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18. Cupido


https://youtu.be/4k1fm6YNsg8


Cupido tiró la flecha y la cagó
¿Qué le pasó? (¿por qué falló?)


Emma

Salí de la sala pensando seriamente en esos mensajes que recibía de vez en cuando, pero sobre todo en el último: que no me convenía acercarme a Cris. Honestamente, de mis compañeros no me convenía nadie más que Olga y Casey, así que esa advertencia me tenía más o menos sin cuidado. De todas formas... tenía curiosidad de quien me estaba siguiendo los pasos.

—No te preocupes, nadie hablará de tus centímetros —murmuré entrando al laboratorio. Cristian se limitó a mirarme serio—. ¿Te parece si empezamos de nuevo?

—¿A qué te refieres? —preguntó sin mucho ánimo.

—A que obviamente no seremos amigos, pero quizás en cuantos laboratorios tendremos que estar juntos, así que... comencemos de cero. Hola, soy Emma.

Soltó una risa que reprimió rápidamente.

—Ay, por favor, no digas estupideces. No tengo ningún problema contigo, no tenemos por qué empezar de nuevo.

Suspiré profundamente.

—Qué pesado.

—Sólo creo que le estás dando más importancia de la que requiere el tema. Somos dos compañeros que van a hacer un trabajo juntos —comentó con obviedad. Me sentí algo tonta por intentar ser más simpática con él.

Resoplé.

—Está bien —repliqué con una sonrisa que no me salió tan natural.

Bufó cansado y extendió su mano hacia mí.

—Mi nombre es Cristian y no soy un monstruo como tú crees. Soy un chico tranquilo. No bebo, no me drogo, y quiero obtener la máxima nota en este laboratorio. ¿Podemos lograrlo? —Me mostró sus dientes en una sonrisa excesivamente grande.

—Claro que sí. Yo también son una chica tranquila. No me drogo, pero sí bebo.

—Supongo que no eres alcohólica.

Arrugué la frente.

—Que pregunta tan extraña de hacer a tu compañera de laboratorio.

Soltó una carcajada.

—Perdón, a veces me falta filtro.

—Si este laboratorio me trae más problemas con tus amigas, diles por favor que fue el profesor quien asignó las parejas. Estoy casi segura de que se les olvidará y ya después empiezan a ser... ellas —murmuré abriendo el libro con rabia.

—¿Por qué las tomas en cuenta?

Lo miré probablemente con cara de loca porque se sobresaltó. Que nadie viniera a decirme a mí que hiciera oídos sordos al bullying que sufría. No soy un robot.

—Sería fácil no tomarlas en cuenta si ellas hicieran lo mismo. Yo estaría más que feliz de ignorarlas.

—Bueno, tendrás que entender que el 90% de la clase se conoce de toda la vida. Nuestros padres son médicos o enfermeros prestigiosos.

Me quedé quieta, ¿de verdad esa era su respuesta? ¿Así pensaban todos ellos? Ni siquiera pude mirarlo para responderle.

—Si vas a empezar igual que ellas, entonces preferiría que no me hablaras. Y no, no entiendo. Para ser un estúpido, entendería que se necesita un poco más que tener papás doctores. —Le di una sonrisa enorme y fingida, y él soltó una carcajada.

—No me dejas terminar... —rodó los ojos—. Tienes mejores calificaciones que ellas, eres mejor. Te van a tratar de hundir porque ninguna de ellas sabe brillar por sí misma. Quieren sobresalir, destruyendo a la que está brillando más.

—¿Eso se te acaba de ocurrir?

—No.

—¿Realmente crees que sobresalgo?

—Sí, lo creo. Y ellas también lo creen. Se van a agarrar de lo que sea para hundirte, no se lo permitas.

—¿Te parece a ti que se los permito? —Resoplé algo exasperada de la conversación—. ¿Si no me fuera tan bien, dejarían de molestarme?

Asintió con la cabeza.

—Estoy 100% seguro. La exigencia que tienen ellas, no es la que tienes tú. Ellas llegan a sus casas y sus padres les hacen mostrar el listado completo de calificaciones.

—¿Y qué sucede si no son las mejores, las castigan? —pregunté algo incrédula.

