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Episodio 22

— ¿Te gustaría verme transformada para que lo entiendas mejor? — sonrió Misti de lado. Era una chica con una sonrisa risueña muy especial.

— Ah... ¿Si tu quieres? — Akira ladeo la cabeza, bastante intrigada.

La chica sonrió, pues se sentía comoda de no ser tratada como una niña, a pesar de ser la menor, si no que al contrario, era una igual para los que tenia alrededor. Le sorprendía de cierta manera, ya que se supone que fueron educados para respetar a los que fueran mayores, pero ellos no parecían incomodarse cuando ella les hablada de tú a tú.

— Antes de transformarme, explicaré una cosa. Esto — apuntó la castaña de rulos hacía su muñeca derecha, donde estaba el brazalete blanco, parecía uno de esos deportivos que se usaban para correr y hacer deporte, y median tu tiempo, ritmo cardíaco, etc. — es mi D-Code.

Eso descolocó bastante a los que le estaban poniendo atención de lejos, y se acercaron para escuchar mejor lo que tenía que decir la chica.

— P-Pero... Es distinto a los nuestros... — murmuró Luzbel asombrada — es más... Portátil...

Misti soltó una ligera risa — Eso es porque al activar el Heart's code, los D-Code pasan a su War mode...

— ¿Guar... Mout? — murmuró Daniel, sintiéndose un poco estúpido por primera vez en mucho tiempo.

— War, es guerra en inglés, W-A-R. — explicó Sol con tranquilidad y una cálida sonrisa. — y Mode es modo en inglés también, M-O-D-E. Modo guerra. — tenía una pronunciación en el idioma impecable.

— Genial... — murmuró Tsuyo observando el D-Code brazalete — ¿También podremos tener uno?

— Sus D-Code tomaran esta forma cuando activen sus Heart's code, así que si. Se transforman para que cuando estemos en medio del campo de batalla, sea más portable y más sencillo acceder a las opciones que necesitemos en medio de la batalla por medio de comando de voz — la jóven pusó sus brazos en jarra — ahora, viene la parte interesante... ¿Vale, también harás la demostración?

La mayor la miró con ojos de cansancio y negó — No creo que me necesites, eres buena explicando. Así que habla toooodo lo que quieras.

Misti sonrió de lado y con el permiso de su compañera — ¡Código activado!

La misma escena de transformación que tantas veces habían visto cuando sus guardianes se materializaban. Pero el cambio que recibía la chica más jóven del grupo, era imponente, y además sus ojos daban cierto miedo.

— Todavía no estoy segura de por que mis ojos dan algo de terror, pero les prometo que no soy ningún demonio o algo así. — la chica agitó los manos de lado a lado negándolo, como adivinando sus pensamientos — pero el negro es el color de mi código, así que es reflejado en mis ojos.

— ¿El color de tu código? Entonces... ¿los códigos tienen color...? — Merrick la miró de brazos cruzados.

— Si, el color de tu D-Code en su forma normal es el color de tu código. No tiene una importancia muy grande, solamente que Madre Yggdrasil necesitaba una forma de diferenciarnos del resto de códigos de este mundo, junto con renombrarlos como parte de un grupo, el de la Realeza del Inframundo en su caso. Por ejemplo, ustedes, si no recuerdo mal, fueron nombrados del uno al siete como principes y princesas del inframundo ¿no? Pues ese es el nombre de su código, que junto con su color, son la forma de registrarlos en Codeword. Eso nos da ciertas ventajas en las ciudades pero que hablaremos en otro momento. — explicó tranquilamente la de ojos almendra. — Una vez explicado eso, activar el Heart's code sirve para habilitar más funciones del D-Code que les enseñaremos con el tiempo y lo más importante, el Soldier Mode. Como podrán observar, este es el uniforme militar y el de todos es igual, eso nos da el Soldier mode, una mayor protección, y el Heart's code, nos aumenta todas las capacidades físicas al triple.

— Entonces que nuestras capacidades físicas aumenten al triple, requiere que nuestro cuerpo lo soporte ¿no? Por eso el entrenamiento... — Akira unió los puntos rapidamente, recordaba vagamente la explicación de sus guardianes hace unas semanas.

— ¡Ding ding! Correcto. — la menor chasqueó los dedos. — Hablando más del Soldier mode, podrán recordar que cuando nos conocimos ayer, Vale traía una guadaña un tanto grande. Pues esa es una arma que viene con el modo. Cada uno viene con una distinta dependiendo de la persona. Ya es algo al azar que hacen los códigos una vez que son instalados en nosotros. La mía son estos bebés. — empuñó su mano y el guante que traía creció casi el doble o el triple de su tamaño — aumenta el golpe y la potencia de mis puñetazos. Y lo mismo con mis botas, también se agradan y se endurecen cuando voy a patear algo. Soy una soldado de primera línea, combato cuerpo a cuerpo. Por otro lado, Vale se queda detrás de mi con su guadaña, ella es de segunda línea o puede ser defensa.

— ¡! — los ojos de Nikoru brillaron de emoción — ¡Tan genial!

— Supongo que puede verse genial pero... Tampoco soy muy feliz siendo una soldado a esta edad... — murmuró Misti cambiado su sonrisa a una más apagada.

— Y... ¿cuando activaron sus Heart's code ustedes? — preguntó la de cabello ceniza cambiando inmediatamente el tema.

— Como ya estabamos más que preparadas por nuestro entrenamiento de toda la vida, cuando Yggdrasil nos trajo, inmediatamente nos lo activó... Dolió un poco, pero después ya no sientes nada más. — la chica se encogió de hombros — no nos enseñó a hacerlo,  pero para eso ustedes tienen a sus guardianes, que lo harán para ustedes cuando estén listos, y luego se irán.

— ¿¡N-Nos dejarán?! — Luzbel levantó la voz preocupada.

— Si, los guardianes solo tienen dos trabajos, uno, protegerlos y mantenerlos con vida; dos, activar su Heart's code. Luego de eso, tendrán que regresar al inframundo ya que tampoco pueden estar para siempre en los D-Code. No se encuentran aquí con todo su poder, solamente es una porción y eso de estar fraccionados, los debilita y pronto deben regresar a ese lugar... Vale ¿eso es todo lo que sabemos?

Valeria meditó un momento mirando el suelo y asintió. — Si faltó algo lo contaremos cuando recordemos...

— Tengo curiosidad por saber como están registradas ustedes — dijo Daniel con una sonrisa curiosa — claro, si quieren decirlo.

— A diferencia de ustedes, no pertenecemos al grupo de Realeza del Inframundo, ya que solo hay siete lugares. Nosotras somos de Eclipse Crepuscular. Yo soy la Princesa de la Luna Demoníaca... Y, ya saben, tengo el color negro ¡Pero juro que no soy un demonio! — volvió a insistir la menor.

— Yo tengo el código blanco y soy la Princesa del Sol Angelical — suspiró la chica de trenza mirando a otro lado sin interés — si me permiten decirlo, es un poco estúpido.

— Eh... Jejeje... ¿no crees que sus nombres y códigos están al revés? — susurró Luzbel a Tsuyo, y este le dió la razón. Ambas tenían personalidades contrarias -lo que sabían de ellas hasta el momento- a lo que sus códigos daban a entender.

— Una cosa más Misti — alzó la mano Sol — Tu cabello reduce su tamaño también por el Soldier mode ¿no?

— Si, es para evitar que estorbe en batalla.

— Bien, acabó la clase de hoy. Hay que ponernos en marcha. — interrumpió Valeria — tenemos que llegar a Ciudad Rubí antes que se haga muy tarde.

— Bien, tomen sus mochilas correspondientes y en marcha. — indicó Merrick.

— ¿Te quedarás así? — preguntó Valeria observando a su compañera.

— Si, servirá también para protegernos por cualquier cosa. — respondió Misti.

Dos semanas y cinco días desde La llegada

A veces es difícil saber por que tomaste una decisión ¿el corazón o la cabeza? ¿cuál prevaleció?

Sol no sabía muy bien por que había aceptado tan rápido el hecho de "luchar por Codeword". Suponía que se trataba de su necesidad por tener algo de emoción en su vida. Todo era tan irreal que quería vivirlo, o eso es lo que ella llegó a concluir con todos sus pensamientos revueltos mientras caminaban entre el bosque. Entonces ¿por que la había convencido totalmente que Akira aceptara...? ¿que buscaba realmente...?

—Sol — Merrick la sacó de su ensoñación haciéndola detenerse. Al recobrar el sentido se dió cuenta que estaba a nada de meterse un buen golpe contra una rama bastante gruesa. — mira por donde caminas, no estamos para tener contusiones.

— Oh... Gracias Merrick, lamento estar distraída...

El pelirrojo la miró un segundo y decidió que talvés, como lider debería preguntar que pasaba ¿no?... O ¿era demasiado atrevido? ¿y si Sol sentía que invadía su espacio personal...? ¿y si-

— ¿Por qué aceptaste ayudar? Solamente si quieres decirme... — retomaron su camino, esquivando la rama. Iban últimos en el grupo, pero a una distancia segura donde Misti y Valeria pudieran llegar rápido si algo pasaba. La pregunta tomó al ojos cobre desprevenido y sacándolo de su bucle mental.

— Tengo que admitir que no estoy seguro... Creo que... Quiero creer que lo hago por las personas que se pueden salvar... Pero estoy casi seguro que es beneficio personal. Ya sabes, salvar mi pellejo y no tener cargo de consciencia por dejar morir a la gente... — metió sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalon jeans mientras andaba. — no se que tan correcta sea la respuesta.

— Uuhm... — murmuró mirándolo de reojo con sus ojos acuosos — es una respuesta válida. Yo creo que lo hago en busca de una aventura, necesito adrenalina. Soy de las chicas que han estado en una burbuja toda la vida por sus padres — confesó sin más — tampoco se si es una respuesta correcta, pero...

— Es válida — terminó Merrick, lo cual hizo reír a la jóven. — tampoco hay que darle tantas vueltas al asunto, ya estamos aquí así que... ¿por que no? — se encogió de hombros — talvés nuestras razones no son de tanto peso como las de Valeria y Misti que procuran no ser asesinadas pero... Son razones al fin y al cabo.

— Si, tenemos razones... Sabe, aúnque tengo poco con ustedes, lo que dijiste sonó a algo que diría Daniel. — rió la chica, lo cual hizo avergonzar al muchacho.

— He pasado las últimas semanas con él, y realmente hablar con Dan es como hablar con una persona de mayor edad, así que terminas aprendiendo bastante de su forma de razonar...

— Pero también creo que las palabras salieron de tí, es la influencia de Daniel pero fueron tus palabras y pensamientos... Eres muy maduro Merrick, personalmente no tengo objeción en que seas nuestro líder.

— Me halagas. — sonrió de lado el pelirrojo — pero todavía no me siento apegado al título de líder como me gustaría...

— Con el tiempo seguro que si. Eres bueno con estas charlas, llegará un momento en que todos te tendrán confianza y te seguirán. — aseguró Sol.

Cuanta presión...

— Si, Gracias Sol...

— ¡No hay de que!

Siguieron avanzando entre charlas en voz baja, quejas y algo de cansancio, llegaron al puente que cruzaba el río y a unos diez minutos por delante estaban los imponentes muros de la ciudad más cercana, Rubí.

Los muros se miraban menos gastados que los de Ciudad Estela, más nuevos y resistentes. En realidad, parecían una versión actualizada.

— Bienvenidos a Ciudad Rubí, la ciudad solar... — dijo Valeria dando media vuelta para verlos.

Dos semanas y cinco días desde La llegada

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