Capítulo 29. / Tell me: Can they control their hormones?
Tell me — Can they control their hormones?
Noemí Higgins
He ganado y perdido peso, he sido grande y pequeña, gorda y delgada, probé cierta ropa e ignore la que creía que jamás me favorecería, teñí y corte mi cabello en distintos estilos y colores, le hice cada cambio posible a mi cuerpo solo para ser aceptada por alguien y aun así nadie me quería por más de una noche.
Debería estar acostumbrada al rechazo, después de todo, recuerdo como mi terapeuta me dijo que como toda mi niñez había sido rechazada por mi madre buscaría parejas que me hicieran lo mismo. También dijo que me ilusionaría demasiado rápido y buscaría tener aprobación masculina debido a que mi padre jamás me la dio.
Pero que te lo digan es muy distinto a darte cuenta de que cada vez repites el mismo patrón. O por lo menos es distinto para mí. Porque mientras sabes que algunas personas están destinadas a terminar en un completo desastre, esperas que otras se queden y te aporten a lo que te costó tanto construir.
Había pasado una semana desde aquel encuentro. Era extraño ver como Blake ya no rondaba por la casa, como mi hermano fingía estar ocupado para no comer o siquiera conversar más de un minuto con nosotros. Para colmo, Marcus no dejaba de preguntarme si Blake y Nahim habían discutido o si había ocurrido algo malo entre ellos, mientras que Nate preguntaba todos los días cuándo vendría Benyamin a visitarnos.
Por mi parte intentaba terminar mi semestre de una forma no tan desastrosa. Acababa de entregar el proyecto que Blake me había ayudado a hacer y mi maestro asintió levemente al verlo. Que sin duda estuvo mucho mejor que las caras de desagrado que hizo la vez anterior.
Avanzaba por los pasillos de la universidad con mi outfit de chica enamoradiza que siempre termina siendo rechazada. Vestía una sudadera enorme con la capucha puesta, mis jeans más cómodos y mis botines favoritos. Además de mis gafas de sol que ocultaban mis ojeras y mis ojos hinchados por llorar. Porque además de rechazada, también me había llegado el periodo. Sin mencionar que esta semana tenía cita con mi médico porque sentía que las vitaminas de mi anemia no estaban haciendo efecto en mi sistema.
—Señorita Higgins—llamó la persona anterior que me mintió y lastimó mi ego.
¿Es que no se da cuenta que no estoy de humor?. Joder, traigo gafas de sol y mi capucha, aunque está nublado.
De cualquier forma, no podía rechazar su idiota invitación a charlar, porque todos se habían dado cuenta que me había llamado, y si no iba, demostraría que los rumores eran verdad. Y aún que tuvieran razón, no quería que todos aquí me miraran como "la chica que tuvo relaciones con su maestro/casado/padre de una alumna".
A regañadientes me acerqué a él, esperando que fuera al punto con rapidez.
—Pasa, quiero hablar contigo un momento—pidió empujándome levemente hacia una de las salas cuando colocó su mano en mi espalda baja.
No tarde en quitar su mano de allí con desprecio.
—Voy tarde para...algo, le agradecería si habla rápido— declaré deteniéndome en el pasillo.
Él sonrió —Solo quería preguntarle si sabe algo de la señorita Santana, digo, como son cercanas. Ella no presentó su proyecto y hace días que no viene a clases.
—No sé nada de ella desde la semana pasada, pero la llamaré— sonreí con falsedad.
—No tienes que hablarme como si no nos conociéramos, después de todo...
—Adiós profesor y saludos a su esposa— murmuré dando media vuelta y huyendo de la situación.
Lo primero que hice al llegar a casa fue llamar a Scarlett. Pero ya estaba rindiéndome en que respondiera, porque iba en la llamada número quince y me volvió a enviar al buzón.
Ella era de esas personas que cuando se cogen una gripe no toman el celular, pero justo ahora mi intuición me decía que no era la gripa lo que no la dejaba responder.
Deje caer mi cansado cuerpo en la cama jurando que eso me aliviaría de mis demonios. Era una sensación extraña la que abrumaba mi cuerpo, pues no sentía frío, tampoco calor, no estaba triste, mucho menos feliz, pero sentía un gran alivio en el pecho, pues al menos ahora Nahim sabía la verdad de todo y ya no tenía que fingir.
