Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2022, 20 de septiembre

Jake observa, en silencio, las últimas palabras que escribí. No sé si las está leyendo, procesando, o si se encuentra en otro lugar.

Aun habiendo pasado con él casi todas las mañanas de los últimos meses, y aun habiendo afianzado una amistad y explorado en profundidad tantos aspectos íntimos de su mundo interior, sigue resultándome difícil saber lo que le ocurre. Suele describir a Ari como una especie de libro abierto que es de lo más sencillo de leer porque lo muestra todo sin tapujos. Él es todo lo contrario, un libro cerrado a cal y canto que poco a poco ha ido mostrando el lomo, la cubierta, el papiro sobre el que se entintó su historia, el título, el nombre, y algunas partes del interior, solo las que quiere mostrar.

A mí me ha mostrado muchas en estos meses.

Parece exhausto. Se recuesta en la silla, se frota la cara con las manos, y luego inspira hondo y se queda mirando la mesa repleta de papeles con apuntes nuestros y de Ari. Se muerde el labio inferior y me mira.

Le sonrío.

—¿Qué fue más difícil? —pregunto—. ¿Los años con Régar o los años en la cárcel?

Duda. Baja la mirada y se encoge de hombros.

—Cada etapa tuvo su dificultad. La cárcel fue... muy muy dura. —Hace una pausa. Parece distraerse con algún tiempo pasado—. También entonces hubo momentos en los que pensaba que no saldría de ahí porque acabarían matándome. Régar no fue el único tipo con ínfulas de rey que me topé en la vida, ¿sabes? Y que fuera mestizo y tuviera catorce años no eran motivos para tratarme bien. Al contrario. —Hace una pausa—. Sobreviví porque me ayudaron. Nunca pude hacer nada solo.

—Nadie hubiera podido. Es un milagro que estés aquí.

Ríe sin ganas.

—Ojalá fuera un milagro. Todo hubiera sido mucho más sencillo si lo fuera.

—Pero sigues luchando.

Asiente con la cabeza.

—Es complicado parar cuando llevas toda tu vida en movimiento. Es como si me hubieran condenado a vivir en alerta para siempre.

Eso puedo comprenderlo.

Me lo quedo mirando en silencio mientras él se evade al pasado. El pelo rubio, los ojos verdes del color del musgo que parecen esconder lo imposible, esa cara bonita que siempre le dijeron que tenía y los músculos que le dieron la genética y el entrenamiento, escondidos bajo el chándal oscuro. La piel repleta de cicatrices, aunque solo deje al descubierto unas pocas. Hoy no va vestido de traje porque no tiene que trabajar, así que supongo que lleva la ropa con la que se siente cómodo.

Es curioso. Trabaja en parte para Izzy y en parte para mejorar las condiciones de los mestizos en Ofiuco. Lleva algunos años, desde que regresó de Whisimbell en 2018, esforzándose por cambiar las cosas tanto en la Tierra como en Ofiuco, y todavía no sé si lo hace más por sí mismo o por su hija y el resto de mestizos. Tener una vida más o menos digna le ha costado tanto que cualquiera se hubiera rendido antes.

—¿Puedo preguntarte si ahora eres feliz? ¿Si has sido feliz en este tiempo? —digo.

Vuelve en sí. Inspira hondo antes de encogerse de hombros.

—Me cuesta entender qué es la felicidad —responde, con la vista clavada en la madera de la mesa—. Pero, si tuviera que sumar la cantidad de cosas buenas que tengo en mi vida en este momento, y compararla con la cantidad de cosas malas... creo que esta vez salgo ganando. No siempre pasa. —Sonríe—. De hecho no me ha pasado casi nunca. Pero sí, supongo que soy feliz. Va por temporadas. —Hace una pausa. Su mirada oscila entre la mesa y el documento abierto en el monitor, y termina en mí—. Por muchas cosas buenas que haya, siempre arrastraré las consecuencias de las malas.

Hay cicatrices que no desaparecen nunca, eso lo entiendo, y Jake está lleno de ellas. Sin embargo, hace ya un tiempo que no aumentan en número y que, al contrario que en años anteriores, las que ya están en su piel reciben caricias y no más golpes. Si se les dan el tiempo y los cuidados necesarios, es posible que algunas desaparezcan y que otras disminuyan en tamaño. Si se les siguen dando caricias en vez de golpes, tampoco aumentarán en número ni se reabrirán las que ya están cerradas.

Entonces me surge otra pregunta:

—¿Cómo te sientes?

Al principio no parece entender lo que le estoy preguntando, pero enseguida cae. Separa los labios y los vuelve a cerrar.

Tarda algunos segundos en encontrar la respuesta.

—Estoy agotado —admite—. Ha sido como si...

Vuelve a callar.

—¿Como si te abrieran en canal? —intento ayudarle.

—Sí. Como yo mismo si me hubiera abierto cada herida, una por una, para ver lo que hay dentro. Pero estoy bien —aclara cuando ve que voy a añadir algo—. Necesitaba esto.

Le sonrío. Sus respuestas empiezan a ser un poco más escuetas que antes, supongo que debido al cansancio.

—¿Tú cómo estás? —me pregunta.

—Estoy bien, Jake.

Estos meses lo han drenado a él y han sido una sobredosis de información para mí. Aún lo estamos procesando. Creo que necesitaremos tiempo para conseguirlo. El tiempo suele curarlo casi todo.

Solo espero que, aunque al resto de elegidos y a mí nos haya generado más preguntas, a él le haya servido para encontrar algunas respuestas.








Sombra&Luz

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro