Capítulo 20
—Lo siento tanto, ya había quedado con él y tenia la esperanza que los dos pudieran hablar un poco...—Amanda se acerca a mí y se sienta a la par mía.—Si no quieres le digo que se vaya y manejas tú.—como ve que no digo nada ella suspira y se va a la puerta.
Antes de que salga la detengo.
—Espera, hablaré con él.
Paso varios minutos tratando de convencer a la chismosa que tengo como amiga que me espere en el cuarto mientras hablo con Nico. Luego de eso bajo las escaleras un poco nerviosa.
Cuando mi mirada se topa con la de mí mejor amigo un leve dolor en el pecho aparece. Nicolas se levanta del sofá y se acerca a mí con las manos agarradas, sus pulgares juegan demostrando lo nervioso que está, eso hace que una pequeña sonrisa aparezca en mi cara.
Levanto mi mirada de sus manos y me doy cuenta que sus ojos me recorren brevemente, abro mi boca para decir algo pero él elimina todo espacio entre nosotros envolviéndome con sus brazos en un abrazo de oso.
—Lo siento.— susurra en mi oído lo que provoca un escalofrío. Mis muy delgados y pequeños brazos le devuelven el abrazo.
—Yo también lo siento tonto.— él se separa de mí y me sorprende al ponerme una mano en mi mejilla. Mis ojos van directos a sus claros ojos.
—Estas horrenda.—me dice y con una enorme sonrisa me despeina mi pelo.
—¡Oye!—me quejo mientras lo empujo riendo.
—¡No la toques! ¡No sabes cuánto tiempo tomó dejarla tan sexy!—dice Amanda bajando las escaleras.—¿Y bien? ¿Nos vamos?
🌸🌸🌸🌸🌸
La casa está repleta de gente. El inconfundible olor a alcohol entra en mi nariz antes de siquiera poner un pie dentro.
La casa es bastante grande y aun así se ve una gran cantidad de gente que está tanto dentro como fuera de esta. Reconozco una buena parte de los rostros pero otros son simplemente desconocidos.
—¡¿Quieren tomar algo?!—grita Nico, Amanda está medio perdida buscando a alguien entre la multitud pero asiente.
Nico nota que me estoy poniendo nerviosa, con ganas de salir corriendo y esconderme en mi cama, así que toma mi mano y me guía hacia la barra, yo hago lo mismo con Amanda que se está quedando atrás.
Cada uno toma su bebida, mis amigos casi que se la tragan ahí mismo mientras yo la observo con una pequeña mueca.
—¡Vuelvo enseguida!—nos dice Nico señalando a sus amigos. Asiento diciéndole adiós antes de voltear a ver a Amanda pero me doy cuenta que ella ya está coqueteando con un chico que está sentada junto a ella.
No que me divertiría con ella hoy pues...
Me separo de la barra y empiezo a caminar por toda la casa. No pienso quedarme sentada mientras mis amigos se divierten, hoy no, yo también me divertiré.
Mientras camino por la masa de cuerpos sudados y alcoholizados me doy cuenta que la casa es bastante grande pero que aun así se siente un horno dentro. Trato de buscar el jardín pero la falta de luz y el hecho que todos son exageradamente altos se me dificulta.
Luego de chocar con mucha gente alguien toma mi mano, lo que hace que me de un paro ahí mismo.
—¡Emily! ¡Me alegra que hayas podido venir!—dice abrazándome.
—¡Rachel! ¡Feliz cumpleaños!—grito mientras le devuelvo el abrazo.
—¡Muchas gracias linda! ¡Espero que te estés divirtiendo!— grita de vuelta, ya que si no, no nos escucharíamos por la gran música.
—¡Si!—la chica sonríe y hace como que se quiere ir pero la detengo antes—¡Oye! ¡¿Puedes decirme dónde está el jardín?! ¡Necesito aire!—ella ríe por la mímica que hago al querer demostrárle que me estoy ahogando ahí dentro. Rachel me señala dónde y yo asiento.—¡Gracias!
Me despido de ella y empiezo a caminar hacia el jardín, cuando finalmente logro salir de la casa la fría noche golpea a mi pobre y sobrio cuerpo lo que me hace temblar y me obliga a abrazarme a mí misma para crear calor.
Camino y me siento en una de las mesas, me doy cuenta que hay varias personas afuera hablando, jugando o besándose. Yo me limito a cerrar mis ojos y a disfrutar del aire y la fría brisa que me pega en la cara.
Al sentir la presencia de alguien junto a mi abro mis ojos y lo volteo a ver.
—¿No tienes frio?—el chico me sonríe. Me tomo un tiempo en contestarle porque no lo conozco. Supongo que es de otro colegio aunque se ve mayor así que no se si ya había salido y era universitario. Es bastante atractivo aunque a simple vista da bastante miedo, por su vestimenta toda negra, sus tatuajes en sus brazos y el cigarrillo que descansa en su labio.
Pero lo que me paralizó en su debido momento fueron sus ojos azules.
—Solo un poco.—digo un poco nerviosa gracias a su cercanía. Yo sigo abrazando a mi misma.
—Lamento no haber traído una chaqueta pero de haberla traído ten por seguro que te la hubiera dado.—dice y yo río por lo bajo, esto hace que él sonria tiernamente.—Me llamo Alexis.
—¿Alexis Cross?—él asiente un poco sorprendido.— Ya me decía que te parecías a alguien.
—Si...muchas personas dicen que Rachel y yo nos parecemos. Pero debes admitir que soy muchísimo más guapo que ella.—dice agarrando su barbilla de manera exagerada haciéndome reír mientras niego con la cabeza.— ¿Y tú nombre es?
—Emily, Emily Forest.
—Pues mucho gusto Emily Forest.—dice agarrando mi mano y dándome un apretón a modo de saludo.— ¿Me permitirías invitarte un trago? Como todo el caballero que soy.—se levanta y me tiende la mano yo la miro y lo miro, él sonríe nuevamente lo que me hace gracia.
Mi mente me grita que no, que no debería, pero mi mirada pasa a mí mejor amiga que se ríe con el chico, a mí mejor amigo que se molesta con sus amigos y yo así, sola con un atractivo chico.
Al diablo.
—Bueno, si tanto insistes.—contesto tomando su mano.
Nos adentramos a la casa nuevamente, me dice que espere mientras va por los tragos. Me quedo parada frente a lo que se supone que es la pista de baile. Todos se mueven animadamente, claro que no se puede considerar como baile a gente que se restriegan entre sí, pero bueno se ve que la están pasando bien. Agarro mi celular para ver la hora: 8:00pm.
Pero qué lento pasa el tiempo Dios...
Dejo mi celular en mi bolsillo y mi mirada se va hacia la puerta de la casa, donde un gran alboroto comienza a formarse. Y ahí está él señoras y señores. El chico por el cual mi mente ha estado en la luna.
Tomas entra con Eric a su lado, el primero lleva un jeans con una camisa blanca y botones, los cuales están desabotonados dejando ver una parte de su trabajado pecho. Las mangas están arremangadas hasta los codos y su cabello café está despeinado haciéndolo lucir fresco y extremadamente guapo.
Sin que pueda siquiera pensarlo mi corazón empieza a latir muy fuertemente pero este se empieza a paralizar cuando la misma chica del colegio lo agarra del brazo y le da un beso en la mejilla. Tomas parece confundido antes el gesto pero no me quedo mirando, aparto la mirada y me obligo a guardar mis sentimientos hasta al fondo.
No dejes que te afecte, hoy no.
—Una bebida dulce para ti.—dice Alexis entregándome, yo me sobresalto un poco ya que por un momento había olvidado completamente su presencia.—¿Ocurre algo?—paso mi mirada de la bebida a sus ojos, él ladea un poco la cabeza y me regala una sonrisa de lado.
—No, todo está de maravilla.—digo tomando de mi bebida.
🌸🌸🌸🌸🌸
Una, dos, tres....¿siete? ¿o fueron diez? Fueron muchas, son muchas, siguen subiendo. Siguen llegando las bebidas y sigo tomándolas.
Mis ojos se cierran un momento, una mano pasa por mi cadera y se mueve a mi abdomen, mi mano sube a su cuello, sus labios están pegados a mi oído mientras nuestros cuerpos se mueven de un lado á otro. Ya no escucho la musica, solo siento su respiración en mi cuello, su pelo me hace cosquillas pero ya no importa, solo quiero reirme y seguir bailando con él.
Claro que antes de llegar a como estamos habíamos hablado, mucho de hecho. Alexis me contó que iba en su primer año de universidad y que estudia para ser ingeniero igual a su padre, de hecho está trabajando en la empresa de este medio tiempo para agarrar practica. A pesar de lo que todos siempre dicen de los chicos tatuados Alexis parece una persona demasiado buena e interesante.
Me giro para quedar frente a él, sus manos pasan a mi espalda pegándome más a él, mis manos se ponen detrás de su cuello y mis dedos juegan un poco con su cabello. Mis ojos siguen cerrados mientras mis caderas junto a las suyas se mueven siguiendo la música. Mis ojos se abren al sentir un mechón de su pelo en mi cara. Me río por eso, ya que gracias al alcohol en mi sistema todo es sumamente gracioso. Nuestras miradas se conectan y por primera vez no me siento intimidada por tener contacto con alguien.
Todo a mi alrededor se mueve en cámara lenta, como sus manos se mueven de mi espalda a mi cadera, como su pelo se mueve cada vez que lo hace, como su mirada pasa de mis ojos a mis labios, como él pasa su lengua sobre sus labios, como poco a poco su nariz está más pegada a la mía. Una de sus manos pasa a mi mejilla, mis labios se abren al igual que los suyos.
Alcohol, menta, eso es lo que entra por mi nariz. Mis ojos se apartan de sus labios y por algún motivo se van a él, él mismo chico de antes, siempre él mismo chico.
Está sentado con Eric y esa chica, los chicos parecen aburridos mientras la chica parece entusiasmada hablando de algo y por algún motivo al mirarlo la música suena fuerte nuevamente, mi mente se despeja, logro ver a los cuerpos sudorosos a mi alrededor y al chico que tengo enfrente que está decidido en besarme. Me separo inmediatamente.
Mi sobresalto hace que el chico, que parecía estar en el mismo trance que yo, casi cayera.
—Lo...lo siento, necesito ir al...al baño.—digo dando la vuelta antes de que dijera algo. Dejándolo ahí completamente confundido.
Cual cobarde corro hacia cualquier lugar alejándome de Alexis, alejándome de Tomas.
Alejándome del guapo chico que se había fijado en mí, alejándose del chico que se metió tan intenso en mi vida que evita que pueda disfrutar con el guapo chico. Porque por más que me beba todo el alcohol del mundo siempre sabré que el único chico al cual quiero besar es ese que está junto a otra chica.
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