—Hace dos semanas entregaron las calificaciones de anatomía. Rachel obtuvo la sexta mejor nota. Su padre aún no le habla. No te digo que ellas tienen razón, pero...

Esas chicas me odiaban por calificaciones, por no tener familia en el área de la salud, por Kai... dios mío. ¿Iba a terminar eso en algún momento? Parecía que cada día tenían una nueva razón.

—No porque tu vida sea una mierda, tienes que tratar al resto como una mierda. Yo no soy así con el resto, ¿podemos cambiar de tema?

Bufó.

—Está bien, solo te pido que entiendas un poco.

Me llevé los dedos al puente de la nariz, no podía creer que él me pidiera que entendiera a sus amigas por portarse horrible conmigo.

—Quizás, en vez de pedirme a mí que las entienda, podrías decirles a ellas que se detengan de ser tan mierda.

Arrugó la frente y levantó ambas manos.

—Lo siento, tienes razón. Tienes toda la razón. —Respiró profundamente con los ojos cerrados—. Pensé que quizás funcionaría. —Se quedó mirando los materiales sobre la mesa—. ¿Comenzamos?

—Sí. Vamos por esa nota máxima.

—¿Seguimos siendo amigos de laboratorio? —Esbozó una sonrisa adorable. No entendía a los chicos. Ni como funcionaban sus conexiones cerebrales ni nada. Y ese era de lo más confuso para mí. Bueno y Kai... y Luca.

—Amigos de laboratorio —repliqué.

Llevábamos media hora de laboratorio cuando Cris comenzó a hablarme de nuevo de otros asuntos.

—¿Siempre has sido de Nueva York?

—No, soy de Los Angeles. Me vine con mi mejor amiga, así que no llegué sola aquí. Creo que me habría dado un poco de miedo venir sola. —Me encogí de hombros—. Soy un poco cobarde para eras cosas. ¿Y tú?

—No yo no soy cobarde —respondió con expresión de valentía. Luego se rio—. Yo siempre he sido de aquí. El único cambio es que ahora me fui a vivir a la casa de la fraternidad, pero mis padres siguen estando cerca. Lo que no es tan bueno cuando son algo sobre protectores.

—¿Vas a una fraternidad?

—Sí, a la misma en la que estuvieron mis hermanos antes que yo. Y mi padre también.

—Y, déjame adivinar, todos son del área de la salud —dije con voz graciosa.

Soltó una carcajada.

—Mis padres son doctores. Uno de mis hermanos es enfermero y el otro, profesor de anatomía en Chile. Él es el mayor orgullo de ellos, claro. —murmuró con una mueca—. Ser docente académico de prestigiosas universidades son sus mayores sueños para nosotros.

—¿Y tú quieres eso?

Me miró con los ojos entrecerrados.

—No empieces.

—¿A qué?

—A hacerme pensar si esto es lo que quiero o no. Así empiezan ese tipo de conversaciones. Me da miedo pensarlo —bromeó, fingiendo un escalofrío.

Cristian me dio un empujón con el hombro, y yo se lo devolví. Nos reímos hasta que recordé que mis peores enemigas debían estar mirando toda la escena.

— ¿Cuál de las chicas me odiará más después de ser tu compañera de laboratorio?

—Todas por igual —susurró—. ¿Y tú? ¿Sales con algún chico o tienes novio?

Meneé la cabeza.

—No, mi último novio fue el año pasado.

Puso una cara de sorpresa.

—¿En serio? No te creo nada. —Meneó la cabeza incrédulo.

—¿Cómo que no?

—Porque... —Se agachó un poco para acercarse a mi oído—. Tenía entendido que tu novio es Kai. Fui a varias fiestas con él y Georgina. Y las chicas hablan y hablan de que él está contigo. —Me sorprendió lo fácil que era para él contar lo que decían sus amigas.

—Es porque el hermano de Kai es el novio de mi amiga. Y vivimos los cuatro, pero yo no soy novia de él.

Ladeó la cabeza.

—Pero Kai dejó a Georgina por ti. Cuando se enteró que iban en la misma clase, la dejó.

