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Cita (parte 2)

Si bien le interesaba la idea de que Taiki quisiera ir a una cita falsa con ella, también la intrigaba. Ella podía haber ido con Tagiru y hubiera sido lo mismo.
Su corazón se agitaba con solo pensar que el chico castaño estaba celoso.
¿Estaba bien ilusionarse?

Lo primero que decidieron hacer fue ir a comer un helado.
Vainilla para Taiki y chocolate para Akari. Siempre había sido así.

Conversaban sobre cosas triviales. La verdad era que a ninguno se le ocurría qué hacer para que esa salida no pareciese solo de amigos.

Y eso estaba molestando a Tagiru, quien se escondía detrás de unos arbustos al lado de Yuu, Shoutmon, Gumdramon y Damemon.

—¡Aaghh! ¿Qué sucede con Taiki-san? —preguntó mientras se jalaba de los pelos —. No está haciéndolo bien.

Gumdramon rió.

—¿Y tú qué sabes de eso?

Tagiru lo fulminó con la mirada.

—¡Sé lo suficiente como para saber que eso no parece una cita!—contestó —. El digimon no se lo va a creer.

A su lado, Shoutmon se burlaba en silencio de su compañero.
Nunca se le hubiera hecho extraño que aquellos dos terminaran juntos, después de todo, parecía que estaba en su destino.
Pero, aún así, viendo a su general, el mismo que había derrotado a Bagramon y era uno de los líderes legendarios, actuar como un idiota frente a la mujer que le gustaba le hacía creer que no era la misma persona de hace un año.

Él mismo sabía que el chico no se había dado cuenta de sus sentimientos y eso, en el fondo, le alegraba. Ya que dejaba ver que todavía seguía siendo un niño en ese sentido y que todo lo relacionado al Mundo Digital, las muertes que vio, el sufrimiento que padeció, no lo habían afectado a gran escala.
Y eso era algo que destacar, porque sabía que una gran parte de eso se debía a la constante presencia de aquella pelirroja en su mente. Shoutmon estaba agradecido. Completamente agradecido con Akari.

—Ah... —suspiró —. Taiki está nervioso.

Los dos humanos asintieron.

—Es cierto —confirmó Yuu después de echarle otra mirada al castaño —. Debemos ayudarlo ¿No?

Tagiru sonrió maliciosamente y sacó su celular para rápidamente teclear algo en el aparato.
Segundos después, Taiki sacó el suyo.

—¡¿EH?! —exclamó tan alto que sobresaltó a Akari.

—¿Qué? ¿Qué sucede? —inquirió ella, alarmada —. ¿Estás bien?

Taiki asintió y buscó con la mirada a Tagiru hasta dar con el muchacho.
El chico le hacía señas con las manos. Él sabía a lo que se refería.
Miró en busca de ayuda a Yuu, pero se encontró que este estaba completamente de acuerdo a lo que le ordenaba Tagiru.

Taiki suspiró.

—Akari —la llamó y le tendió una mano —. Tú crees que podamos... Tú sabes...

Taiki miraba a todos lados menos al rostro de la muchacha. Quizás por miedo a que ella notara el sonrojo en él, aunque sin notarlo, ella estaba igual o peor.

Al principio no lo entendió muy bien. Akari solo podía ver la mano de Taiki suspendida en el aire como si estuviera enseñándole algo invisible, pero pocos segundos bastaron para hacerla comprender.

Suspirando y cambiando su pose a una más relajada, asintió y tomó la mano del chico.
Si él no estaba tranquilo, ella se encargaría de calmarlo. Así siempre habían sido.

Le mostró una sonrisa que le dejaba notar que a ella no le incomodaba y siguieron avanzando por las calles del centro.
La multitud hacía que ambos se separaran continuamente, pero al estar tomados de las manos se les hacía difícil alejarse el uno del otro. Cada cierto tiempo, Taiki iba delante de ella para abrirle paso, lo que le dejaba a Akari una clara vista de la espalda de su amigo.

