
Capítulo 3./ Tell me: Who is looking for her?
Tell me — Who is looking for her?
Benyamin Blake
—Actúas raro. —Acusé ignorando los moretones que tenía en sus nudillos, ya que probablemente no sería un tema que le gustaría tocar.
—No es verdad. —desvió su cansada mirada.
—¿Por qué no la dejas verte?. Te extraña, ya no sé qué hacer para subirle el ánimo, solo llora, se pone tus sudaderas y duerme. —Murmure a través del teléfono.
—Es dramática, ya se le pasará. —Le restó importancia y fingió rudeza.
—La vamos a internar, Nahim. — alcé un poco la voz. —Marcus me dio una semana para despedirme de ella, luego irá a ese centro para que le den ayuda.
Esa fue la decisión que ambos tomamos cuando Noemí cayó al hospital.
Ella será internada.
Repetía esa frase en voz alta las veces que podía, pues la extrañaría demasiado, la vería una vez al mes, o una vez cada dos semanas cuando mucho, pero al menos me consolaba el saber que mejoraría.
—Bien, es lo mejor. Así nadie podrá encontrarla. Aditya está lejos y el resto no se acercará a ella. —Su tono aliviado me causó intriga.
—¿El resto? ¿Qué dices? ¿Quién la buscaría además de Aditya?
Nahim cerró sus ojos y soltó un suspiro comprendiendo que había hablado de más. Lo observé dudar, su mente divagaba mientras que sus labios se entre abrieron, aún indeciso de hablar, pero terminó por esbozar sus inesperadas palabras.
—Mi madre apareció, Blake. — soltó en un suspiro —Llegó a visitarme la semana anterior, le supliqué que no dejara que Noemí la viera, porque estaba mal y nuevos problemas es lo que menos necesita, pero me ignoró. Quiere verla. La está buscando. Yo no quise decirle su paradero, pero es cosa de días para que lo logre por su cuenta.
Como si no tuviésemos suficiente drama...
—¿Qué quiere? ¿Por qué volvió?
—Vio mi nombre en las noticias. Soy famoso. Se enteró de que su hijo fue acusado de un femicidio y quiso venir a dar apoyo moral.— bromeó resentido.
Por un momento imaginé cómo hubiesen sido mis malos momentos con mi madre presente, quizás me hubiese hablado de forma dulce, me hubiese consolado, quizás habría acariciado mi espada y me hubiese dicho que todo iba a estar bien, de seguro mi yo ingenuo le habría creído. Pero mi triste realidad era que ella ni siquiera me conocía y aunque lo hubiese hecho, no me abría querido tener cerca.
Tal vez la madre de los Higgins pueda ayudar a Noemí.
—Quizás Noemí la necesita, ella es su madre después de todo.
—Oh, no. —Detuvo mi mala idea — Tú no sabes como es la relación entre ellas. Noemí y mi madre son dos polos opuestos, créeme cuando te digo que es mucho mejor que mi hermana no sepa que volvió, mucho menos que me está visitando.
Visitando...
—¿La has visto más de una vez?
—Digamos que tengo demasiado tiempo libre —Soltó aire por la nariz riendo antes de volver a su estado neutral — y me he dado cuenta de que no puedo juzgarla por algo que yo también he hecho.
—Eres un imbécil por decirme esto... ahora tendré que mentirle a mi novia. —Me quejé.
—Desde mi punto de vista, te estoy pidiendo que le mientas a mi hermana menor, la que te resultaba insoportable.
Esboce una sonrisa y negué con la cabeza. —Bien, pero si es que alguna vez se entera de esto, más te vale defenderme y decirle que me obligaste.
—Por supuesto que sí, con que esté enfadada conmigo es suficiente.
Nos observamos unos segundos y yo internamente maldecía que Nahim tuviera que estar encerrado por un crimen que no cometió.
Quizás fue la forma del universo de decirnos que aunque no pagaríamos por los crímenes que cometemos diariamente, el karma igual iba a llegar, de una forma u otra.
—¿Qué harás por tu cumpleaños?— interrumpió mi trance —cumples veintidós... Si estuviésemos en un país donde la mayoría de edad fueran los veintiuno, te demandaría por corromper a mi hermanita.
Rodeé los ojos comprendiendo que ese era un tema que no iba a superar —No haré nada. No hay ánimo de fiesta.
—Hey, no porque yo esté acá significa que debas ser miserable.
—No soy miserable, solo no tengo ganas de festejar. —Mentí.
—Claro...— se burló sin creerme.
Toqué el vidrio que nos separaba y Nahim también lo hizo. Ese pequeño acto logró que ambos nos pusiéramos nostálgicos.
—Quizás debía ser yo quien estuviera en tu lugar... Noemí no estaría tan triste, ni toda tu familia. Tú perdiste mucho más de lo que yo pude perder.
—Mi hermana no está triste porque estoy en prisión— le di una mirada confusa —Es decir, sí, lo está, pero su mayor tristeza es que Scarlett ya no esté.
—¿Cómo estás tú con su muerte?
—Bien, supongo. No es como si la conociera mucho.
—Mentiroso— acusé —te morías por esa chica... sentías por ella mucho más de lo que alguna vez sentiste por Kiara.
—Quizás... pero nada de eso importa ahora. Kiara desapareció, Scarlett está muerta, mi padre está vivo, mi madre volvió, encontraste a tus padres, a un hermanastro demente y más problemas.
—Se suponía que veníamos por unos meses— me reí de toda la mierda que teníamos encima.
—Creo que si algún día salgo de aquí, me gustaría irme de vacaciones.
—Pues escoge un destino, porque yo me encargaré de sacarte, lo prometo.
Luego de que el Club Sky fuera abandonado por su antiguo dueño, Akim soborno a un par de idiotas para que este se volviera nuestro nuevo centro de operaciones. Lo hizo parecer irónico, estábamos en la casa del enemigo, el cual se vio obligado a huir, o eso decían todos. Por mi parte, yo solo sentía que Adytia y Pietro habían ganado, ya que junto a su huida se llevaron a las niñas que prostituyen, drogas, dinero y las vidas de personas importantes para las personas que me importan.
Incluso la vida de Joan.
El lugar ahora se llamaba 29 y estaba decorado a todo el estilo japonés, pues pese a mis intentos para que no lo hicieran, Akim y Edwin decidieron abrirlo al público y vender la nueva droga que anteriormente estaba destinada para Adytia, porque no querían perder el cargamento.
No nos quitaba el sueño, el que la policía viniera a inspeccionar el sitio, no estaban siquiera cerca de llegar a nosotros. Tenían tantas reglas, tanta corrupción, tantos deseos de tapar todo lo que pasaba con casos más pequeños, que no se meterían con la mafia japonesa que estaba de visita. Lamentablemente, Nahim no corría la misma suerte que nosotros. El caso de Scarlett fue televisado, todo el país deseaba que se pudriera en la cárcel por matar a una chica universitaria. Con lo mediático del caso y de seguro las influencias de Adytia, Nahim solo podía esperar un milagro.
Y yo era testigo de que los milagros solo pasaban cuando tú los forzabas a pasar.
Buscaba calmar mi mente con el hecho de que ya habíamos logrado contactar con alguien que nos ayudara, Aarón tenía un par de años más que yo, pero eso no evitaba que tuviera buenos contactos e ideas.
Si bien Akim y yo queríamos que todo con Aarón fuera estrictamente serio, Edwin lo convenció de venir a mi fiesta de cumpleaños para socializar. Y yo odio socializar.
Gente borracha, música fuerte, una zona vip donde Edwin y Aarón se embriagaban, Ayami siguiéndome toda la noche tratando de entablar una conversación mientras que yo me limitaba a responderle en monosílabos porque no tenía ganas de hablar con nadie, ni siquiera tenía ganas de estar aquí.
Mi nostalgia de cumpleañero me llevaba a pensar en que mi mayor logro en mis veintidós años había sido no morir en el orfanato, o quizás escapar de el...Me sentía como un fracasado. Había gente que a esta edad ya tenía una carrera universitaria, una casa propia, fama, hijos, familia. Yo solo escape de un orfanato, comencé a vender droga y ahora ganaba mucho dinero. Dinero que jamás sentía mío. Ni siquiera cuando me compre el costoso auto que conducía me sentía bien. Era dinero sucio, dinero que llenó mis manos de sangre y mi mente de culpa.
Quizás debería volver a terapia, aunque cuando el psicólogo me pregunte a qué me dedico tendré que mentirle y de todas formas no podría recuperarme, no puedo buscar sanar a base de mentiras.
Las únicas veces que me sentí exitoso fue cuando conocí a mi mejor amigo, cuando Joan me daba consejos de vida o cuando una mocosa de ojos bonitos me dijo que me amaba.
Sin todo eso solo soy un imbécil.
Un imbécil que está en una fiesta por su cumpleaños rodeado de gente que no lo conoce. Soy tan asocial que mis conocidos tuvieron que contratar gente para venir a mi fiesta.
Noemí me regañaría por no llamar a Ayami y Edwin mis amigos, pero era la verdad, ellos no me conocían realmente, solo sabían lo que yo quería que supieran, veían lo que yo deseaba que vieran. Jamás les mostré mis cicatrices una a una y expliqué cómo me la hice, jamás les comenté pasó a paso cómo hui del orfanato, jamás les dije lo importante que era Joan para mí, pero a Nahim sí.
—Para ser el cumpleañero te ves muy depresivo. —Dijo Ayami sentándose junto a mí en el sofá de la zona alejada de personas.
—Aún no es mi cumpleaños. —Aclaré dando un sorbo a mi cerveza.
—Solo faltan dos horas para media noche —Me enseñó la pantalla de su móvil. —En Japón ya sería tu cumpleaños. —No respondí a sus palabras, pero ella continuó hablando. —¿Esperas a alguien? ¿Tu novia vendrá a la fiesta?.
Lo observé curioso, pues yo no le había contado nada sobre Noemí.
—Mi hermano es muy chismoso. —rio. —La hermanita de Nahim, ¿eh?. Eso no se lo debió tomar bien.
—Para nada, pero entre tanto caos no tuvimos tiempo de estar molestos por mucho.
—¿Es bonita?
—Muy bonita.
—¿Cómo es? —murmuró curiosa.
—Rubia, piel blanca, mide un poco más de un metro cincuenta, tiene los ojos de Nahim y un carácter de mierda que me enloquece. —Bebí otro trago completamente frustrado con que no estuviera conmigo.
Sin duda esta noche me volveré un desastre.
Aunque creo que ya lo era.
—¿Vendrá esta noche?
—No. Ha estado mal desde que Nahim entró a prisión y su amiga murió.
Ni siquiera le dije que de mi cumpleaños, dudo que lo sepa.
—Que lastima, me moría por conocerla.
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