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25. Corazones rotos.

Pasamos toda la tarde con Levi, lo cual no se hubiera hecho tan pesado si por lo menos no hubiese elegido los mismos juegos a los que fui con Frankie, era como si el mundo quisiera torturarme por ignorar al pollito cuando le había prometido que iba a dejar de hacerlo.

Al final terminé por convencerlos de ir por algo de comer y de ese modo mi sesión de tortura se dio por finalizada mientras comíamos pizza y mirábamos un programa en el televisor del restaurante. Apenas terminamos, Levi nos arrastró hacia su karaoke favorito, donde se puso a cantar una canción de Whitney Houston que solo él conocía, mientras que Baxter y yo estábamos sentados en el sofá tocando una pandereta y aplaudiendo cuando él lo pedía.

—Ey, ¿te sigues sintiendo mal por lo de mi casa? —preguntó el castaño acercándose a mi lado.

—No, ya me acostumbre a que me dejen de lado —respondí encogiéndome de hombros.

—No seas llorón, Adonis —protestó recostando su espalda en el sofá—. ¿Entonces es por las intercolegiales? Estás actuando un poco raro.

—Claro que no, no me pasa nada.

—Si fueras el de siempre, ahora mismo estarías intentando echar a Levi de su turno para presumir de tu voz.

—Eres un mentiroso, yo nunca haría eso, menos en el cumpleaños de un amigo. Baxter, me estás haciendo quedar mal.

—Adonis, presumir de ti mismo es lo que más amas hacer, no lo digo yo, lo dice la ciencia —replicó palmeando mi hombro—. Si pasó algo no te lo guardes.

La tentación de decirle sobre lo que había sucedido el viernes pasado se evaporó en cuanto Levi nos pidió que cantemos una canción los tres juntos, arruinando todo el ambiente y cualquier oportunidad para sincerarme con mis amigos.

Pasadas las siete de la tarde, como teníamos un largo viaje por delante, fuimos a comprar un helado para cada uno y luego nos dirigimos hacia la parada de autobuses para ir directo a casa de Levi, quien por fortuna se durmió apenas ocupamos un par de asientos libres en el fondo. Baxter comenzó a arreglar todos los preparativos con Jenna por teléfono, mientras que yo miraba el perfil de Instagram de Margot y todas las fotos que había publicado, la gran mayoría eran con la pelirroja y un par con Frank; ver su rostro hacía que se me revolviera el estómago.

Al cabo de treinta minutos llegamos a la parada de autobuses que quedaba cerca de la casa de Levi, le habíamos dicho que estábamos yendo para cortar el pastel con él, por suerte no parecía sospechar de nuestra mentira y se veía bastante entusiasmado.

—Yo quería que Esme me hiciera el pastel —protestó Levi, siempre que estaba medio dormido lucía como un ebrio, tenía sus brazos alrededor de nuestros cuellos en un intento raro de abrazarnos.

—La próxima le digo que te cocine —le aseguré rodando los ojos—. Es solo un pastel, nada de lloriqueos.

—Mis hermanas cocinan horrible, chicos, deben tener algún plan para envenenarme o algo así, encima parece que va a venir Isabella, la última vez me dijo que si no me cortaba el cabello me iba a rasurar la cabeza.

—Isabella no es tan mala —protestó Baxter.

En realidad, las hermanas de Levi si daban un poco de miedo, las tres eran bastante intimidantes, tal vez el castaño no las veía de ese modo porque ellas lo adoraban.

Apenas llegamos a la casa de Levi tuvimos que arrastrarlo hacia su patio trasero en donde se encontraban todos los invitados, las mesas repletas de comida, un estéreo cerca de la puerta de entrada de la casa y por sobre todas las cosas Frank, sentado en uno de los columpios con Jenna, ¿cómo es que lo vi tan rápido cuando había una gran multitud de gente enfrente mío? No tenía ni la menor idea.

