Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1. Cruel Summer


https://youtu.be/ic8j13piAhQ

15 de junio de 2024, quedó marcado como el día en que mi vida cambió.

—Un templo más y creo que me tendrás que sacar de allí en brazos. ¡Hacen 40 grados Lara! No puedo más.

Me giré para ver a Meli arrastrando los pies detrás de mí. El piso brillaba con el sol y la cara de mi amiga también. Hice una mueca, dos gotas de sudor corrían por su cara.

—¡Te dije que veníamos a Tailandia a ver templos! —repliqué, encogiéndome de hombros. Me giré y preparé para subir otras escaleras. Siendo honesta, quizás estar en un bar en alguna playa no sonaba nada de mal, pero yo estaba allí para limpiar mi alma y encontrarme con la espiritualidad que tenía perdida. Otras personas dirían que estaba buscando sufrimiento para reemplazar el dolor de mi corazón—. No puedes decir nada si ya estabas advertida.

—Me dijiste templos y playas. ¡Playas! Perdóname si me quedé en la palabra playa y chicos guapos.

Apreté los labios para no soltar una carcajada.

—Nunca dije chicos guapos.

—Era obvio, es parte de la parte playas en un lugar paradisiaco.

Me detuve y le di una pequeña sonrisa con la ropa pegada al cuerpo por el sudor. Sin atreverme a quejarme de que no pudiésemos andar con shorts o camisetas cortas. Los templos no lo permitían.

—Llegamos apenas dos días atrás de Krabi, creo que no te estoy sometiendo a una tortura. Tuvimos playas y tuvimos chicos guapos.

Me quedó mirando con la boca ligeramente abierta y tragó grueso.

—Tengo que decir que extraño profundamente estar bebiendo una cerveza camino a alguna isla, con chicos que no hablen mi mismo idioma, gracias. —Miró al cielo y creo que hizo una plegaria—. Si pudiésemos devolvernos a ese lugar, te juro que corro con todos tus gastos relacionados a beber y comer. —Se aclaró la garganta—. Quiero playa.

—Está claro.

Rodé los ojos y me giré para ocultar la risa. Sí, muy entretenido y todo lo que ya habíamos vivido, pero necesitaba empaparme de templos, budas, aroma a incienso... y todo lo que pudiese salvarme del abismo al que se estaba yendo mi vida. Me saqué las zapatillas, entré al templo con los pies tocando el piso ardiente y me senté junto a un ventilador que poco hacía para el calor sofocante. Era una brisa caliente, que revoloteaba apenas los diez pelos que se habían descontrolado en mi intento de andar peinada.

—Solo un templo más, y luego buscamos un bar con aire acondicionado y nos quedamos allí... viendo a chicos que no hablen nuestro idioma —murmuré en voz bajita—. Perdón —agregué mirando al buda frente a mí con una mueca. No era tema apropiado para el momento.

Meli abrió la boca, pero cerré los ojos y comencé a hacer algo que me había recomendado mi sicóloga: agradecer.

Agradezco por mi familia.

Por estar acá con mi amiga.

Por tener la oportunidad de conocer lugares hermosos.

Por...

—Para ti no es la gran cosa ir a un bar con chicos de otros países, pero yo no tengo padres súper ricos que me enviaron a Nueva York a estudiar.

Alcé una ceja.

—Vivo con la señora Halsey. Una abuela a la que le arriendo una pieza. Eso a mí no me suena a que soy súper rica.

Meli bufó. Cogí su mano y le sonreí.

—¿Qué tengo que hacer? —preguntó, mirando al rededor—. Nunca he rezado.

Nos quedamos allí unos veinte minutos más en silencio. Cuando volví a mirar a Meli, tenía los ojos llorosos.

—¿Estás bien? —pregunté, llevando una mano a su cara.

—Sí. Muy bien. Me emocioné un poquito.

En el taxi, camino a otro de los templos, Meli ladeó la cabeza hacia mí.

