Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10. El momento en la cafetería.

Estaba muriéndome.

Baxter no respondió ninguno de los mensajes que había mandado al grupo, Sandy iba a venir hoy a almorzar conmigo en la cafetería, Levi se estaba quejando conmigo sobre cosas que no entendía, el partido con los cuervos estaba a la vuelta de la esquina y debido al molesto calor de primavera no podía ir a entrenar. No entendía en qué momento mi vida se había tornado tan complicada, aunque a su vez era consciente que tenía problemas estúpidos dignos de cualquier adolescente estúpido.

Por fortuna Sue cumplió con su promesa y no le contó a mi mamá que había llegado tarde a buscarla, por eso en el desayuno conseguí comer un poco de tarta de frutos rojos. Mi mamá estaba practicando nuevos gustos para el festival y nos usaba a mí y a mi hermana como jueces. Lo único malo de esto era que me había obligado a llevarle una porción a Margot, tenía que ir a su casa a entregárselo antes de ir a la escuela.

Casi nunca iba a visitar a Sadako porque Sarah y Raúl, sus padres, estaban intentando emparejarnos, era como si quisieran venderme a su hija a cambio de una cabra, y una cabra no era suficiente pago para soportar a Margot.

—Otto, pasa, pasa —dijo Sarah mientras intentaba colocarse un arete en su oreja derecha—. ¿Viniste a buscar a Margot?.

—Mi mamá me mandó a traer una tarta que hizo —respondí mostrando las servilletas que tenía en mis manos. Mi madre se había negado a guardarlo en un tupper por miedo a que nunca se lo devolvieran, los tuppers para ella son su posesión más preciada.

—¿Esmeralda lo hizo? No debió molestarse —me aseguró mientras ajustaba su blazer negro—. ¿Cómo te va en clases? Hace tiempo que no te veo por aquí con Margot.

—Estamos entrenando bastante y tenemos exámenes. Nos vemos en la escuela igual —intenté excusarme, aunque la verdad era que sus insinuaciones me ponían un poco incómodo—. Hola, Eric.

—Adonis —saludó el hermano menor de Sadako—. ¿Eso es tarta? Yo quiero.

—No te lo comas, Eric, ve a buscar a tu hermana para que se vaya con Otto a clase, rápido —pidió su madre mientras empujaba al pobre de Eric que estaba intentando aferrarse con todas sus fuerzas a la tarta que tenía en mis manos.

—La jirafona de mi hermana está hace como media hora en el baño, creo que está creando su propio excremento —protestó provocando que su madre lo golpeara en la cabeza.

—Sírvele un vaso con agua a Otto.

Fui arrastrado hacia la cocina en contra de mi voluntad.

Eric me quitó la tarta y me sirvió un vaso de jugo de naranja y mango, luego comenzó a comer intentando que su madre no se diera cuenta. Eric tenía quince años y asistía a la misma secundaria que yo. Él y Margot tenían un pacto mutuo que consistía en fingir que no se conocían y no eran familia, creo que ambos se llevaban bien, pero siempre que los veía estaban discutiendo por tonterías.

—Supe que vas a tener un partido con los Cuervos —dijo mientras chupaba sus dedos bañados en el merengue de la tarta—. Voy a ir a verlo.

—Solo es un partido de práctica, pero el entrenador dijo que es importante porque es un equipo nuevo —expliqué mientras dejaba el vaso sobre la mesa—. ¿Sigues en el fútbol?.

—Lo abandoné en cuanto me pidieron que entrenara después de clase —respondió negando con su cabeza.

Eric era demasiado perezoso, tenía mucho talento para los deportes, pero nunca hacía algo que requiriera cortar las horas que se la pasaba jugando videojuegos o durmiendo.

—Me contaron que mi hermana dejó de ser una perdedora desde que Jenna empezó a entrenarla.

Asentí confirmando su información.

—No sabía que Jenna era buena en baloncesto, pensé que solo era buena lastimando a las personas con su indiferencia —dijo encogiéndose de hombros de manera despreocupada.