—Se siente como cuando éramos niños ¿No? —comentó ella una vez fuera de la multitud.

—Sí... —respondió él mientras se detenía un rato y esperaba a que ella lo alcanzase.

Era ciertamente curioso que sus costumbres no habían cambiado desde su infancia y eso era algo que ambos apreciaban.

No se detuvieron hasta llegar a uno de los cines de la ciudad. Era amplio y mostraba diferentes películas en cartelera.
Los dos se quedaron un rato tratando de decidir cual ver.

—¿Qué están haciendo? —susurró Tagiru escondido detrás de un par de ancianos —. Es obvio que deben escoger la romántica.

Yuu suspiró.

—Pero si ellos concuerdan en ver otras entonces no hay problema —dijo —. Además ¿Qué pasa contigo? ¿No estás demasiado entusiasmado por esto?

Tagiru se sintió ofendido y volvió a mirar un segundo a la pareja para después volver a hablar con Yuu.
Los ancianos no sabían qué decirles.

—¿Y qué me dices de ti? Los dos estamos en esto.

—¿Huh? Yo solo te estoy siguiendo a ti?

Akari suspiró y dejó libre la mano de Taiki para revisar algo en su bolso.

—¿Cómo es posible que ellos llamen a eso "discretos"? —preguntó con burla mientras sacaba su billetera.
Estaban solo a un par de personas para comprar sus entradas.

Taiki soltó una ligera risa.

—No los culpes. En realidad se llevan bastante bien.

Ella negó con la cabeza sonriendo.

—Eso parece.

Su turno llegó y la señorita los recibió con una gran sonrisa.

—Las parejas tienen descuento esta semana —anunció —. ¿Qué película desean ver?

Taiki dio el nombre de la película y se apresuró en pagar antes de que Akari pudiera siquiera protestar.
La señorita les dio sus entradas y se dirigieron a la sala 8 del cine.

—Me hubieras dejado pagar mi parte —regañó ella.

—Está bien, Akari —tranquilizó —. Además, las parejas tienen descuento —ella suspiró y él le guiñó un ojo para molestarla, ganándose un leve codazo en las costillas que lo hicieron reír.

Caminaron hasta ubicarse en sus asientos y esperaron a que la función comenzara.

—Aún así... Es raro que las desapariciones no sean informadas en las noticias —le comentó ella.

Él asintió de acuerdo a sus palabras. Ese sería otro misterio que resolver.

La película inició y ninguno de los dos se percató de que sus manos se habían vuelto a unir inconscientemente.

•••

—Hm... —Akari miró su reloj una vez fuera del cine —. Se hace tarde. No creo que aparezca... ¿Seguro que no es solo un rumor?—inquirió mirando al frente.

La noche había caído y las luces de la ciudad se habían encendido. Los dos caminaban por las, más calmadas, calles.

Taiki miró hacia el cielo y suspiró. Ciertamente, se había divertido aquel día.
Nunca había pensado en estar agradecido con un digimon malvado.
Pero el día se terminaba y ella tenía que volver a su hogar.

Aunque...

—Yo te puedo acompañar ¿lo olvidas? —le dijo.

—¿Eh? ¿Estás seguro? —preguntó —. Podríamos terminar esto aquí si quieres. Además, ya perdí de vista a Tagiru y Yuu, quizás ellos también se rindieron.

—No te preocupes, hacía tiempo que no salíamos así —le respondió —. Quiero aprovecharlo.

La sonrisa que le brindó hizo que Akari se relajara y que le diera la razón. Sus estudios ya casi ni les permitían verse y tener una oportunidad como aquella era casi imposible en esos momentos.

A sabiendas que Akari había aceptado en silencio, no lo pensó más y tomó su mano una vez más para seguir paseando por el centro.

¿Qué mejor que salir sin tener que preocuparse por los digimon?

—¿Ves? Te dije que este era un mejor escondite —susurró Yuu —. Ahora parecen más relajados.