—Cuando estábamos en la playa con chicos y bares, estabas menos profunda que ahora —murmuré entornando los ojos.

—Estaba distraída.

—¿Hay algo que quieras decirme?

Me miró haciendo un puchero.

—No tendrías que vivir con esa señora si le pidieras ayuda a tu papá. Y vives en Nueva York. No le pidas tanto a la vida. —La mirada se le desvió a un chico con aspecto asiático que pasó junto a nosotras en una luz roja—. A mí eso es lo que me gusta. Eso quiero ver.

—Cuando me vayas a ver a Nueva York, te presento a Cam. Igualito a él.

—Lo sé. Es muy guapo.

—¿Cómo lo sabes?

—¿Crees que no espío a la gente que etiquetas buscando a mi futuro marido?

—Decepcionada te sientes, supongo.

—Demasiado. Para vivir en una ciudad tan emocionante, sales muy poco. Eso me desespera. Yo viviría empapándome de cada experiencia.

Me encogí de hombros.

—Es la vida de una chica que apenas paga el arriendo con lo que gana. —Solté el aire ampliamente y ladeé la cabeza—. Si no lo consigo, quizás vuelva a Chile, ¿sabes? —Le di una sonrisa para que no se espantara. Si ella lo hacía, entonces yo también podía desesperarme porque era la primera vez que lo decía en voz alta.

—Si no consigues qué... —Abrió los ojos de golpe—, ¿el trabajo?

—Sí.

Arrugó la frente.

—No te permito volver. Al menos no hasta que yo te haya visitado.

Solté una carcajada, sintiendo la puntada en el pecho. No quería dejar Nueva York. No sin haber escrito un best seller en esa maravillosa, increíble y... tortuosa ciudad.

—Básicamente vivo de la caridad de la señora Halsey, si no me cobrara tan barato por la habitación, tendría que vivir en un lugar demasiado alejado... probablemente en un banquito en alguna plaza.

—Lo bueno es que te ama. Quizás te considera su nieta.

—Sí, es muy cariñosa conmigo. Pero yo creo que es porque no quiere que me vaya, no quiere estar sola. ¿Quién querría estar sola en su vejez? Yo apenas he visto visitas de su familia. —Suspiré—. Ojalá esté todo bien por allá.

—¿De verdad no te has conectado a internet en estas tres semanas?

Me encogí de hombros.

—Sabes que necesitaba desconectar... desconectar de verdad. Además, tú le has dicho a mi familia que estoy vivita y coleando.

—Es verdad. Tu mamá me pide fotos todos los días. Eso no era parte del contrato...—Alzó la vista hacia la estructura impresionante que teníamos frente a nosotras. La maravillosa Wat Huay Pla Kang, en Chiang Rai—. Dios mío. Es increíble. Gracias, Lara. Gracias por traerme.

***

—¿Ha llegado el momento? —preguntó Meli con los ojos llorosos. Sabía que estáaba ocupando toda su fuerza interior en no llorar desconsoladamente, porque así es ella. Sentimental, llorona, dramática y mi mejor amiga.

—¿De prender el Wifi? Sip.

—No, idiota. De despedirnos —gruñó y se acercó con los brazos abiertos.

La abracé brevemente para demorar la despedida.

—Nuestros vuelos salen en casi tres horas, no tenemos que despedirnos todavía. Vamos a tomarnos un cafecito mientras subo algunas fotos.

—Bueno. Yo sé que no te gustan las despedidas, pero de todas formas nos vamos a dar un largo abrazo y nos vamos a prometer que pronto pronto nos veremos de nuevo. Ojalá en Nueva York, paseando por Central Park.

—Es un excelente plan —sonreí, apenada de tener que separarme de mi mejor amiga, después de estar un poco más de tres semanas recorriendo Tailandia.

Se acercó a la pantalla de mi celular

—¿Hay algo interesante ? ¿Apareció algún ex en estos días?

Solté una risita.