—Hacer que Margot deje de ser una perdedora es muy complicado, tiene talento —reconocí con una sonrisa burlona, pero me arrepentí a los segundos de hacerlo, ya que Margot me había escuchado y lo primero que hizo en cuanto me vio fue darme un golpe en el brazo—. Vamos rápido a clase.

—Mery, no lo trates de ese modo —me defendió su madre, y en cuanto Sarah se dio la vuelta levanté mi dedo medio en dirección a Sadako—. Puedes venir a cenar a casa hoy, ¿qué te parece, Otto?.

—Mamá, tiene mejores cosas que hacer, no seas tan pegajosa, nos tenemos que ir —respondió la pelinegra por mí mientras cortaba un pedazo de tarta—. Nos vemos, mocoso.

—Mery, no te comportes de ese modo —protestó su madre negando con la cabeza con obvia indignación—. Eres una señorita, al menos arregla tu camisa y tu cabello.

Sarah comenzó a perseguir a su hija intentando acomodarla para que pareciera un verdadero ser humano, pero a Margot eso siempre la ponía de mal humor, por lo que tuve que ayudarla con la excusa de que ya teníamos que irnos.

—¿Tu hermano no tiene que venir con nosotros? —pregunté volteando a verla.

—Uno de sus amigos con auto viene a buscarlo —respondió encogiéndose de hombros.

—Yo también quiero tener un amigo con auto que me venga a buscar —me quejé mientras negaba con la cabeza.

—Hoy va a ir tu chica a comer contigo —dijo Margot en un tono insinuador mientras me golpeaba las costillas—. Ahora que lo pienso, decir tú chica está mal, ella se pertenece a ella misma, soy un asco de ser humano.

—Hasta que por fin te das cuenta —respondí entre risas, pero me terminé ganando un golpe—. Sandy va a venir, pero Baxter no me responde y no sé qué hacer.

—¿Tratarla como un ser humano, tal vez? Es como cualquiera de tus amigos, pero versión mujer —intentó explicar mientras jugaba con las cuerdas de su mochila—. Intenta no tratarla como a mí, me voy a poner celosa.

—Es imposible que alguien me saque tanto de quicio como tú, Margot, relájate —respondí acariciando su horrible cabello negro, pero comenzó una pelea física conmigo que me hizo cuestionarme una vez más el porqué hacía baloncesto y no artes marciales.

Ambos continuamos caminando hacia la escuela mientras pensábamos en una excusa razonable para darle a su madre del porqué no podía ir a cenar hoy a su casa. Pero a mitad del camino nos encontramos a Jenna y Frankie que acababan de bajar del autobús.

Margot se convirtió en un perro que volvió a ver a su dueño y comenzó a correr hacia donde se encontraba Jenna, por lo que no me quedó de otra que seguirla.

—¡Jen! Que casualidad, yo también vengo temprano a clase —dijo de manera eufórica, como si Jenna acabara de volver de la guerra.

—Como cualquier estudiante responsable —respondió la pelirroja sin demostrar mucho interés—. Adonis, felicidades por ganar la competencia de ayer.

—Yo no gané, estuve en la banca, pero tú hiciste un buen trabajo convirtiendo a las cerdas en… cerdacientas —afirmé esperando que alguno se riera de mi divertido chiste, pero solo me gané una sonrisa de parte de Frankie, aunque estaba seguro de que lo hacía por lástima.

 —Lo voy a tomar como un halago —replicó la pelirroja con amabilidad.

—No le prestes atención a este idiota. Vamos juntas a clase, como las amigas de la televisión —pidió Margot con una sonrisa, su desesperación por caerle bien a Jenna se notaba hasta China.

Frankie se acercó a mi lado para conseguir saludarme de manera animada y le hice una señal con la cabeza para que comenzáramos a caminar juntos a la secundaria.

La presencia del pollito estaba comenzando a ser recurrente en mi vida y la suposición de que podía llegar a estar enamorado de mí se iba enterrando con cada día que pasaba, por lo que podía actuar mucho más natural. Estar con Frankie era cómodo, poco a poco estaba saliendo del cascarón y hablaba conmigo con mucha más confianza que antes, por lo que mantener una charla con él era más sencillo.

