Cita (parte 1)
A pesar de ser una escuela relativamente pequeña, la gran cantidad de gente que se reunía para ver un partido era alucinante.
Taiki ya se había acostumbrado a eso mucho tiempo atrás. Sabía que tenía a sus amigos con él, por lo que nada podía molestarlo en ese momento.
Caso contrario, Tagiru ya estaba por terminarse sus uñas y comenzar con las de Yuu.
—¡Aléjate, Tagiru! ¡Ya hemos pasado por esto!—gritó el rubio cuando sintió al chico acercarse.
Taiki rió ligeramente y se colocó la camiseta del equipo junto a una banda que le cubría una pequeña parte del brazo derecho. Aquello significaba que era el capitán.
—¡Diez minutos! —informó el entrenador y regresó a su banca.
Todos los integrantes del equipo ya estaban listos y solo quedaba esperar a que los contrincantes lo estuvieran.
Por lo que Taiki decidió dar unos retoques al plan.
—... Entonces, después del bloqueo, Haru le pasa el balón a Kaito y anotan. ¿Entendido? —todos asintieron —. Yuu, no dejes de marcar al número 11 y Tagiru, no te atrevas a intentar ganarte la fama otra vez.
El aludido asintió algo cabizbajo mientras los demás reían. Varias veces había intentado ser el que anota y todas esas veces perdieron puntos a causa de ello.
—¿Eh? ¿Tú novia está ahí, Haru? —preguntó uno de los chico, aparentemente sorprendido.
El chico asintió y explicó que después de que jugaran el partido, irían a una cita por su aniversario.
Taiki sonrió y dejó en claro que ese era otro motivo para ganar.
—¿Y a dónde la llevarás? —inquirió Kaito —. Espero que no al centro.
—¿Eh? ¿Por qué no? —preguntó Tagiru. De alguna forma inexplicable, a ese chico le encantaban los chismes.
—Dicen que las parejas están desapareciendo —mencionó, ganándose la atención de todos los del equipo —. Personalmente, no lo he vivido, pero mi prima me contó que una de sus amigas fue a una cita ahí el sábado y, desde entonces, nadie los ha visto.
Todos se miraron entre sí. Pensando en si creerle o no.
Por su parte, Taiki, Tagiru y Yuu tenían una misma teoría.
En eso, otro de los chicos comentó.
—Yo escuché al similar —contó —. Cuando estaba haciendo cola para comprar entradas a un concierto, oí que una pareja siempre iba al parque de por ahí a alimentar a los peces del estanque, pero que hace una semana no han vuelto a ser vistos.
Después de eso, todos los chicos empezaron a mencionar historias parecidas, cosas que habían ocurrido entre la anterior semana y aquella.
Taiki miró a Yuu y a Tagiru, solo para encontrarse con que ellos también lo estaban observando.
Ya todos estaban saliendo a la cancha.
—Taiki-san... Tú crees... —comenzó Yuu.
El castaño asintió.
—Sí, no tengo dudas.
—¿Y qué haremos? —preguntó Tagiru —. Gumdramon está en mi Xros Loader, pero creo que los demás volvieron al Digimundo —mencionó.
Taiki lo pensó un momento. En ese lapso en el que el entrenador daba mensajes motivacionales.
Suspiró.
—Hoy no haremos nada —dijo, lo que sorprendió a sus amigos —. Miren, no es que no me preocupe todo eso y de hecho sí quiero ir y ver que está pasando, pero nada nos asegura que no sean solo rumores, quizás esas parejas simplemente se fueron ¿No? Además, no podemos dejar al aire este partido, es importante para todos—señaló con la mirada a sus entusiastas compañeros de equipo.
—Entonces... ¿Mañana? —cuestionó Yuu, a lo que Taiki asintió.
—Mañana.
Entonces, una vez ubicados, el silbato sonó y el partido comenzó.
•••
La escuela estaba muy feliz por aquel triunfo que habían obtenido.
Taiki estaba sentado en su salón de clases intentando comer tranquilamente su comida, pero un comentario lo distrajo.
—¿No has visto a Kanoe-kun? —preguntó una profesora.
El castaño dejó sus palillos a un lado y puso concentración en aquella conversación.
