Capítulo 16. / Tell me: Do you want a brownie?
Tell me — Do you want a brownie?
Noemí Higgins
—Se que estamos molestas, pero de verdad necesito tu ayuda.
—Tu estas molesta, no yo.— se explicó
—El punto es que...Estoy metida en un lío y Nahim no me deja salir. Necesito que hagas algo por mi...
— Lo que sea nena, lo sabes.
—Necesito...Necesito que consigas misoprostol.
—¡¿Estás embarazada?!.—Alejé el celular de mi oreja debido al fuerte grito que dio. — No me digas que es del imbécil de nuestro maestro, por favor. Sabía que debía recordarte tomar las pastillas a pesar de estar enojadas. Espera... ¿Cuántos meses tienes?, comimos sushi hace algunas semanas. En realidad, eso no importa porque quieres abortar, pero ¿estás asustada?. Necesitas que vaya y te lleve al médico o...
—Scarlett. No es para mí.—la detuve abruptamente.
—¿Qué?
—Es para una amiga.
—¿Tienes más amigas aparte de mí?
—Te explicaré todo cuando llegues, lo prometo. — <<parte de ello>> me corregí en mi mente. —¿Sabes dónde conseguirla?
—Cariño, consigo la mejor marihuana de la ciudad. ¿Tú qué crees?
Marcus y Nate se marcharon para ir a buscar al aeropuerto y llevar al hotel a la familia de Susan, prometiendo también quedarse a cenar con ellos. Nahim y Benyamin fueron a dejar a Kiara a su casa y dijeron que tardarían.
Con la casa solo para mi <<a excepción de que sabía que por el exterior estaba rodeada de desconocidos que tenían la orden de protegerme >> por fin podía caminar por la casa en bragas y usando una playera del triple de mi tamaño. También fue el momento perfecto para que la morena llegará con las pastillas y una sonrisa culpable. Realmente no sabía cómo actuaríamos una con la otra luego de que ella traicionara mi confianza. Pero todos mis nervios se esfumaron cuando la vi.
—Hola.
—Hola— murmure dejándola pasar.
Ella de inmediato dejó su mochila en el sofá y sacó de su interior una bolsita blanca con el medicamento. —Aquí está tu encargo. O bueno, el de tu amiga.
—Gracias, de verdad me salvaste.
—¿Es de la universidad?— me preguntó ladeando un poco la cabeza. Y yo la mire con extrañeza —La chica digo...
—No, fue...Uno de estos días salí a un club y cuando entré al baño, vi a una chica llorando sola sentada en el piso. Le pregunté qué le pasaba y me contó que su test de embarazo marcó positivo y el asqueroso de su novio le dijo que no se haría cargo. De cualquier forma, ella tampoco quería ser madre y tenía miedo a que sus papás se enteraran, por eso no fue al médico.
Merezco un premio por inventar historias en menos de cinco segundos.
—Oh, ya veo— murmuró cerrando su mochila y volviendo a estar de pie frente a mí.
Hubo un incómodo silencio mientras ambas cruzábamos miradas. No sabía que decir, mucho menos como actuar delante de ella. Y era la primera vez que me pasaba eso en todos los años que la conocía.
—Bueno, supongo que si eso es todo yo, me iré. — sonrió con tristeza dirigiéndose a la puerta, pero casi como un impulso las palabras salieron de mi boca.
—Espera Scarlett, y-yo. ¿No quieres quedarte un rato?
Al escuchar mis palabras de inmediato una sonrisa invadió su rostro y soltando grititos de felicidad se lanzó a abrazarme.
—Eso no significa que te perdoné— Amenacé riendo ante su reacción.
—Lo sé, lo sé— dijo separándose de mí y volviendo a tomar algo de su mochila, esta vez del bolsillo pequeño — Te traje una ofrenda de paz— anunció extendiéndome una pequeña bolsa transparente con hierba en su interior.
—Idiota — me reí tomándola.
Realmente me era imposible enojarme con ella. Me frustro cuando ella se frustra, ella estaba triste cuando yo estaba triste, ella se quedó a mi lado, me consoló cada vez que lloraba porque extrañaba a mi hermano y nunca se cansó cuando me queje del primer chico que me rompió el corazón. Yo la cuidaba en las fiestas cuando bebía de más y la defendía de las personas que hablaban mal de ella. Ella es mi hermana y la necesitaba en mi vida, más de lo que mi orgullo quería admitir.
—¿Te dije cuanto lo lamento?— murmuró. —En el momento pareció una buena idea.
—Al igual que el piercing que te hiciste en la lengua. Y te lo terminaste sacando a la semana porque no podías comer. —le recordé.
—Es que...yo soy la que toma malas decisiones y tú la que da buenas soluciones.