Todo el mundo gritó sorpresa bastante tarde, ya que nadie se había percatado de que el cumpleañero había llegado, por fortuna la presencia de Ryu opacó todo rastro de ofensa en la cara de Levi, y fue Jesse quien parecía haberlo obligado colocarse un moño en la cabeza, lo único bueno que había hecho durante toda la noche.

—Adonis, juguemos un uno contra uno —pidió el pelinegro colocando un brazo alrededor de mi cuello como si fuéramos amigos.

—No tengo ganas de jugar contigo, consíguete amigos —protesté intentando alejarlo, pero en conjunto con Dylan y Spencer me arrastraron hacia el aro de baloncesto que no quedaba muy lejos de donde se encontraba Frankie con Jenna, eso no era bueno para mis nervios.

Por más que intentara concentrarme en el juego y en las tonterías que salían de la boca de Dylan y Spencer, podía sentir la tétrica mirada de Jenna en mi espalda, lo cual no hubiese estado mal si aunque sea Frank se hubiera girado a verme, pero parecía seguir ignorándome y no es como si yo tuviera intenciones de evitarlo.

—Yo me uno —se metió Margot mientras intentaba recoger su cabello, pero estaba tan corto que solo consiguió hacerse una media coleta.

—Si pierdes no empieces a llorar —le advertí ganando que me tirara la pelota en la cara—. Nada de juegos sucios.

—Vamos, no sean cobardes —dijo Sadako mirando a Dylan y Spencer, ambos no parecían muy dispuestos en aceptar la presencia de Sadako—. Si se van les rompo los dedos con los juegan.

—Tu amiga da un poco de miedo —murmuró Jesse cerca mío.

—Será mejor que hagas lo que te dice, es más violenta de lo que aparenta —le advertí.

Dylan y Spencer no se marcharon, las amenazas de Sadako habían funcionado, por lo que continuamos jugando a ver quién encestaba más, los perdedores tendrían que pagarle el almuerzo al ganador durante una semana.

Apenas Jesse intentó encestar, la pelota rebotó en el aro y salió disparada hacia donde se encontraban Jenna y Frank hablando, provocando que ambos cayeran al suelo en un intento de esquivarla. Pensé que alguno iría a buscar el balón, pero Margot y Jesse parecían estar más interesados en la pelirroja que en otra cosa, por lo que me acerqué hacia donde estaba Frankie, poniéndose de pie y sacudiendo sus bermudas de jean.

—¿Estás bien? —le pregunté.

Me sentía como un estúpido, mi cara estaba ardiendo en conjunto con mis orejas, ¿cómo podía ser eso lo primero que le decía después de habernos besado? ¿Por qué solo no me mataba y dejaba de hacer el ridículo?.

—Me duele la muñeca —confesó—. Me golpeé con el columpio cuando me caí al suelo.

—¿En serio? ¿Te duele mucho? —pregunté intentando correr su pulsera de hilo para hacer una ligera presión en uno de los laterales de su muñeca—. ¿Duele si hago esto?

—No mucho —me aseguró.

—¿Y aquí? —dije intentando cambiar de lado, pero él negó con la cabeza—. ¿Seguro?.

—Si, si.

—Entonces solo ponte hielo por las dudas, si te duele mucho ve al hospital, intenta no ir a las prácticas de las animadoras —le aconsejé.

—Se golpeó con el columpio, no se va a morir —protestó Jesse, pero no hizo falta que le dijera algo, ya que Margot lo golpeó en la nuca y lo arrastró de nuevo hacia donde se encontraba el aro de baloncesto.

Solo gracias al pelinegro mis pies volvieron a tocar la tierra y solté la mano de Frankie.

—¿Podemos hablar luego? —preguntó el pollito—. Cuando termine la fiesta, ¿quieres?.

