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9. La exhibición.

Llegamos a la exhibición y Jack deja el Audi en el estacionamiento privado. Carga su arma y la coloca en su espalda baja debajo del traje. Presiona el auricular en su oído y se comunica con su gente mientras nos bajamos. Estoy hecha una bola de nervios en este momento, pero respiro hondo. Debo ser fuerte. Noto que echa las llaves del Audi en sus bolsillos y mi instinto me obliga a quitárselas sin que se dé cuenta, y es cuando la señora Adams se acerca a nosotros. Lleva un lindo vestido marrón acorde a su edad y lucía radiante. Es una mujer muy hermosa, a pesar de su peculiar manera de ser.

Me mantengo al margen de ellos.

—Jack. — asiente como saludo. — Este traje se te ve muy bien. — sonríe.

—Gracias. — responde cortantemente. — ¿Todo está listo?

—Sí, pueden entrar. Eric ya está en posición.

—Bien. Vamos. — me toca la espalda suavemente para hacerme caminar.

—Ella puede adelantarse, necesito hablar de algo contigo primero. — lo detiene colocando la mano en su pecho. La que él mira con desconcierto. ¿Qué sucede entre ellos dos? Me quedo quieta, esperando su aprobación y cuando lo hace, sigo mi camino acompañada de otro agente hasta el evento en sí. ¿De qué estarían hablando? Me quedo con la duda, pero es obvio que no puedo confiarme ciegamente de ninguno de ellos, aunque sean parte de la ley.

Al entrar, Eric está de vendedor ambulante y yo... solo soy yo. Una distracción para Frank mientras ellos hacen su trabajo. Estoy en la parte inferior del salón, mezclada entre la gente y no logro ver a nadie sospechoso, solo gente adinerada y el ruido del motor de los vehículos costosos que nos rodeaban. Cuando miro al segundo piso, en las enormes escaleras, está Jack, mirándome fijamente. Su conversación con la señora Adams había terminado al parecer. ¿Qué cosas le habrá dicho? Sé que no me quitará la vista de encima y eso me da, una vez más, mucha seguridad.

Tengo mucho miedo.

Todo va normal hasta que veo a Frank en el fondo con un esmoquin hablando con alguien más. En cualquier momento se dará cuenta que estoy aquí y tengo mucho miedo de lo que hará.

Los recuerdos de aquella habitación azotan mi mente y me cuesta respirar, haciendo que quiera arrancar la piel de mis uñas por ansiedad.

—Melanie, escúchame. Concéntrate en mi voz. — me dice Jack por los auriculares. — Inhala, exhala. — lo hago. — Y recuerda que estoy aquí, contigo. — ¿tiene el valor de decirme estas cosas aun sabiendo que nos están escuchando? Por extraño que parezca, sus palabras funcionan.

Me acerco al auto verde más costoso de la noche y mantengo la calma. Eric se acerca y me trata como si fuera una prestigiosa compradora, destacándome sus cualidades. Habla, habla y habla, y de repente su alegre expresión cambia. Se aleja de mí sin más que decir y sé que es porque algo malo viene.

— ¡Vaya, vaya! ¡Miren a quién tenemos aquí! Déjame adivinar: estás encubierta con todos tus amigos policías idiotas. — dice Frank, acercándose a mí. Mis manos comienzan a temblar pero hago todo lo posible para ocultarlo. — ¿Qué? ¿No me mirarás?

Me giro para verlo de frente. Esto está siendo demasiado difícil para mí.

—¿Cómo puedes ser tan cínico? ¿Cómo puedes actuar como si nada pasó? — no sé si podré soportar esto.

—Digamos que...me importa una mierda lo que haga la policía conmigo. Esto es más grande de lo que ellos piensan. Mi vida es solo como un peón más en el tablero. — se ríe a carcajadas. Está completamente loco.