—¿Crees que Jenna y Margot logren ser amigas? —preguntó guardando sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Nunca subestimes el poder de la insistencia —respondí—. Pero si algo sabe hacer Margot es arruinar cosas, así que no me sorprendería si esto no funcionara.

—Le pregunté a Jenna lo de los fuegos artificiales y dijo que podía venir con nosotros. Este va a ser el primer año en que podré verlos —anunció volteando a verme, tenía una enorme sonrisa en el rostro que delataba lo emocionado que estaba—. Verlos contigo me pone feliz.

—¿Tan grandioso soy? —dije en un tono de broma, pero él solo fue capaz de asentir haciéndome sentir un poco nervioso. Era demasiado débil ante los halagos, creo que eso es algo que debo admitir—. Eres un polluelo tan amigable.

Despeiné el cabello de Frank tan solo para bromear con él, pero en cuanto vi su rostro rojo supuse que tal vez no debí haberlo hecho, creo que todavía no estábamos en esa etapa de la amistad en donde bromeamos de manera física, tal vez lo puse incómodo.

—¿Ayer quién era la chica que te habló? —preguntó de repente.

—Ah, es Sandy, ¿no van ustedes al mismo año? —dije.

Él estaba tensando su mandíbula y tenía una mirada seria, como si estuviera intentando hacer memoria o dejar de respirar.

—Creo que es parte del periódico de la escuela ¿No?.

—La recuerdo —respondió rascando su mejilla—. ¿Te estaba esperando?.

—Esa chica se le confesó y ahora van a comer juntos como una pareja enamorada —se burló Margot apareciendo de la nada detrás mío, colocó uno de sus brazos alrededor de mi cuello pretendiendo abrazarme, cuando en realidad me estaba cortando la respiración—. Hasta este chico feo tiene ganado.

—Deberías concentrarte en el baloncesto —me regañó Jenna mientras negaba con su cabeza en señal de desaprobación, como si fuera mi mamá.

—Yo no salgo con nadie y me concentro en el baloncesto de todo corazón, Jen —anunció la lamedora de pies número uno.

—Muy bien —la felicitó la adiestradora de perros, tan solo faltaba que le acariciara la cabeza y le rascara detrás de las orejas.

El tema de Sandy quedó olvidado y con Margot entrometida en el medio de todos el trayecto hacia la secundaria fue bastante divertido, nos la pasamos charlando sobre la nueva película basura que se iba a estrenar en el cine y el partido con los Cuervos. Una vez que llegamos a la secundaria, cada quien se fue por su lado y yo tuve que hacer de Sherlock Holmes para encontrar a mis amigos, ya que la bicicleta de Baxter estaba estacionada como siempre, pero no había ni un solo rastro de él.

Le mandé un mensaje a Levi para saber dónde estaba, y solo recibí en respuesta que todavía estaba acostado en su cama, por lo que suponía que llegaría dentro de dos horas cuando terminara la primera clase. Estaba un poco agotado por la caminata bajo el sol, así que guardé mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón y comencé a buscar a Baxter para no estar tan solo, terminé encontrándolo debajo de las gradas de la cancha de fútbol, por fortuna estaba en la sombra. 

—¿Qué haces escondido como una rata? —pregunté quitándome la mochila para sentarme a su lado—. No respondiste ninguno de nuestros mensajes.

—Me quedé sin batería y no quería usar el teléfono —se excusó con desinterés.

—Levi me dijo que estabas actuando un poquito raro con él —dije intentando no sonar como un entrometido—. Si es por lo que dije en el estacionamiento sobre que se tocan mucho, eso es cosa suya, no intentaba sonar malo o…

—¿Me crees tan tonto para enojarme por algo como eso? —me interrumpió volteando a verme, tenía una expresión seria, por lo que me daba miedo llevarle la contraria—. Perdón por actuar raro, ya se me va a pasar.

Baxter se puso de pie con rapidez y me extendió su mano para ayudarme a levantar.