Él lucía igual de tímido y avergonzado que yo, no podía solo decirle que no, pero a su vez no podía responder a las preguntas que iba a hacerme: ¿Era gay? ¿Él me gustaba? No tenía ni la menor idea, estaba tan confundido que iba a enloquecer.

—Está bien —acepté, mi coordinación boca-cerebro se había dañado otra vez.

—Veámonos en la entrada, te envío un mensaje.

La fiesta terminaba a eso de las diez y media, por lo que tendría que esperar alrededor de dos horas para hablar con él, tenía suficiente tiempo para pensar, pero antes necesitaba hablar con alguien.

Como no quería aparentar que estaba desesperado luego de hablar con Frankie —cosa que estaba—, decidí terminar de lucirme en el mini partido de baloncesto, en donde salí victorioso y ganándome una semana de comida gratis.

Cuando estaba apunto de ir a hablar con Margot para pedirle algunos consejos, ella ya estaba corriendo hacia los brazos de la pelirroja, por lo que desistí de la idea de pedirle ayuda y comencé a buscar a Baxter.

—Tobby, ¿viste a Bax? —le pregunté al chico que estaba comiendo caramelos en compañía del hermano menor de Margot—. Eric, ¿qué haces aquí?.

—Tengo mis contactos —respondió el muchacho mientras alzaba su coca cola de vidrio en mi dirección.

—Creo que lo vi hablando con Ryu hace un rato —dijo el muchacho mientras balanceaba sus pies.

—¿Con Ryu? ¿Estás seguro de que ese no era Levi? —repliqué confundido.

¿Baxter no odiaba al coreano?.

—Levi está saludando a su familia todavía —señaló Eric al rubio que estaba hablando con una señora mayor que lucía amigable.

—¿Dónde lo vieron a Baxter? —pregunté.

—Estaba en el patio delantero —respondió Tobías.

Lo único que esperaba era que el castaño no estuviera matando a el coreano, porque sino la fiesta terminaría bastante mal.

Fui caminando hacia el patio delantero, donde tan solo se encontraban algunas personas hablando mientras estaban sentadas en el césped, pero no había rastro alguno de Baxter o de Ryu.

Cuando estaba apunto de marcharme para ir a buscarlo en el interior de la casa, me di cuenta de que Sandy estaba caminando de un lado a otro, completamente sola, cerca de la entrada de la casa mientras apretaba sus puños y fruncía su ceño. No quería hablar con ella en estos momentos, pero no lucía como si estuviera pasando por un buen momento, por lo que me acerqué a ver qué estaba sucediendo, tal vez ella sabía dónde se había metido Baxter.

—Sandy, ¿estás bien? —le pregunté.

Solo cuando levantó su cabeza para mirarme me di cuenta de que tenía su pintura de ojos corrida, parecía un mapache.

—¿Tengo cara de estar bien? —cuestionó en un tono poco amable.

—Creo que tengo un par de pañuelitos descartables por aquí —dije comenzando a buscar en los bolsillos de mis pantalones—. Espera un segundo.

Mientras buscaba los pañuelos que le había prometido, un grupo de chicas que no conocía pasó cerca nuestro y comenzó a reírse bastante alto, no llegué a entender mucho que habían dicho, pero solo comprendí las palabras de "patético" y "Sandy" en la misma oración, ¿acaso la estaban molestando?.

Cuando estaba apunto de decirle que tal vez lo mejor iba a ser llamar a Margot para solucionar estos problemas, Sandy se había abalanzado sobre mí y tuve que sostenerla de los hombros antes de que fuera capaz de llegar a mi rostro.

—¿Qué haces? —cuestioné, me estaba haciendo sentir incómodo—. Deberíamos buscar a Margot, tal vez ella pueda ayudarte.

—¿En serio no tienes una maldita respuesta todavía?. —Estaba enojada—. ¿Tan patética me ves? ¿Alguien como tú me cree patética? Esto es increíble.

—Lo siento, Sandy, no me gustas —me disculpé, eso era de lo único que estaba seguro, ella no me gustaba.

