Tell me — Me for him?

Noemí Higgins

No estaba amordazada y atada, no me drogaron para subirme al auto, no me sujetaron con brusquedad para obligarme a hacer algo.

No hicieron nada de eso porque vine aquí de forma voluntaria.

Sabía que en cualquier momento el enviaría a alguien por mí, pero no pensé que fuera justo cuando tenía planeado ir a la universidad y pasar el resto de la tarde con Blake.

Pero, a pesar de todo, sentía que habíamos tenido una perfecta despedida. Blake había dicho que me amaba y yo no podía estar más feliz con me. Por primera vez en mucho tiempo mi amor fue correspondido y terminé aquí. En una habitación del club completamente sola, esperando que alguien viniera a decirme que la habían dejado ir. Porque se supone que ese fue el trato, yo venía aquí y dejaban a Scarlett libre.

Llevaba un par de días aquí, en esta habitación que ni siquiera conocía    y yo solo podía rogar porque Nahim y Blake no tuvieran un plan que los pusiera en riesgo.

Nicolas entró a la habitación por tercera vez en el día como se le era costumbre. Traía en una bandeja más comida de la podía consumir y una sonrisa de satisfacción que le era recurrente desde que me tenía aquí.

—Es hora de cenar, solecito.— anunció dejando la comida sobre la cama.

—¿La dejaste libre?.

—Joder, Noemí. Otra vez con lo mismo. Ya te lo dije, cuando te traslades a otro lugar, ella volverá a su vida normal.

—¿Dónde me llevarás?

—A mi casa. Grande, silenciosa, sin vecinos alrededor, mucha seguridad , pero sobre todo un lugar donde nadie te buscará.

Asentí con resignación, sabiendo que no tenía más opciones que obedecer. Pues no quería que ella muriera, no cuando no tenía nada que ver con esto.

—Te traeré ropa limpia en un rato, para que te puedas duchar.— agregó y yo asentí nuevamente.

Así se estaban yendo mis días. Pasando horas en la misma habitación, sin más que libros antiguos que Nicolas me traía y comiendo cada día a la misma hora. Era como estar en prisión, pero al menos la habitación era para mi sola y tenía algo más de glamour.

Las horas pasaban lento, por lo que agradecía tener un reloj colgado en la pared, por lo menos así mi percepción del tiempo permanecería intacta. Cuando este marcó las seis de la tarde, la puerta nuevamente se abrió, pero esta vez me saco una sonrisa quien estaba del otro lado.

—Hola Emi— me sonrió cerrando la puerta detrás de ella y yo de inmediato me levanté a abrazarla.

—Gaby— murmuré yo —¿Qué haces aquí?

—Kiara corrió el rumor de que estabas aquí, así que le pedí permiso a Aditya para venir a verte.— explicó —Te mando esto— me extendió las prendas limpias que por suerte era ropa cómoda.

—Gracias— le recibí las cosas y tomando a su mano la arrastre a que ambas nos sentáramos en la cama —¿Cómo está Emma?— pregunté.

—Bien. Agradecida contigo y...bueno, digamos que no hablamos mucho ahora.

—¿Por qué?

—Creo que ambas nos dimos cuenta que la exclusividad sexual y un romance no es algo que podamos llevar encerradas aquí.— Bajó la mirada con tristeza.

—Lo entiendo— Asentí —Pero quizás algún día, cuando estén fuera de aquí, con su familia, con sus traumas resueltos y en paz, ambas podrán estar juntas.

—Se escucha como de película— sonrió antes de negar con la cabeza —No quiero más tristeza, porque no me dices que haces aquí y como fue todo con el chico del ave tatuada en el cuello.

—Con Benyamin las cosas estaban mal, pero, ahora bien. Digamos que todo se solucionó cuando se atrevió a decir lo que siente y... dijo que me amaba.

—¿El chico intimidante dijo las palabras mágicas?— me miró sorprendida.

Y yo asentí sonriente —De cualquier forma, mi felicidad no duró demasiado porque Aditya secuestro a mi amiga y... debía venir aquí y entregarme para que la dejara libre.

—¿Ya lo hizo?

—Dijo que cuando me trasladara de aquí la dejaría ir.

—¿Trasladar?

—Quiere llevarme donde no me puedan ubicar. Ya sabes, ni mi hermano, ni Benyamin, ni nadie. 

—¿Estas demente?— me regañó —¿Y qué piensas? ¿Vivirás el resto de tu vida con él?— preguntó incrédula.

—No lo sé. Intento no analizarlo mucho. Solo no quiero que nadie más sea lastimado por mi culpa.

—Dios Noemí, nada de esto es tu culpa. Solo es un idiota, loco que tiene una maldita obsesión contigo. Vete de aquí.

—¿Y si te hace algo a ti?— interrogué. —¿o a Emma? ¿O a mi familia?. No puedo pensar solo en mí.

—Solo digo que deberías reconsiderarlo. Con Samuel desaparecido y todo este lugar patas arriba, hasta nosotras estábamos pensando en hacer una huida.

—¿De qué hablas?

—¿No sabes?—preguntó y yo negué con la cabeza —Los rumores dicen que Aditya y Pietro están peleados porque Samuel desapareció. Pietro cree que lo tienen para un intercambio.

—¿Intercambio de qué?

—Tú por él, Noemí. Pietro cree que tu hermano y Benyamin lo tienen.

Me di una larga ducha buscando matar el tiempo entre aquellas paredes que me mantenían aislada.

Vestí mi cuerpo con la sudadera y el buzo que me habían proporcionado, comenzando a peinar mi cabello húmedo.

Sabía que en un par de minutos Aditya llegaría con mi cena, por lo que me estaba intentando memorizar algún discurso para preguntarle por Samuel.

Quizás me mentiría para evitar cualquier reacción de mi parte, pero aun así había una mínima probabilidad de que me dijera la verdad.

Solo esperaba que Nahim y Benyamin no tuvieran nada que ver, aunque eso era un deseo lanzado al vacío.

La puerta se abrió y de inmediato mi cuerpo se puso alerta. Lo vi ingresar a la habitación con la bandeja repleta de más comida de la que podía comer.

—Hey— saludo —¿Tu amiga ya vino a visitarte?

—Si— asentí colocando mi cadena, ya que me la sacaba para ducharme.

—Sigues trayendo esa cadena desde que te la regalo tu madre para tu cumpleaños— señaló intentando tocar el dije que colgaba de esta, pero de inmediato me aparté de él impidiendo que sus manos rozaran mi piel. —¿Estarás así de esquiva todo el tiempo?

—Estaré como me dé la puta gana.

—Qué bonito lenguaje — alzó una ceja. —Creo que deberías trabajar más en tu respeto hacia mí. Después de todo, cada cosa que te pasa es consecuencia de tus malos actos.

—¿Malos actos?— me burlé —Si, te delaté. Pero no te golpeé. No maté a la gente que te importaba. No te amenace para que te quedarás junto a mí. ¡Yo no hice nada de eso!

—Tú me obligaste a hacerlo.

—¡No es verdad!— grité —¿Es que acaso te costaba demasiado dejarme tranquila? ¿Te costaba demasiado dejarme vivir mi vida como se lo permitiste a Nahim?

—Escúchame niña, soy tu padre y merezco...

—No soy una niña y a ti jamás te volveré a llamar mi padre. Marcus ha sido mejor figura paterna para Nahim y para mí de lo que alguna vez tú podrías serlo.

Al terminar aquella frase su mano impacto en mi mejilla. Eso habría quedado como un simple golpe de no ser porque llevaba un anillo y este impacto en la comisura de mis labios, dejándome una dolorosa herida.

Tenía impotencia, sabía perfectamente que no podría devolverle el golpe, porque eso sería inútil. Como la mayoría de personas, me ganaba en altura y en fuerza, pero eso no detuvo que mis palabras intentaran hacer lo que mi cuerpo no podía.

—Tu no mereces nada de nadie.

No volvió a pronunciar palabra, pero sus acciones fueron más de suficientes para comprender que estaba jodida. Sujeto mi cabello con fuerza y antes de que intentara soltarme de su agarre comenzó a caminar fuera de la habitación conmigo arrastras.

No sabía a dónde me llevaba, pero creo que tampoco quería saberlo. Solo intentaba hacer que me soltara, forcejear y gritarle. Aunque eso solo me causaba más dolor debía intentarlo.

Ingresamos a su despacho y abrió aquella puerta que yo abrí una vez y quise no haberlo hecho nunca.  Bajamos las escaleras y me empujo con brutalidad a la oscuridad logrando que me diera un fuerte golpe en la cabeza contra el cemento, dejándome algo aturdida por unos segundos. Estaba en el sótano, lo sabía, pero todos mis sentidos se volvieron a poner alerta cuando él encendió la luz del lugar y solo pude admirar dos cosas en la habitación;

Mi mejor amiga atada a una silla, llena de cortes, moretones y sangre.

Y un piano.
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