Siendo sincero no sé qué esperaba cuando vine a hablar con él, era más que obvio que no iba a decirme qué le sucedía, Baxter siempre intentaba resolver todo por su propia cuenta y eso era un poco molesto a veces, porque me recordaba lo cercanos que eran él y Levi y como yo siempre tendría que estar mirando su relación a lo lejos, pretendiendo que también era su amigo cuando eso no era del todo cierto.

—¿Pasó algo de lo que no me enteré? —preguntó de repente.

 —Bueno, pasaron bastantes cosas —respondí con una sonrisa, intentando que se notara mi buen humor.

—No pongas esa expresión, haces que me arrepienta de haber preguntado —murmuró fingiendo tener escalofríos—. Bueno, suéltalo, ambos sabemos que quieres decirlo después de todo.

Y por un rato olvidé lo excluido que me sentía por culpa de sus secretos y su relación con Levi, para comenzar a contar todo lo que me había sucedido ayer con lujo de detalles.

Durante las dos horas de clase de matemáticas estuve pensando en Sandy y el hecho de que íbamos a comer juntos en la cafetería. Baxter me aconsejó que actuara igual que siempre, pero no entendía cómo era capaz de hacer eso, aún más cuando Sandy no era una chica tímida y reservada, sino bastante directa y franca con lo que pensaba y siempre tomaba la iniciativa, por lo tanto no sabía qué esperar.

Una vez en la cafetería, Levi sujetó mi brazo y comenzó a molestarme, estaba bastante animado a pesar de que Baxter tenía una cara de muerto viviente, al parecer su indiferencia no era suficiente como para arruinar su estado de ánimo.

Apenas nos sentamos en la primera mesa vacía que encontramos, Sadako llegó a sentarse al lado mío como una vieja chismosa.

—¿Quién te invitó? —pregunté volteando a verla.

—Baxter me invitó —respondió señalando al castaño, pero este solo negó la cabeza con confusión—. Oh vamos, por qué tan tímido.

Margot golpeó la espalda de Baxter de manera amistosa, pero este solo fue capaz de sobresaltarse por la sorpresa, al parecer no era consciente de la fuerza sobrehumana de cierta pelinegra.

—Sadako…

—No te atrevas a decirme así —lo detuvo a Levi antes de que pudiera terminar.

—Se llama Margot —le avisé al rubio, quien solo asintió en respuesta.

—Margot, ¿hace mucho eres amiga de Adonis?.

—Ah, si, lamentablemente.

—Opino igual —concordé—. Ella me golpea desde hace años.

—Eres un llorón.

Esta era la primera vez que comíamos juntos en la cafetería de la escuela, pero Margot parecía estar llevándose bastante bien con mis amigos, inclusive obligaba a Baxter a participar de la conversación, pese a que este no estaba con el mejor de los ánimos. Su presencia me hacía sentir bastante relajado y por un momento olvidé que Sandy prometió almorzar conmigo, hasta que se detuvo enfrente de la mesa con una bandeja en sus manos.

—Hola, ya estoy aquí —saludó.

—Hola —respondí sin saber qué decir, estaba nervioso.

—Es Jenna —dijo Margot de la nada—. ¡Jenna, almorcemos juntas!.

—Si yo fuera Jenna nunca te aceptaría como amiga —me burlé, pero solo recibí un golpe en respuesta, esta vez me lo merecía.

Sandy carraspeó detrás mío y se quedó mirando a Margot, no entendía porqué, pero estaba volviéndome a poner nervioso.

—Levi, muévete a un costado —pidió la pelinegra tomando sus cosas para sentarse al lado del rubio sin rechistar.

Una muchacha de piel morena se acercó hacia donde estábamos y saludó a todos, no entendía quién era o qué quería, pero en cuanto Sandy se movió más cerca mío me di cuenta de que era una de sus amigas.

—¿Hiciste la tarea de inglés? —preguntó la rubia a su amiga ignorándonos.