Tagiru no quería aceptar la derrota, pero admitió que el rubio tenía razón al cambiar un par de árboles por un muro de la calle del frente.

—Tagiru —lo llamó Gumdramon a lo que el castaño lo miró —. Creo que algo se acerca.

—Yo también-dame.

Yuu y Tagiru asintieron ante las palabras de sus compañeros y abrieron un portal al Digiquartz. Shoutmon decidió quedarse y seguir de lejos a Taiki, para poder vigilarlo y ver si podía ayudarlo en caso de que el digimon los atacara en plena vía pública.

•••

De alguna forma, Taiki y Akari terminaron sentados en una de las bancas de un parque.
Un lindo silencio los rodeaba y ninguno quería romperlo.
Sus manos seguían juntas y no estaban dispuestos a separarlas.

—¿Sabes? —comenzó Taiki —. Tengo que darte las gracias —ella lo miró como si fuera a interrumpirlo, pero él no la dejó y siguió hablando mientras miraba al cielo —. Si no fuera por Zenjirou y por ti... No podría haber sobrevivido hasta el final en el Mundo Digital. Ustedes... Ustedes han sido como una especie de motor para mi. Sabiendo que los dos me esperaban... Sabiendo que tú me esperabas, no me podía dar el lujo de perder sin dar una buena lucha. No les dije que los digimon habían vuelto, porque no quería que se vieran envueltos en el peligro una vez más... Aunque, bueno, quizás sí le hubiera dicho a Zenjirou —ella frunció el ceño confundida —. Se lo hubiera dicho solo a él con tal de que tú no salineras lastimada como aquella vez con Lillithmon —volteó para mirarla —. Nunca, absolutamente nunca sería capaz de superarlo si algo te pasase, Akari.

Ella sonrió ligeramente.

—Ya te dije que no tenías que disculparte por eso. Comprendo tus motivos a la perfección —suspiró —. Claro que me hubiera gustado que me lo contases antes de lo de SuperStarmon, pero no se le puede hacer nada —él soltó una disculpa y ella rió —. Lo único que siempre me ha preocupado es tu salud, Taiki —ella se levantó y se paró frente a él a una moderada distancia, sin soltar su mano y agarrando la otra, en cambio —. Siempre arriesgando tu vida por la de otros. Siempre pensando en los demás antes que en ti. Para ser honesta, en esos tiempos pensaba: "¿Es que acaso este no piensa en mi?". Tu manera de ser, a pesar de ser muy caritativa y honrosa, siempre me ha parecido egoísta —él la miró confundido —. Egoísta para mi y para todos los que se preocupan por ti —ella acercó su rostro al de él y le sonrió —. Pero luego recuerdo que esa es una de las grandes cualidades que me gustan de ti.

Entonces, todo a su alrededor desapareció para ser solo ellos dos. Solo Taiki y Akari.

Él soltó una de las manos de Akari para ponerla en su rostro. Su amiga de la infancia era muy bonita. Akari Hinomoto era hermosa ante sus ojos.
Y la distancia comenzó a cortarse entre sus rostros.
Justo antes de que una neblina verde los rodeara y que Shoutmon apareciera de entre los arbustos para defender a sus amigos de un misterioso ataque.
Akari se separó al instante en el que sintió a Taiki levantarse alarmado.

—¡Hermoso! ¡Simplemente hermoso! —gritó una extraña voz desde lejos.

Miraron a todos lados, pero la niebla era tan espesa que no podían ver más allá de sus narices.
Taiki buscó desesperadamente el brazo de Akari antes de sentir como se la arrebataban de las manos.

—¡Akari! —gritó y, al no obtener respuesta, sacó su Xros Loader —. ¡Shoutmon!

—¡Sí!

Shoutmon evolucionó mucho más rápido que de costumbre.

—¡OmegaShoutmon, vamos!

El digimon cargó a Taiki sobre uno de sus hombros y se dirigió hacia donde creían había ido la digimon con Akari.

•••

Akari intentó librarse de las manos de aquella digimon extraña, pero lo único que consiguió fue hacerse daño a ella misma.

El suelo se veía demasiado lejos de sus pies y eso la estaba atemorizando.

No pasó mucho tiempo hasta llegar a un edificio viejo y grande. Aterrizaron en la azotea y se adentraron al edificio por una puerta.

—¿Quién eres?—le preguntó —. ¿Por qué haces esto? ¿Eres tú la que ha estado secuestrando a las parejas?

La digimon soltó una macabra risa y le sonrió sin liberarla.

—Mi nombre es Witchmon —le dijo —. Y déjame decirte que tu relación es una de las más puras que jamás he visto.

Akari no sabía si agradecer.

La autodenominada Witchmon la dejó dentro de una especie de jaula y la cerró con llave. Luego, con sus manos, hizo que todo aquella neblina verde que las rodeaba, desapareciera.
Los ojos de Akari se abrieron mucho al ver lo que tenía frente a ellos.

Las parejas, todas de las que había escuchado e incluso más, estaban atadas y dormidas. Parecían estar muriendo tanto por dentro como por fuera. Todos se encontraban muy pálidos y delgados, sus bocas estaban ligeramente abiertas y sus párpados se hundían como si no hubieran comido en años.

Ahogó un grito en silencio y esperó a que Witchmon le explicara.

La digimon se acercó a una de las parejas, la más reciente, y acercó sus labios a sus rostros.
Una especie de humo morado apareció en el espacio que los separaba.
Luego se alejó.

—Hace mucho tiempo viajé de Witchenly al Mundo Digital —empezó —. Lo hice con un solo propósito en mi mente: superar a Wizardmon —se alejó de la pareja y se acercó a una ventana —. Intenté todo lo posible para hacerme más poderosa. Entrené, aprendí nuevos trucos, subí mi nivel e incluso me pasé noches en desvelo para poder ser más fuerte... Solo para saber que, no importa todo lo que hiciera, él siempre me ganaría.

Akari escuchaba en silencio todo lo que le contaba. Quizás solo necesitaba a alguien que la escuchara.

—Fue entonces que me encontré con este espacio entre ambos mundos —continuó —. Y descubrí una manera de aumentar mi poder sin la necesidad de entrenar más —sonrió —. El poder del amor puede ser asombroso. Aunque este es desaprovechado por ustedes, los humanos —le dijo —. Lujuria, deseo, diversión. Muchas de esas emociones se confunden con el amor. Y es por eso que busco distintas parejas. Cada una diferente a la otra, pero...

Movió sus manos y las parejas que estaban inconscientes empezaron a flotar hasta llegar a su lado.

—No es suficiente. Todas estas parejas. Todo este supuesto amor no basta. Todo está contaminado... O eso es lo que pensaba —dejó los cuerpos y se acercó peligrosamente a Akari hasta colocar una de sus manos en su quijada —. Hasta que los vi a ustedes. Tú y ese chico. Los dos tienen un amor tan puro que es difícil no enamorarse de su relación.

—Te equivocas —contradijo Akari y alejó su rostro —. Taiki y yo no tenemos esa relación.

Witchmon soltó una carcajada.

—Es inútil fingir que del fuego no sale humo. Ustedes, aunque no sean más que amigos, se aman. Se necesitan. Y eso es lo que yo quiero. Un amor puro y fuerte. Eso es el verdadero poder.

—¿Y por qué solo yo estoy aquí? ¿No crees que hace falta una persona para decir "pareja"? —cuestionó.

—Creo que ambas sabemos que tu chico vendrá. Eso es lo que todos hacen.

Akari no dijo nada más, porque lo sabía. Sabía que Taiki llegaría y esperaba que no sólo.

¡Saludos! Seguro que no entendieron algo. Bueno. Les explico que esta historia está ambientada antes que lo de Quartzmon ¿ok?
Aunque si ven alguna falla cronológica, solo ignoren eso.
Si no me equivoco, la siguiente parte será la final, así que... Bye Bye ;)

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