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Episodio 19

En movimientos rápidos, Sol y Nikoru dejaron a Akira y a Luzbel en el sofá juntas y se fueron a reunir rapidamente con Merrick y Daniel que dejaban a Tsuyo en otro sofá.

— Debemos irnos, ya no estamos seguros aquí. Los gritos podrían haber llamado la atención... — soltó primero el nombrado lider, cruzándose de brazos.

— Si, es lo más sensato, seguramente hay alguna casa vacía en la que podamos refugiarnos — continuo Daniel con la idea — ¿cómo hacemos con ellos...?

— Están sufriendo — interrumpió Nikoru abrazándose a si misma — parece que conocían al digimon que vimos en el sotano... Fue una visión tétrica...

—Aún así no estamos a salvo, podemos dejar que lloren pero lejos de aquí, ya llamamos la atención — continuó el pelirrojo apoyándose en la pared cercana.

Entonces, Tsuyo que los había estado escuchando, se alzó y los miró, con los ojos cristalinos y los puños cerrados.

— U-Ustedes no lo entienden... ¡No lo conocían! Era nuestro amigos ¡El nos cuidó! — el chico de cabello oscuro subió un poco su voz, obviamente destrozado.

— Tsuyo, entendemos pero- 

— ¡No lo entienden! — Sol fue inmediatamente silenciada por el chico. Talvés no había usado las palabras correctas...

— Talves no lo entendemos, pero podemos que ver que era preciado para ustedes. — contestó el de ojos cobre mirándolo fijamente.

— Nuestra más sincera condolencia — intervino Daniel, puso su mano derecha sobre el centro de su tórax — en verdad que si, pero Akira gritó demasiado fuerte, y eso puede que nos haya expuesto, no sabemos quienes o que está cerca así que hay que movilizarnos.

— ¡No culpes a Akira, ella simplemente está dolida! — Tsuyo tragó para poder seguir hablando, tratando de no enredarse al hablar. — Solo queremos...

— Solo queremos llorar a Gabumon... — interrumpió la chica del cabello fantasía, con voz aturdida. Luzbel estaba en shock, tratando de asimilar lo que había visto. No solo por que era un cadáver en uno de los estados más grotescos posibles, si no por que había sido su amigo... Había sufrido...

— No estamos culpando a nadie y si, claro que pueden llorar a su amigo, están en su derecho, pero aquí ya no es el lugar.— Nikoru intentó volver a explicar, trantando de siempre estar calmada, pues la situación lo ameritaba.

— ¡No podemos dejarlo! — esta vez, con la voz rota y gimiendo levemente, fué Akira quien contestó.

— ¡Akira, escúchame!

La chica del cabello cobrizo volteó la cabeza hacia la voz que le exigió atención, sorprendida de la forma tan brusca con que la habían llamado.

— Akira...  —  la ceniza se acercó, se arrodilló y decidió que debía ponerse firme y tomó por las mejillas a la de ojos azules, y la obligó a alzar la cabeza — Akira... Óyeme... Se que es duro... — tragó saliva controlando se, pero con una mirada dura y decidida — Se que no es fácil, pero necesitamos seguir adelante...

— A-Ah... Ah... — la chica soltó un leve gemido y su rostro, empapado en lágrimas y con una expresión de dolor, pudo mantener se sin que Sol la sostuviera más.

— Bien... — Sol la soltó del rostro y sus manos pasaron a ubicarse sobre las de la contraria, en el regazo de la menor — no estamos a salvo en este lugar... Probablemente debamos pasar la noche en otro sitio cercano mientras esperamos instrucciones... Pero te prometo que me quedaré a tu lado el tiempo que lo necesites... Yo... No conocí a Gabumon pero por lo que me contaron, se que él hubiera querido que estuvieras a salvo. —  apretó con firmeza las manos de su compañera — pero debemor irnos...

— Sol... — la voz de la menor sonaba débil, arrastrada. — Él no... Él no se merecía esto... Era bueno... — sus manos estaban temblando debajo de las de Sol — Era amable... Confió en nosotros... Aún cuando al inicio yo no confié en él... Sol... Me siento tan mal — la miró a los ojos, que volvían a ser unas cataratas de agua salada.

Sol suspiró y la abrazó reconfortandola lo mejor posible. A los segundos logró que Akira en silencio accediera a que se fueran. Sabía que convencerla a ella sería más fácil que al chico de ojos oscuros, y que una vez que ella accediera, los otros dos la seguirían.

Por otro lado Tsuyo solamente se quedó en silencio, ahogando sus sollozos entre sus dientes, frustrado, sintiéndose inútil, sintiéndose nada... Pero aún así asintió y se encargó él mismo de ayudar a que Luzbel se parara y caminara.

El chico de ojos verdes miró a su amigo pelirrojo y el contrario solo asintió. Ambos tomaron la cabeza del grupo y se dispusieron a revisar los edificios cercanos mientras avanzaban por los callejones.

Por fin, luego de un rato encontraron una casa aparentemente vacía y sin cadáveres. Era pequeña y lo más tenía dos cuartos con cuatro camas cada una. Parecía que los digimon vivian en familias grandes y por suerte para los chicos, esa no había estado en casa durante el ataque, por lo cual estaba limpia -en la medida de lo posible-.

Dejaron a Tsuyo, Luzbel y Akira en un cuarto para que tuvieran la privacidad que necesitaban, lo único que les rogaron fue no gritar. Mientras los otros cuatro revisaban el resto de la estancia. Un baño al fondo del pasillo, la cocina, la sala de estar enorme y un comedor con diez asientos se ubicaban en un espacio abierto todos conectados. Las paredes de toda la casa eran azules, con las ya típicas manchas de humedad características de los edificios de esa ciudad. Las ventanas estaban algo sucias, pero era mejor, así no se veía el interior desde afuera. Y aúnque había un poco de electricidad, la estufa era a base de gas, así que podían usar la sin mayor problema.

— Quedan cuarenta y cinco minutos para que salga el sol — comentó Sol sentándose en el sofá rojo y amplio de la sala de estar. Miraba su D-Code en la función del reloj que Akira le había enseñado a usar.

— Chicos ¿a ustedes no les llego este mensaje? — Nikoru se acercó a Daniel y le enseñó la pantalla de su D-Code amarillo.

"Séptima conexión activada. Activando funciones de comunicación"

— Hey, el D-Code permite usar la función de mensajeria. — Sol se levantó y se reunieron los cuatro a revisar sus aparatos. — Akira me había comentado sobre esto, pero que no la dejaba utilizarla todavía.

— Talves ahora que estamos todos juntos, se activó — intuyó Merrick — Pero dice "funciones" ¿Hay más formas de comunicación en este aparato?

— Akira y Luzbel me hablaron de mensajeria escrita, por código morse, llamadas de audio y video también — enumeró la de cabello ceniza. — talvés se refiera a todas esas funciones.

— Tenemos que seguir esperando a nuestros guardianes... Ya llevan mucho tiempo... Así que creo que podemos disponernos a revisar todas las funciones. — Daniel encendió su D-Code y en sus contactos había siete disponibles en un orden específico.

"Merrick. Akira. Nikoru. Tsuyo. Sol. Luzbel."

• Daniel: ¡Hey, Merrick! •

Inició una conversación privada para hacer la prueba. Al mismo momento que envió el mensaje, el aparato rojo del otro chico vibró.

Merrick: Parece que funciona tan rápido como la mensajeria de los celulares inteligentes en nuestro mundo. Usémoslo responsablemente.

Daniel sonrió de lado. Ambos miraron que las chicas hacían pruebas con la llamada de audio y luego con la videollamada. Una estaba en la cocina y la otra en el baño.

— Funcionan perfectamente, tiene un audio espectacular. Talvés en otro momento probemos a mayor distancia. — Sol, que estaba en la cocina, caminó de regreso — tú también regresa Nikoru.

— Supongo que todos aquí sabemos código morse ¿o reprobaron la clase? — bromeó el chico de ojos verdes, recuperando levemente su humor.

— Si reprobaba, me mataban — contestó la de ojos acuosos sonriendo.

— Siendo de la Zona 3, claro que te exigen — sonrió Nikoru tomando asiento en una de las sillas del comedor — Ya casi son las cinco de la mañana... Dentro de nada amanece... ¿podrías hacer el desayuno Dan?

— ¿Eh? ¿Cocinas? — Sol se sentó en otra de las sillas — yo se hacer estofados y sopas, pero nada muy allá.

— Si, claro que puedo hacer el desayuno. Solo déjenme ver que tenemos en las mochilas. — sonrió el chico y se retiró a buscar las cosas en el cuarto desocupado.

— La última semana mientras veníamos para acá, solo comíamos enlatados...

Ambas chicas platicaban mientras Merrick se sentaba en uno de los sofás cerca de la ventana, cuando Daniel regresara le preguntaría si necesitaba ayudar.

Y así pasaron los minutos, mientras Daniel pensaba que hacer de desayuno para siete bocas -si es que los otros tres querían comer-, las chicas platicando de cualquier cosa para distraerse y Merrick observando por la ventana como amanecía. Era difícil recordar que estaban en una ciudad llena de cadáveres de criaturas, ya que trataban de sobre llevarlo cambiando el ambiente a un menos devastador mientras esperaban noticias de los guardianes que estaban presentes y los que faltaban.

— ¿Alguién debería ir a ver como están...? — murmuró la chica de la cola de caballo — y preguntarles si quieren comer.

— La comida no está lista. — intervino el pelinegro — aún así no se si sea buena idea, solo entre ellos se comprenden en este momento.

— Pero necesitan comer — continuó Merrick — aunque sea llevemos la comida al cuarto para ellos.

Daniel soltó una risita — Vaya Merrick, te has vuelto tan blando...

El pelirrojo bufó y río burlón.

— Talvés...

Nikoru se ofreció a llevarles la comida, pero Sol intervino argumentando que ella ya tenía un poco más de conocerlos y que le sería algo más fácil tratar de hablar con ellos. La pelinegra accedió sin más y de nuevo siguieron conversando trivialidades.

Pasó una hora y como un brillo de esperanza, tres rayos pasaron muy rápido por el aire y se introdujeron a los D-Codes rojo, azul y amarillo, haciéndolos soltar un suspiro de alivio.

— ¿Por que tardaron tanto? ¿cómo están? — preguntó Nikoru, pero no obtuvo respuesta.

Los guardianes estaban agotados, habían estado fuera un corto tiempo, pero seguramente habían combatido y eso agotaba muchísimo sus reservas.

— ¡Ahora que estamos todos, yo tomaré la palabra! — rugió Belphemon, pero Sol presionó la pantalla contra su regazo para amortiguar el grito.

— No puedes hablar Belphemon... Gritas demasiado.

— Nikoru, ponme en altavoz — la voz de Belzeebumon asustó a la de ojos ambar que estaba distraída. La chica solamente asintió y cumplió el pedido. — escúchenme bien, no responderé preguntas ni repetiré dos veces... Son órdenes de Madre... Los llevaremos al Lago Verdad hoy en la tarde y luego ustedes caminaran hasta Ciudad Rubí, nos tardaremos un día ya que no tenemos tanta energía y no todos volamos, así que tomaremos turnos para llevarlos. Eso es todo, prepárense para el viaje ésta tarde.

Y el dispositivo cortó la comunicación.

Se quedaron un momento en silencio. Tendrían que salir esa misma tarde si o si, y no sabían si los chicos que estaban de duelo tendrían ánimos de moverse de la ciudad. Pero eran órdenes de Madre, solo que no les habían dicho por que...

— Conocimos el Lago Verdad muy rápidamente, es al sur... Prácticamente de donde venimos... — suspiró Merrick — casi estamos dando vueltas...

— Para mi no, así que es divertido — sonrió la de ojos acuosos con tranquilidad — ¿y conocen Ciudad Rubí?

— No, solo Ciudad Clavel... que si no estoy mal, Ciudad Rubí está al sur de Ciudad Clavel — contestó Nikoru levantándose a ayudar a poner la mesa. Encontró unos platos de cerámica y cubiertos metálicos en la alacena superior de la cocina.

— Más y más misterios. Pero por ahora comamos. — Daniel rió mientras sacaba del fuego la sartén — para nuestra grata suerte, los chicos andaban enlatados de frijoles rojos y encontré en la nevera de esta casa huevos en buen estado, los hice revueltos, suficiente para todos.

— Serviré vasos con agua, aprovechando que hay vasos y no beberemos de cantimploras — Merrick se levantó a ayudar.

Sol los miró y sonrió, era un ambiente tan irreal en una situación así... Pero habían algunos de ellos sufriendo, así que debía ir a ver como estaban. Caminó atraves de la sala para llegar al pasillo y tocar dos veces la puerta de la habitación cerrada. Escuchó un leve "pase" y encontró la luz de la habitación apagada. Luzbel estaba acurrucada en una cama de la esquina derecha, Akira estaba en otra, sentada mirando su D-Code y Tsuyo se habia quedado dormido en el piso, entre ambas camas.

— Con permiso... Chicos... Lamento molestarlos... Ya está el desayuno ¿quieren comer con nosotros o prefieren que les traiga la comida? — Sol los miraba, no parecían con ánimos.

Akira la miró — Eres muy amable Sol... Creo que-

— Comeremos con ustedes... — interrumpió inmediatamente Luzbel desde la cama — danos cinco minutos, ya vamos para allá...

Akira abrió los ojos de par en par.

La castaña ceniza se sorprendió pero asintió y se retiró cerrando nuevamente la puerta.

— ¿Tu... Quieres salir... ?— Akira se enderezó totalmente.

— Akira... Yo... Solamente siento que...

Un ruido procedente de la ventana hizo callar a ambas chicas y despertar a Tsuyo. El cristal estaba sucio, no podían ver quien daba golpes secos contra este, pero se asustaron y retrocedieron en las camas. Tsuyo en cambio, se quedó en silencio en el suelo para ver que ocurría.

Entonces, la ventana se abrió.

¡No habían puesto el cerrojo!

Desde la visión de Luzbel, pude ver como entraba la luz de la mañana, y una pequeña sombra redonda se metía por esta. Cuando lograron enfocarla se dieron cuenta que era una criatura peluda de tonos azules y celestes, también un poco de blanco. Sus ojos eran amarillo verdosos, tenía un par de orejas en su ¿cabeza? ¿su... Cuerpo?, Y una cola que sobresalía de su parte trasera.

— ¿H-Hola...? — la pequeña criatura sonaba que había estado llorando. Eso inmediatamente conmovió a Luzbel, pero antes de que pudiera moverse, vió como Tsuyo desde el suelo analizaba con su D-Code a la bola de pelos.

Cuando el chico de ojos oscuros la miró y le asintió con la cabeza, supo que no era peligroso.

— Hola... — intentó decir suavemente la chica gold pink. — ¿te podemos ayudar?

La criatura, que a todas luces parecía ser un digimon -o eso intuía- se asustó pero la volteó a ver.

— ¿Eres un humano...? — murmuró el digimon. Su voz le recordaba a la de un niño pequeño asustado.

— Si, soy humana... No tengas miedo, no voy a dañarte... — dijo sentándose en la orilla de la cama — En realidad somos tres humanos... Ven, te los voy a presentar. — Luzbel era amable, no quería asustar al pequeño aterrado.

— E-Eh...

— Mira, me llamo Luzbel Starlite, ella es Akira Karissa — señaló a su compañera que observaba todo desde la esquina — y el es Tsuyo Minato — y cambió a señalar al chico tirado en el suelo.

— Y-Yo... ¡Ayuda! — el digimon se soltó en llanto. Rapidamente la mayor de las chicas se acercó y lo levantó en brazos. Era liviano, y se sentía como un peluche. — ¡Mi mamá... Los malware... Estoy solo...!

Simples palabras describían una situación entera, ya imaginable.

Luzbel se tomó un minuto para consolar a la criaturita en sus brazos. El chico se levantó del piso de cerámica blanca, y la miró.

— Se llama Wanyamon. Es un bebé. — suspiró profundamente— parece que es el único superviviente de esta... Masacre... — las palabras le sabían amargas.

— Wanyamon... Está solo, es huérfano... — murmuró la chica de ojos oliva — talvés deberíamos llevarlo con nosotros.

Akira se quedó callada un tiempo, pero también se levantó y decidió intervenir.

— Si, vendrá con nosotros, no vamos a abandonarlo. — dijo sin más — bien, vamos con los demás a decirles.

— ¿Se sienten bien? — Tsuyo se veía preocupado, pero Luzbel le sonrió tristemente.

— Tsu, tranquilo, llevaremos a gabumon en nuestros corazones hasta el fin del mundo... Pero creo que el hubiera querido...

— Que estos humanos extraños siguieran con vida y avanzando... — una sonrisa melancólica apareció en los labios de la menor — creo que tienes razón... Además, nos acaba de llegar esta sorpresita... Que nos necesita.

Tsuyo suspiró por enésima vez en el día y asintió.

— ¿Tienes hambre wanyamon? Vamos a comer algo...

Wanyamon los miró con sus ojitos llenos de lágrimas y agradeció con la voz cortada...

Ahora alguién necesitaba  que ellos lo protegieran...

Y ellos no lo iban a abandonar...

Dos semanas y cuatro días desde La llegada

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