Lo que en mi  mente supuse que sería una especie de cita, en realidad se trataba de Sandy sentada en mi mesa fingiendo que ninguno de nosotros existía, lo cual era un poco incómodo, o al menos eso fue hasta que llegó Jenna en compañía de Frankie y las cosas se tornaron bastante extrañas. Margot comenzó a actuar como su perro fiel al igual que siempre, Frankie y Levi empezaron a hablar de una serie de televisión y nadie le terminó por prestar atención a Sandy. De todas formas, decidí no pensar demasiado en la situación y continuar con lo que estaba haciendo, por lo que intenté integrarme en la conversación que estaba teniendo Levi con el pollito.

—¿Qué están haciendo? —pregunté estirando mi cuello para conseguir observar la pantalla de su celular.

—Solo le preguntaba a Frankie si le parecía lindo alguien —respondió el rubio cubriendo la pantalla para luego bloquear su teléfono.

—¿Por qué tanto misterio? —cuestioné con molestia—. ¿Levi te está molestando?.

—No, no —se apresuró a negar el pollito—. Vi las películas que me dijiste.

Estaba cambiando de tema, no era tan estúpido como para no notarlo, pero no iba a negar que me había emocionado el hecho de que aceptara mis recomendaciones.

—¿Cual de todas? —pregunté con entusiasmo.

—La de la princesa de los lobos —respondió.

En ese mismo momento Levi se levantó de la mesa junto con su bandeja y se fue a sentar al lado de Baxter.

—Me gustó, pero hubiese preferido que se quedaran juntos, el final no es de mis favoritos.

—El mío sí, me dejó la vía libre para estar con Mononoke, es una gran oportunidad que no puedo desperdiciar —le aseguré provocando que comenzara a reír, pero la verdad era que no estaba bromeando.

—¿La próxima quieres que veamos una película juntos? —preguntó de repente, por poco hacía que me ahogara con mi botella de agua—. Puedes venir a mi casa a ver El Viaje de Chihiro.

En ese mismo momento, antes de que pudiera ser capaz de responder, escuché a una chica silbar como una incompetente y mis ganas de echarla de la mesa revivieron, cada día Margot se estaba convirtiendo más en una vieja chismosa.

—Está bien, pero tiene que ser después del partido con los Cuervos —acepté con rapidez.

—¿A dónde irás? —se entrometió de la nada Sandy, recordándome que aún seguía presente y sentada a mi lado.

—A la casa de Frankie —respondí volteando a verla, estaba entrelazando su brazo con el mío, aferrándose a este como si fuera una anaconda.

—¿Tú no eres la mascota del equipo de porristas? —dijo de la nada mientras lo miraba con el ceño fruncido—. Estamos en el mismo salón, creo.

El pollito solo fue capaz de asentir, era demasiado tímido como para responder de otra manera al parecer.

—Sandy, me estás cortando la circulación —le advertí intentando capturar su atención para que Frankie no se sintiera incómodo.

—Ah, perdón, ¿así está bien? —dijo sosteniendo mi mano de la nada.

Ahora el que se estaba sintiendo incómodo era yo.

—¡Adonis! Me olvidé mi dinero en el baño, acompáñame a buscarlo —nos interrumpió de la nada Levi, levantándose de la mesa y casi tirando consigo todo el contenido de su bandeja—. Me llevo al galán de la mesa, ya volvemos.

—Está bien —murmuré liberándome del agarre de Sandy para acompañar al rubio.

Una vez que estuvimos fuera de la cafetería solo dijo: —. Acepto un beso como agradecimiento.

—¿Eh?.

—Se notaba de lejos que estabas incómodo y quise ser tu caballero negro —respondió golpeándome las costillas con su codo—. Pero acompáñame al baño, no quiero ir solo.

—Eres un idiota, Levi.

Pero pese a ser un tonto, la verdad era que estaba agradecido, me había salvado de la situación más incómoda de mi vida.

—¿No dejamos a Baxter solo? —pregunté una vez que entramos a los baños.

—Él me deja solo con su indiferencia, así que estamos a mano —respondió entrando a uno de los cubículos.

Necesitábamos averiguar qué mierda le pasaba al idiota de nuestro mejor amigo, eso tenía que transformarse en una prioridad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro