Capítulo 17
Me costó dormir y no fue como otras veces que estaba ansiosa, enojada o confundida. En realidad es porque estaba feliz, muy feliz de hecho.
En la noche anterior estuve pensando en absolutamente todo lo que tuve que vivir para llegar a este momento.
Aún tengo mis dudas sobre Tomas. ¿Cómo es posible que él se haya fijado en mí?¿Cómo es posible que Tomas no haya sabido de mi existencia antes de esa fiesta?, hemos estado en el mismo colegio después de todo.
Tengo miedo, miedo de él, miedo de mí, miedo de nosotros.
Muchas cosas pueden salir mal. Ya hemos pasado cosas malas y eso que aún no somos nada.
Me levanto con un gran esfuerzo, luego de una larga ducha voy a mi armario. Me pongo unos jeans tiro alto y un crop top con flores. Agarro mi maleta para salir de mi habitación.
Antes de hacerlo voy rápido hacia el tocador y miro mi reflejo por cuarta vez. Mi pelo perfectamente ondulado está suelto, mis ojos cafés con un brillo poco normal para mí.
Rápidamente,me pongo un poco de maquillaje, un poco de blush en mis mejillas, en mí ya rojas mejillas quiero aclarar. Y finalmente un brillo natural en mis labios.
Sintiéndome estúpida por tratar de verme mejor para alguien salgo de mi cuarto.
—Buen día.— mi madre me saluda con una enorme sonrisa en su cara.
Ella sabe todo lo que ha pasado últimamente y eso que no le he contado nada. Ella me conoce tan bien que lo sabe todo en el momento en que pasa.
—Buen día.—le respondo dándole un beso en la mejilla.
—Hoy estás de buen humor ¿Algo en especial que quieras contarme?— me pongo una mano en mi barbilla fingiendo pensar lo que la hace reír y alzar una ceja.
—Mmmm, no nada.—mi madre pone el plato con mi desayuno frente a mí y se sienta a mi lado.
—¿Seguro?
—Totalmente.—antes de siquiera podes agarrar una salchicha con el tenedor, mi mama me quita el plato.— ¡Hey!— me quejo
—No comerás hasta que me cuentes que pasó con Emily.—dice sonriendo inocentemente.
—Esto es injusto.—como sé que no me dejará comer le cuento lo que necesita saber.
Cuando termino de comer luego de la larga charla con mi madre subo rápido a mi cuarto para terminar de arreglarme. Me pongo una camisa negra, unos jeans y mis convers negras. Desarreglo un poco mi cabello y me pongo loción. Cuando mi celular empieza a sonar, al ver el nombre de Eric en la pantalla contesto.
—Tomas. ¿que hay? Traté de llamarte ayer pero no contestaste.
—Hola, lo siento mi batería murió,¿qué querías decirme?
—Sabes de la fiesta de Rachel ¿no?— rasco mi nariz pensando
—Algo he oídio si.
—¡Bien! No podemos perdérnosla, dice que va a estar buena y que irán chicas de otros colegios. Así que de que vamos, vamos.
—Pues sabes que yo no le digo que no a una fiesta así quee.
—¡Ese es mi amigo! Bueno tengo que colgar mamá me llama.— dicho esto cuelga.
Iba a bajar las escaleras para contarle a mi madre sobre la fiesta cuando recibo un nuevo mensaje, pienso que puede ser Eric diciéndome si nos vamos juntos a la fiesta pero me sorprendo al ver el nombre.
—¿Sabriska?
Llego al colegio sintiéndome nerviosa y la verdad no se porque. Sé que todos en el colegio sabe prácticamente lo que pasa en mi vida amorosa y la verdad ya no me afecta tanto.
Lo que me pone nerviosa es verlo, ver su sonrisa, su manera despreocupada de caminar... El hecho de no saber qué va a pasar después hace que mis pelos se ericen, mi corazón palpite más rápido y que mis piernas tiemblen. Estoy emocionada y a la vez estoy muriendo del miedo.
Voy a mi casillero para sacar unos libros cuando escucho el típico grito de Amanda por las mañanas.
—¡Emily!— ella llega corriendo hacia mí con una enorme sonrisa. Danger, Danger.— Oh querida, no puedo dejarte ni cinco minutos y ¿ya tienes a dos chicos atrás de ti?—la miro confundida así que ella continúa.— ¿Quién es el chico que te besó ayer?
Cierro mi casillero y empiezo a caminar luego de rodar los ojos, que drama Dios. Mi mente ha estado a mil por hora que la verdad pierdo la noción del tiempo y no he podido contarle a mí mejor amiga todo lo que ha pasado, aunque el mundo de los chambres le cuenta a todo ella.
—¿Puedo contártelo después? Vamos tarde a clase.— ella me mira mal. Yo solo suspiro, la agarro del brazo y empezamos a caminar al salón.
Sabiendo como es Amanda no me sorprende nada el papelito que cae en mi cara a media clase.
"Oye, enserio, enserio no puedo aguantar hasta que termine la clase"
Ruedo los ojos un poco abatida. Aunque me río cuando la veo alzando las cejas y animándome a escribir. Miro al profesor y sin que él sé de cuenta le respondo con toda la explicación. Me pongo nerviosa, enojada y feliz al comentarle con todos los detalles todo lo que pasó el día anterior. Le doy un breve resumen de quien es Elías porque ni siquiera le había contado lo del cine, luego lo de el beso en la moto y por último en lo que pasó ayer en casa de Tomas.
Quince minutos después suena la campana lo que significa que, gracias a Amanda, no presté nada de atención a la clase, otra vez.
Cuando salimos mi querida, y nada insistente amiga, continúa con su interrogatorio.
—Amanda, ya te conté todo lo que paso, ¿Quieres que empiece a inventar cosas? Porque tú bien sabes que mi imaginación es nula.—ella solo se encoge de hombros, claro que no iba a quedarse callada pero recibió un mensaje que la distrajo un poco.
—Diablos, debo irme, a mamá le está dando un ataque de pánico.
—Espera, ¿por qué? ¿Qué hiciste?
—Siempre piensas lo peor, esta vez no hice nada.—yo levanto mi ceja divertida.— Hablo enserio, mis primos de España nos visitan esta semana y mi tía no es la persona más agradable del mundo. Me tengo que ir, pero antes.— con sus manos presiona mis cachetes.— Mírame bien Emily. Te espero en mi casa a las cinco para prepararnos para la fiesta de esta noche.
—¿No tienes que ayudar a tu mamá con tus primos?
—No en la noche, a las cuatro se irán de paseo al mar.—dice antes de soltar mi cara.
—Que conveniente.—digo entre dientes.
—¿Qué dijiste?
—Nada.—sonrió grande e inocente. Como yo.
—Mjm, 5 en mi casa o te mataré.—dice dándome un beso en la mejilla antes de correr al estacionamiento.— ¡Recuerda que sé donde vives!—grita y yo río.
Me quedo mirándola hasta que estoy segura de que ese sube al carro de su madre y no de alguien que quiera secuestrarla y vender sus órganos. Uno nunca sabe.
No he visto a Tomas en lo que lleva del día y no se si está tratando de evitarme o simplemente no vino al colegio. Trato de no pensar en eso pero a la hora del almuerzo todo se hace más complicado debido a las miradas y susurros. Claro que la imagen que tenían de mí sea buena o mala, se hizo peor al verme besando a Elías.
Iba a ignorarlos, o a mentalizarme en hacerlo porque no es tan fácil, cuando mi cuerpo se para completamente antes de entrar a la cafetería.
Él está ahí, frente a mí y no estaba solo.
Al final del pasillo está él enfrente de una chica demasiado guapa, porque no hay que mentir, la chica es bastante guapa. Es alta, casi tan alta como Tomas, su pelo es castaño y cae en sus hombros. Trae un lindo vestido azul que deja ver sus curvas, y unos tacones altos que hacen que sus largas piernas se vean mejor, mucho mejor. La chica se ve mayor, uno o dos años mayor que yo, tal vez más.
Pero no me sorprende el hecho de que sea casi perfecta ya que es imposible que chicas así no se le acerquen a alguien tan atractivo como Tomas. Pero mi mirada que baja a sus manos entrelazadas lo que me hizo parar en seco, dejar de respirar y que mi corazón empezara a palpitar más lento.
Él le sonreía, con una sonrisa tan despreocupada y perfecta.
No sé cuánto tiempo pasé mirándolos pero lo suficiente como para que la gente empezara a notarse. Al parecer todos lo hacía, menos él.
Menos la única persona que necesito que lo haga
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