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16. Amargura


https://youtu.be/hlgx4OKsWtE

Y aunque yo hago como si na', baby, qué amarguraMe da saber que ahora tú estás vacilando conOtra, por fuera me río, pero por adentro estoy rota

Luca

Frani, mi novia, apareció en la pantalla con una sonrisa de oreja a oreja. Su lunar característico, una de mis cosas favoritas de ella, relucía justo sobre sus labios rojos. Me lanzó un beso.

—Hola amor, ¿cómo estás? Te ves preciosa.

—Y tú cada día más guapo, te quiero besar... mucho... mucho.

—Si no estuvieras tan lejos... —dije, poniendo cara de decepción.

Frani me sacó la lengua.

—Hoy me fue increíble, tuve un examen y preguntaron todo lo que había estudiado. —Meneó las cejas—. Tu novia es la más inteligente del mundo. ¿Y tú, mi Cuki?

—Con todo lo que estudias, te mereces las mejores notas. Hay días en los que apenas apareces por estudiar... y por salir de fiestas. —Frani me sacó la lengua otra vez—. Yo bien, también tuve un examen hoy, aunque no sé si me fue tan bien como a ti. Pero estoy terminando un cuadro pequeño, eso me emociona más.

—Ahhhh, pero hubo fiesta en tu casa, quizás por eso no te fue tan bien. Las historias de Instagram de Bruno te delataron. ¿Por qué haces fiesta el día antes de un examen?

Solté una carcajada.

—Porque no sabía que tenía examen. Fue sorpresa. La peor sorpresa, ¿a quién se le ocurre hacer exámenes así? Con suerte llegué.

Frani se largó a reír.

—No puedo creer la mala suerte que tienes. ¿Bebiste mucho?

—Sí... Bruno trajo áperol, nunca lo había probado y me gustó más de lo que esperaba.

—¿Cuántas copas?

—Seis.

Abrió los ojos, impactada. Solo con recordarlo, me revolvió el estómago.

—Dios mío, Luca, me imagino el dolor de cabeza de la mañana. Faltó mi desayuno estrella, me imagino.

—Obvio, tuve que sobrevivir solo.

—Habían algunas personas que no conozco ayer, ¿quiénes son?

—Mmm, creo que te refieres a mis vecinas: Emma y Laura. Emma es la chica que me ayudó con la pintura, el retrato.

Frani entrecerró los ojos.

—Son muy bonitas para ser tus vecinas —refunfuñó—. ¿Te gusta alguna de ellas?

Meneé la cabeza y rodé los ojos. Teníamos una relación abierta, pero sin contar detalles.

—¿Cuándo vendrás a verme?

Frani se rascó la nuca y hizo una mueca. Claramente, que no contestara su pregunta le molestó.

—Pensaba que iría en unos dos meses porque tengo un receso en la universidad, pero unos amigos irán de viaje a Berlín y creo que iré con ellos —murmuró y luego hizo un puchero. Me quedé en silencio unos segundos, esperando que dijera cuándo vendría, pero no dijo nada más. No me molestó que no quisiera venir después de no vernos en meses, sino que tampoco tuviera la intención de que yo fuera, porque no me lo había sugerido. Cuando le dije que tenía ganas de visitarla, nunca se mostró muy entusiasmada con la idea.

—¿Tampoco quieres que vaya? —pregunté directamente.

—No quiero que gastes tu dinero. Iré para Navidad, solo para estar contigo, amor. Me voy a pegar a ti como una garrapata.

—¿No quedan como 7 meses para Navidad?

—¿Tanto? Ufff, se pasa volando el tiempo. ¿Entregaste ya tu pintura?

Resoplé, sintiéndome extraño. Era algo que venía sintiendo en las últimas llamadas con ella, una sensación que hasta el momento no lograba descifrar del todo.

—Sí, me fue increíble. Habrá una exposición en dos semanas y lo van a exhibir allí. Incluso mi profesor dijo que podría ponerlo a la venta.

—¡Guauuu! Genial, ¿y por cuánto lo venderás?

—No lo venderé, le prometí a Emma que se lo daría.

—¿Qué? ¿Y por qué harías algo así? —Sus cejas se juntaron en el centro de su frente. Escuchar el nombre Emma no le gustó para nada.

Tragué saliva. Por un momento quise decirle que desde que me había mudado, me estaba sintiendo horrible, pensando en mi hermano más de lo que podía soportar y mantenerme feliz. Pensando en que cada paso que estaba dando en ese lugar, él también lo había dado. Quise decirle que reía y me lo imaginaba riendo conmigo, desayunaba pensando en que en otro plano en otro lugar, habríamos estado los dos riéndonos de nuestras caras después de trasnochar; quería contarle que dos días antes de tanto pensar en él, preparé dos cafés; porque seguía olvidando que ese lugar que era tan suyo, ahora era solo mío.

