Capítulo 18
—Hey...—al sentir un pequeño empujón en mi hombro me sobresalto.—¿Todo bien?
—Hola Nico, yo emm... Si estoy bien.—trato de sonreír, pero cuando trato de tocar mi cabello para calmar mis nervios él nota que mi mano tiembla. Su ceño se frunce y dirige la mirada a lo que yo estaba mirando antes.
—¿Quieres entrar?—dice señalando la cafetería y yo solo asiento sin siquiera saber cómo caminar. Miro una vez más a la parejita y sigo a Nico dentro.
No sé que creía que iba a pasar después de lo de anoche pero nunca me hubiera imaginado encontrarlo ahí...con otra chica.
Negar que me duele sería completamente estúpido, porque así es, me duele.
Y ahora donde me reprocho lo ingenua que soy. Yo creía que él podía llegar a enamorarse de mí...¡por favor!
Pero qué patética eres.
Trato de respirar lentamente para contener las lágrimas que inútilmente piden a gritos salir. No puedo llorar, no en la cafetería frente a todos, no cuando él está con esa estúpida sonrisa frente a esa chica.
Me encuentro completamente confundida, mi mente piensa en lo que vivimos, en lo que él dijo la noche anterior. ¿Qué significa esa escena? ¿Es todo un malentendido o yo me imaginé todo?
Dios, no entiendo nada.
—Ok, suficiente. ¿Qué pasa?—pregunta Nicolas sacándome de mis pensamientos.
—Te dije que estoy bien, ¿por qué preguntas?
—Estás más distraída de lo normal, no te fijaste en la camisa que tengo puesta y, hasta donde sé, es la camisa que más odias. Sin mencionar que no fuiste a reclamar tus papas de todos los miércoles cuando sabes bien que se terminan antes de que las pongan en los platos.—suspiro y lo miro apretando mis labios.
Me conoce demasiado, no podría fingir nada frente a él.
—Tu camisa es horrenda.—digo cruzándome de brazos cual niña sin dulces, en mi caso sin papas fritas.
Nico me mira con una sonrisa, como si disfrutara el hecho de que me conoce tan bien.
—Toma.—pone frente a mí un plato lleno de papas y yo me emociono pero luego lo miro confundida.—Estabas demasiado distraída que ni te diste cuenta que me fui a traerlas, tome dos platos, casi pierdo una mano.—yo río antes de agarrar las papas, me les quedo viendo un rato, ni siquiera tenía hambre ¿Cómo es posible que un chico me quite el apetito?—¿Seguirás diciendo que no pasa nada?
—Bien...—suspiro cansada, es sorprendente lo que cansan los cambios de humor.—Ayer fui a casa de Tomás y nos besamos.— no sé de donde saqué el valor para soltarlo así sin más pero lo hice y al hacerlo cierro los por miedo a la reacción de mí mejor amigo.
Mi amigo siempre ha sido alguien sobre protector, normalmente lo cuento todo, todo, todo pero en este caso le he tenido completamente aislado de lo que ha pasada con Tomas, tal vez porque me da miedo que por primera vez pueda ser algo real, también por que todo ha sido bastante complicado y sé que el consejo de Nico seria que me aleje completamente de él, ya que Tomas no es conocido por ser alguien que se quede.
Pasan varios segundos donde el silencio reina así que decido abrir mis ojos. La expresión divertida se ha borrado de su cara y una seriedad tan grande la reemplaza. Sus manos están cerradas por ende sus nudillos están casi blancos. Su mandíbula está tensa y sus ojos azules son casi negros.
—¿Nico?—sin que pueda siquiera darme cuenta se levanta haciendo que la silla caiga ruidosamente. Todos se voltean hacia nosotros y miran como Nico sale enojado de la cafetería.—¡Nico, espera!
Agarro rápidamente mi maleta y lo sigo. Cuando veo hacia dónde se dirige ya es demasiado tarde para pararlo.
Nicolas agarra del cuello de la camisa a Tomas que hace un par de segundos seguía hablando con la chica. Los dos quedan pegados a los casilleros. Sorprendiendo a todos Nico levanta su puño y golpea al confundido chico y este cae al suelo.
Nadie respira, todo parece en cámara lenta. Tomas en el piso, Nico con la respiración agitada, la chica con su mano en su boca y yo ahí, parada viendo a todos mientras todos dirigen la mirada a la escena.