Sandy se cruzó de brazos y sorbió su nariz, cuando estaba apunto de entregarle un paquete de pañuelos ella golpeó mi mano y terminaron en el suelo.

—Perdón por tardar en responderte, no era mi intención hacerte sentir mal —le aseguré mientras me agachaba a recoger lo que se había caído.

Apenas levanté mi cabeza me di cuenta de que su rostro estaba rojo, parecía un fósforo.

—¿Mary no vino contigo? —pregunté, ella no se veía bien, no quería solo marcharme y dejarla sola en ese estado, no me parecía correcto.

—¿A ti te gusta Frank, no? —soltó de repente.

Me quedé quieto en mi lugar sin saber qué decir, mi corazón estaba latiendo demasiado rápido como para pensar una respuesta rápida a esa pregunta.

—¿Eres gay? —continuó, ella estaba retrocediendo, como si le diera asco estar cerca mío.

Ni siquiera lo había hablado con Margot o con Baxter, ¿cómo podía ser capaz de responder a esto?.

—No, claro que no —dije con una sonrisa incómoda—. Será mejor que me vaya.

—Te gusta Frank —insistió—. Eso es asqueroso, ¿lo sabes?.

—No me gusta —insistí elevando un poco mi voz, pero eso no pareció convencerla, seguía mirándome como si hubiera hecho algo mal y eso me estaba revolviendo el estómago.

—Los vi cuando salimos juntos, en la máquina de fotos, en los juegos, ¿por qué lo niegas? —cuestionó.

—Solo le hacía un favor, por Dios, ¿cómo me iba a gustar? ¿Acaso lo viste? Solo… me da lástima que esté siempre detrás de Jenna, pareciera que no tiene amigos —me excusé—. Le di un puesto en el equipo por eso, solo me siento responsable.

—¿Es eso?.

—Él es quien está detrás de mí, no sé cómo sacármelo de encima, es molesto —protesté—. En todo caso, él es al que le gusto, no sé cómo rechazarlo. A mí no me interesa en absoluto.

Sandy no parecía convencida con mis palabras, me seguía mirando como si fuera el vómito de una persona, eso me estaba haciendo sentir peor. Quería salir de ahí y volver a la comodidad de mi habitación, encerrarme en esas cuatro paredes y dejar de pensar en todo esto, lo único que quería era que todo fuera igual que antes.

—¿Entonces por qué aceptas salir con él? —cuestionó.

—Es… solo es divertido verlo esforzarse, él realmente...

Cuando estaba por continuar hablando me detuve en seco apenas vi la figura de Jenna mirándome con atención, tenía una sonrisa irónica en su rostro y estaba caminando hacia donde me encontraba. Solo en ese momento supe que la había cagado, la había cagado de una manera monumental, pero estaba tan confundido y nervioso que por primera vez sentí deseos de vomitar y morirme al mismo tiempo.

—Eres un asco de persona. En realidad,  los dos lo son —dijo tirando toda la lata de gaseosa que tenía en sus manos en mis pies y en los de Sandy—. No te acerques a Frank otra vez.

Sandy comenzó a chillar acerca de sus zapatos mientras que yo seguía estático en mi lugar. Solo en ese momento apareció Margot y sujetó del hombro a Jenna antes de que está pudiera continuar con su discurso. Ni siquiera sabía si había escuchado todo, pero por la expresión de su rostro parecía que sí.

—¿Es en serio? ¿Lo vas a defender? —cuestionó la pelirroja volteando a verla.

—Otto me tiene que llevar a casa, ya nos vamos —dijo la pelinegra sujetándome de la mano—. Y tu, rubiecita, agradece que hay gente y no te puedo romper la cara.

Margot comenzó a caminar obligándome a avanzar mientras intentaba no prestarle atención a la mirada de Jenna. Ni siquiera sabía a dónde me estaba llevando, pero ambos terminamos en el banco de un parque desconocido, en donde me obligó a sentarme y comenzó a caminar enfrente mío con las manos en la cintura.

