Todo mal, todo mal, todo recontra mal.

Amo a mí mejor amiga, pero en este momento estoy segura de que podría encerrarla en una caja fuerte y tirarla al mar. Hundirla, eso no suena nada mal.

Como lo supuse Amanda no paró de preguntarme sobre Tomas. Le expliqué que no había pasado nada. Porque: ¡No había pasado nada!

Mi mejor amiga ama el chisme. Ella lo sabe todo de todos en el momento en que todo sucede. Y bueno Tomas no es un chico que pasa desapercibido. Lastimosamente nos encontró la noche anterior lo que provoca que tenga un interrogatorio a las siete de la mañana frente al colegio.

—¿Él te compró la bebida?—yo asiento, es la tercera vez que pregunta. Ella, como las veces pasadas, suelta un grito emocionada.

—Shh, callate Amanda que la gente está empezando a verte.—Amanda se da la vuelta y le hace una mala cara al grupo de chicos que se nos está quedando viendo.— Basta. No sé porque te emociona tanto. Se cayó mi bebida, se ofreció a pagar y listo no hay más.

—Tomas Miller te compró una bebida y no solo eso sino que se salió de la fiesta para ir a hablar contigo. ¿Por qué no estas emocionada?—ruedo los ojos y la ignoro dirigiéndome a mi clase.

La verdad Amanda está tan emocionada porque sabe que yo siempre he tenido un crush en él, al igual que en todos los chicos guapos del mundo. Señores yo tengo ojos también y Tomas Miller es atractivo. Pero ¿emocionarme por algo tan...inútil? No señores eso si que no.

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Luego de dos clases eternas me alegro al enterarme de que tengo hora libre.

Gracias profesor de matemáticas que no se dignó en salirse de su casa. Espero que no venga en toda la semana.

Aprovecho para pasar a mi casillero para sacar mis cuadernos de las siguientes clases mientras mis amigos se dirigen a la cafetería.

—Emily.—volteo asustada por el llamado. Dispuesta a gritarle a la persona que me asustó me giro pero me quedo completamente callada al verlo.

—Tomas, ¿qué haces aquí?—pregunto.

—Aquí estudio.—responde y reímos.— Le dije al profesor que necesitaba ir al baño.

—Oh.—respondo y paso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.— De acuerdo...entonces ve.—digo señalando el pasillo.

—No necesito ir, fue una excusa para salir de clase.—responde y yo niego con la cabeza con una sonrisa de labios cerrados.

—Que irresponsable eres Tomas.—digo haciéndome la decepcionada. El chico ríe y pone sus manos en sus bolsillos recostándose en los casilleros, quedando su rostro frente al mío. Cuando para de reír se me queda mirando y ladea la cabeza un poco mientras sonríe tiernamente.

—¿Tú que haces aquí afuera señorita responsable?—pregunta alzando una ceja.

—Tengo hora libre.—digo jugando con la puerta de mi casillero. Estoy nerviosa, estoy muy cerca y la verdad pensé que luego de la noche anterior nos ignoraríamos completamente. Al tratar  de meter mis libros a mi mochila se me cae un cuaderno al suelo y queda completamente abierto. Él rápidamente lo recoge mientras yo, apenada, cierro mi casillero. Cuando lo volteo a ver me doy cuenta que se quedó mirando el cuaderno.

—¡Oye!—trato de quitárselo pero se aleja un poco.—¡No mires!

—Son asombrosos.—dice mirando mis dibujos. Sigo tratando de quitárselo pero se me dificulta por lo edificio que es.

—¡Basta dámelo!—cuando él está desprevenido logro agarrarlo y lo cierro. Y como acto defensivo lo pego a mi pecho, abrazándolo con mis brazos.

—Hey.—me llama, pide que mis ojos miren los suyos.—Enserio son fabulosos.—su mano sigue acariciando mi brazo. Por un segundo me quedo ida mirando su venosa mano y su anillo negro decorando su pulgar.

—Gracias.—digo, mi mirada pegada al suelo aún, nunca me ha gustado que miren mis dibujos. Hay muchas cosas personales dentro de ese cuaderno.— Tengo que irme.

—¡Aguarda!—me sujeta nuevamente.— ¿Todo bien?— parece preocupado. La hermosa sonrisa que tenía en sus labios ha desaparecido y ha aparecido una pequeña mueca.

—Si estoy bien.—lo miro finalmente.— Tengo que irme y tu igual, el profesor no creerá que tardes tanto en el baño.

—Si... Nos vemos luego Emily.—responde asintiendo varias veces. Suelta mi brazo y se despide con la mano. Miro como entra a su clase, me dirige una mirada y luego cierra la puerta. Yo me doy la vuelta y suspiro mirando hacia al techo. Ruedo los ojos y empiezo a caminar hacia la cafetería.

🌸🌸🌸🌸🌸

Mi mente está en otro lado, como de costumbre, así que cuando escucho que alguien grita mi nombre me asusto. Otra vez...

—¡Emily!—me giro y veo a un chico moviendo su mano exageradamente. Yo me río y me dirijo hacia la mesa donde está sentado.

—Hola Nicolas.— lo saludo abrazándolo. Nico ha sido mi mejor amigo desde siempre, técnicamente es como mi hermano.

—¿Estas bien?

—¿Por qué todos me preguntan eso últimamente?—al ver su cara de confusión niego con la cabeza.— Nada, lo siento. Estoy bien solo tengo hambre.

—Iré a traerte algo de comer, espera.— se levanta y se dirige a la barra. Recuesto mi cabeza en mis manos y trato de agarrar fuerzas para sobrellevar el día.

Primer día de clases y ya no puedo con mi vida.

—¡Emily!—gritan, y de nuevo, me asusto pero esta vez casi me caigo de la silla.— ¡Adivina! ¡Adivina! ¡Adivinaaaa!

—¿Qué paso?—digo mirando a Amanda, irritada. Ella, claramente, ignora mi mirada.

—Adivina.—se queja por mi falta de emoción.

—¿Hablaste con Joshua y arreglaron las cosas?

—Aún no.—dice haciendo una mueca pero rápidamente sonríe otra vez.—Hay rumores de que Tomas Miller salió de la clase como 20 minutos para hablar con alguien.—dice y yo me paralizo, eso fue hace literalmente dos segundo ¿cómo Amanda sabe?

No eres tú, salió a hablar con otra chica, tranquila—me tranquilizo mentalmente.— y si, si fui yo, Amanda no sabe eso, no lo sabrá, no se lo diré, todo saldrá bien.

—¿Eres tú cierto? ¿Ese "alguien"?— mi corazón se para una vez más. Miro a mi emocionada mejor amiga y ruedo los ojos.

—Sí...—digo y vuelvo a recostarme en mis brazos mientras suspiro. Amanda grita como histérica.Cuando llega Nico, Amanda le cuenta todo mientras yo solo como avergonzada.

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A la hora del almuerzo ya hay muchos rumores sobre "el alguien" que tiene entretenido a Tomas. No entiendo como toda esta situación se ha convertido en una búsqueda de esa persona. ¿Tan sorprendente es que el chico hable con una chica? No entiendo nada. Para evitar más escándalo paso lo que resta del día evitando a todos los que se acercan al círculo de Tomas.

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Son las 4:30 y mi padre aún no ha venido por mí.

Para mi mala suerte el grado de Tomas sale a esta hora así que, huyendo, me voy a una mesa un poco alejada. No quiero llamar la atención pero claramente mis planes no resultan como yo quiero.

—Hola Emily.—esa voz hace que mis ojos pasen de mi libro, el que utilizaba para ocultarme, a que pasen a sus castaños ojos. Instintivamente miro alrededor para ver si alguien nos está viendo.— ¿Buscas a alguien?

—No...a nadie. Lo siento, hola.—digo nerviosa, cerrando mi libro poniéndolo encima de la mesa.

—Quería disculparme por lo de tu cuaderno, no quise verlo, oh bueno si quise pero no pensé que te importaría.—el chico frente a mí, se toca su cuello. Estoy a punto de responderle que está completamente olvidado, que él no sabía nada pero mis palabras se atoran en mi garganta cuando me doy cuenta que la gente está empezando a asomarse.

—No te preocupes, solo...no suelo enseñarles a nadie.—me sincero.

—Lo siento—dice mirándome, o es lo que puedo ver de reojo, no puedo mirarlo, menos con todas las personas observando.

—Está bien.—contesto mirándolo por fin.—Tú no sabías.— nos quedamos callados un momento, la verdad es que yo solo quiero irme. No hay nada más de que hablar, no quiero más rumores.

—Eran grandiosos.— sonríe.

—¿Qué?—Dios la gente se está acumulando. ¿No tienen nada mejor que hacer?

—Tus dibujos...son grandiosos.—miro al chico frente a mí y me doy cuenta que su mirada es sincera. Yo solo asiento avergonzada, solo Nico ha visto mis dibujos y que él los haya visto me incomoda demasiado.

—Gracias.—susurro luego de unos momentos. Él va a decir algo más pero lo interrumpen.

—¿Tomas?—los dos volteamos a ver a una chica con pelo café claro. Es en ese momento en que mí ser trata de hacerse invisible ante ella. Melissa List, una de último año, una chica completamente falsa que ha logrado mantener a todos a donde ella quiere. Según ella todos los del género masculino le pertenecen y la verdad es que yo no soy nadie para contradecirla.— Creí que iríamos a estudiar.

—Creí haberte dicho que no podíamos estudiar hoy.—responde el chico un poco ¿enfadado?

—¿Qué haces aquí?—Melissa ignora la respuesta de Tomas y pregunta otra cosa. Tardo unos segundos en darme cuenta que no le está hablando a Tomas, ella está hablándome a mí, a mí que me va a dar un infarto ahí mismo.—¿Acaso no hablas?

—Déjala Melissa. No tiene porque actuar de esa manera, ni la conoces.—el chico de manera protectora se pone enfrente de ella, yo solo me quedo mirando al suelo.

—Yo...será mejor que me vaya.—digo levantándome mientras pongo mi libro dentro de mi maleta.

—Si, yo creo que eso seria una muy buena decisión.—dice Melissa sin apartar su mirada asesina de mí.

—Emily, no tienes que irte, nosotros podemos irnos.—dice él agarrando mi brazo. Melissa bufa.

—Esta bien, ya vinieron por mí.—le digo con una sonrisa que demuestra que estoy bien.

—Bien. Adiós, adiós. Retírate.—Melissa retira la mano de Tomas de mi brazo. Asiento antes de darme la vuelta, pero antes de eso puedo ver como Tomas mira a la chica enfadado.

Caminando a la salida aparto mis ojos del suelo para darme cuenta de la gran cantidad de gente que estaban observando la escena.

—Demonios.