Hikari Yagami
Una vez mas arrastrada por la oscuridad, sus ojos color miel registran hasta el ultimo rincón de la playa de sus pesadillas en busca de ayuda, mas no hay nadie a su alrededor, ¿Quien va a ayudarla?. Es entonces que recuerda, ha tenido una discusión con Taichi por no contarle de su tormento, cortó su relación con Takeru abruptamente para alejarle de su pesadilla personal, y rompió los sentimientos de Daisuke de forma brusca para que este no se metiera donde ella no quiere que el entre. Ni siquiera Gatomon, ella no está por ninguna parte en este mundo de horror y maldad. Los pasos de los habitantes de ese lugar no tardan en sonar en la arena seca y grisácea, aproximándose mas a su víctima. Ya es tarde, no hay escapatoria, ni hermanos, amigos o digimon que la salven, solo ella y su dolor. Una viscosa mano agarrando el brazo derecho, otra al izquierdo, mas y mas manos rodeándola hasta quedar cubierta en un abrazo de esas criaturas que perfectamente podrían arruinar los sueños durante años. Así ocurre con Hikari, incapaz de dormir debido a que estos seres llevan buscándola por lo que puede llamar una eternidad. Cuando ya la adolescente solo puede ver tinieblas a su alrededor, es que desata un grito desgarrador desde lo mas profundo de su alma. El ultimo grito de su vida libre.
Nunca volvieron a verla, ni el arrepentido Taichi, ni el cobarde Takeru o el destrozado Daisuke. El único recuerdo que existe de la ojimiel es Gatomon, quien se tortura a si misma por no haber podido protegerla, por no haber alcanzado a ver las señales del malestar de la humana. Mas ahora no es ella misma, los ojos que antes brillaban en un tono meloso ahora son de un escalofriante carmesí, su cabello castaño ahora desaliñado y en el mas oscuro azabache, además de su piel pálida como si fuese nieve. Su ropa raída y desgarrada ahora convertida en un manto de oscuridad que cubre su desnudez, dejando únicamente a la vista sus brazos y piernas, con marcas de la opresión sufrida por sus ahora súbditos. Entre sus brazos descansa un bebé, envuelto en otro manto oscuro mas pequeño. Es el primer híbrido humano profundo, la creación de la nueva Hikari, o como se hace llamar ahora, Kurayami, una reina del mal rota por dentro, sin salvación alguna. Algún día, su retoño hará grandes cosas, como liberar a su gente del lugar donde residen, permitir que los reyes oscuros visiten sus mundos de origen. El sacerdote pecador observando desde el océano como su ansiada reina descansa, sabiendo todo el dolor que puso en ella para desatar la oscuridad interior, nunca fue fácil de romper
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