa de Sunggie." Comentó sonriente el pecoso. "¿Mamá dijo que vengas? La señora Han dijo que ella me llevaba."
"No, no, no vine a buscarte hoy, no te preocupes." Le sonrió el mayor. El menor le devolvió la sonrisa aunque con una mueca de confusión. Se escuchó como, quien suponía era el tal 'Sunggie', llamaba a Felix para así poder ir a jugar. Ambos se despidieron y Minho le dijo al menor que pronto pasaría por su nueva casa para ayudar un poco y pasar un tiempo.
Chan llegó segundos más tarde, saludando al castaño con un corto beso en la mejilla. Al igual que Lee, el rubio también llevaba una mochila llena de comida. Ambos entrelazaron sus dedos y partieron camino hacia el parque.
El parque se encontraba casi lleno. Había adolescentes jugando fútbol, niños corriendo por todos lados, parejas paseando y varias personas haciendo lo que parecía una clase de yoga. Se acomodaron bajo un gran árbol, Chan colocó en el piso el mantel violeta que había agarrado a la mañana y ambos se sentaron sobre la manta.
"Te hice una pequeña torta de arroz con vegetales porque seguramente no almorzaste. Está un poco fría, pero sigue siendo rica, lo juro." Minho rió y le entregó lo comida y unos cubiertos, a lo que el rubio murmuró un suave 'Gracias', un poco sonrojado, y empezó a comer. "Traje también varios tipos de ensalada, una tiene pollo, fruta y jugo de naranja orgánico. También sánguches."
"Yo tengo más fruta, chocolates y otras golosinas, botellas de agua y antes de que llegaras pedí varias empanadas."
Ambos chicos vaciaron sus mochilas, dejando toda la comida sobre el mantel, y empezaron a comer, sintiéndose como si ellos se hubieran detenido en el tiempo para poder apreciar la compañía del otro.
・・・
Los últimos rayos de sol ya habían desaparecido hace varias horas y el cielo estaba pintado con decenas de estrellas. Ambos chicos iban comiendo y los brazos agarrados. Chan hablaba con una pareja de amigos que pasaban mientras Minho acariciaba a una pequeña perra que buscaba algo que comer, por lo que le dio la media manzana del rubio.
"¿Eso que está comiendo es mi manzana?" Preguntó el australiano acomodándose cerca de Lee.
"Lo que se ve no se pregunta." Rió el castaño, viendo como el animal terminaba de comer y empezaba a mover la cola, feliz. Minho hizo un puchero y miró con ojos tristes al mayor. "No puede quedarse aquí y no puedo llevarlo a casa. Aparte ya se encariñó y yo igual."
"Y quieres que la lleve a casa y la cuide yo..." El menor movió la cabeza de arriba a abajo de forma afirmativa. "Está bien, está bien, pensándolo bien la casa se siente muy sola si estoy solo yo."
"¡Eres el mejor, eres el mejor, por esto me gustas tanto!" Minho se levantó y lo abrazó fuertemente, ignorando el hecho de que el rubio estaba como piedra.
"¿Q-que acabas de decir?"
"¿Que dije?" El coreano dejó de saltar y lo miró a los ojos.
"Dijiste que te gustaba."
Lee enrojeció y empezó a hablar nervioso. "N-No no es que fue sin pensar y estaba emocionado y yo no tenía y perdón..." Dejó de abrazar a Bang, buscando alejarse, pero el rubio lo tomó de la cintura, evitando que rompa su contacto.
"Respira, cielo. Tranquilo. También me gustas." Dijo sonriente, mostrando su lindo hoyuelo que tanto le encantaba al menor. "¿Puedo...? Ya sabes..."
Minho sonrió enternecido. Chan no dejaba de enamorarlo. Decidió dar él el primer paso y suavemente unió sus labios con los del mayor, abrazando su cuello. La perrita empezó a ladrar y saltar alrededor de ellos y ambos se separaron riendo.
"Vamos, te llevo a casa." El rubio tomó la mano de Minho y entrelazó sus dedos mientras empezaban a caminar hacia el departamento del menor, seguidos por la nueva mascota de Chan.
Fueron a su tiempo y parando a cada rato para compartir cortos, pero llenos de sentimientos, besos. Alrededor de la medianoche llegaron a la casa de Lee.
"¿Vas a cuidarla bien?" Preguntó el dueño del departamento acariciando a la perra.
"Claro que si, bebé. No te preocupes." Dijo sonriente el rubio.
"Realmente eres un ángel caído del cielo, no puedes ser siquiera real. Por eso te quiero tanto." Minho lo abrazó y dejó un pequeño beso en su nariz.
"El sueño te está afectando, ve a dormir." Dijo Chan en tono burlesco, pero el menor aceptó igual.
"Buenas noches."
"Buenas noches." El rubio besó su frente y se dirigió a la salida con su perra en brazos.
୨♡୧
Escribí esto el vez d estudiar acabo q ni quería aprobar psicología.
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