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Episodio 25

Sus parpados se sentían pesados. Tanto que cuando logró abrir sus ojos, todo estaba borroso y distorsionado. Una voz se escuchaba lejana, como un eco.

¿Dónde... Estaba...?

— ¡Daniel! — gritaba desesperada una voz femenina, moviendole el brazo izquierdo, que apenas podía sentir.

La cabeza le daba vueltas y no podía moverse, y siquiera sentía su cuerpo entero, no podía ni abrir la boca, y menos hablar para contestarle a la chica que le llamaba, la garganta le ardía.

¿Qué había pasado...?

Los guardianes acercaron su mano o garra o pata -lo que tuvieran- al punto exacto donde estaban los corazones de los chicos, con dos dedos, presionaron y gritaron "código activado".

Por unos segundos no sucedió nada.

Pero el grito de Akira los alertó haciéndoles sentir escalofríos, seguido del grito de todos los demás. Un fuerte dolor en los oídos los azotó, y luego su corazón empezó a latir bruscamente, de forma lenta y a un ritmo anormal, podían escuchar el sonido rebotar en el interior de sus oídos, como tambores, y todo los ruidos de afuera se volvieron ecos irreconocibles.

En el exterior, Misti, Valeria y los guardianes observaban como cada uno de los siete chicos empezaba a sentir los efectos de la activación del código. Ambas humanas sabían lo que venía primero; el código conectándose a cada parte, cada nervio, músculo y hueso de sus cuerpos. Así que caerían inmóviles unos minutos, pero sería un dolor bastante intenso.

Y dicho y hecho. Los gritos cesaron y los siete chicos quedaron como muñecos de trapo en el pasto que ondeaba por el frío viento que venía del norte.

Valeria miraba su D-Code, llevando un cronómetro, el cual ya casi llegaba al primer minuto.

— En el minuto cuatro y medio empezará la peor parte. — murmuró Misti viéndolos, estaban con los ojos cerrados, pero todo el cuerpo tenso. Sabía que la estaban pasando mal. — Solo espero que no se resistan y lo acepten...

Minuto cuatro y medio...

Los cuerpos empezaron a convulsionar de forma frenética, y abrieron sus ojos, que estaban totalmente blancos y comenzaban a llorar un líquido azul.

La fase dos, un líquido espeso y de color azul empezaría a llenar sus cuerpos, unificandose con ellos y otorgándoles el aumento de fuerza y resistencia que el código estaba diseñado para dar. Ese líquido azul se llamaba C.R.S.E., las siglas de "Compressed Residual Spiritual Energy" o "Energia Espiritual Residual Comprimida", en pocas palabras, ese líquido era su combustible para hacer funcionar las habilidades como el Soldier Mode y las armas.

Si no lo soportaban, morirían.

— ¡No se resistan! — gritó Misti bastante preocupada, recordándoles algo que les repetían a diario.

— En el minuto ocho acabará esta fase... Solo deben aguantar unos minutos más... Pero es la parte más dolorosa... — comentó Lilithmon viéndolos desde lejos.

Y si que podían presenciar su dolor...

Sus gritos desgarradores, sus súplicas de ayuda, revolcándose por todo el césped. Valeria recordaba la sensación, el líquido estaba tan frío como el hielo, pero seguía siendo líquido, te llenaba hasta los huesos y quemaba, quemaba tantísimo que sentías que querías desgarrar tu propia piel para sacarlo.

— Si ves que alguno trata de herirse, deténlo — le dijo la mayor y la chica de rulos asintió sin dudar.

Minuto seis y quince segundos.

Valeria sostenía a una histérica Luzbel, que trataba de buscar una rama de árbol para abrirse una herida y sacar el líquido que tanto dolor le estaba causando. Por otro lado, Misti logró inmovilizar a Nikoru y con ayuda de Lucemon, tenían quieto a Tsuyo.

— Lo siento...— murmuraba la menor al oído de la pelinegra, que solo soltaba alaridos.

— Parece que los demás estan tratando de ponerse algo de autocontrol... — dijo la chica de trenza mirando a Merrick, Akira, Sol y Daniel. — Probablemente serán algo más fuertes mentalmente...

Aúnque la verdad no estaban tan tranquilos.

Akira se agarraba el cuello en desesperación, probablemente sintiendo que se estaba ahogando cuando el líquido llenaba su garganta. Daniel y Sol se habían tomado de la mano y se la apretaban el uno al otro, intentando mantenerse firmes y no pensar que estaban tan solos, aunque siquiera podían verse entre si, tener a alguien era suficiente. Y Merrick, intentaba con todas sus fuerzas no rasguñarse, y las chicas lo sabían ya que le habían visto varias veces llevar las uñas a sus brazos contrarios, pero se detenía al instante y se aferraba al pasto entre gritos desesperados.

— Nunca pensé que fuera a ser algo tan desgarrador verlos...— comentó Misti haciendo presión en el agarre que tenía sobre Nikoru.

Minuto ocho.

Los siete soltaron un último grito y se sacudieron con fuerza. Sus ojos regresaron a la normalidad, pero todavía no había acabado en su totalidad.

Faltaba la fase tres, el acondicionamiento del cuerpo.

— El dolor será menos intenso que en las dos primeras fases, pero ya están débiles así que lo sentirán igual... — dijo Lucemon soltando a Tsuyo y alejándose.

— Basta...  — la voz seca y ronca de Sol llamó la atención de las dos chicas que se levantaron y soltaron a quienes sostenían.

— A-Ayu... Da... — suplicó Akira tratando de respirar.

— Ahg... Igh... — Merrick se veía pálido y hasta algo más desgastado.

En esa fase, sus cuerpos se tomarían dos minutos para reacondicionar y acomodar el cuerpo junto con el líquido. Dolería levemente pero lo peor ya había pasado, y era muy probable que se desmayaran al final.

Misti se dejó caer, sintiendo el estrés irse de su cuerpo — Sobrevivieron... — murmuró agotada.

— Todavía no... Caeran desmayados y entraran en coma unos días. Estaremos seguras de que lo lograron cuando despierten...

Valeria soltó una risa amarga, nerviosa y sobretodo preocupada, ya que necesitaban que sobrevivieran todos...

Las chicas se pusieron a revisar sus signos vitales. Hasta el momento, estaban todos vivos, pero se iban desmayando a los minutos de haber acabado el duro proceso .

— Comienza la cuenta regresiva... Si a la semana no despiertan, están muertos. — dijo sin más Barbamon.

Un mes y tres semanas desde La llegada

La luz que entraba por la ventana le estaba molestando, hasta hacerle abrir sus ojos color esmeralda. Observó con cansancio la habitación en donde se encontraba. Estaba seguro de que no era la suya, y se convenció cuando escuchó voces femeninas venir del salón.

Se tocó la cara, estaba todo en su lugar, y sus manos y brazos se veían bien. No sentía ningún dolor o molestia. Recordaba levemente lo que había pasado, pero por alguna razón había olvidado todo después de haber escuchado a alguien gritar su nombre...

Se levantó con cuidado y se vió solamente usando un pantalón buzo negro y una camiseta blanca, ambos limpios. Puso sus pies descalzos en el frío suelo y avanzó hasta la puerta. Se asomó para ver a una cabellera llena de rulos castaños, caminar hacia la sala con un tazón lleno de galletas con chispas de chocolate.

— ¡Dan! — sonrió la menor al verlo — ¡Despertaste! — dejó el tazón en la isla de la cocina y lo tomó de la mano para obligarlo a sentarse en el sofá grande. — ¿Cómo te sientes?

— Bastante bien, mejor de lo que esperaba... ¿Cuánto tiempo dormí? — preguntó preocupado.

— Tres días y medio, eres el primero en despertar. — murmuró yendo por las galletas y sentándose a su lado.

— ¿Y los demás? ¿Por qué estoy aquí?

— Bueno, los demás tienen signos vitales normales hasta ahora, pero siguen en coma en sus respectivas camas. Como en tu apartamento viven tres chicos y solo hay dos camas y un sofá-cama, no queríamos que descansaras ahí así que te dejamos una de nuestras camas. — comentó ofreciéndole galletas, a lo cual no se negó, se estaba muriendo de hambre.

— Ya veo... Gracias, en serio. — el chico se miró — ¿Quién me cambió?

— No hay de que y no te preocupes, te cambiamos con ayuda de Daemon, no vimos nada. — dijo, y Daniel rio — Felicidades por sobrevivir. Lo has hecho genial. — puso su mano en el hombro del chico y le sonrió — Estoy segura que los demás despertaran entre hoy y mañana.

— Si... Ojalá. — la volteó a ver. — Por cierto, oí otra voz ¿y Valeria?

— Salió a revisar los signos de todos. Nos turnamos para hacerlo. — se relajó un poco mientras se levantaba a buscar una jarra de té helado. — No vamos a retrasarnos y esperar a que todos despierten. Si te sientes bien, mañana usarás el Soldier Mode por primera vez.

— Comprendo... En realidad me siento bastante bien, solo tengo hambre... ¿Será que podríamos probar hoy mismo? Tengo curiosidad... — se levantó para ayudarla y alcanzarle los vasos en la alacena superior.

— ¡¿Qué?!... No quisiera presionarte tanto tampoco, acabas de despertar hace minutos... — respondió sacando el hielo de frigorífico, con una expresión un tanto preocupada.

— En serio quiero hacerlo. No pasé por todo ese sufrimiento para nada. — sonrió de lado divertido. Ni esa horrible experiencia había logrado borrar esa radiante sonrisa de su rostro.

— Hmph... Bien, pero debes comer primero. — terminó Misti y Daniel asintió, llegando a un acuerdo. — Es bajo tu responsabilidad si dices que te sientes bien...

— Claro...

Se sentaron a comer unos quince minutos y charlar a cerca de banalidades y chismes de la ciudad. Una conversación lo más tranquila posible. Hasta que Daniel masticó su última galleta y se paró derrepente.

— Estoy preparado.

Misti se mordió el labio inferior dudosa, pero luego asintió y se colocaron ambos en el centro del pasillo entre la sala y la cocina.

— Es fácil activarlo, solamente concéntrate en sentir el líquido C.R.S.E. fluir y dí "código activado". Supongo que recuerdas cuando te llenó el cuerpo, pues lo mismo pero ahora ya estas acondicionado y no te dolerá. — le explicó y retrocedió cinco pasos. — Recuerda, concéntrate. Es posible que te cueste un poco a la primera, pero con práctica se vuelve algo normal e intuitivo.

Daniel asintió y se concentró en sentir su interior.

Ciertamente estaba asustado, no podía negarlo, pero a la vez, sentía una fuerte emoción y excitación por saber que pasaría a continuación. ¿Qué sentiría? ¿Sería como un superhéroe de las historietas que su hermana la regalaba? ¿Le quedaría bien el uniforme militar?

Entre pensamientos, tardó unos minutos en lograr sentir el líquido azul recorrer cada centímetro de su cuerpo, era extraño pero no incomodo o doloroso como podía recordar que fue la primera vez.

Suspiró profundamente — Código activado.

Misti cruzó los dedos.

Una serie de cubos verdes y azules rodeó al chico. Había visto mil veces eso cuando los guardianes se materializaban o ella se transformaba. Era el código cuando era visible...

Al abrir los ojos luego de que la intensa luz la cegara, apreció frente a ella a Daniel con el uniforme militar del Soldier Mode, de color negro, camisa manga larga, con dos bolsillos a cada lado del pecho, y un pantalón estilo militar que tenía una liga al final para ajustarlo, y las correas sobre la camisa, adaptado a su físico de forma perfecta.

— ¿Qué tal? — sonrió Daniel posando un poco, sacándole una risita a la chica.

— Te vez increíble. ¡Ah, por cierto! — Misti se fue corriendo al cuarto y el jóven de cabello negro la siguió con la mirada. La menor regresó con el D-Code azul y al entregárselo, éste brilló, se rodeó de los cubos verdes y azules, se envolvió en su muñeca y pasó a su War Mode. — Ahora solo queda tu arma... ¿estás emocionado?

Daniel sonrió viendo el D-Code — Obviamente ¡Hagámoslo!

— Ahora, este comando no debes decirlo en voz alta, solamente pensarlo. "Arma activada". ¿Bien? — el chico asintió.

Cerró sus ojos, algo ansioso, pero se concentró y pensó en el comando. Los abrió y apareció frente a él una pantalla, pero parecía que Misti no podía verla ya que solo se quedó esperando, pero por la expresión de la menor, supuso que ella sabía que estaba pasando.

Era un menú de selección y habían dos opciones, pero una estaba bloqueada con un candado y no se podía ver. La otra era una espada grande, que según la información que traía, era de unos dos metros de largo y hoja recta de color plateado, suponía que era pesada, la empuñadura de a dos manos color negro medía aproximadamente una quinta o cuarta parte del total del arma y estaba rematada por un pomo esférico.

— Leviatán... — murmuró Daniel al leer el nombre del arma. La seleccionó con la mirada y apareció flotando frente a él, asustando a la chica.

— ¿¡EH?! ¿¡U-Una espada a doble mano?! — dijo bastante sorprendida. Había visto muchos tipos de espadas cuando entrenaba en su zona. — No esperaba que tú... Tuvieras un arma de primera línea...

— ¿En serio? — Daniel tomó el arma con ambas manos, firme. — ¿Por qué?

— Porque eres médico ¿Sabes lo complicado que es ser médico y primera línea? Ay, esto es-

— ¡Es genial! — la interrumpió observando el brillo del material plateado.

— No, no lo entiendes... Si estás en primera línea no tendrás tiempo de atender a los heridos... Lo único que nos salvaría de esto es que tuvieramos suficientes segunda línea para que tomen tu lugar en el frente mientras tu curas...

— Tranquila Misti, seguramente encontraremos una solución, pero si debo hacer ambas cosas, lo haré... —  la menor dudó — confía en mi...

La chica se acercó a analizar el arma con la mirada — Se ve pesada, pero creo que tu no lo sientes así — él negó — en todo caso, felicidades.

— ¡Gracias!

La puerta se abrió, dejando ver a la chica de la trenza con una botella de agua en su mano.

— ¿Daniel...? — Valeria se sorprendió al verlo despierto y sonrió de lado — Así que mamá gallina despertó... Alto ¿¡Activaste el Soldier Mode?! — gritó bastante enojada y miró a Misti de forma severa.

— No la culpes a ella, yo se lo pedí. Me siento bien así que quise intentarlo...

Valeria los miró a ambos seriamente, pero luego soltó un suspiro de cansancio y se rascó la cabeza.

— Bueno, lo hecho, hecho está, así que ahora deberías descansar y mañana empezaremos con tu entrenamiento mientras Misti vigila al resto ¿Está bien?

Los otros dos asintieron y Daniel regresó a la habitación para descansar un poco más. Se miró en el espejo de la puerta del ropero blanco, y casi no podía reconocerse... ¿Ese soldado... Era él?

Una cosa le llamó la atención, sus ojos. Eran azules, como dos zafiros brillantes. Recordó que le habían dicho que tomarían el color de su código, así que como sospechaba y por el color de su D-Code antes de tomar su War mode, el sería el azul...

— Por lo menos no doy miedo como Misti.

— TE OÍ DANIEL KIMURA.

Un mes, tres semanas y tres días desde La llegada

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