20. Fantasía
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"Hoy mía serás, no descansarás...
Ve quitándote la ropa y haz tu fantasía real
Y ahora trépateme encima"
Oliver
Nos distrajimos por la pantalla de su celular que se encendió. Más por costumbre, que por realmente querer ver, mis ojos se fueron hacia la luz, y leí el mensaje.
¿Quién era Conejito? ¿y por qué le preguntaba algo de besarse?
Carraspee porque Laura se quedó pegada mirando la pantalla, como debatiéndose internamente si responder o no. Maldito mensaje interrumpió todo nuestro momento.
De repente, una sonrisa juguetona apareció en su cara, pero sentí que no era por mí, sino por las palabras de Conejito ¿había estado pensando en otro mientras me besaba? ¿Otro más la deseaba? Le devolví la sonrisa y me encogí de hombros.
Tampoco importaba tanto, aunque no me gustó pensar que tal vez ella no me deseaba de la forma en que yo lo hacía en ese momento, y que había otro con el que se enviaba mensajes, sin embargo, después de que le hiciera lo que tenía pensado, Laura iba a seguir pensando en mí y queriéndome dentro de ella.
—Vamos —susurró en mi oído. Su respiración caliente me llegaba directo en el cuello.
No habíamos llegado tan lejos para que todo quedara en algunos besos en la cocina, y yo nunca dejaba las cosas inconclusas, esa no iba a ser la primera vez que sucediera. Tenía a Laura entre mis piernas, y de un salto se bajó y corrió como una niña a la escalera. Sonreí mordiéndome el labio inferior y corrí tras ella, atrapándola en mitad de la escalera. La toqué desde los muslos hasta las caderas. Se llevó las manos a la boca para que su risa no se escuchara, y yo se las saqué para atrapar su risa con mi boca.
A mí no me importaba que alguien de mi familia me oyera teniendo sexo, pero no quería arruinar el momento. No quería que nada ni nadie se atreviera a interrumpir. Con suerte no habría más mensajes de Conejito. Siguió subiendo.
¿Quién eres Conejito?
En el último escalón, la detuve cogiéndola del brazo y la atraje hacia mí para besarla contra la pared. Entramos a mi habitación, tratando de no hacer ruido. Laura se sentó en el borde de la cama, atenta a mis movimientos. Me quedé observándola. Tenía el cabello alborotado, sus mejillas coloradas, los labios hinchados, y el pecho que se le levantaba de la respiración agitada.
Sus manos temblaban, a pesar de que lo trataba de ocultar. En ese preciso instante es que tomé conciencia de lo que dijo antes en la cocina, cuando insinuó que quería hacer algo que nunca había hecho. Pensé que se refería a tirarse a alguien sobre la mesa, o el hecho de que yo fuera el hermano de su mejor amiga... recién en la habitación me pregunté si era porque ella era virgen.
¿Y si lo es?
¿Lo dejarás todo hasta aquí?
No tenía interés en ser el primero de la mejor amiga de mi hermana. Sí, tenía muchas ganas de Laura, pero tampoco estaba disponible para niñas que se volvieran locas. Era una presión y un posible problema que me podía evitar.
—Laura, ¿has tenido sexo alguna vez? —pregunté, sin más. Dio un sobresalto, y desvió la mirada hacia sus manos. Trago saliva; y yo me impresioné de mis capacidades de auto control. Ese momento había pasado tantas veces por mi mente, que no podía creer que no estuviese arriba de ella.
—No —murmuró, algo avergonzada. Le salió un hilo de voz. Y en sus ojos vi la confusión de si salir corriendo o no.
Me acerqué y me incliné hacia ella. Cogí su barbilla y la obligué a mirarme a los ojos.
—Eso cambia las cosas —dije. A la vez que mi otra mano avanzaba por debajo de su camiseta, tocando su cuerpo caliente—. ¿Estás segura de esto? —pregunté. Bajé el borde de su sujetador, liberando uno de sus pechos. Agarré su pezón entre mis dedos índice y pulgar, y lo comencé a acariciar lentamente, haciendo una leve presión. Solo quería ver su reacción. Se estremeció bajo mis manos y se apoyó a los costados de la cama. Dejó escapar el aire pausadamente por su boca entre abierta.
—Estoy... estoy segura —respondió en un jadeo. Tomó aire, y me atrajo hacia ella para besarme. Mordí su labio y susurré contra ellos:
—Bien.
Saqué mi mano de su pecho e hice que se reclinara en la cama. Se quedó apoyada en sus codos, analizando cada uno de mis movimientos. Sacudí mi cabello húmedo. Comencé a deslizar un dedo desde el centro de su abdomen, bajando lentamente, a la vez que me arrodillaba frente a ella. Mi cara quedó a la altura de sus rodillas. Tomé aire ante de hacer la pregunta que podía dejar todo hasta allí.
—¿Sabes que sería solo esto y nada más? —Comencé a trazar con mi dedo indice una linea desde su pie, y fui avanzando hasta su muslo. Laura se erizaba con cada contacto.
—Esto y nada más —respondió, cuando llegué al final de su muslo. Se mordió el labio, y un poco avergonzada, dijo—: sé cuidadoso, y no vayas tan rápido.
—Como tú quieras —respondí, abriendo sus piernas—: Aunque también, si quieres, puedo hacer todo lo contrario—. Esbozó una sonrisa y negó con la cabeza juguetónamente—. Si quieres que pare me lo dices.
—Pero qué...
Separé sus rodillas lentamente, quería que quisiese que fuese más rápido y que me lo pidiera. Subí la mirada, Laura observaba el techo de la habitación, no sé si buscando aire o avergonzada de que yo estuviese a punto de desnudarla. Su pecho subía y bajaba en movimientos acelerados, haciendo que su pijama se tensara de vez en cuando, y se distinguieran sus pezones erguidos.
Le saqué el short, a la vez que besaba sus muslos lentamente. Sus piernas se estremecían cada vez que rosaba mi lengua en ellas. Pretendía tomarme todo el tiempo posible porque ya estaba decidido que sería una única vez.
Con mi dedo indice tomé el extremo de sus bragas, y las comencé a bajar, Laura levantó su pelvis, para que saliera con mayor facilidad. Quedó expuesta hacia mí, le sonreí y ella me miró con sus ojos ardientes de deseo, mientras con sus labios formaba una linea fina, como si se estuviese aguantando las ganas de gemir. Se sentó.
Me quedé allí, arrodillado frente a sus piernas.
—Reclínate.
—¿Qué haces? —preguntó, con la respiración acelerada.
—Hazlo —ordené—. Si no, no seré lento y cuidadoso. Aunque... quizás así te guste más.
Resopló, y se acostó en la cama, no sin antes darme una sonrisa juguetona.
No me mires así.
Me acerqué a su entrepierna y comencé a besar alrededor de su clítoris. Arqueó la espalda, y su cuerpo se tensó. Empecé lento, lamiendo y besando. Su sabor era delicioso y podría haberme quedado allí, eternamente, sintiendo cada parte de ella.
Los jadeos se intensificaban a cada segundo, y mi manos apretaban sus muslos. Los dedos de sus pies y manos se retorcían en mi cama. Me levanté a mirarla, y ella levantó la cadera, deseando más. En ese instante me di cuenta de lo excitante que era ver a alguien que recibía ese tipo de placer por primera vez. Hace mucho tiempo que no veía en los ojos de una chica la sorpresa, deseo intenso, y descubrimiento.
—Oliver —gimió. Envolviendo sus piernas alrededor mío—. Me vas a matar.
Menee la cabeza, deslizando mis labios de un lado a otro en su entrepierna.
—¿Te gusta? —pregunté, incorporándome. Avancé por entre sus piernas y me quedé con mi cara frente a la suya.
Metí la lengua dentro de su boca, y bajó sus manos hasta el borde de mi ropa interior. La detuve, y subí sus manos para dejarlas sobre su cabeza.
—Intenta dejarlas allí.
—Pero...
Bajé por su cuerpo, arrastrando un dedo lentamente desde su vientre. Exhaló profundamente cuando me fui acercando cada vez más a su entrepierna. Juguetee unos segundos alrededor e introduje un dedo dentro de ella. Lento, Laura me había dicho que tuviese cuidado...y yo le iba a dar en el gusto.
Su cuerpo por completo se retorció bajo mis manos.
—¿Qué?, ¿qué has hecho? —preguntó, levantando la cabeza, alarmada.
—¿Te duele?
—Yo...no...no sé.
Solté una leve risa. Saqué mi dedo y se lo mostré esbozando una sonrisa. Abrió la boca, impactada. Salí de encima de ella, y atraje su cuerpo al borde de la cama. Se apoyó en sus manos, y dejó que abriera sus piernas nuevamente. Sin dejar de mirarla, lamí mi dedo, y repetí lo que había hecho antes.
Sus ojos se encendieron, y quedó con la boca abierta y sin respirar por unos segundos. Soltó un gemido, cerrando los ojos. Saqué el dedo y lo volví a introducir. Se agarró de las sábanas y se dejó caer, apoyando la cabeza en la cama.
Con mi dedo pulgar acaricié su clítoris, y comencé a aumentar la velocidad de mis movimientos cada vez más. Sus gemidos comenzaron a intensificarse y se tapó la boca. Antes de que pudiese tener un orgasmo, dejé de tocarla.
Me hervía la sangre.
¿Por qué esto iba a pasar solo una vez?
—Ven a mí —susurró, a la vez que tomaba una bocanada de aire. Se sentó en la cama, y me atrajo hacia ella. Le saqué la camiseta por sobre su cabeza. Con una mano rodee su espalda y desabroché su sostén.
—Quiero tocar y besar cada parte de ti —murmuré, mientras lamía uno de sus pezones—, Y cuando terminé aquí —agregué, dando una pequeña succión—. Es donde lo vamos a dejar por hoy.
—¿Qué? —preguntó, jadeando.
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No las/los quería hacer esperar mucho para este capítulo <3 (escuchen la canción para ambientar el capítulo)
Espero que les guste bbs, me dejan sus comentarios, opiniones, impresiones, etc.
OMG !!
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