Luego de unos segundos de confusión, Tomas mira la sangre de su mano luego de pasarla por su labio partido, se para y de un momento a otro le regresa el golpe. Y empiezan a pelear.
—¡Separenlos!—grito pero nadie parece escucharme.—¡Separenlos por favor!— empiezo a respirar agitadamente mientras veo como todos hacen un círculo alrededor de ellos.
Trato de correr hacia ellos pero varios chicos me detienen evitando que me maten ahí dentro. Veo como Eric toma a Tomas por los hombros y otro chico del equipo toma a Nico. Los separan por fin. Los chicos del equipo forman una especie de barrera entre ellos dos para evitar más problemas.
—¡Suéltame!—grita Nicolás, yo finalmente me desparalizo y corro hacia él para tratar de calmarlo.—¡Mereces una paliza por todo lo que haces! ¡¿Quien te crees para besar a Emily y luego actuar como si nada con esta?!—dice mirando con asco a la chica de antes, esta hace un mueca de indignación que hubiera sido muy graciosa si no fuera por la situación actual.
Tomo la cara de Nico entre mis manos, tratando de olvidar los murmullos tras la revelación que dio a todo el colegio.
—Nico, mirame, calma por favor.—finalmente aparta sus furiosos ojos de Tomas y los pone sobre los míos.
Algo se remueve en mí cuando sus ojos pasaron de furia la tristeza en dos segundos. Sus ojos vuelven al azul natural pero me mira con lástima, con preocupación, como si quisiera saber si me ha hecho daño con su ataque de ira.
Aparto mis ojos de los suyos y veo que la gente en vez de irse sigue acoplándose.
Excelente show ¿no?
Mis ojos se van a los de Tomas, este me mira con el ceño fruncido, confundido y enojado. Luego sus ojos pasan a mis manos que siguen en la cara de mi amigo y veo que se tensa notoriamente.
🌸🌸🌸🌸🌸
Llevamos 15 minutos en la enfermería, la enfermera no se encontraba así que me toca a mí curarlo. Ninguno de los dos dice nada, no habíamos dicho nada desde que llegamos.
Me concentro en curar la herida de su pómulo y su labio abierto.
—¿No dirás nada?—me pregunta luego de quejarse cuando el algodón con alcohol rosa su pómulo.— No me disculparé por lo algo que él provocó. Se lo merecía y lo sabes.—sigo curandolo sin decir nada, hasta que su mano toma la mía para evitar que el algodón lo toque nuevamente.— Creo que ya está bien.—él me mira pero yo evito su mirada a toda costa, solo veo que su mandíbula sigue tensa. Suelto mi mano de su agarre y me doy la vuelta para guardar el botiquín.— ¿Emily? Por favor, no puedes enojarte conmigo por esto.
—¿Por qué lo hiciste?—susurro enojada.
—¿Qué?—se levanta poniéndose cerca de mi espalda, siento su agitada respiración en mi cuello.
Me volteo para enfrentarlo, el hecho de que sea más alto que yo me obliga a levantar mi cara. Estamos tan cerca que puedo ver claramente como el humo de enojo sale por su nariz.
—¿Por qué lo golpeaste?—lo miro fijamente.
—¿Enserio me lo preguntas? Te besó y luego está con esa tipa, frente a todos. Él no puede tratarte así.
—¿No escuchaste bien? Fui yo la que llegó a su casa, fui yo quien lo besó. Es mi culpa.
—No puedes culparte por esto. Todo ha sido su culpa.—exasperada paso mi lengua por mis labios lo que hace que su mirada se pose en ellos lo que inexplicablemente me pone nerviosa.
—Como sea.—digo y él aparta la mirada y la pone en la pared de al lado.—Me tengo que ir.—él toma mi mano, deteniéndome.
Porque al parecer al universo le encanta detenerme.
Pasa su mano por su cabello y suspira. Pone mi palma en su pecho, siento como su corazón está muy agitado. Sonrió un poco por el gesto, gesto que ha hecho desde que tengo memoria para mostrar que él es real, que está ahí, sintiendo, viviendo y que no se irá hasta que su corazón se apague.
Mi mirada pasa a sus ojos, veo arrepentimiento.
—¿Perdoname si? Solo no quiero que él te lastime, que nadie lo haga. No puedo permitirlo. No puedo Emily...
—Él no lo hará, no lo permitiré. Lo prometo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro