22. La trampa.
Un nuevo día ha comenzado.
Jack se ha ido muy temprano a trabajar. Me desayuno, me reúno con mi compañero de tesis y luego de varias horas revisando que todo esté correcto, tomamos un café y nos vamos. Es una agradable persona. Dentro de una semana, será nuestra última exhibición. Así que tendremos que preparar muchas cosas para poder pasar la tesis con una buena calificación. Quiero impresionar a los maestros y que vean nuestro potencial.
He recibido muchos mensajes de Lisa desde la noche en la disco, así que aprovecho mi momento libre para ir a saludarla y de paso hablar con Judith personalmente sobre mi nuevo empleo.
—¡Melanie! Pensé que estabas molesta conmigo. — dice en cuanto me ve.
—No, jamás lo estaría. No hay razón. — juego con su hermoso cabello rubio.
—Lamento todo lo que pasó en la fiesta. Creo que soy mala con el alcohol. Perdí el control.
—No te preocupes, ya está en el pasado. — mira por encima de mi hombro.
—Y hablando de eso, creo que hay alguien más que tiene que pedirte una disculpa. — se refiere a Maicol detrás de mí. Se ve muy nervioso. No recuerdo muchas cosas con claridad pero sí de su mal comportamiento en general.
—Quiero pedirte una disculpa por lo que pasó en la disco. Estaba pasado de copas y no pensé en mis actos. Espero que no me odies, aunque lo merezca. No volverá a pasar. — se disculpa. Sé que es un buen chico, pero cuando está bajo el efecto del alcohol, me ha quedado claro que es todo lo contrario.
—Acepto tus disculpas pero de todos modos, es mejor que guardemos distancia. — trato de ser lo más afable que puedo.
—Está bien, estás en todo tu derecho. Respetaré eso. Y una vez más, mil disculpas. — solo asiento con la cabeza y sigue con su trabajo.
Rato después, sale Judith.
— ¡Vaya, vaya! Miren quién se dignó de aparecer. — no tiene buena expresión.
—Con usted quería hablar, yo...
—Shhh. No desperdicies tu tiempo. Lisa me explicó. Si ganas más allí entonces me conviene. Recuerda que acordamos que me ayudarías a pagar las multas que gracias a ti tengo. — me interrumpe.
—Sí, lo sé. Cumpliré mi palabra, no se preocupe.
— Bien. ¿Sabes de casualidad dónde está Jack? Desde que entraste aquí no ha regresado. — cambia de tema.
—Y ni creo que lo haga. Ya tiene novia. — sonrío al considerármelo.
—¿Novia? — frunce el ceño. — ¿Pero... sabes si es real o solo es parte de una de sus misiones? Me preocupa la salud mental de mi mejor cliente, eso es todo.
— ¿Cómo que "sus misiones "? — frunzo el ceño.
—Jack ha hecho este trabajo antes. Se acuesta con chicas y les hace creer que las quiere para sacarle la información que sus superiores quieren. ¿Pero tú cómo sabes eso? — la inseguridad estremece mi pecho. — ¡Ay, no puede ser! ¡Eres tú! ¿De verdad piensas que todo esto es amor? Los hombres como Jack solo sirven para dos cosas: matar y coger. — no sé qué responder y antes de que lo haga de mala manera, Lisa me hala hasta alejarme completamente de su presencia.
— ¿Qué quiso decir con eso? — estoy muy molesta.
Me sirve un poco de agua.
—No lo sé. De cualquier manera no le hagas caso. Tus problemas terminaron cuando ese hombre murió.
—Eso supongo, pero ¿sabes algo? Algo me hace dudar. Siento que...en cualquier momento alguien me apuñalará por la espalda otra vez.
—¿Cómo tu madre, cierto?
—Sí, justo como ella. — recordarla siempre me baja los ánimos. — Tengo que hablar con Jack y...aclarar este asunto. — dejo el vaso sobre la mesa del bar.
—Está bien. Hablaremos después. — le doy un abrazo y me marcho.
Jack Connor.
Hoy ha sido un día de investigación, actuar, ocultar cosas y soportar a gente irritante. Simmons ha enviado tres patrullas a la dirección de Richard para darles un aviso, cosa que estoy seguro de que es un error, pero como siempre, creer saber lo que hace. Estamos esperando la señal para intervenir en cualquier momento desde la base.
Hasta ahora va todo bien.
— ¿No crees que este ataque empeoraría las cosas? Al menos deberíamos haber ido también, son muy pocos considerando que es una mafia. — le digo. Adams y yo nos miramos sospechosamente. Sabemos que no podemos confiar en Simmons pero yo tampoco puedo confiar en ella.
Llevamos chalecos antibalas y estamos bien equipados para interceder en caso de que algo salga mal.
— ¿Conoces las reglas del ajedrez? — no veo el sentido de su pregunta y frunzo el ceño. — ¿Por qué crees que los peones avanzan primero? — es entonces cuando me doy cuenta de que ha decidido arriesgar la vida de esos agentes para... ¿qué? ¿Qué quiere lograr exactamente con esto?
— ¿Qué hiciste? — estoy furioso.
—Me estoy asegurando de que mis mejores agentes sobrevivan.
—¡Estás jugando con la vida de esos hombres! Sabes que van a la boca del lobo. — no puedo creer que esté haciendo esto.
—Hay situaciones que requieren muchos sacrificios. Dependiendo de la manera en que se defiendan de estos agentes novatos, sabremos cómo atacar la próxima vez. Bilson y Richard caerán. — dice, y simplemente se retira de nuestra presencia antes de que pueda estallar.