Me reí —Bien, mi solución es que no vuelvas a contarle algo de lo que haga a mi hermano. Mejor aún, no te le acerques. Porque él imbécil es turbio, no sabe nada más que arruinarlo todo y su mayor habilidad es mentir.
Esa es la mejor habilidad de todos los Higgins en realidad.
—¿Y...?— me pidió que continuara.
—Y lo extrañe demasiado. —Suspiré —Me generó ternura y rabia que quisiera saber de mí, pero que no se atreviera a responder algún mensaje.— me crucé de brazos notando que por primera vez en mucho tiempo estaba siendo honesta. Con ella podía serlo <<casi siempre>>.
—Mira nena, no puedes vivir odiándolo. No cuando está frente a ti e intenta acercarse.
—Lo sé, y no lo odio. Solo no quiero volver a pensar que las cosas entre nosotros serán diferentes, porque sé que en cuanto pueda se largara otra vez.
Ella me sonrió con tristeza —¿Sabes que si quieres puedes ir a quedarte unos días conmigo verdad? — Yo solo le asentí con gratitud. —Bien, alejando la tristeza propongo brownies, música y ropa cómoda para celebrar la reconciliación— alcé las cejas. —Tienes este castillo para ti sola, Rapunzel. Yo digo que se tiene que disfrutar.— se encogió de hombros y quitándome la bolsa con hierba de las manos se dirigió a la cocina.
No me negaré a esa tentadora propuesta.
Charlábamos y cantábamos desafinadamente las canciones que ella reproducía por el parlante mientras que yo me encargaba de cocinar, debido a que la niña no sabe cocer ni un huevo.
Pero todo el ambiente se volvió algo denso cuando comencé a platicarle que estaba teniendo pensamientos negativos sobre mi cuerpo nuevamente. Culpe al estrés de las clases, cuando sabía que tenía problemas más graves que la universidad. Por lo menos se sentía bien tenerla otra vez para escuchar mis penurias.
—Nena, no hay nada malo contigo, físicamente. Todo está en tu mente. Así que créeme cuando te digo que; no necesitas compararte, no necesitas cambiar nada en ti, no necesitas cirugías o dietas raras de internet o mirarte al espejo cada cinco minutos...Eres malditamente perfecta. —Respondió con seriedad —Y una de las razones por la cual soy bisexual.— agregó.
Sabía que esto último era broma, siempre bromeamos con que éramos pareja o con tener pensamientos sexuales con la otra. Pero no fue hasta ese discurso que noté lo mucho que ella me ayudaba con cada uno de mis complejos e inseguridades. Haciéndome saber que cada una de mis imperfecciones me hacía humana y diferente al resto. Porque en un mundo donde todos fuéramos perfectos, ¿Quién lo sería?.
—I gonna cry— solté haciendo pucheros.
—Owww noooo— dijo abrazándome.
—¿Qué haría yo sin ti?.
—Nunca lo sabremos.— respondió cortando el abrazo para acomodar mi cabello.
En cuanto terminó de decir aquella frase el horno sonó anunciando que los brownies estaban listos.
No pasó demasiado tiempo antes de que comenzáramos a comer y siguiéramos platicando como si no nos hubiéramos visto por más de un año. El que los brownies estuvieran haciendo efecto solo nos hacía hablar más idioteces que terminaban haciéndonos reír.
—¿Hace cuánto que no tienes un orgasmo?—preguntó de repente.
—Pero Scarlett, te dije que soy virgen— Bromeé y ella rio.
Tomó su teléfono y comenzó a teclear mientras decía en voz alta lo que escribía — Actualización de estado; a mi mejor amiga se le regenero el himen.
—Suelta eso— me quejé quitándole el teléfono.
—Okey, pero admite que necesitas relajarte.
—Prefiero hacer yoga que meterme con cualquier imbécil, gracias.
—Oh vamos, un chico guapo, desconocido, algo solo de una noche. Tu arriba, él tocando tu cuerpo, entonces pone una mano en tu cuello y...
—Bájale tres rayas a tu imaginación.—me burlé —Deberías escribir una novela erótica en lugar de intentar convencerme a dormir con extraños.
—En realidad esa idea me gusta. Piénsalo, la diseñadora gráfica — me señaló — y la escritora.— se señaló a sí misma — De viaje por toda Europa y luego visitando su casa de verano en Miami.
— Creo que los brownies están haciendo efecto— me burlé.
Aunque en realidad su idea no podía parecerme más fascinante. Incluso nos visualice subiéndonos a un avión sin siquiera saber bien el lugar al cual nos dirigimos.
—¿Dónde estás trabajando ahora?— pregunté cambiando de tema.
—En un club como barista. La verdad paga bastante bien y para mi buena suerte atiendo solo hasta la medianoche. —dijo antes de darle otro mordisco al bizcocho.