Pero sus palabras repetían mi mente una y otra vez, porque si había algo que lo caracterizaba era que cumplía su palabra. Por lo que me estaba haciendo a la idea de que en un par de días no lo volvería a ver.
El discurso que le dio a Blake tampoco pasaba desapercibido, pues le dijo que renunciara a la mafia de Akim. No sabía cuáles eran sus reglas, pero seguro que no terminaría bien. Sin contar que tendría que buscar un nuevo trabajo. Solo esperaba que no aceptara alguna oferta de su padre o del mío. Realmente esperaba que mantuviera su palabra y no quisiera unirse a ellos, mucho menos cuando sabe cómo trabajan.
Me parecía extraño que Aditya sabiendo que ahora Nahim y Blake conocían su verdadero nombre no hubiese realizado alguna reunión para hablar con nosotros, aunque realmente lo que me causaba más inquietud era que llevaba días sin intentar contactarme.
Interrumpiendo cualquier sensación de relajo, Nate entró corriendo a mi habitación lleno de entusiasmo. —Benyamin me trajo este regalo— Anunció enseñándome su nuevo juguete, que era un auto a control remoto.
—¿Benyamin está aquí? — me levanté de golpe y me mareé, teniendo que sentarme en el borde de la cama.
—Si, está abajo hablando con Nahim. —Dijo sin importancia haciendo avanzar su auto por mi habitación —¿Ya viste lo rápido que es? ¿Lo viste? ¿lo viste?— daba pequeños saltitos llenos de felicidad.
—Si enano, está muy genial—le sonreí levantándome de la cama y acariciando su cabello. —Iré a saludar a Blake y me dejas usar tu auto ¿sí?.
El pequeño rubio asintió.
Yo no tardé en bajar las escaleras con rapidez hasta que escuché la voz de Marcus hablando con Blake en la cocina. Sin titubear entre llena de confianza, pero esta se esfumó cuando mi hermano estaba sentado frente a Blake, en completo silencio.
—¿Qué haces aquí?— solté logrando que los tres voltearan a verme.
—Yo lo invité.— murmuró Marcus. —Y ahora que están los tres, realmente me gustaría saber que paso.
Yo mordí mi labio con incomodidad y miré a mi hermano, quién estaba cruzado de brazos demostrando lo bizarra que le parecía la situación.
—¿Y bien?— inquirió Marcus.
—Noemí y Blake follaron— se sinceró mi hermano —Y lo hicieron más de una vez cuando le pedí específicamente a Blake que no se le acercara a ella de ese modo, porque en esta disfuncional familia ya tenemos suficientes problemas.
—Tú también te follaste a Scarlett, ¿lo olvidas?. Por lo menos yo estaba soltera y no le fui infiel a nadie.
—¿Te crees mejor que yo?. Ambos hicimos la misma mierda; mentir.
—Pero tú...
—Bien, es suficiente— detuvo Marcus, y fue entonces que noté que él y yo habíamos levantado la voz. —Primero que nada; ¿Es que ninguno de ustedes es capaz de controlar sus hormonas?. De verdad espero que por lo menos se hayan cuidado.— regañó y a Blake se le escapó una sonrisa. —Tú no te rías que también va para ti— sentencio y su sonrisa se desvaneció. —No pueden estar pasándose a llevar de esta forma. Se supone que ahora es cuando deberíamos estar más unidos como familia y ustedes no hacen más que dar un paso adelante y tres hacia atrás.
—También deberíamos ser honestos, ¿no?— dijo Nahim lanzando una evidente indirecta hacia mí. Pero a pesar de todo agradecí que no tuviera intenciones de contar toda la historia.
—Exacto, y también dejar de prohibirle cosas a las personas porque eso solo hace que lo hagan con más ganas. Como cuando le dije a Noemí que tenía prohibido fumar hierba y ella dejó de fumar en la casa y ahora hace brownies que se ven de chocolate, pero en realidad te hacen sentir que levitas...A propósito me comí uno por accidente el otro día y me quedé dormido para una reunión importante...De cualquier forma el punto aquí es que no pueden estar toda la vida enfadados. Son demasiado jóvenes como para guardar rencor.
Sin duda el discurso de Marcus causó distinto impacto en todos nosotros. Yo me sentí más culpable, Nahim apretaba los puños de vez en cuando y yo me imaginaba que repetía una y otra vez la noche en la que le conté todo, Blake no dejaba de mirarme de reojo como si estuviera esperando decirme algo.
La charla terminó y Nahim salió sin decir donde, Marcus fue a buscar a Nate quien estaba evadiendo hacer la tarea y yo comenzaba a avanzar a mi habitación con la intención de dormir un rato, pues me sentía realmente decaída.
—Hey— me siguió
—Blake, no quiero hablar contigo— continúe el camino a mi habitación.
—Entiendo si estas molesta ¿sí?, solo quiero explicarte.
—¿Explicarme qué? ¿Que ese era tu plan? ¿Hacerme confesar todo solo para luego decirle a mi hermano?
—Jamás tuve un plan.
—Pues para haber improvisado te resultó bastante bien.
—Mocosa...
—Por favor— lo detuve —Estoy intentando que todo esto no me haga mierda, Blake.
—Si esto es por lo que me dijiste antes de que Nahim llegara, lo siento.— rasco su nuca con incomodidad.
—No tienes que disculparte por lo que sientes, o lo que no— dije —Solo te pido...Espacio, ¿Bien?. Ya estoy lo suficientemente herida como para que tu vengas ahora y me des más motivos para darme cuenta de que todo lo nuestro fue una pérdida de tiempo, porque somos demasiado diferentes.
—¿A qué te refieres?
—Me refiero a que yo jamás te llamaría "un error". Ni te obligaría a decir algo que tú no quieres.
—No quise decirlo así.
—Pero lo hiciste y no te importó que yo estuviera allí escuchando. —suspire y pestañee con rapidez evitando llorar —Solo quiero espacio, ¿sí?
Él asintió con resignación antes de que su celular comenzara a sonar. Vio la identificación de la llamada y no tardó en responder.
—¿Hola?...¿Dónde...?. Bien, más vale que sea para algo bueno.— miró su reloj antes de pronunciar —llegaré en veinte minutos, si, sí. Adiós.
—Benyamin ¿Qué pasa?— pregunté rápidamente.
—Pietro quiere hablar conmigo.
—¿Qué?...¿Qué quiere?
—No lo sé, yo...Tengo que ir.
—No, Blake. Quizás es una trampa y lo más probable es que Aditya haya sido quien mandó a tomar esa foto nuestra y que Kiara ya le haya dicho que Nahim sabe todo.
—Bueno, en algún momento debemos enfrentarlos.
—No tu solo.— negué.
—¿Y qué hago? ¿Quedarme aquí?— se encogió de hombros avanzando por la casa en dirección a la salida.
Me moví con rapidez no tardando en seguirlo con la intención de detenerlo. Logré alcanzarlo a las afueras de la casa, cuando ya estaba cerca de su auto. Blake abrió la puerta del lado del conductor y yo la cerré de un manotazo.
—Quítate de mi camino.
—No, iré contigo.
Blake solo sacó el arma que tenía oculta en su espalda baja revisando si tenía balas. Eso fue suficiente para que me asustara y comenzara a temblar.
—Mantén a todos en casa y enciérrense— ordenó.
—Ni de broma. Iré contigo y no es pregunta.
—No me harán nada, Pietro estuvo años buscándome después de todo.
—No subestimes a Aditya.
—Y tú no me subestimes a mi.— alzó una ceja.
—Déjame ir contigo, por favor Blake, prometo que haré lo que digas y...
—No. Emi escúchame; te quedarás aquí.
—Blake, por favor...
—No puedo preocuparme por mi si tengo que estar cuidando de ti, ¿entiendes?.
—Es mi decisión.— declaré.
Me crucé de brazos dándole a entender que mantendría mi postura y él luego de pasar una mano por su rostro lleno de frustración, relajó su rostro.
—Sabes que, tienes razón— asintió —Sube al auto, puede que seas de ayuda.
Él sacó las llaves y le quitó el seguro. De inmediato avance hacia la puerta del copiloto, pero antes de que llegara, ya se había subido y cerrando la puerta con rapidez, colocó el seguro.
Jaloneé la puerta un par de veces —Blake.—Hablé amenazante
—Lo siento, mocosa. No me arriesgaré a que algo te pase— dijo.
—Idiota— insulte mientras que él ponía en marcha el auto y conducía a toda velocidad lejos de la casa.
En cuanto lo vi pasar por el portón de la mansión un nudo se formó en mi estómago, pero mis nervios empeoraron cuando mi celular sonó y una foto llegó en forma de mensaje.
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