—¿Cuánto escuchaste? —pregunté enfocando mi vista en mis manos.

—Desde la parte donde le hacías un favor —respondió—. Te iba a parar, pero al principio estaba un poco confundida y luego Jenna me detuvo. Perdón.

—Metí la pata, Jenna se lo va a contar a Frank —dije recostando mi espalda en el banco de madera, estaba enojado, quería patear algo.

—Es probable que lo haga —confirmó Margot—. ¿Sabes que me tienes que contar qué pasó, no?.

No respondí, seguía molesto, de tan solo pensar en la reacción de Frank cuando Jenna se lo contara se me revolvía el estómago.

—Otto, el problema no se va a solucionar si no abres la boca, yo no soy la imbécil de la cara de rata —protestó tomando asiento a mi lado—. Mierda, ¿estás llorando? ¿Es en serio?.

—Perdón —me disculpé sorbiendo mi nariz—. Me siento mal, quiero ir a hablar con Frank, le tengo que explicar.

—No seas tonto, ya le podrás hablar después —dijo Margot palmeando mi espalda—. No llores, no eres un mal chico, él lo va a saber. Solo la cagaste como cualquier persona cuando está confundida.

Eso no era suficiente, estaba llorando porque estaba enojado y triste a la vez, porque dije cosas horribles sobre alguien que no lo merecía y me dejé llevar, no quería pensar en que Frank podría estar llorando en este momento porque eso me hacía tener más deseos de llorar.

—Llego a ver a esa cara de rata y le voy arrancar todo su cabello —protestó Margot—. Me hizo quedar mal frente a Jenna.

—Perdón —me volví a disculpar, había cagado su relación con la pelirroja también.

—Que no seas tonto te dije, no es el fin del mundo, ¿cómo Frank se va a enojar con alguien que está llorando como un bebé después de decir un par de estupideces? —cuestionó colocando un pañuelo en mi nariz para limpiarme por su cuenta—. Vamos a comprar agua, ¿okay? Ya deja de llorar, van a pensar que te maltrato.

—No puedo, perdón —dije intentando correr las lágrimas de mis ojos—. Me siento mal

—Lo sé, lo sé. También deja de disculparte —me aseguró mientras me ayudaba a ponerme de pie—. Vamos a comprar algo y después a tu casa, me voy a quedar a dormir.

—No te van a dejar —dije mientras sorbía mi nariz, pero Margot me sonó los mocos por su cuenta otra vez.

—Mamá Margot tiene sus métodos, no te preocupes, tengo miedo de que te mueras deshidratado si sigues llorando de este modo —protestó mientras entrelazaba su brazo con el mío.

—No me despedí de Levi ni de Baxter, le arruiné el cumpleaños —recordé.

Era como si el mundo me estuviera dando más y más razones para llorar.

—Le vamos a mandar un mensajito, ellos van a entender, por algo son tus amigos, tú solo camina y deja de llorar —pidió.

Y pese a que no pude parar de llorar, Margot me compró una botella de agua y terminó por acompañarme hasta mi casa mientras me sonaba los mocos en el camino.

No funen a la autora, funen a Sandy 😌 por fis

Pregunta del día: ¿Ustedes perdonarían a Adonis si fueran Frankie? ¿Hay alguien que no ame a Margot?.

Yo diría que no, no hay alguien no ame a Margot.
Nos vemos el jueves, solo quedan cinco capítulos 😊

Fun fact: Adonis canta muy bien, por eso siempre quiere presumir de su voz.

Mi amix candefroi hizo un dibujo re bello de la Margot, vamos a apreciarlo.

Si quieren ver más dibujitos de los personajes de DKDK vayan a mi instagram que siempre ando publicando: _mob_154
También público spoilers de mis próximas historias 😌

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