—No, profesora —contestó el mejor amigo de Haru —. Ayer dijo que iría a una cita al centro, pero no hemos hablado desde que terminó el partido.
La profesora asintió un poco extrañada y le dio unos papeles para que se los llevara a su casa, asumiendo que estaba enfermo.
Taiki no aguantó más y salió en busca de Tagiru y Yuu.
—¡¿Eh?! —exclamaron ambos.
—Entonces al final sí fue al centro... —mencionó Yuu pensativo, justo antes de que la campana sonara.
—Debo volver —anunció Taiki —. Escuchen, hoy iremos después de la escuela.
Los dos chicos asintieron e ingresaron a su salón.
Taiki aprovechó para enviarle un mensaje a los demás, pero no pudo ver si respondieron debido a la mirada fulminante que le mandó un profesor.
•••
—¿Y qué vamos a hacer? —cuestionó Yuu por décima vez.
Taiki ya no sabía qué decir.
—Podemos hacer que alguno de nosotros finja estar en una cita y atraerlo ¿No creen?—respondió Tagiru.
Taiki y Yuu se sorprendieron.
—Vaya, no pensé que llegaría este día —se burló Yuu.
—¡Hey! ¡Yo también puedo pensar! —se defendió Tagiru.
Yuu y Taiki se rieron del chico mientras salían del establecimiento escolar.
—Aún así, no podemos solo inmiscuir a una chica cualquiera —contestó Yuu.
—Tienes razón, se pondría en peligro, a parte de que tendríamos que explicarle todo después.
Los tres suspiraron al darse cuenta que habían regresado al inicio de su discusión.
No habían logrado contactar con Nene o Kiriha para que los ayudaran, aunque tampoco era que ellos pudieran hacer algo. La primera seguía de gira en Corea y el segundo estaba en Estados Unidos vigilando una de sus empresas familiares. Todos estaban ocupados con sus propias vidas.
Por su parte, ellos también tenían sus problemas, aunque estos no estuvieran ni de cerca a lo que sus amigos mayores enfrentaban.
De pronto, Tagiru exclamó.
—¡Hey, no tiene que ser una chica cualquiera! —Taiki y Yuu lo miraron confundidos, a lo que el chico señaló —. ¿No es Akari-san?
Taiki siguió con la mirada el camino que su amigo indicaba gasta dar con una cabellera pelirroja y un uniforme gris. Ella se había detenido antes de llegar a la escuela.
Dudó. No quería meterla en más líos, pero la situación lo estaba ameritando.
—Parece algo fastidiada —mencionó Yuu viéndola con detenimiento.
—¿Qué le has hecho esta vez, Taiki-san? —molestó Tagiru, pero en seguida se dieron cuenta de que la razón era una completamente distinta.
Estaba hablando con alguien. Un chico de la misma edad, pero no lo conocían y parecía que ella tampoco.
Taiki, Tagiru y Yuu apresuraron el paso.
—Ya te he dicho que no, estoy esperando a alguien —dijo ella al desconocido.
—Solo será un momento —insistió —. No seas aburrida, nos vamos a divertir.
El desconocido tomó su mano e intentó llevarla a la fuerza, pero antes de que ella pudiera protestar, alguien la jaló hacia atrás con tanta fuerza que logró deshacer el agarre.
—Ella dijo que no —defendió Taiki mientras la alejaba —. Deberías irte.
—Tsk... ¿Y tú quién eres para decirme eso? ¿Su novio? —provocó. Taiki se quedó callado en un principio, pero al ver que el muchacho empezaba a sonreír, acercó a Akari hacia él hasta el punto de abrazarla y habló más fuerte para que entendiera.
—Sí, lo soy. ¿Tienes algún problema?— amenazó. El muchacho maldijo en voz baja, dio media vuelta y se fue.
Taiki suspiró de alivio. No quería comenzar una pelea en frente de su propia escuela.
Sintió como la chica se alejaba de él solo para darse cuenta que seguía abrazándola e instantáneamente se sonrojó.
—E... Lo siento —se disculpó al mismo tiempo que desviaba su mirada al cielo y alzaba las manos frente a su pecho como para detener un ataque.
—¿Eh? ¿Por qué? Me ayudaste —le respondió Akari casi riendo —. Gracias. Ese chico parecía agradable —suspiró —. Es una lástima.
Taiki sintió una ligera opresión en el pecho, la cual ignoró.
—Cierto, no deberías hablar con desconocidos. ¿Qué hubiera pasado si no estuviera aquí?
Akari rió.
—No eres mi padre. Además ¿cómo haría amigos si no hablara con desconocidos primero?
Taiki quería parecer molesto. En serio quería. Pero la risa de su amiga lo contagió pocos segundos después.
—¿Y qué haces aquí? —le preguntó.
—Ah, sí. Vine a darte esto —le entregó algo en una bolsa con decoración —. Considéralo un regalo de navidad adelantado.
Al sacarlo de su empaque, Taiki no pudo sorprenderse más. El libro estaba en perfectas condiciones y además era una edición limitada.
Agradeció con tanta ímpetu que Akari empezó a reír otra vez. Su amigo había estado en busca de ese libro por varias semanas.
Siguieron conversando, parecían estar en una burbuja ya que ignoraban a todos los de su alrededor. Como si fueran ellos dos solos.
Tagiru sonrió y decidió hacer su aparición.
—¡Buenas, Akari-san! —se metió en el medio. Akari lo miró un tanto confundida, pero después sonrió.
—¡Tagiru-kun! ¿Cómo has estado?
—Muy bien, de hecho...
Los dos comenzaron a conversar mientras que Taiki giró en busca de Yuu, el cual lo miraba de una manera extraña. Como si quisiera advertirle algo.
Lo cual descubrió después de escuchar a Tagiru.
—Oye, Akari-san... ¿No quieres ir a una cita conmigo?
Akari abrió los ojos muy grandes al igual que Taiki, quien tenía la boca abierta.
—¿U... Una cita, dices?—quiso asegurar —. ¿Te refieres a UNA CITA?
El chico asintió con efusividad y miró por el rabillo del ojo a Taiki. Él estaba pálido.
—Sí, ya sabes.... Ir al cine, comer algo, conversar de temas en común, tomarnos de las manos... Esas cosas....
Antes de que pudiera continuar con su cortejo, Taiki lo sacó del camino y explicó un poco de la situación.
—Hm... Un Digimon eh... —dijo ella —. Ha pasado un tiempo.
—Sí —concordó Taiki.
Ella lo pensó un momento.
—Bien. Iré a una cita con Tagiru-kun —aceptó, lo cual sorprendió a Taiki.
—¿Q... Qué? —estaba incrédulo —. ¿Estás segura?—ella asintió.
—Sí. Será una oportunidad de conocernos y creo que será divertido.
Taiki no estaba preparado para eso. ¿Y si le empezaba a gustar Tagiru? ¿Y si a Tagiru le empezaba a gustar Akari? ¿Y si empezaban a salir? ¿Por qué estaba pensando eso?
Negó ligeramente con la cabeza algo confundido y contestó.
—No. No —le dijo —. Creo que deberíamos ir tú y yo —ella lo miró con mucha incredulidad a lo que él empezó a divagar —. Bueno, tú y yo ya nos conocemos y creo que eso será más creíble ¿no? Además te aseguro que Tagiru no es muy buena compañía una vez que lo conoces bien.
Los dos escucharon un "hey" a lo lejos.
Akari se sintió extraña, Taiki nunca había estado así de nervioso.
—Y sería como una disculpa por aquella vez por lo de SuperStarmon... —ella no se había dado cuenta de que seguía hablando.
Sonrió. Ella nunca había estado molesta por lo de SuperStarmon, es más, le pareció divertido volver a ver a Shoutmon y a los demás.
Aunque supuso que eso Taiki no lo sabía.
Sin embargo, le molestaba pensar que solo era una cita falsa para atraer al digimon.
—Está bien, iré contigo —le dijo y miró su reloj de muñeca —. Si vamos ahora, podremos alcanzar a ver una película.
Él asintió y miró a Yuu y Tagiru, este último hacía muecas de besos, a lo que Yuu le dio un golpe en la cabeza.
El plan era que simplemente tendrían una "verdadera" cita y Yuu y Tagiru los seguirían de cerca para vigilar.
Aunque no fuera una cita, Taiki se sentía muy ansioso.
Eso le preocupaba, esperaba no olvidarse de lo que en verdad sucedía.
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