—¿Qué club es?.— pregunte metiéndome otro trozo de brownie a la boca.
—Se llama Sky.
En cuanto terminó de hablar y sin poder evitarlo, me atragante con mi comida y el sentimiento de miedo nuevamente me invadió. Ella rápidamente me comenzó a dar palmadas en la espalda para que pudiera pasar el brownie.
Por el efecto de la hierba no logre analizar con totalidad la información, fue como si mi mente se desconectará de mi cuerpo y logrando que todo lo que pasaba a mi alrededor me pareciera extrañamente gracioso. Aun cuando sabía que Aditya estaba ganando otra vez.
—Emi, mejor no pidas que te ahorquen, ya te ahogas con tu propia saliva. — Ambas comenzamos a reír a carcajadas.
Por suerte hoy visitaría a Aditya y le pondría un alto. O eso pretendía.
—Entonces. ¿No has vuelto a hablar con el señor historia?
—Para nada, solo me mira como acosador durante las clases y su hija cada vez que me ve me da una mirada de "sé lo que hiciste, zorra".
—Oh, ¿te pone mala cara?. Pensé que era su estado natural luego de que su padre saliera como el maestro más ardiente de la universidad. Y tú te lo follaste. —Rodee los ojos sabiendo lo que venía. —Oh vamos, quién se coge a su maestro de historia. Te creo que el de matemáticas, porque esa materia es complicada y sí que nos va mal, pero ¿Historia?. ¿De qué te hablaba mientras follaban? ¿De la primera guerra mundial?
Entre risas respondí— Mejor eso que me hablen de raíces cuadradas. Además, el maestro de matemáticas tiene sesenta.
—Nena, mirando como tengo el promedio lo estoy considerando.
Ambas reímos de su comentario, incluso toqué mi abdomen adolorido de tanto reír, o eso fue antes de que Scarlett se pusiera drásticamente seria y me diera un codazo en un pecho, cuando estaba a punto de reclamarle, me fijé quienes estaban frente a nosotras.
Me acerque a ella para susurrarle sutilmente —Guarda la droga que la pueden vender.&
Ella cubrió su boca aguantando una carcajada.
—¿Qué hacen?— preguntó mi hermano.
—Hicimos....¿Brownies?— respondí yo.
—No coman, Noemí les puso sal en vez de azúcar. Ya saben lo que dicen de las rubias.— murmuró y yo le di una mirada ofendida.
—El olor a hierba se huele desde la entrada— Anunció Benyamin.
—Lo mezclamos con el proyecto de botánica.—respondió la morena.
—Si, cómo no— se burló.
Me causó extrañeza la forma en que sus ojos recorrieron todo mi cuerpo sin tapujos, hasta que bajaron a mis desnudas piernas analizando con demasiada atención cada espacio de mi piel. Entonces recordé que no me cubría más que la camiseta y una braga de la completa desnudes.
Mi hermano no tardó en darse cuenta en la forma en la que me veía y de inmediato le devolvió una mala mirada.
—Te ve como si te quisiera comer— susurró Scarlett con discreción.
—Shut up— me queje golpeándola esta vez yo. —Bien, si nos disculpan esta fiesta era privada— dije tomando en una mano el plato de brownies y en el otro la mano de mi amiga —Además de que es una reconciliación que tú provocaste. So, no tengo que dar explicaciones— Di mi mejor sonrisa hipócrita a mi hermano antes de arrastrar a Scarlett junto a mí.
—Colócate pantalones— ordenó mi hermano y yo solo le enseñe el dedo de en medio.
Abrí los ojos y encendí la pantalla de mi teléfono mirando la hora. Sabía que todos en la casa estaban dormidos y que no tendría mejor oportunidad que esta, para lograr que nadie se fijara en mi ausencia.
Lo más rápido que pude me quité el pijama y me vestí asegurándome de no hacer mayor ruido. Tomé mi bolso revisando que el cd se encontrara allí y salí de mi habitación con los zapatos colgando de mi mano.
Habían pasado horas desde que el efecto de la droga en mi cuerpo se había esfumado, lo que me permitió estar alerta entre la oscuridad de la casa.
Cada paso que daba era silencioso y premeditado. Avanzaba con sigilo por cada esquina de la casa garantizando no emitir sonido alguno. Llegué a la puerta sin mayor problema, pero, luego de percatarme de que no había nadie fuera de la casa y tomar las llaves, escuché una voz que logró hacerme dar un saltito del susto.
—¿Qué crees que haces?
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
—————————————————
VOTA-COMENTA-SÍGUEME
(Si quieres 🥺)
Búscame como @amsc_hs en Instagram
Allí subo frases, adelantos y primicias de mis proyectos❣️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro