XXX
Con el sol despertándolos, los cinco se pusieron manos a la obra, escondiendo las bolsas de dormir entre los arbustos con hojas enormes, antes de volver a revisar el mapa con las rutas calculadas por Yggdrasil.
—Aquí —Ren se tardó unos cuantos segundos en encontrar de nuevo el camino que había señalado el día anterior. Como habían temido, Breakdramon había avanzado una distancia bastante considerable mientras dormían, por lo que las predicciones solo podían actualizarse cada tanto. Él alzó la mirada hacia T —. Jazarichmon puede llevarnos a todos, pero no podrá usar su velocidad real.
—Claramente —el mayor asintió, llevándose una mano a la barbilla —. Desmayarnos por la fuerza G tan cerca del objetivo no es una opción.
Nesta parpadeó e incluso Myah frunció el ceño, divertida.
—¿De dónde sacaste ese término? —preguntó, pero no esperó una respuesta, ya que el rugido de su estómago la interrumpió —. Olvida eso. En este punto nos desmayaremos antes si es que no desayunamos algo.
—Podemos buscar algo de comer antes de partir —Myah sugirió y le echó una mirada a Aina, que se había mantenido en silencio durante todo el intercambio —. No había espacio para muchas latas en la mochila. Aina, ¿te parece bien?
Solo cuando los cuatro voltearon hacia ella, incluido un jaloncito de cabello por parte de Tukaimon, Aina reaccionó.
—Sí, uh... —se llevó una mano a la cabeza. No era como si no hubiera estado prestando atención, pero todo lo de Theo más los continuos datos que Yggdrasil parecía procesar a través de ella resultaba ser demasiado como para aportar ideas. Agitó la cabeza —. Concuerdo, deberíamos comer. Pero rápido.
Ren fue el primero en ofrecerse a buscar agua. Con la ayuda de Jazarichmon podía ver lo suficientemente lejos como para encontrar alguna fuente, mientras que T y Myah decidieron ir a por frutas o lo que sea que Vorvomon y Lopmon pudieran olfatear y calificar como comestible.
Aina también quiso buscar algo por su parte, tal vez solo como excusa para despejarse, pero solo bastó un mal paso en un desnivel para terminar casi en el suelo por culpa de los botines que no había tenido oportunidad de cambiar. El dolor agudo la hizo sentir más frustración que otra cosa. Solo le faltaba torcerse o romperse algo en ese estúpido lugar.
—Genial. Simplemente genial —se quejó y golpeó la tierra con su mano para intentar redirigir el dolor.
No sabía que no estaba sola, sin embargo.
—Si sabes que en ese estado mental, no vas a poder hacer la evolución Nexus, ¿no? Lo dejaste...Yggdrasil lo dejó bastante claro.
Nesta no planeaba sonar sarcástica o como una sabelotodo, pero supo que había fallado cuando Aina volteó solo lo suficiente por sobre su hombro para fulminarla con la mirada. Por alguna razón; no obstante, Nesta no lo sintió como un ataque o algo por lo que sentirse mal. Era una reacción bastante genuina, por lo que solo sonrió suavemente.
—Esos no parecen zapatos adecuados para... todo esto.
Aina volvió la mirada al frente y soltó un suspiro.
—Ya estoy acostumbrada. En las instalaciones nos hacían vestir lo mejor —se levantó solo para encogerse de hombros —. Supongo que era para evitar lo más posible que escapemos. Qué mal.
Hubo unos segundos de silencio. Nesta volvió la mirada hacia su compañero y le hizo un gesto con la cabeza para que empezara a buscar sin ella. Bakumon asintió un par de veces y se llevó a Tukaimon con él, a pesar de las protestas.
—Eres bastante... ácida, ¿no?
Aina inclinó la cabeza.
—¿Lo soy? —Aina nunca lo había pensado así, pero para Nesta era muy claro desde el momento en el que se habían conocido. Sobre todo cuando Theo no se encontraba cerca.
Lo gracioso era que, según lo que T le había contado en algún momento, Theo era totalmente lo contrario. Sin embargo, para ambos, la prioridad seguía siendo la misma.
—No sé si alguien te lo ha preguntado últimamente, pero... —Nesta dudó un poco, solo para tomar aire y decidirse. Avanzó hasta alcanzar a Aina y le puso una mano en el hombro para detenerla —. ¿Estás bien?
Aina se quedó en blanco.
¿Bien? ¿Le preguntaba si estaba bien?
—Pero, por supuesto —intentó sonreír, aunque quizás pareció más una mueca que una sonrisa. Se soltó de su agarre y dio un paso para alejarse, sus manos se movieron con ímpetu al mismo tiempo que habló —. Solo tengo una entidad, deidad digital en la cabeza que puede tomar mi cuerpo cuando desea al mismo tiempo que la persona más importante de mi vida está pasando los peores momentos de su vida y no puedo hacer nada al respecto por mí misma. Pero, hey, quizás es karma, ¿no? Los mundos se destruyen, el sistema colapsa, y a mí poco me importa —hizo una pausa y se rió de sí misma. ¿En dónde había estado guardando todo eso? Ya no era relevante ahora que simplemente lo estaba diciendo.
Más que tristeza, quizá lo que sentía era decepción.
Todo ese tiempo, la gente había asumido que él era el débil entre los dos, el que dependía de ella. Pero cuando estuvieron separados, Theo no se derrumbó, sino que creció. Conoció a Myah y a Dorimon, encontró objetivos, se determinó incluso a intentar reparar las cosas con su padre. Ella, en cambio...
—Luchaste —Nesta le dijo, en un intento de consuelo, habiendo sido y siendo testigo de lo mucho que quería llegar con y a él —. Escapaste en cuanto pudiste y estabas decidida a encontrarlo. No es distinto.
Aina volvió a reír. Bueno, fue casi una risa que desbordaba de escepticismo.
—No es lo mismo.
Desde un inicio, escapar en lugar de enfrentar no era lo que hubiera hecho Theo. Ella no tenía ese tipo de fortaleza. O, al menos, no tenía la energía para ese tipo de situación.
Nesta se mantuvo observándola. No estaba dispuesta a perder contra aquella percepción tan negativa.
—Tú... quieres bastante a Theo, ¿o no? —intentó una vez más.
Aina frunció el ceño en confusión. Ambas sabían la respuesta a esa pregunta.
—Él siempre ha estado para mí —incluso cuando no tenía que hacerlo. Incluso cuando eso lo hacía retroceder. Incluso cuando quizás ambos, o tal vez todos, eran conscientes de que no era lo más sano.
Apretó las manos en puños y Nesta continuó:
—Entonces, ¿no debería ser ya hora de que lo conviertas en tu fuerza? Tal y como él lo ha estado haciendo desde el inicio.
Si hasta ese momento Aina no se había tomado la conversación en serio, Nesta solo lo supo cuando su semblante cambió en un instante y todo rastro de risa irónica desapareció.
—¿Qué estás diciendo? ¿Que lo veo como una debilidad? —cuestionó, claramente molesta, justo cuando Bakumon y Tukaimon llegaban.
Pero Nesta agitó la cabeza, un poco dudosa de cómo decir lo que estaba pensando, al mismo tiempo que recibía unas cuantas frutas y la sombra de Jazarichmon pasaba por encima de ellas.
—Más bien, como una razón para que nada cambie.
Aina abrió la boca para decir algo, cualquier cosa en su propia defensa, pero nada salió y, en cambio, el recuerdo de las preguntas que los digivices les hicieron a cada uno apareció en su mente como una centella.
Ella había asumido que volver a como todo era antes solucionaría sus problemas.
Theo había aceptado y decidido que el único camino para continuar como querían, juntos como antes, era evolucionando.
—Eso no se ve comestible —T sostuvo la mano de Myah al momento en que la vio casi tomar un hongo de colores extraños.
—Iba a darle a oler a Lopmon —explicó Myah, mirándolo frustrada —. Andas muy... Extraño...
T negó con la cabeza y la alejó de esa zona junto a sus digimon. Myah ladeó la cabeza y soltó una risa burlona. Después del incidente de Theo, T parecía más dispuesto a dirigir y hacerse cargo del grupo, como si una espinita en él no dejara de punzar.
Como si se sintiera responsable.
—No deberías tocarlo, el veneno puede estar en la superficie también.
—Me recuerdas a un viejo soldado, con las canas de experiencia —se burló la chica, al momento en que T soltó su brazo para acercarse a una frutas colgando de unas ramas. Vorvomon agitó sus alas para olfatearlas.
T se quedó tieso en el acto, bajando lentamente su brazo y volteando su mirada hacia ella.
—¿Disculpa? —preguntó, con un deje de indignación en su voz.
El rostro de Myah deformó su mueca a una de confusión, sin borrar su sonrisa, ¿le había molestado?
—Ya sabes, veteranos de guerra, como en las viejas historias —Myah explicó —. Ya sabes, ¡como Joseph!
Fue mínimo, ligero, pero la ceja de T sufrió un tic.
—¿Me dijiste viejo?
Oh, conque es eso.
—¿No te gusta que te digan que estás mayorcito? —Myah alzó a Lopmon en brazos para acercarla a las frutas de los árboles y detectar las que estaban en mejores condiciones una vez Vorvomon les indicó que eran comestibles y no venenosas —. Tranquilo, con la edad viene la madurez y la sabiduría...
—A ti no parece que te gusta que te recuerden lo pequeña que estás —contraatacó rápidamente el mayor, guardando las frutas en sus bolsas —. Aunque seguro es porque recuerdas que eres infantil.
Ahora el tic apareció en el párpado de Myah.
—¿De qué hablas? —la voz de Myah salió entre sus dientes, demostrando levemente como había tocado una fibra sensible en ella —. ¡Para tu información, anoche Ren me dijo que había madurado!
—¿Anoche, cuando todos dormíamos?
Las implicaciones fueron obvias. La cara de Myah se encendió terriblemente, abriendo la boca en desesperación buscando cómo responder a la implicación.
—¡No pienso escuchar eso de un viejo soltero como tú!
—¡¿Disculpa?! ¿Y tú cómo sabes mi experiencia romántica? —guardó la fruta con fuerza en su mochila. Vorvomon se tapó la boca con una de sus patitas cuando pareció que iba a reír.
—¡Con tu carácter es más que obvio! —Myah atacó.
Lopmon no se contuvo y solo rió.
—¡Mocosa!
—¡Viejo!
Ambos se miraron con el ceño fruncido, solo para voltearse la cara:
—¡Hmph!
Después de comer las frutas identificadas como comestibles por los digimon, T y Nesta ayudaron a Ren juntar el agua potable (la que les quedaba de lo que Abraham les había enviado) en botellas para poder guardar el agua que él y Jazarichmon habían encontrado (la cual después purificarían con los métodos que Joseph les había enseñado).
Revisaron el mapa del digivice una última vez y, tras confirmar a qué punto cardinal tenían que ir, todos subieron al lomo del compañero de Ren.
—Sujétense bien —él indicó, sacando las correas de las mochilas para atarlas a las cinturas de cada uno solo por precaución.
Lo menos que querían era que la fuerza del viento separara a uno de ellos y lo mandara a volar, ya que Jazarichmon no podría acelerar para atraparlo con los demás encima. Asimismo, evitarían dar giros muy repentinos, por lo que mientras más abiertas las curvas, mejor para sus presiones sanguíneas.
Myah dejó caer su cabeza a un lado, sabiendo que esa indicación era más que probablemente debido a ella, por cómo se había desmayado aquella vez que la fueron a buscar al bosque. Pero, en su defensa, ese día había sido muy agotador tanto mental como físicamente, ¡no podían culparla!
Así, Jazarichmon emprendió vuelo. Aina sintió sus manos entumecerse por el frío de la altura y tuvo que agachar la cabeza un poco para que el viento no le secara los ojos. No fue lo más fácil ni lo más cómodo del mundo, pero a medida que avanzaban y observaban el paisaje cambiar, fue claro que era totalmente necesario, no solo para salvar a Theo.
Antes de la primera parada no vieron más que árboles y vegetación en la distancia, pero a partir de ahí, cuando sintieron la inclinación de Jazarichmon para seguir la ruta planeada, fue que empezaron a avistar un camino de destrucción.
Árboles caídos, rastros de fuego y cenizas, pequeñas construcciones destrozadas. En algunos casos parecía ser solo de paso, mientras que en otros se notaba un ensañamiento.
Ninguno dijo nada durante el trayecto y luego, en la segunda parada, ella tomó aire.
—Cuando estemos frente a Theo... Breakdramon —llamó la atención de los demás e incluso antes de eso ya había sentido la protesta de Yggdrasil ante la idea —. Creo que lo más viable es desactivar el Nexus, siendo que, como vieron, la fuerza no funcionó.
Quizás la sugerencia los tomó demasiado desprevenidos, porque por dos segundos ninguno dijo nada.
—¡No digas tonterías! —y luego Tukaimon exclamó, volando a su máxima potencia hasta antes de estrellarse contra su cara.
Antes de que Aina pudiera agradecer por la preocupación y dar su punto de vista, T también habló:
—Es cierto —dijo —. Sería bueno no tener que lastimarlo, pero como vamos... —hizo un gesto alrededor, para señalar todo el desastre y a los digimon pequeños y asustados que los observaban de lejos. Le parecía de cierta manera admirable todo lo que harían Theo por Aina y viceversa, pero después de Drey, no había espacio para errores —. Creo que lo más conveniente sería debilitarlo aunque sea un poco antes de intentar cualquier otra cosa.
—Podemos intentar detenerlo, pero al estar descontrolado, es muy poderoso —Bakumon explicó con calma, moviendo una de sus patas como para enfatizar lo que decía.
—Hay muchas probabilidades de que no te reconozca —Ren comentó, recordando que no había reaccionado ni a la voz de Myah-LovelyAngemon ni a lo que le dijo T-Dorbickmon.
Nesta se quedó en silencio, pensando en que quizás Aina tenía un punto que demostrar. Pero fue Myah la que intervino.
—Pero eso quiere decir que también hay probabilidades de que, efectivamente, la reconozca, ¿o no? —mencionó rápidamente —. Y que, al hacerlo, lo despierte y lo salvemos, ¿no?
—Mm...—Lopmon alzó una patita —. Esas probabilidades son menores, Myah. Es una evolución oscura, después de todo.
—Sin contar que seguramente hay digimon detrás de la data que está generando al destrozarlo todo —Vorvomon sacudió la cabeza.
Aina suspiró.
—El plan no cambiaría mucho —explicó y volvió hacia Ren —. Eres el único lo suficientemente rápido para encargarte de los alrededores y T y Nesta aun así se encargarían de evitar que avance más, y... —miró a Myah, quien asintió.
—Yo ayudaría a Kuzuhamon a llegar a Breakdramon y la protegería con mi vida de ser necesario —apoyó con solemnidad, lista para salvar a como dé lugar a Theo.
Pero sólo causó que Ren exhalara y que Aina presionara los labios en una fina línea recta, esperando que fuera lo suficientemente convincente.
—Eso es terriblemente despreocupado —él comentó; sin embargo, no es como que fuera una mala idea. Myah podría alejar a Aina y Tukaimon antes de que algo muy malo sucediese, en el peor de los casos, pero eso no evitaba que tuvieran espinas de preocupación. Hubo unos segundos de pausa y contemplación entre todos y, hacia el final, volvió a mirar a Myah —. ¿Estás segura que quieres esa responsabilidad?
Myah mostró un puño determinado al mismo tiempo que Lopmon se llevó una pata a la cara. Aunque intentara convencer a su compañera de lo contrario, sería fútil.
Nesta sonrió.
—Si ellas, que son las que más se arriesgan, están de acuerdo... me parece que vale la pena intentarlo —se encogió de hombros.
Y, aunque no con el ánimo más esperanzador, dieron por terminado el descanso para continuar el camino. Cada vez podían escuchar más fuerte los rugidos de Breakdramon.
Pero antes de cualquier cosa, Aina tomó aire, agitó la cabeza y se adelantó unos pasos para alcanzar a Myah y ponerle una mano en el antebrazo.
Como esperaba, Myah volteó con sorpresa y curiosidad en todo su rostro, demostrado por cómo inclinó la cabeza y la observó atenta con sus enormes ojos azules, similar una caricatura. Fue tanto así que casi logró que Aina riera, pero no lo hizo y, en cambio, solo sonrió suavemente y asintió.
—Gracias —le dijo. Por el apoyo que le había mostrado, por hacerse amiga de Theo... En realidad, por muchas cosas.
Y el corazón de Myah no pudo evitar saltar por la sinceridad que bañó la palabra.
—¡No hay problema! Los protegeremos a ti y a Tukaimon, te lo prometemos, ¿no, Lopmon?
La digimon de orejas largas asintió y Aina también se dirigió a ella con una pequeña sonrisa, solo para recordar lo que Ren había dicho.
Su expresión volvió a ser seria entonces, al volver a subir al lomo de Jazarichmon.
Sí, era terriblemente despreocupado, pero ella se encargaría.
Espérame, Theo.
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¡Gracias por leer hasta aquí, no olviden dejar su estrellita y comentar, nos motiva un montón!
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