—Los tengo a todos bloqueados, la única forma de enviarme un mensaje sería con una transferencia. Y eso lo agradecería mucho.

—Estás loca, huyes del drama. Desbloquéalos a todos y agrégalos a Instagram. Yo creo que eso te falta para inspirarte. —Alzó las manos y dio una vuelta—. ¡Drama! Corazones rotos, amores de una noche, emborracharte en un bar y despertar con alguien...

—¿Siempre el drama incluye chicos?

Hizo una mueca de decepción.

—Lamentablemente.

Alcé una ceja.

—¿Acaso quieres que vuelva con Enrique?

Toda expresión de su cara desapareció y con una risita volví la vista a mi celular.

—Preferiría que te cortaran las cuatro extremidades.

—Oh...—Me quedé con la frase atrapada en la boca al leer el mensaje que me había llegado 15 días atrás y que no había visto por andar modo desconectada.

Yo y mis malas ideas.

—¿Oh? ¿Es un oh bueno o un oh malo?

Me demoré en responder porque sentía que lo que estaba leyendo eran palabras en chino. Meli se tapó la cara entrando en desesperación a pesar de que no sabía qué era lo que sucedía.

—Malo... muy malo. Creo que mi vida acaba de arruinarse.

—Explicate —ordenó.

—La señora Halsey dejó su departamento hace diez días. Dice que se fue a vivir con su hija y que no me preocupe porque la habitación que le estoy arrendando seguirá siendo mía por todo este año.

Meli agitó las manos frente a ella.

—Espera. No entiendo nada, ¿la señora con la que vives, que es dueña del departamento se fue? ¿y te dejó el departamento para ti sola por todo el año?

Releí el mensaje por tercera vez y meneé la cabeza con ganas de reír histéricamente.

—No... eso habría sido excelente —respondí a media voz—. No es tan fácil. Su nieto se hará cargo del departamento. Escucha, te leo textual su mensaje: "mi nieto es un chico excelente que se hará cargo del departamento. Va a vivir allí, tomando la habitación que era mía. Mañana comienzan a remodelar algunas cosas y a sacar todas mis pertenencias. Lara, perdón por que sea todo tan rápido. Le he dicho a Oliver que no toque nada de tu cuarto. ¡Tiene prohibido entrar! Pero la mayoría de mis cosas se las regalé a mi otra nieta, Emma. Le he pedido a Oliver que se comporte bien contigo, y está de acuerdo en que sigas viviendo allí por lo que queda del año. Cuando veas este mensaje, me hablas, querida Lara. Cariños, Halsey. Perdóname por un cambio tan brusco mientras estás tan lejos."

Meli tenía la boca abierta y se quedó con expresión pensativa.

—Perdón, me quedé en la palabra nieto. Es todo lo que escuché. ¿Vas a vivir con un chico? —La cara de Meli pasó por todas las expresiones conocidas: espanto, sorpresa, ilusión y... risa. Se largó a reír a carcajadas, de esas que te tienes que agarrar el estómago y te falta el aire—. ¿Su nieto?

Me crucé de brazos.

—No me ha llegado el chiste —gruñí, sin poder digerir la información.

Dejé la cabeza caer hacia atrás. No podía creer que eso me estaba pasando. ¿Vivir con un chico desconocido?

—Lara, por favor. Enrique terminó contigo porque no querías vivir con nadie... no querías vivir con él. Y ahora vuelves de vacaciones a vivir con un chico. ¡Un chico desconocido! —Me cogió de los hombros con los ojos llorosos por la risa—. ¿Y si está bueno?

Me sacudí sus manos y resoplé. La verdad es que sí era bastante irónica la situación. No tenía sentido que me sucediera algo así. A menos que... estuviese en algún programa de televisión.

Cosa que era poco probable.

—Lo de Enrique no fue solo por eso.

—Él estaba loco, solo que eso fue el punto final de su relación. Madre mía. —Se enjuagó las lágrimas con el puño del sweater—. Tengo un buen presentimiento de esto.

Me impactaba el giro feliz que le daba mi amiga a lo que a mí me parecía algo terrible.

—A mí me suena como que este chico... Oliver me hará un favor de dejarme viviendo con él. No entiendo por qué Halsey se fue tan rápido. ¿Se habrá enfermado? Ay, no. —Miré a Meli con un puchero, casi aguantando las lágrimas. Era demasiado cambio en tan poco tiempo y yo no era tan buena con eso—. ¿Qué haré? No estoy preparada para irme aún.

—Bueno, te voy a decir lo que te he dicho mil veces, Lara. No te ahogues es un vaso de agua. Primero, llega y analiza la situación. Puede que él sea una persona encantadora y que nunca está en casa... o —Unió sus labios en una fina línea y pareció preocupada, como si le costara trabajo decir el resto de la oración.

—¿Qué?

—Imagínate es guapo que te cagas. Que supera toda expectativas...

Solté un sonido de exasperación. ¿Qué me importaba a mí? Acababa de romper con Enrique.

Meli soltó otra risa.

—¿Tú crees que a mí me importa? Meli, sabes que yo soy un poco...

—Mojigata, sí. Pero siempre puedes despeinarte un poco. —Me quedó mirando y se sorprendió cuando entorné los ojos.

—Iba a decir... tranquila, reservada...

Mi amiga extendió una sonrisa de oreja a oreja y ladeó la cara en un gesto adorable.

—Perdón. Pero de verdad te digo que llegues primero antes de empezar a angustiarte porque después te duele el pecho y no quiero que estés triste. Yo estaré a demasiados kilómetros. —Estiró la mano y me acarició el brazo con cariño—. No te puedo ayudar si estoy tan lejos, pero ahora prometo ir a visitarte dentro de este año.

—Por favor. —Suspiré—. Y está bien, trataré de no volverme loca de la ansiedad antes de tiempo, aunque igual esto implica que me tengo que cambiar de departamento. Quizás este chico me empiece a cobrar lo que debería pagar por vivir en un lugar así. Un lugar demasiado caro como para ser una escritora mediocre.

Meli me dio un golpe sordo en la cabeza con su pasaporte.

—¿Por qué me golpeas?

—No quiero que digas eso nunca más. Eres genial y tienes muchas chicas que te leen. Ya escribirás tu bestseller y podrás vivir en cualquier lugar del mundo. Yo sé que te quedaste en Nueva York porque la señora Halsey te ofreció ese hermoso lugar para quedarte y que te alcanza con tu paga de la librería. Pero si te dan el trabajo para ser editora podrías ganar más dinero y quedarte.

Le di una sonrisa. Meli siempre había sido más resolutiva que yo, de las chicas que dicen que para todo hay una solución y llevaba años tratando de entrar en esa ideología. No lo había logrado del todo, aunque ya no era la chica pesimista de antes, eso no quería decir que frente a algunos problemas en específico, no sintiera que el cielo se me estaba cayendo encima.

—Gracias —susurré y le di un golpecito en el brazo en muestra de cariño—. Va a pasar lo que tenga que pasar. Si mi lugar no es en nueva York, entonces bienvenido el cambio. Quizás volver a Chile no es tan malo. También extraño a mi familia.

—Ya que no quieres pedirle ayudar a tus padres, quizás tu tío que vive en Nueva York...

Rodé los ojos. Federico Fontalba era de los seres más despreciables que existían en mi vida y mi familia. Un hombre que se creía mejor que el resto del mundo y se lo hacía saber sin un pelo en la lengua a todos. De esos hombres que sin duda, en otros tiempos, habría estado patrocinando la esclavitud.

Miré a Meli extrañada, como si no le hubiese contado antes de él.

—Prefiero pedirle ayuda a mi papá de rodillas en vez de a él. Sabes que los dos tienen la misma opinión sobre mi idea de ser escritora y les da vergüenza que para ellos no soy alguien en la vida. —Resoplé y me encogí de hombros—. Con dos hermanas doctoras y los hijos de Federico con algún doctorado espacial, es difícil ser la oveja negra.

—Lo siento, se me olvida a veces que tienes familia... así. En todo caso, eres la oveja negra más bonita de la familia. Lo has logrado perfecto este año y así seguirá siendo. —Me hizo cariño en el brazo.

No sabía qué sería de mi vida sin Meli.

—Bueeeno, si perfecto nos referimos a que tengo 2 trabajos y vivo...perdón, vivía con una señora de 80 años... bueno sí. No me quejo. Además pude ir a Tailandia.

—Con tu mejor amiga —aclaró Meli, con mirada amenazadora.

—Con mi mejor amiga ¿Vamos por un café? Aún tenemos tiempo.

Meli asiente y me da otro abrazo.

—Ayyy no puedo creer que este viaje ya terminó. Lo pasé increíble estas tres semanas. Ha sido el mejor viaje de mi vida. Aunque me anduvieses paseando con 40 grados de un lugar a otro. Gracias por proponer Tailandia, no pensé que sería tan alucinante.

—Agradezcámosle a Enrique que se fue con los amigos y me contó demasiados detalles sobre las fiestas y la gente guapa como para no tentarme.

Meli soltó una carcajada.

—Es un maldito, por poco no te contó que se acostó con alguien más. Todo para que te diera un poquito de celos. —Hizo un puchero fingido—. Yo creo que en su top 3 de pesadillas está el que te fueras con una amiga de viaje. —Dio un suspiro—. No importa, ahora te desquitas con Oliver —dijo, aguantando la risa con una mirada picarona y comenzó a caminar hacia la cafetería que teníamos justo al frente.

Una hora y media más tarde y las dos estábamos destruidas en los asientos de la cafetería. Meli miró el reloj.

—Ya debería ir a ver mi puerta. Ha llegado el momento, mejor amiga del mundo mundial. —Extendió sus brazos y yo arrugué la cara. No me gustaban las despedidas—. Ven a darme un abracito.

Un poco reticente me acerqué y le di un abrazo. Se me hizo un nudo en la garganta. Nadie debería tener que separarse de su amiga que es como su hermana.

—Me abrazas demasiado, pero gracias por viajar conmigo y mi corazón roto —susurré apenas.

—Siempre en mi memoria quedará esa noche que bailaste sobre una mesa y besaste a un escocés. Es todo lo que soñaba para ti en este viaje.

Me reí con ganas.

—Que bueno que tú lo recuerdes porque yo no mucho. —Arrugué la nariz pensando en la jaqueca del otro día—. Y que bueno que estuviste cuando sentía que mi cabeza se estaba partiendo en cinco.

—Siempre estaré ahí. Te iré a ver pronto. —Con los ojos llorosos, se levantó del asiento y cogió su maleta—. Adiós Lara Croft.

Rodé los ojos y le lancé un beso.

Aún no comenzaba el abordaje del avión cuando un mensaje interrumpió el capítulo de la serie coreana que estaba viendo. Suspiré. No tenía ganas de leer nada ahora, pero el remitente era un número desconocido. Extraño.

Lo abrí.

Número desconocido: Hola, Lara. Mi nombre es Oliver. Perdón que te moleste en tus vacaciones. Entiendo que Halsey (mi abuela) ya te comentó del departamento. Quería saber cuándo llegas porque hay algunos maestros arreglando la cocina y quería asegurarme de que no estén aquí cuando llegues.

Fruncí el ceño.

Oliver.

Mi pulso se aceleró, y un nudo se formó en mi estómago.

Ay, no.


___

Hola chiquis!!

Qué felicidad estar aquí de vuelta con esta serie. Estoy emocionada :)

Espero de verdad que me apoyen en esta aventura de Oliver y Lara <3 <3

Cuéntenme si ya estamos listas para el primer encuentrooooooooo

¿Queremos que Oli sea feliz o lo hacemos sufrir un poquito?

Besossssssss

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro