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Los gritos de mi mamá llamándome y su musica puesta me hicieron despertar.

Me levanté y fui al baño para hacer mis necesidades y lavar mi cara. Puse un poco de jabón e hice los mismos masajes que hacia todos los días.

Estaba secandome la cara cuando otro grito de mi mamá se escuchó:

-¡Polly, baja a comer! -Con la música puesta apenas alcanzaba a oír.

Vi la hora en mi celular y ¡aún es muy temprano para empezar un sábado! Y todo por esa música.

Mi madre era muy fan de Nirvana. De hecho, mi nombre me lo puso por ellos; «Polly», es la canción favorita de mamá y mi nombre. A mí me gustaban un poco, con ella hablándome de ellos y escuchándolos todo el tiempo, ¿cómo no iban a gustarme? Además eran muy buenos.

En parte, tengo que agradecer a mi madre por enseñarme de la buena música. Con ella aprendí a adentrarme en la música del rock y sus alternativas. A ella le debo mi buen gusto musical.

Salí de mi cuarto no sin antes darle un beso al póster tamaño real de Michael Jackson que había en mi habitación. Yo lo amaba desde que era una mocosa de seis años. Y después pasé a saludar a mis beatles. A ellos también los amaba.

Después de eso bajé encontrándome con mi madre poniendo los platos en la mesa.

-¿Y papá?-Pregunte sentándome en la silla.

-Ha salido a comprar algo que necesita. Dijo que no tardaría.

Asentí y empecé a picar la comida que mi madre preparó.

-¿Por qué hiciste chilaquiles? -Pregunté con la boca llena.

-Ya sabes que a tu papá le encantan.

-A mi también me gustan.

La puerta de la casa se abrió dejando ver a mi papá con bolsas de mandado. Entró y las dejó en la barra.
Mi madre se levantó para servirle a mi papá. Él se sentó y empezó a comer.

-Te quedaron muy ricos, mujer.-Alagó mi padre con ese acento mexicano. Estaba encantado con la comida.

Mi papá era de México y mi mamá de Estados unidos. Su historia era muy divertida y cursi.

Mi madre en sus tiempos de joven rebelde, ayudaba transportando a los indocumentados que querían pasar a Estados Unidos, o como ellos decían; "El otro lado". Mi padre era uno de esos tantos, ahí la conoció y se gustaron, según ellos fue "amor a primera -falta de- visa".

Tiempo después fueron novios, nací yo, regresamos a México, y después se casaron y vivimos ahí hasta que yo cumplí dieciocho años, eso porque el estado de EEUU les pedía a mis padres que me regresaran al país. Nos regresamos todos juntos y aquí estamos, llevamos dos años aquí.

Cuando recién llegamos fue difícil adaptarme al idioma, pero ahora lo manejaba muy bien. Hablaba perfectamente el español y el inglés gracias a mis padres y mis amigos de aquí.

Cuando terminamos de comer, mi madre me pidió que recogiera la mesa y lavara los platos.

-¡Mamá, hay ollas!

-¿Y?

Odiaba lavar las malditas ollas. Podía lavar cualquier plato, vaso, etc. Menos una olla.

-No quiero lavarlas...

-Lo harás, Polly. -Dijo. -¿O quieres que te quite el permiso de ir a esa feria?

Torcí los ojos cuando escuché sus amenazas. Hoy saldría con unos amigos a la nueva feria y no pensaba perdermelo por unas estúpidas ollas.

-Está bien. -Estuve tallando los platos con enojo disimulado, pero mi madre se dio cuenta cuando casi rompo una taza así que tuve que bajarle a mi enojo o me iría mal.

Cuando terminé subí a mi habitación y me acosté en la cama con mi celular, lista para leer fanfics.

-¡Aah! ¡Esta se ve buena!-Dije en voz alta cuando leí la sinopsis de una fanfic sobre Mclennon.

Mclennon es la combinación de Paul McCartney y John Lennon.

Ellos eran la pareja gay más bonita que haya visto. Me encantaban.



2

La puerta de mi cuarto sonó dejando ver a mi madre.

-Polly, tus amigos están abajo.

-¡Dios mío! ¡Me olvidé de eso!-Corrí al baño mientras en el camino me quitaba cada prenda. -¡Mamá diles que no tardo!

-No tienes remedio, Polly. -Escuché decir a mi madre ya lejos. Seguramente ya estaba yendo para avisarles.

Abrí el grifo y comencé a bañarme lo más rápido que pude. Tomé dos toallas, una para mi cabeza y con la otra me iba secando en lo que buscaba un buen vestido.

Tomé uno rosa pálido que me quedaba un poco corto. Pero era precioso, además en esta temporada estaba mucho de moda.

Cuando me coloqué el vestido y los zapatos negros, me saqué la toalla del cabello ahora menos mojado y lo cepille un poco. Me hice el apartado y listo.

-¡Hola chicos!

-¡Polly te tardaste mil años!-Me reclamó Keyla, mi mejor amiga.

-Es que a último momento olvidé que ustedes vendrían...

-¿Cuándo no se te olvida algo? -Ahora fue Bob quién me reclamaba por mi pequeña tardanza.

-Ya, ya. Vámonos mejor que se nos hará más tarde. -Krist dijo apurandonos y salvándome de los reclamos.

-¡Mamá ya me voy!

Mis amigos ya estaban a fuera y faltaba yo.

-¿Llevas tu teléfono en la bolsa?

-Sí.

Mamá me obligaba siempre a que cargara conmigo una pequeña bolsa que me pasaba de extremo a extremo para que ahí metiera mi celular. Decía que ahí debería meterlo en lugar de traerlo siempre en la mano o metido entre el estómago y el pantalón. Yo no era muy buena cuidando mis celulares.

-Bien, cuidate. -Depositó un beso en mi mejilla y yo le di un abrazo en forma de despedida.

Por alguna extraña razón la abracé como si esa fuese la última vez que lo haría.


3


Pagamos las entradas y entramos a la tan esperada feria. Venia sólo una vez al año y era magnífica.

Observé la gran cantidad de juegos y puestos de comida y recuerdos que había en este lugar.

-¡Es genial!

-¿A qué juego quieren ir primero?

-¡A ese! -Krist apuntó con su dedo a la montaña rusa.

Todos estaban de acuerdo con Krist de subirse, menos yo. No quería ni podía porque le tenia miedo a ese juego en especial. Sentía que en cualquier momento se iba a desprender y se caería como en los tantos casos que habían pasado.

-¿Y que tal si lo dejamos hasta el final? -Propuse en un intento de lograr no subirme.

Afortunadamente todos aceptaron. Después tendría que ver cómo haría para no subirme.

-Bien, entonces subamos a ese.

El que eligió Keyla era mucho menos peligroso que el que proponía Krist así que esta vez sí nos subimos todos a ese. Después yo propuse otro, Bob otro, y así la pasamos.

Cuando todos empezamos a tener hambre comenzamos a buscar un buen puesto con comida rica. Pasamos entre los puestos hasta que Krist me jaló hasta un lugar.

-Mira lo que hay ahí.

Puse mi vista en lo que él apuntaba y vi un gran letrero que decía "Máquina del tiempo."

-Eso es lo que te haría feliz, ¿no?

-Por supuesto, pero es sólo un juego, Krist. No me llevará hasta el lugar que quiero.

-Te equivocas. -Un hombre de mediana edad y barba blanca se me acercó. -Puede llevarte al año y lugar que desees.

Reí un poco.

-Yo no creo...

-Pruebalo.

Todos mis amigos se me quedaron viendo esperando mi respuesta. Ellos también reían.

-Bueno, está bien. -Me acerqué hasta la enorme máquina y el hombre aplanó un botón y ésta se abrió. Dentro habían varios botones y un asiento plano.

-Entra y recuestate ahí. -Yo hice lo que él decía. -Piensa en el año que quieras viajar.

Automáticamente pensé en el año 1964, con los Beatles.

-¡Buen viaje, Polly! -Mis amigos me gritaron burlonamente y yo me reí.

Era gracioso.

De repente la puerta de la máquina se cerró dejándome ahí encerrada solo con una luz tenue encendida. Pasaron unos segundos hasta que la máquina empezó a moverse exageradamente, me sentía en un temblor. Cerré mis ojos fuertemente intentando calmarme.

Paró.

Abrí mis ojos y ¡ya no estaba dentro de la maquina!

Ahora estaba en una enorme cama. Miré a mi alrededor y me espanté al ver que estaba en una habitación.

¿Dónde había quedado la feria y mis amigos?

Me senté en la cama dándole la espalda a la parte donde estaba la puerta. Me pellizque una vez, dos veces, tres veces, hasta dejarme rojo el brazo. ¡Pero nada servía porque seguía aquí!

Me negaba a creer que la maquina era más que una tonta atracción. Era ilógico lo que había dicho aquel señor, nadie puede viajar en el tiempo y menos al pasado. Así que esto seguramente era un sueño o la maquina tenía algún aire que me haya drogado y por eso ahora tengo estas alucinaciones.

Me recoste en la cama y volví a cerrar los ojos, intentando ver si así volvía.
Pronto unos pasos se escucharon, y mis nervios aumentaron. Por el miedo, me cubrí con toda la sabana blanca de pies a cabeza.

Se escuchó que abrieron la puerta y me mordí los labios para no hacer ningún ruido.

-Paul, Paul -Alguien decía y sentí como me tocaba, intentando moverme.-¡Hey! ¡Despierta! - Alguien tiró de la sábana descubriéndome toda.
-¡Paul trajiste una de tus putas y no me invitaste!

Esto no podía ser cierto.


∆ ∆ ∆

Holaaa.

Bueno, este es el primer capítulo. ((Uff no me digas))

Si les gustó, haganmelo saber por medio de un voto y comentario.<3

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