Capítulo 14
La besé. Diablos besé a Emily.
Camino a mi casa con esa imagen circulando una y otra vez por mi cabeza. Una muy pero muy estúpida sonrisa no desaparece de mi cara y la verdad me no me importa porque estoy feliz. Demasiado feliz.
Mis dedos pasan por mis labios mientras cierro los ojos. Aún puedo sentir la presión de sus firmes labios sobre los míos, sus pequeñas manos sujetas a mí y su corazón palpitando a la misma velocidad que el mio.
El sol ya comienza a salir entre las casas. Cuando finalmente llego a mi casa, entro con el mayor silencio posible.
Fue una escena bastante cómica ya que me ven a mí caminando en puntitas exclusivamente para no despertar ni a mi madre ni a mí mejor amigo. Pero cuando paso por la sala están ellos dos sentados hablando. Y al verme se paran bruscamente.
Y yo que me estaba esforzando.
—¡Tomas! ¿Adónde estabas? ¿Por qué te fuiste así? Pudo pasarte algo.—mi madre se acerca a mí y me toca la cara mientras con sus ojos pasan por todo mi cuerpo buscando piezas faltantes.
—Lo siento mamá. Fui a caminar, no quería despertarlos por eso no dije nada.
—Me asusté mucho Tomas. Eric me contó lo que pasó ayer. ¿Estas bien?—mi mirada pasa a mi madre a mí mejor amigo de una manera muy,muy brusca. Levanto una ceja buscando una explicación de mí mejor amigo pero, como de costumbre, él solo se encoje de hombros.
Suspiro y me río un poco. Sé que no es su culpa, cuando mi madre quiere información nada ni nadie logra privarla de tenerla.
—Si mamá, no te preocupes estoy bien.
—Bien, iré a hacer el desayuno mientras que tu deberías de ir a darte una ducha.
—Como digas mamá.—mi madre se va y yo empiezo a subir gradas, siendo seguido por el bocón.
Entramos y él cierra la puerta.
—¿Y bien?—pregunta sentándose en mi silla giratoria frente a mi escritorio.
—¿Qué?—digo quitándome los zapatos, por suerte estaba lo suficientemente sobrio como para ponerlos antes de ir a casa de Emily.
—¿Adonde fuiste?
—Salí a caminar, por ahí.—digo indiferente.
—¡Hay por favor! No puedes mentirme, no a mí. Sé que no fuiste a oler las hojas del árbol del parque. Ayer estabas medio muerto y justo ahora estas con una estúpida sonrisa en tu cara. Y por mucho que me gustaría quitarla con unos buenos golpes, prefiero que me cuentes dónde estuviste.— no me había dado cuenta que no había parado de sonreír desde entonces.
—Pude haber ido a ese parque.—digo y mi mejor amigo se levanta con la intención de pegarme.— Era broma.—digo como defensa.
—¿Que hiciste?
—No hice nada.— dije riendo. El me mira con el ceño fruncido y me tira una almohada a la cara lo que me hace reír más.
Diablos que buena mañana.
Me quedé parada viendo mi vacía terraza. En mi mente se repetía la escena de hace rato y por más que intentaba no lograba que mi corazón dejara de palpitar tan rápido como lo hacía. No sé cuánto tiempo pasa cuando la puerta de mi cuarto se abre bruscamente haciéndome girar.
—¡Despierta es hora de...!—Amanda se queda callada cuando ve que no hay nadie en mi cama. Su cara de total confusión me da demasiada risa lo que hace que ella ponga sus ojos en mí.— ¿Qué haces ahí? No espera, desde el comienzo, ¿que haces despierta?— a la chica se le abren los ojos muy grande y pone sus puños en sus caderas.— Emily Forest ¿eres sonámbula otra vez?— me río demasiado.
—¿Qué hablas Amanda? Claro que no.— separo mi espalda del barandal y me acerco a ella sentándome en mi cama. Con una enorme sonrisa en mi cara.
—¿Te sientes bien? ¿Qué hacías parada en el balcón?
—¿Qué?
—Emily, ¿estaba convulsionando ahora mismo? Porque si lo haces te juro que te mato porque no tengo idea de qué hacer.— me río más fuerte.— Oye, ¿qué haces con esa sudadera?
—Hay Amanda, ni te imaginas.
🌸🌸🌸🌸🌸
Después de contarle todo y de hacerle jurar que no diría nada me metí a la ducha y me cambié para ir al colegio.
—¡Emily, Amanda!— estábamos enfrente de nuestros casilleros cuando Nicolás se nos acerca muy emocionado.
—Hola, ¿qué pasa?—pregunta Amanda.— ¿Puedes dejar de saltar por favor? Hoy si que están raros los dos.— dice y yo río.— ¡Basta me mareas!— le grita nuevamente a Nicolás.
—Lo siento chicas, estoy emocionada porque mañana ¡nos vamos de fiesta!— justo cuando dice eso Amanda suelta un grito y empieza a saltar con Nico.
—Espera, espera.—los interrumpo.— ¿Mañana? ¿miércoles? ¿Quien hace una fiesta un miércoles?
—Pues nadie más que Rachel Cross.—responde mi amigo feliz.
Rachel es la segunda más popular aparte de Melissa, a diferencia que ella es una persona extremadamente amable y que ha ganado su popular por ser ella misma y no controlar a la gente.
—Bien, espero que se diviertan mucho entonces.—les digo tocando sus hombros antes de empezar a caminar lejos de ellos. Pero mi plan no funcionó ya que los dos me agarraron y me pusieron de nuevo en mi puesto.
—Ni creas Emily. Tú vienes con nosotros y no acepto un no como respuesta.— Nico asiente de acuerdo con lo que mi amiga lo dice.
Como odio cuando están contra mí. Piensa Emily, puedes salirte de esto.
—Pero me siento mal.—finjo toser.— ¿Recuerda que ayer estuve mal? Creo que sigo enferma.
—A mi no me engañas, porque hoy en la mañana estabas más que perfecta para cualquier cosa.—dice y yo le pego en el hombro nada disimuladamente a lo que Nico nos mira confundido.— Como sea, te espero a las cinco en mi casa. Sin excusas.—dice y yo ruedo los ojos. ¿Ya les había dicho que le tengo miedo a Amanda? ¿no? Bueno.
Luego de eso cada uno se fue a su respectiva clase.
El día siguió de manera normal, no me he cruzado con Tomas durante las tres horas que pasaron lo que ha sido bueno para mis nervios. Nuestra relación había avanzado pero aun así no sé que significa eso.
Me encuentro en clases de matemáticas cuando tocan a la puerta, de esta entra un profesor.
—Disculpen por interrumpir pero me han dicho que le dijera a Emily Forest que el director desea verla en su oficina. Ahora mismo.— en ese mismo segundo los susurros empezaron por toda la clase.
—Cállense por favor.— los calla el profesor.— ¿Emily?— cuando pregunta eso me sobresalto ya que mi mente seguía en trance. Asiento mientras agarro mi maleta y salgo tras el profesor que llegó a anunciar eso.
Camino hacia la dirección tratando de pensar que era lo que había hecho para que me llamara. Justo en el momento en el que mi mano toca la manija de la dirección la puerta se abre tan fuerte que hace que me caiga luego de ser golpeada por esta.
—Lo siento Emily, no te vi ¿te encuentras bien?
—No te preocupes, estoy bien. No me dolió...mucho. Pero si me asustaste.—digo y Eric me ayuda a levantarme. Arreglo mi ropa y nos quedamos en silencio.—¿Mal día?—pregunto tratando de romper el hielo.
—En realidad no, solo...el director es un idiota.
—Eso dicen, aunque no me ayudas mucho ya que me llamaron también. Y bueno...necesito entrar.
—Oh claro.— dice apartándose de la puerta.— Lo siento de nuevo por el golpe.
—Está bien, resulta que siempre los recibo así que creo que ya me estoy acostumbrando.—digo y los dos reímos. Agarro nuevamente la perilla de la puerta pero antes de entrar Eric me para.
—Emily, solo quería decirte que lo que sea que esté pasando entre tú y Tomas quiero pedirte que tengas cuidado.
—¿Cuidado? ¿Cuidado con que?
—Ya viste lo que te pasó por estas medio cerca de Tomas.—dice apuntando a la cabeza.— Bueno en realidad no me refiero a eso. Digo que tengan cuidado los dos. Sean sinceros el uno con el otro, solo...trata de no lastimarte y lastimarlo.—Eric se me queda mirando antes de asentir e irse. Dejándome muy confundida.
—¿Señorita Forest? El director la espera.—la secretaria me llama. Tratando de ignorar lo que había pasado entró a la oficina.
—Buenos días Emily, siéntate.—dice el director.
—¿Quería verme?
—Si, quería hablarle sobre el incidente del viernes.—yo lo miré confundida así que continua.—En la cafetería. Solo quería informarle de que las señoritas Alisson y Hanna han sido castigadas por lo que hicieron.
—Oh no hacía falta señor Porter, fue solo un accidente, creo que solo se tropezaron y...
—Emily.— me interrumpe mientras se quita las gafas y me mira con semblante serio.—¿Por qué las protege?
¿Por qué lo hago? No tengo ni la menor idea.
—¿Proteger? Yo no...
—Había profesores ahí y personal de limpieza. Eso sin contar a todos los estudiantes presentes. Usted y yo sabemos que no fue un accidente. ¿Entonces por qué miente al respecto?—yo bajo la cabeza mirando mis manos sobre mis rodillas.
—Ya no quiero más problemas, eso es todo.—susurro.
🌸🌸🌸🌸🌸
Unos minutos después salgo de la oficina y me voy hacia mi siguiente clase.
Al finalizar mi día me quedo hablando con Amanda sobre lo aburrida que fue la clase de biología y la explotación que nos da el profesor. Estábamos frente al estacionamiento cuando alguien toma mi brazo.
—Hola Tomas.—digo poniéndome nerviosa en el momento en que sus ojos hacen contacto con los míos, y cuando su hermosa sonrisa aparece.
—Emily...Hola ¿podemos hablar?—pregunta y por la manera en que sus ojos se mueven de un lado al otro sé que está nervioso.
—Yo...—miro a Amanda para que ella me inventara una excusa. Sea lo que sea que quiera decirme necesito tiempo para mentalizarme. Pero cuando mis ojos tocan los de Amanda y ella sonríe sé que no tendré ese tiempo.
—Mi mamá llegó por mí. Te veo mañana Emily. Adiós Tomas.—dice y se va dejándome sola con él. Tomo valor de donde encuentre para mirarlo.
—¿De que quieres hablarme?
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