Tragué saliva por esta nueva revelación, quería sacar más información sin que se notara tanto lo sorprendida que me tenía. Seguí escribiendo notas en mi cuaderno.

—¿Por mí? ¿De dónde sacaste eso?

—De ninguna parte, yo estaba allí. Alguien te nombró, él se sorprendió y literal se paró y se fue. Georgi lo salió persiguiendo y él le dijo que no iba a estar con ella porque sentía cosas por ti.

¿Kai terminó con Georgina por mí? Pero cuando eso sucedió, nosotros apenas nos habíamos besado en algunas fiestas. Lo que me parecía extraño.

—Ah, ¿si? ¿Y Kai salía mucho con ustedes?

—Sí, salimos bastante con él y luego no lo vimos más. Georgi lloró toda esa noche. —Se quedó pensativo unos instantes y luego habló más para sí mismo que para mí—. Entonces él le mintió, todo este tiempo pensé que había sido honesto y hasta lo admiré por eso. Aunque le haya roto el corazón a mi amiga, había sido honesto... pero ahora me doy cuenta de que mintió. —Arrugó la frente. Se veía molesto—. Es una mierda, cuando vuelva de su viaje no permitiré que se acerque a ella —gruñó enfadado—. Y te involucró en su mentira. ¿Pensaba que las chicas te iban a tirar flores cuando él se alejó supuestamente por ti?

¿Y si Kai siempre sintió cosas por mí? ¿Era esa una locura? Quizás era una posibilidad que yo le gustara de esa forma y fuese capaz de no seguir involucrándose con una chica que veía siempre. Lo que no fue muy astuto, porque claramente esa chica y sus amigas... me iban a odiar.

—No... no seas tan duro con él.

—Poco hombre. Hizo llorar a mi amiga mintiéndole que le gustaba otra chica. ¿Para hacerle más daño? ¿Y encima con su compañera de universidad? No entiendo qué esperaba.

De repente entendí los mensajes desconocidos que decían que todo era culpa de Kai. Kai había dicho adiós a Georgina por mí y cometió el error de decírselo convirtiendo mi vida en un desastre. Por supuesto, que yo sospechaba de antes que ellas me odiaban por Kai, pero no pensé que ellas tuvieran certeza de algo aparte de que vivía en la misma casa que él.

—No es así como tú lo dices —dije, poniendo su mano en mi hombro. De repente toda las actitudes de Kai me hicieron sentido. Haber sido tan abierto a contestar las preguntas, querer ver películas conmigo, contarme de sus días en Alemania... que estuviese presente a pesar de estar lejos.

—Yo creo que sí. Le contaré a los demás la clase de persona que es.

Rodé los ojos.

—Quizás no estaba mintiendo —murmuré.

—Ahora tratas de protegerlo porque al principio me dijiste que solo vivían juntos.

—Primero, no te debo explicaciones de nada. Solo diré esto porque me parece injusto que te vayas en contra de Kai de esa forma. Tendrías que preguntarle las cosas directamente a él.

—Defiendo a mis amigas solamente —explicó, encogiéndose de hombros.

—Salimos con Kai antes de que se fuera. Pero ya no. Él está lejos. Solo somos amigos ahora —dije, medio mintiendo y medio diciendo la verdad.

—No te creo.

—Es la verdad. Y no inventes cosas a sus espaldas, mejor espera a que regrese y aclaren los temas.

—Puede que tome tu consejo. Quizás sería más fácil si contestara alguno de mis mensajes... o de cualquiera de nosotros. Se fue y dejó de hablarnos. No éramos amigos, pero nos veíamos bastante en fiestas. Es amigo de varios de mi fraternidad... y tampoco les está respondiendo mucho a ellos.

—Cristian, su abuelo es una de las personas más importantes que tiene y está allá esperando a que en cualquier momento muera. No está jugando, y el mundo no gira ni a tu alrededor ni alrededor de tu grupo. Quizás no se siente bien para hablar, eso tienen que respetarlo.

Rápidamente se puso a anotar los resultados de nuestro experimento. Después de unos minutos, habló:

—Perdón, tienes razón. Espero que no le digas nada de esto. No necesita más problemas. —Me sonrió—. ¿Cómo está él?

—Hablé con él ayer y está tranquilo. —No le daría más detalles de Kai, si el mismo Kai no le contestaba.

—Qué bueno que tú seas uno de sus apoyos, se nota que eres buena, Emma. Y también se nota que lo quieres mucho como para defenderlo así.

En el ascenso me di cuenta de los mensajes que me habían llegado.

Mensaje de desconocido: Cristian no es de fiar. No confíes en él.

Nuevo correo: Respuesta de Kai a la pregunta 12.

Mensaje de Kai: Bonita, gracias por acompañarme a la distancia en este proceso. Te quiero mucho, quiero que lo sepas <3

Me detuve a mitad del pasillo a leer el mensaje con la boca abierta y el corazón a mil por hora. ¿Me estaba diciendo que me quería? ¿Kai Ragni estaba demostrando sentimientos? ¿Debía ir a prenderle una velita a Michell por este milagro? Todas las emociones quedaron en pausa cuando la puerta de Luca se abrió rápidamente y solté el celular del susto.

—¿Qué pasa?

—No encuentro a Ron, ayúdame. —La cara de Luca era de película de terror.

—¿Piensas que se escapó?

—No lo sé... quizás abrí la puerta en algún momento y salió y no me di cuenta. Pero yo he estado todo el día aquí en el departamento estudiando. No he salido.

—Te ayudo. —Entré corriendo al departamento que parecía una escena de robo. Todo estaba dado vuelta y desordenado—. ¿Buscaste dentro de los cajones?

—Mmm... no.

—Buscaré en los de la cocina y tú en los de tu habitación. Y busca dentro de las cajas que tengas.

Abrí todos los cajones, las cajas y muebles que encontré entre la cocina y la sala. No había rastros de Ron y sentí que el pánico me estaba ganando. Luca llegó corriendo. Su frente perlada por el sudor.

—No está. ¿Qué hago? Si lo perdí, nunca más tendré mascotas... ni hijos... ni nada. Ni siquiera una araña.

—Está escondido, eso hacen los gatos. No ha salido porque, ¿dónde iría? Tendría que haber tomado el ascensor. Imposible. Está aquí.

—¿Y si se lanzó por alguna ventana? —Se llevó la mano a la boca.

Lo miré con los ojos entornados.

—Tienes mallas en las ventanas.

—¿Y si hizo algún agujero en ellas? Voy a revisar. —Desapareció en un segundo.

Fui en busca de algo que le había llevado hace tan solo unos días: los benditos churus. Abrí uno, lo esparcí en un plato y comencé a pasarlo lentamente frente a cada recoveco de la cocina. Y de repente, sonó una bolsa dentro de uno de los muebles. Los abrí nuevamente hasta que encontré uno lleno de bolsas. Las saqué todas y en el fondo, estaba Ron. Como si nada hubiese pasado.

—¡Lo encontré! —grité, y luego susurrando agregué—: ¿le quieres dar un ataque cardiaco a tu papá?

Luca llegó corriendo y le señalé a Ron con la cara enterrada en el plato con churu.

—Me va a sacar canas ese gato. Ya me vi una. Y soy un papá terrible.

—No lo eres. Debe haber estado durmiendo todo el rato.

—Pero, ¿qué papá responsable pierde de vista a sus hijos? —Se desplomó en el sofá—. Soy terrible. No merezco a Ron.

—¿Por qué estás tan dramático? —pregunté conteniendo la risa.

Resopló y luego soltó una carcajada.

—Es porque hablé con papá y... no me atreví a decirle que estoy aquí. Pero lo sospecha porque le llegó la cuenta de la luz. —Puso los ojos en blanco—. Nunca se me habría ocurrido que a él le llegaban... pero era lo más lógico ya que él pagaba todas las cuentas de mi hermano—. Así que cuando vaya, le confesaré la verdad. Y eso... me tiene estresado.

—Todo saldrá bien. Así como encontramos a Ron, con tu papá encontrarán la forma de entenderse.

—¿Por qué andas con una sonrisa?

—Es que Kai me dijo que me quería —solté sin pensar. Me arrepentí de inmediato, porque Luca me confundía demasiado. Lo dije y fue una explosión en mi interior, como una auto traición. Una puñalada en mi propia espalda. ¿Qué le estaba diciendo al chico con el que... me confundía? Pero luego recordé lo que siempre llegaba a mi mente cuando esos pensamientos comenzaban a atacar: su novia.

Lo que me llevaba a otra pregunta: ¿cuánto tiempo me iba a tener que estar recordando a mí misma que él tenía novia? Ya era algo de cada vez que lo veía.

Sus palabras de la noche anterior comenzaron a revolotear incansablemente por mi mente. Él diciéndome que le gustaría que yo me lanzara arriba de él, o insinuándome que me podía hacer sentir lo que el protagonista de su libro lograba con la chica.

Mi corazón comenzó a acelerarse aún más.

Rayos, este chico me tiene más confundida de lo que soporto.

—¿Y te lo dijo así de la nada? —preguntó, con una mueca.

—Me agradeció por estar con él este tiempo que ha estado... triste. —Le sonreí. Iba a hacer como que entre nosotros no había ningún tipo de atracción, era lo más sano—. Mmm... de hecho me respondió la pregunta 12, ¿quieres saber cuál es su mayor aprendizaje? —Meneé las cejas.

—No —replicó serio sin quitarme la vista de encima.

—¿Por qué no? —pregunté mirándolo igual de intensamente.

—Porque no quiero saber la respuesta de Kai. No me interesa él.

—¿Acaso estás celoso? —pregunté, alzando una ceja. ¿Me iba a decir que sí? Estaba jugando un juego demasiado peligroso para mí misma.

—¿Cambia algo si estoy celoso? —preguntó sin dejar de observarme. Su cara de póker, de chico malo, me tenía al borde del colapso.

—¿Por qué lo estarías?

Dio un paso hacia mí. El aire se me hizo denso y tragué saliva. Salir corriendo era una de las opciones más prudentes en ese momento.

—Es solo que no me interesa saber de él. Está lejos, muy lejos. Además, tiene que haber respondido algo muy superficial como todas sus respuestas.

—¿Qué sabes tú? —Mi cara seria no demostraba ninguna pizca de debilidad. No me iba a derretir tan fácil a sus pies.

Se encogió de hombros.

—No hace falta —dio otro paso al frente y su cercanía ya me estaba matando.

¿Qué quieres de mí? Comencé a sentir un leve temblor en mis labios, llamándolo. Llamando ese beso que ya nos habíamos dado.

Resoplé.

—Me voy —murmuré con la voz apenas saliendo de mi boca.

—Bueno, ve a leer su respuesta que debe ser muuuuy profunda.

—¿Acaso si leo el capítulo que me debes voy a encontrar profundidad?

—Léelo y luego me dices qué encontraste —dijo como una orden. Tomé aire profundamente sin poder ocultarlo. Yo sabía lo que iba a encontrar allí.

—Lo estoy esperando con ansias.

Cerré la puerta de la entrada de mi departamento y me quedé con la mano en el corazón. Laura justo apareció y frunció el ceño.

—¿Subiste las escaleras corriendo?

—No... —respondí apenas. Me faltaba el aire y las piernas me temblaban.

—¿Qué te pasa?

—No quiero decirlo.

—Dímelo.

—No, porque si sale de mi boca se hace más real.

—Dímelo.

—Luca me tiene confundida —murmuré. Omitiendo que eso por sí solo no era tan terrible, si no que había otro chico a muchos kilómetros de distancia que también me tenía confundida. Con uno vivía y el otro estaba a tan solo un pasillo de distancia.

Cupido, se supone que uno me tiene que gustar, ¿por qué haces que me confunda?

___

Holaaa chiquissss <3

Nuevo cap!! Especialmente dedicado a dos de mis lectoras @Dane_521 y @Marisolbaezmarinez07

Siempre quiero saber sus opiniones así que me hacen feliz si me comentan y también muy feliz de saber qué quieren que pase en el siguiente jiji

#TeamKAI

#TeamLuca

#Teamquesebeseconlosdos.

Si quieres que te dedique el siguiente solo tienes que comentar.

Gracias por leerme y ser increíble :)

Besitooooossss

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