Quizás debería haberle dicho eso a Frani, pero no pude. No pude porque no sabía qué sucedería cuando soltara lo que sentía, algo que no había hecho todavía, ni siquiera en esos instantes en los que me sentía solo y perdido. Era consciente de que aún no liberaba el peso que tenía en el pecho porque simplemente no sabía qué sucedería después. Tenía miedo de darme cuenta de que quizás el dolor era más grande de lo que pudiese aguantar.

Quería decirle que la verdadera razón por la que quería darle ese cuadro a una chica que conocía apenas desde hace un mes, era porque sin que ella lo supiera, me había acompañado más que nadie en uno de los peores meses de mi vida. Que su compañía tenía pinturas, comida, risas y muchas cosas más. Ella me hizo volver a reír y me acompañó para terminar mi primer cuadro desde que mi hermano se había ido. Nadie sabía que todos y cada uno de los cuadros que había hecho, estaban incompletos. Para mí siempre estaban sin terminar, excepto el retrato de Emma... porque allí no estuve solo para terminarlo.

Sin embargo, no me atreví a decirle nada de eso, porque me estaba dando cuenta de que Frani no me había acompañado como lo necesitaba. Era una excelente compañera de fiestas y sexo, pero no como novia. Así que lo que le dije fue muy distinto a lo que tenía en mente cuando la llamé.

Emma

—¿Por qué me miras tan sonriente? —pregunté sospechosamente. Luca parecía un niño que había hecho una maldad.

Puso cara de sorprendido.

—¿Yo? Estás exagerando, estoy normal. —Soltó una risita coqueta y soltó el aire lentamente, esperando mi respuesta.

Intenté contener la risa con todas mis fuerzas, pero allí en el medio del pasillo, después de haber tenido una última clase de mierda, su perspicacia me hizo gracia. La necesitaba.

—¿Qué te crees? —pregunté alzando una ceja.

Soltó una carcajada.

—Nada. Solo saludando a mi querida vecina e invitándola a pintar.

Meneé la cabeza.

—Aléjate de mí, Satanás —exclamé haciendo una cruz frente a mí. Luca soltó otra carcajada—. Te quiero a dos metros de distancia.

—¿Pero qué hice? —Su cara de inocencia era para derretirse de risa.

—¿Cómo que qué hiciste? Yo creo que sabes muy bien.

—No lo sé, dímelo tú. —Dio un paso al frente y yo otro atrás.

—No te voy a decir porque sabes.

—No soy adivino. Me encantaría tener esa cualidad dentro de mis aptitudes, pero no. Soy un simple mortal tratando de adivinar de qué estás hablando. Soy un ángel. —Batió las pestañas.

—Caído —gruñí burlesca—. Que se fue por el mal camino. El peor.

Se acarició el mentón. Esa faceta de Luca más... atrevida me tenía en llamas y divertida.

—Yo pensé que de los angelicales. ¿Acaso me dices pecador porque ayer te di un beso? ¿A eso te refieres? —Dio otro paso al frente.

—Es porque me mentiste —aclaré.

Tragué saliva, queriendo huir al departamento. Aunque no me destaco por lanzar las piedras y esconder la mano, el momento me estaba pidiendo demasiado.

—¿En qué te mentí?

—¿No sabes?

Miró el cielo y se apoyó en la pared, como si lo estuviese pensando seriamente. Ron apareció saliendo del departamento como si nada y Luca lo cogió.

—A veces le digo Cecilio.

—¿Estás cambiando el tema?

—Te dije que me había tocado un reto y la verdad es que no me había tocado nada, simplemente vi mi oportunidad cuando te paraste para ir al baño. Quedé un poco afectado después de dormir contigo y pensé: ¿por qué no? Estaba un poco ebrio. Fue una mentira pequeñita pequeñita. Perdóname.

—No.

—¿Qué puedo hacer para que me perdones?

—Mmm, ¿qué estás dispuesto a hacer? Quizás no sea tan fácil.

—Lo que tú quieras. Otro beso también está dentro de las posibilidades.

—¿Me acompañas a ver Barbie? —pregunté de la nada.

—¿Cua...

—Y quiero que vayamos vestidos de rosa.

—No tengo nada rosa —replicó.

—Compraremos. Es la única forma de que te perdone.

Entornó los ojos.

—Espera...

—¿Qué? —pregunté, arrugando la frente y tratando de descifrar su cara.

—¿Me estás invitando a salir?

—¿Qué? ¡No! ¿Estás loco? —Resoplé—, ¿desde cuándo se te pusieron estas ideas en tu cabeza?

—¿Qué ideas?

Alcé una ceja, queriendo gritar que me refería a besos y a la palabra cita, pero me reprimí.

—Iré a dormir.

—La verdad es que te quería pedir un favor. —Me cortó el paso e hizo un puchero enorme.

—¿Necesitas algo?

—Sí, ¿me podrías acompañar más tarde? Tengo que terminar un cuadro y no... no he podido hacerlo. —Me quedó mirando a los ojos directamente.

Tragué saliva, tenía esos ojitos de que me estaba pidiendo algo que no se le hacía fácil... y que trataba de ocultarlo con humor. Luca pedía compañía... porque cada vez que iba a terminar algo, su hermano lo acompañaba y sin él le costaba mucho.

—Podría ir a estudiar a tu departamento más tarde.

Se le iluminó la mirada.

—Gracias. De verdad me ayudaría mucho. Le pedí ayuda a unos amigos, pero ninguno puede hoy.

Sacudí la cabeza.

—No te preocupes, quizás me concentré más estudiando mientras pintas.

—No te lo pediría si... —Agité mi mano y lo abracé.

—No te preocupes. ¿A las diez? Solo... necesito dormir un rato.

—¿Tienes hambre?

—Sí... un poco.

—Ok, te prepararé algo.

Entrecerré los ojos.

—No me envenenes, es lo único que te pido porque mañana tengo laboratorio y necesito ser la mejor.

Soltó una risita y se mostró decepcionado.

—Prometo que no lo haré. —Ron apareció nuevamente por el pasillo corriendo tras una pelota. Luca lo cogió—, ¿Quieres atún, mi bolita de pelos más hermosa del mundo?

Me llevé una mano al corazón.

—Ay, ¿tienes que ser tan adorable con él?

—¿Por qué? ¿Cómo que te empiezo a gustar?

Rodé los ojos y le enseñé el dedo corazón.

—Adiós.

—¿Pero nos vemos más tarde?

—Sí, pero compórtate normal.

—Sí, señora.

Cerré la puerta con algo terrible: una sonrisa de oreja a oreja. Un poco más grande y me daba vuelta toda la cara. Me palmeé las mejillas y resoplé.

Mi celular repiqueteó. La pregunta 10 había llegado.

Pregunta 10: ¿Te ha visto alguien desnudo de forma accidental?

Molesta aún por la foto de Kai, y más molesta de que yo me sintiera así cuando no éramos nada. Lo peor es que no podía decir ninguna palabra. Nada que reclamar si no éramos absolutamente nada. Gruñí de desesperación y respondí enojada.

Respuesta Emma pregunta nº 10: No.

Aunque si lo pensaba mejor, sí me había visto desnuda Diego cuando pensó que Laura era la que se duchaba y no yo. Estaba segura de que él no había visto nada, porque apenas corrió la cortina yo me envolví en ella como un burrito y me caí al suelo envuelta sin poder moverme. Lo único que quedaba fuera de la cortina eran mis pies y mi cabeza. Justo caí sobre la alfombrita del baño que Laura puso. Una que parecía un peluche así que no me pasó nada.

Y menos mal que Diego aún seguía en bóxer. Los dos gritando, yo en el piso, él con un pie en la ducha, fue una escena ridícula. Laura y Kai llegaron corriendo y nos reímos los cuatro de la situación. Después Laura me tuvo que desenrollar.

Así que podría haber respondido eso en vez de un frío: no.

Respuesta Kai pregunta nº 10: Laura, mil veces. Creo que lo hace a propósito. (o quizás es que siempre le saco ropa a Diego y me la pongo en su habitación)

Me sacó una carcajada.

Llamada de Kai.

Lancé el celular lejos del susto, como si hubiese aparecido en la pantalla él hablándome directamente. Un poco avergonzada de mi actitud recogí el celular y contesté.

—¿Qué sucedió?

—No sé a qué te refieres.

Resopló.

—Respondiste no.

—Sí, porque la respuesta era no.

—Si respondes así es porque algo pasa. ¿Te enojaste conmigo?

Hice una mueca porque si bien sí estaba enojada con él, me molestó que de inmediato pensara que era su culpa. ¿Acaso el mundo giraba a su alrededor?

—No, nada que ver. Solo tuve un mal día en la universidad.

—¿Quieres hablar de eso?

—No mucho —respondí con la imagen de su historia en Instagram, con ella feliz y yo sin poder decir nada. La peor posición: no ser nada del chico que te gusta. No tenía ánimos de hacer como si no me afectaba, ni ganas de fingir. Ese no era mi día, y no tenía por qué hacer como que todo estaba bien.

—¿Viste que llegó otra pregunta?

—¿Sí? ¿Y qué dice? —Me recosté en la cama y Kai soltó el aire lentamente. De repente pensé que estaba siendo egoísta, y que aquí no solo importaba yo, cuando él estaba con su abuelo enfermo y quizás también estaba teniendo un mal día—, ¿cómo estás?

—Más o menos —susurró—. Pero no quiero hablar de eso.

—Está bien, si quieres hablar de eso aquí estoy.

—Pero andas mañosa. Así no te puedo mandar ni un besito.

Solté una risita.

—Uyyy —gruñí—. Ando un poco mañosa, pero ya se me va a pasar. ¿Cómo lo pasaste anoche?

—¡Ya entendí! —exclamó triunfal. Rodé los ojos porque me atrapó rápidamente.

—¿Y cuál era la pregunta? —pregunté para desviar la atención de mis celos.

—Te pusiste celosa —soltó riendo—. Así que eso te tiene así... ya entiendo todoooooooo.

Gruñí.

—No, para nada. ¿De qué hablas? —Me tapé la cara con una mano y sin poder ocultar la risa de vergüenza.

—Fue una estupidez, bajé hoy la historia cuando desperté. Flo la subió, es una amiga.

Sí, la conozco.

—No tienes que darme explicaciones, Kai.

—Lo sé, pero no quiero que pienses que estoy aquí en una relación con ella. No me gusta de esa forma, ni tampoco tengo la cabeza para hacerlo. Solo tengo cabeza para hablar contigo y responder estas preguntas. ¿Lista para la siguiente?

—Lista.

Pregunta nº 11: ¿Harías cualquier cosa por amor?

—¿Podemos definir qué es cualquier cosa? Porque no me tiraría de un puente, pero sí me vestiría de osito y correría por las calles.

Solté una carcajada.

—¿En qué contexto te vestirías de osito?

—Si tú me lo pides, me visto de osito.

—Quiero que te vistas de osito.

—¿Puede ser de un osito sexy?

—Mmmm eso me gustaría.

—¿Y tú harías cualquier cosa?

Arrugué la nariz. ¿Meterlo en este juego contaba?

—Creo que haría muchas cosas, pero no cualquier cosa. Quizás cuando era más pequeña era un poco más alocada en el amor. Ahora cada día me quiero un poquito más, eso hace que no esté tan dispuesta a hacer muchas locuras... creo. —Me reí, porque en ese momento hacía mi mayor locura.

—Yo nunca he sido muy entregado con las personas. Creo que no he hecho algo que se pudiera llamar locura.

—Quizás solo no has sentido lo suficiente como para hacerlo.

—Puede ser. Tengo un corazón de hielo, menos para ti.

—Ay, ¿por qué mientes?

—¡No estoy mintiendooooo! Es la verdad. Pienso en ti y mi corazón... espera... —Me quedé esperando que continuara—, ¿escuchaste?

—No escuché nada. ¿Qué era?

—Mi corazón. Está pum, pum, pum. Súper acelerado, pensando en ir al cardiólogo... pero sé que me dirá que es de amor.

Me llegué a atorar de la risa.

—Eres un mentiroso Kai Ragni.

Se largó a reír también.

—¿Veamos una película? —preguntó susurrando.

—¿La que yo quiera?

—Obvio.

—Shrek, la segunda.

—¿En cinco minutos? Iré a buscar algo para comer.

—En cinco minutos. ¡Aprovecha de responder la pregunta para que nos llegue la otra!

Escribí mi respuesta y menos de un minuto después me llegó un mensaje de Lucas.

Lucas: Dormiré una siesta hasta que me toques la puerta :) Ven a la hora que quieras, incluso si son las 5 am.

______

Aparecí con un nuevo capítulo bbs!! Primera vez narrando Luca <3

¿Qué les parece?

¿Y cómo quedamos con este capítulo?

#TeamKai

#TeamLuca

#TeamRonWeasley

¿Qué quieres que pase en el siguiente?

Capítulo dedicado especialmente para mi bby lectora SusanaSilviaPerezTel

 <3

Gracias por leerme chiquis, son las mejores. :) Los mejores comentarios los voy publicando siempre en mi ig: valesminombre 

Si quieres que te dedique el próximo capítulo... solo tienes que comentar. Muackkkkk <3

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