Todos en esta habitación están preocupados por los demás agentes pero no pueden desobedecer órdenes. Tengo que hacer algo, no dejaré que Simmons decida quién vive y quién no en este maldito edificio. Tomo la radio que se comunica con dichos agentes y hablo con ellos.
—¡Hola! ¡Aquí el agente Connor! ¡Tienen que salir de ahí ahora! Repito ¡Aborten la misión! ¡Aborten la misión! — repito varias veces hasta que uno de ellos responde "copiado" con un tono de confusión.
— ¡¿Qué has hecho?! — grita Simmons, entrando de nuevo.
—Proteger a mi gente. — le respondo con mucha autoridad, retirándome yo esta vez.
— ¡Hey! ¿Qué sucede? — pregunta Eric cuando me alcanza por los pasillos.
Me detengo.
— Sucede que parece que todos se están volviendo locos aquí. Si este maldito lugar sigue así, regresar a Filadelfia será mi mejor opción. — contesto, mirando nuevamente a Simmons que está parado a unos metros detrás de Eric.
— ¿Sargento Simmons? ¿Me copia? — suena en los altavoces de todo el departamento. Todos nos detenemos y prestamos atención. Alguien ha hecho que se escuche en todo el edificio y cuando miro a los alrededores, veo a Laura saliendo de los controles, lo que me confirma que ha sido ella.
—Lo copio agente, ¿Qué sucede? — le responde Simmons. No tiene otra manera. Todos los ojos están puestos en él.
— ¡Hemos recibido la señal de abortar la misión, pero los hombres de Bilson nos están persiguiendo! ¡Nos siguieron hasta la localización de Richard! Todo fue un trampa.
— ¡Diríjanse a la zona militar, ahí recibirán apoyo! — ahora hace el papel de héroe.
—Creo que eso ya no será posible señor.
— ¿Por qué?
—Porque ya estamos frente a ustedes. — en el momento que lo dicen, una explosión detona detrás del lugar y hace que todo se sacuda bruscamente.
Todos se inquietan y salen corriendo.
Un fuerte silbido tapa mis oídos y me vuelvo a levantar. Empiezan los disparos y me uno a la acción. Me encubro detrás de un muro junto a Eric con nuestras armas en manos. Están muy cerca de nosotros. Contamos hasta tres y empezamos a disparar, dejando sin vida a tres de ellos de inmediato. Los pocos agentes que pudieron regresar entran antes de que vengan más ataques. Seguimos despejando la zona y salimos para ayudar a los heridos de la explosión.
El sonido de un disparo muy cerca llama toda mi atención.
Cuando volteo y veo a Eric caer lentamente al suelo con una de sus manos sobre un lado de su estómago, siento como si me clavaran una estaca en el pecho, algo que jamás había sentido desde que mi padre había muerto.
— ¡Eric! — grito y corro a su lado, disparando a la posición de donde vino el balazo. Lo más probable es que también haya algún francotirador por ahí. Lo ayudo a levantarse y antes de que alguien pueda dispararnos, Adams los mata y nos ayuda a movernos a una zona segura.
Miro a todos los criminales que han muerto y luego a ella.
—¡Hombre herido! ¡Una ambulancia! — grito para que puedan escuchar. Pero justo cuando pensamos que todo ha terminado, lanzan una granada hacia dentro y antes de que podamos hacer algo, detona. Ha caído muy cerca de nosotros. El inmenso y fuerte zumbido inunda mis oídos. El dolor de cabeza es aún peor. Mi vista no está muy clara, pero aun así, trato de buscar a Eric dentro de tanto polvo y tanta gente. Cuando lo veo, voy hasta él con mucho esfuerzo. Sigo escuchando varios disparos a lo lejos pero solo me enfoco en protegerlo hasta que la ayuda llegue.
Una hora después.
Estoy sentado en una ambulancia mientras los paramédicos me curan la herida que tengo en el brazo. Eric fue trasladado de emergencia al hospital. Ha sido el que más daño ha recibido esta noche, excepto por los que han muerto. Tal vez no debí decirles que volvieran. Me siento culpable de esto, aunque no debería, porque el principal es Simmons, que, de hecho, no lo he visto desde hace rato. No me sorprende. Siempre huye de sus errores. Afortunadamente, la mayoría solo tienen heridas superficiales.
Estoy mirando el desastre que me rodea, los bomberos apagando el fuego, los paramédicos curando heridas, muchos periodistas, muchos policías y mucho ruido. Han terminado de curarme y vacunarme de no sé qué. Me siento mucho mejor, físicamente, pero mi mente está con Eric en el hospital.
Alguien llega de repente y me abraza con desesperación. Por su olor y su voz, sé que es Melanie. No me ha dado tiempo de verle la cara.
— ¿Estás bien? ¡Dime que estás bien! — observa mis heridas.
—Estoy bien. Solo fue un rasguño, tranquila. — se aparta para no lastimarme.
— ¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo están los demás? — todo nuestro alrededor es un caos.
—Eric fue trasladado de emergencia. Una bala lo hirió. Tenemos que ir con él. — la enfermera termina de ponerme la venda en el brazo y Melanie me ayuda a colocarme la gabardina.
Antes de entrar al jeep, le echo un último vistazo a los bomberos apagando el fuego y mi rabia contra todo lo que acaba de pasar. También veo a Adams, mirándonos sin expresión alguna mientras también le curan una herida en la frente.
Nada bueno sucederá a partir de ahora.
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