⭑⚝Prólogo⚝⭑
La vida de Jeon Jungkook siempre fue ordinaria, pero eso no lo eximió de que le ocurriera una desgracia que lo marcó de la peor manera. Tuvo unos padres amorosos que lo acompañaron hasta que cumplió quince años antes de fallecer en un accidente automovilístico, dejándolo solo en el mundo, pues no tenía otros familiares que pudieran darle cobijo mientras aceptaba su nueva realidad.
Para su suerte, el orfanato en el que lo recibieron no fue tan malo como pensó que sería, ya que pudo formar buenas amistades y continuar estudiando para llegar a ser un profesional algún día. Sin embargo, un día, como cualquier otro, descubrió un libro de masajes en la biblioteca del lugar y decidió probarlo con algunos de sus amigos, quienes quedaron asombrados por su talento.
Jungkook pensó genuinamente que le estaban dando mucho crédito a un novato, pero todos ellos le aseguraban con convicción que sus manos eran sanadoras, así que el joven siguió especializándose en ello con el apoyo de la directora del orfanato, que se convirtió en una de sus más fieles clientas.
Al principio Jungkook no cobraba nada, pero la señora Song fue la que lo animó a que ofertará su trabajo en el periódico, siendo cuestión de días para que la gente empezará a buscarlo con deseos de aliviar cada uno de sus dolores. Sus amigos también le ayudaron a organizar una habitación con todo lo necesario para que pudiera dar masajes, lo que solo lo incentivó a seguir con la idea de ganar dinero mediante una actividad que consideró como un hobby por mucho tiempo.
Y así fue cómo Jungkook, antes de cumplir la mayoría de edad, ya contaba con una cuenta bancaria con los ahorros suficientes para sobrevivir fuera de la que llamó su casa por varios años. Decir que no le dolió despedirse de todos sería mentir, pero bien sabía que su estadía en ese sitio había acabado y que ya era hora de abrir sus alas hacia una nueva vida.
Alquiló un departamento diminuto, pero no por eso menos acogedor, y después de pensarlo mucho, decidió que seguiría especializándose en todo tipo de técnicas de masajes en lugar de estudiar una carrera convencional. Siendo honesto, no se veía a sí mismo como un abogado, arquitecto, farmacéutico, mucho menos médico. Tampoco era como que alguien lo juzgaría por su decisión, pues era huérfano y si sus padres siguieran vivos, confiaba en que ellos le hubieran dicho que haga lo que más ame en lugar de querer complacerlos a ellos. En ese aspecto, siempre fueron muy comprensivos y respetuosos con cualquiera de sus decisiones. Así que tomando eso en cuenta, Jungkook dedicó dos años de su vida en ello y cuando tenía veinte primaveras, decidió buscar trabajo para seguir reuniendo experiencia.
En menos de un mes se encontraba trabajando en un gimnasio muy reconocido, dando masajes relajantes y descontracturantes para las personas que llevaban a cabo ejercicios en dichas instalaciones. Él no era el único masajista de aquel gimnasio, pero sí era el más solicitado por todos. No obstante, ninguno de sus compañeros era capaz de envidiarlo por su talento, porque el título de manos sanadoras se lo tenía bien ganado desde el instante en que lo pusieron a prueba.
El ambiente entre ellos era muy agradable, pues se apoyaban y se enseñaban técnicas mutuamente. Además, de la amistad que floreció conforme trabajaban y hacían ejercicio en el gimnasio, volviéndolos muy unidos. Tanto así que llegaron a emprender muchos viajes a otros países para seguir aprendiendo juntos y regresar con nuevos conocimientos que desempeñarían en el que seguía siendo su lugar de trabajo desde hace años, más específicamente siete años en el caso de Jungkook.
El joven de cabellos castaños no se creía que hubiera pasado tanto tiempo, pero no se arrepentía de nada. Amaba dar masajes, sus jefes eran comprensivos, sus compañeros—ahora mejores amigos— eran extraordinarios, nunca le hacía falta clientela, su pequeño departamento había sido reemplazado por alto más moderno desde hace cinco años y poseía una bonita Harley-Davidson en la que se transportaba a cualquier sitio. Su vida amorosa fue buena mientras duró, así que no tenía quejas al respecto. No obstante, el dolor de un terrible engaño seguía atormentándolo y le impedía confiar en las personas como antes.
La culpa la tenía Mingyu, quien fue uno de sus clientes más sobresalientes desde que empezó que trabajar en el gimnasio. Aquel joven fue su único novio, la persona que le ayudó a descubrir su orientación sexual y que se llevó todas sus primeras veces, incluida la experiencia de un corazón roto, pues lo había engañado con una chica de su bufete de abogados tras darse cuenta de que sí deseaba tener hijos; algo que lastimosamente Jungkook nunca podría darle.
De todas formas, los caminos de la vida podían resultar muy curiosos e inesperados cuando se lo proponían, justo como en esa noche que parecía ser como las demás, la vida de Jungkook terminó de una forma inimaginable gracias a un hermoso brazalete para dar inicio a algo más grande.
Continuará...
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¿Qué les pareció el prólogo? ¿Le has resultado interesante? Yo solo puedo asegurarles que esta historia me tiene muy emocionada y también me resulta satisfactorio volver a retomar uno de los géneros que más me gustan (fantasía), así que espero le den mucho amor a cada capítulo que salga.
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