— ¿Qué fue lo que pasó cuando Martha te acuchilló? ¿Fue parte de algún plan? — en cualquier momento me desplomaré y lloraré sin parar. Estoy resistiendo.

—Tu madre suele ser un problema en la ecuación ciertas veces por esa...rara enfermedad. —¿de qué enfermedad habla? — Me divertía mucho con ella, pero no podía soltarla porque sabía demasiada información y porque a mí superior, no le agrada la familia Cross. — confiesa a pesar de que sabe que los demás policías están escuchándonos.

—¿De qué enfermedad hablas? Y no has respondido mi pregunta.

—Me acerqué a tu madre para matarte. — confiesa sin más. — Me distrajo muchas veces con las cosas deliciosas que sabe hacer, hasta esa noche. Pero sé que, a final, solo lo hacía porque le gustaba acostarse con el enemigo de su ex amante, hace 21 años atrás. No podía alargar más mis planes, así que convencí a la otra para terminar contigo a cambio de mucho dinero. Mientras que Martha 1 luchaba para proteger a sus hijos, la Martha 2 quería deshacerse de ti. Es algo complicado, pero aunque me costó comprenderlas, llevé todos mis planes a la perfección. — vuelve a reírse como maniaco. No entiendo absolutamente nada de lo que dice.

—Todo iba acorde al plan hasta que volvió la patética y quiso detenerme. Y sí, sí me apuñaló de verdad. — muestra el vendaje que lleva alrededor de toda su espalda. — Pero para su mala suerte soy más duro de matar que una mosca. — vuelve a reírse. — Pero esa noche, cuando entré y te vi desnuda, se me ocurrió algo mucho mejor y simplemente lo hice. A tu madre le encantan los negocios sucios y accedió a él. No le importas una mierda. — la mujer que tengo por madre es lo más monstruoso que existe en este mundo.

El nudo que llevo en la garganta es inaguantable.

— ¿Por qué querías asesinarme? ¿Por qué? ¡No le he hecho nada a nadie! — todo me quema por dentro.

—Tú no, pero tu padre sí y hasta que mi superior no vea que llore sangre, no va a dejar de lastimar a los suyos jamás. — ¿mi padre? ¿ahora resulta que tengo padre? Todo esto es una mierda. — Ni tu padre, ni el policía, ni nadie podrá salvarte de tu propio destino. No tienes idea de lo que te espera. — suena bastante convencido y resentido.

—Lo mismo podría decirte. — Eric sale de su escondite y le apunta con su arma en la cabeza. Todos los agentes sacan sus armas y protegen a los civiles, llevándose consigo a todos los sospechosos con los que había cruzado palabras.

Frank vuelve a reírse como desquiciado.

—¿De verdad creen que vine hasta aquí sin un plan B? — sigo en shock. — Solo piénsenlo: de repente atrapan a Martha y les revela de esta exhibición donde cada coche tiene un regalito consigo. Están aquí por así lo queremos, porque así lo quiera. Y nadie saldrá con vida de aquí...ni siquiera tú. — me mira, y es suficiente para que Eric logre descifrar su verdadero objetivo.

—¡Todos afuera ahora! ¡Es una trampa! — presiona sus auriculares mientras grita pero es demasiado tarde. Varios coches dentro y fuera estallan simultáneamente, provocando derrumbes y que muchos inocentes mueran. Eric se abalanza sobre mí, cubriéndome con su cuerpo pero caemos a cierta distancia lejos cada uno. El terrible zumbido y la tontera me mantienen tirada en el suelo. Al girar la cabeza e intentar recuperarme, veo cómo Frank se levanta (muy malherido) y sin poder caminar con normalidad corre hasta la puerta que conduce al estacionamiento. ¿A dónde cree que va? No puedes permitir que se salga con la suya otra vez. Me digo a mí misma. ¿A qué se refería con la enfermedad de mi madre, con la Martha 1, Martha 2 y lo de mi supuesto padre? Me volveré loca. Mi mente está sobrecargada y solo él puede darme más respuestas.

Me pongo de pie y lo persigo, viéndolo salir del estacionamiento en uno de los coches deportivos que aparentemente había traído.

—No escaparás otra vez, maldito. — saco toda la furia que llevo dentro, tomo las llaves del Audi y me subo en él. Se siente extraño conducir un coche de alta clase después de tantos años. La primera vez que lo hice, fue por mi madre. Cuando tenía 8 años, uno de sus amantes tenía un taller, reparaba y vendía coches para apostar por ellos en carreras ilegales. Seis meses fueron suficientes para dominar a la bestia de hierro apenas siendo una niña. Martha también lo fue, desde siempre. En parte creo que quería convertirme en una mejor versión de sí misma.

Acelero y no lo pierdo de vista. Frank no se me escapará. No lo permitiré.

Jack Connor.

—¿Eric? ¡Eric! — lo ayudo a levantarse del suelo. — ¿Estás bien? — examino sus heridas.

—Sí, estoy bien. — quita el polvo de su ropa.

—¿Dónde está Melanie? — miro alrededor y no hay rastros de ella. — ¿Dónde está?

—No lo sé, estaba aquí hace un segundo. Frank también. — empiezo a sospechar.

—Dos vehículos acaban de abandonar el estacionamiento. — dice Jimmy a través de los auriculares. — Uno es un deportivo y el otro es el Audi del agente Connor. — ¿mi auto? Eric me mira y ambos fruncimos el ceño. ¿Quién estaría usando mi coche si yo no estoy en él? Reviso mis bolsillos y ciertamente no tengo las llaves. ¿Quién habrá...? La voz de mi subconsciente se queda en silencio y solo una persona llega a mi mente: Melanie Cross. Empiezo a creer que nunca debo bajar la guardia con ella.

—No puede ser. — uno las piezas del rompecabezas. — ¿Jimmy, me escuchas? — toco el auricular en mi oído mientras corro hasta una de las patrullas negras del departamento.

—Sí señor, lo escucho.

—Necesito que uses los drones tácticos para seguirlos. No podemos perderlos de vista.

—Eso fue lo primero que hice, tengo visual de ellos justo ahora. Van por la gran manzana cerca del puente y ella va detrás de él. Les compartiré la ubicación en tiempo real. — contesta.

—Gracias, vamos encamino. — junto conmigo vienen más agentes en patrullas por seguridad, incluyendo a Laura. ¿Qué estás haciendo Melanie?

Melanie Cross.

Sin quitar mi pie del acelerador, persigo a Frank sin titubear. ¿Cree que puede meterse con mi familia e irse sin enfrentarse a las consecuencias? No lo permitiré. Logro embestirlo varias veces con el Audi detrás y logra alejarse lo suficiente. Observo los retrovisores y hay una furgoneta más detrás de mí, así que dudo que sean policías. Uno de ellos se asoma por la ventana y empieza a disparar, por suerte, este auto es blindado, así que debo encontrar la manera de deshacerme de ellos.

Estoy en el taller de mi padrastro a los 9 años limpiando las herramientas que utiliza a diario. Martha y él discuten fuertemente por celos y yo guardo silencio. ¿Qué más podría hacer? Solo deseo irme a casa. Sale enojada y por distraída una tuerca cae sobre mis dedos, provocándome un terrible dolor.

—¡Dios Melanie! ¿Por qué nunca dejas de ser tan torpe? — Martha me regaña pero solo puedo llorar por la sangre que ahora sale de mis dedos (me había roto una uña y dolía demasiado). — Ven aquí. — resopla, se agacha y empieza a enjuagar mi golpe. — Debes ser más cuidadosa, si no aprendes a cuidar de ti misma, nadie lo hará por ti ¿lo entiendes? — guardo silencio con la cabeza agachada. — Dime que lo entiendes.

—Lo entiendo. — apenas me sale la voz.

—Tenemos que irnos, necesitas un médico.

—Tú no irás a ninguna parte. — mi padrastro la detiene.

—Tú no vas a prohibirme nada. — me mantiene detrás de ella para protegerme. — Melanie está herida y necesita un médico.

—¿Herida? — mira mi pie. — No creo que sea algo que con un poco de alcohol y algodón no se pueda solucionar. — está muy enfadado y Martha solo se ríe.

—Parece que aún no sabes con quién te estás metiendo, mi hija irá al hospital lo quieras o no.

—¿Desde cuándo te importa tanto la vida de tu hija? Ni creas que saldrás de estas cuatro paredes para que te revuelques con el primero que se cruce en tu camino. No dejaré que me vuelvas a ver la cara de estúpido. — otros de sus hombres se dispersan por todas las puertas de la casa para evitar que salgamos.

—Melanie, amor...ve al coche y no salgas de ahí. — me ordena, mirando fijamente a mi padrastro. No me queda de otra que obedecer y quedarme sentada en el volante, escuchando sus gritos, golpes y objetos rompiéndose contra el suelo. El coche se había vuelto mi único lugar seguro, al menos por esta noche. No dejo de pellizcar mis uñas de los nervios y el miedo hace que ya no sienta dolor. Martha sale corriendo, sube al coche y me ordena conducir lo más rápido que pueda. Apenas puedo darme cuenta de que también está sangrando de múltiples heridas en su rostro. Ese mal hombre la había golpeado.

—¡Vamos niña, tenemos que salvar nuestras vidas! Volveremos a casa. — me anima entre lágrimas, rompo la puerta del garaje con el auto y cuando ya estoy en carretera, acelero sin mirar atrás. Sus hombres nos siguen en sus autos viejos pero veloces y los nervios me hace temblar más de lo que debería.

—¿Recuerdas aquella maniobra que te enseñé? — dice de repente. — Si no la logras ahora, será nuestro final. — la recuerdo perfectamente. La primera casi no la cuento, pero esta vez, no puedo fallar.

Cambio de carril, piso el freno y giro el volante aun en marcha para cambiar de carretera, y solo cuando los tengo convencidos de que solo avanzaré, piso el freno lo más fuerte y ágil que puedo mientras ellos siguen recto, pero sin mí al frente. Doy la vuelta en mi propio eje y vuelto a la principal, sin perder a Frank de vista. Cuando sus hombres en aquella furgoneta intentan alcanzarme, un camión se les atraviesa, haciendo que exploten instantáneamente y sacuden a todos los que estamos cerca. Mantengo mi fuerza y analizo mis próximos movimientos, miro el mapa en la pantalla del Audi y sé qué hacer. Conduzco por una vía distinta para interceptarlo de frente sin importar que salga dañada en el proceso. Solo así lo podría detener.

La bolsa de aire explota y me golpea la cabeza. El mareo vuelve a mí pero ver que Frank salió de su auto muy herido, me devuelve las energías que necesito. Recuerdo el arma que Jack tiene en la guantera izquierda y la tomo. Salgo del coche y camino hasta él, sin más miedo ni cobardía. Él también se acerca a mí con una navaja en manos y escupiendo sangre de su boca.

—¿Qué crees que haces, niña estúpida? ¿Qué harás con eso? — mira el arma en mis manos.

—Esto. — le disparo en una pierna, haciéndolo gritar de dolor.

—Ya veo que no pierdes tiempo, el policía ya te enseñó a disparar. — dice. Es un psicópata.

—No lo hizo él, lo hizo mi madre. — le disparo en la otra pierna. Cae al suelo mientras lentamente se desangra pero aun así, no deja de sonreír.

—Adelante, hazlo. Conviértete en una asesina. Igual de tu madre. — parece que sabe más de mi propia madre que yo y eso me atormenta.

—¿Qué es lo que sabes de Martha que yo no? ¡Dímelo! — le exijo con desesperación.

—Eres tan ingenua. — sigue revolcándose en el suelo. — No tienes idea de lo que esa mujer ha hecho y es capaz de hacer. Estás velando por el lado equivocado.

—¿A quién asesinó? ¿Qué tienes que ver en todo esto?

—Te ocultó a tu padre durante todos estos años y no va a rendirse hasta encontrarte. Tu adorada madre tiene cuentas pendientes con media ciudad y tú serás la carnada para pagarlas. Tus días aquí...y los de tu madre, están contados. — coje la navaja y sin que pueda reaccionar a tiempo, corta su propio cuello sin humanidad.

El resto de la policía llega, pero yo estoy en shock.

—¡Melanie! — la voz de Jack suena tan cerca y tan lejos a la vez. — Mírame, escúchame. — me devuelve a la realidad, haciendo que me centre en sus ojos azules. — Dámela, ya pasó. — baja la mano con la que sostengo el arma y me la quita dócilmente. — ¿Estás bien? — miro los coches destruidos y no sé qué responder. — Estás temblando, ven conmigo. Te sacaré de aquí. — me obliga a caminar a su lado hasta entrar en aquella patrulla con él.

Jack Connor.

Lo único que me importaba en este momento era protegerla. No sé cómo tuvo el valor de tomar las llaves sin que me diera cuenta y aún peor, que siguiera a Frank de tal manera. Por momentos pensaba que estaría perdida pero la manera en que se deshizo de aquella furgoneta solo me hizo sentir orgulloso de ella. Las mujeres Cross definitivamente son más peligrosas y astutas de lo que cualquier se podría esperar.

—Jack, ¿a dónde vas? — Adams me alcanza antes de que pueda subirme al auto.

—Tengo que sacarla de aquí, aun no es seguro.

—No puedes llevártela, tiene que testificar.

—Lo hará, pero en otro momento. — abro la puerta y ella la cierra. ¿Por qué se comporta de esta manera? — ¿Qué estás haciendo? — la encaro. Melanie está dentro pero por su estado no creo que esté pendiente de nosotros.

—¿Crees que no me doy cuenta? ¿Crees que no noto cómo la miras? ¿Cómo la tratas? ¿Qué tienes con ella? ¿Por qué te importa tanto?

—¿Te volviste loca? ¿De qué me estás hablando? — estoy perdiendo la paciencia.

—Simmons fue quien cambió a Eric de la misión, ¿por qué? ¿Por qué lo hizo Jack? ¿Qué están tramando? — frunzo el ceño. — Sé perfectamente que ustedes dos no toman decisiones sin tener una algo de base. ¿De qué se trata?

—No estás en posición de exigirme explicaciones. Y si tantas dudas tienes, pregúntale a Simmons personalmente, no a mí.

—La llevaste a tu apartamento. Donde nunca me llevaste a mí. — pongo los ojos en blanco. — Actúas con ella como nunca lo hiciste conmigo. Nosotros...

—¡No hay un nosotros entre tú y yo! — alzo la voz. — Nunca lo hubo. Siempre fue trabajo y lo sabes.

—¡Para mí no lo fue! Significaste...significas más para mí que cualquier cosa Jack. — no puedo creer que siga afectada por eso después de tanto.

—Ya es pasado. Solo era sexo y nada más. Deberías sacarme de tu vida antes de que sea demasiado tarde. — intento mantener la calma.

—Entonces ella también. — respiro profundamente antes de contestar. — Ella también debería sacarte de su vida antes de que la envuelvas en tus encantos y cuando te canses la dejes y nada más. Ha pasado por mucho y no creo que tengas el valor de enamorarla aun sabiendo que eres incapaz de amar. Y por si aún no te has dado cuenta, amor es lo más necesita y lo que menos su madre le dio. — seca las lágrimas que salen de sus ojos. — Haz lo que quieras. — dice y regresa con los demás agentes.  

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