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Hana subió a la azotea donde se encontró con Aizawa y Oboro alimentando al pequeño gato que cuidaban entre todos hasta encontrarle un hogar.

—¿Dónde está Hizashi? —preguntó al no ver a su ruidoso amigo con ellos—. ¿Fue a la cafetería?

—No. Un profesor lo llamó —respondió Shota—. Al parecer fue asignado a una agencia.

—Oh, eso es espectacular —dijo mientras se sentaba al lado de Aizawa—. ¿Qué clase de agencia será?

—Una ambientada al combate —respondió Oboro—. No me imagino a Hizashi como luchador.

—Las pasantías están destinadas a proveer experiencias que no puedes obtener por ti mismo —dijo Aizawa—. No puedes ir por ahí golpeando a la gente para tener experiencia en combate, así que esta pasantía le vendrá bien a él.

—Uno del grupo ha comenzado su camino de héroe —dijo Hana mientras fingía que se limpiaba una lágrima—. Qué feliz soy.

—Nosotros también seguiremos ese camino —dijo Oboro con una gran sonrisa—. ¡Solo debemos de tener paciencia!

Hana y Oboro se miraron con una sonrisa, en cambio, Aizawa se mantuvo serio mientras acariciaba la barriga del gatito que dormía en sus piernas. Los tres iban a continuar comiendo sus almuerzos, pero en aquel momento Nerumi ingresó por la puerta y los distrajo brevemente.

—¿Ese es el gatito que tenían el otro día? —preguntó a lo cual ellos asintieron—. ¡Es tan lindo! ¿Puedo cargarlo?

Nerumi miró a Aizawa con ojos suplicantes, por lo que inmediatamente asintió y le entregó al gatito. La joven soltó un chillido de la emoción y comenzó a hablarle al pequeño animal de forma dulce mientras lo acariciaba.

—Adorable —dijo Oboro mientras la veía.

—¿Cómo se llama? —preguntó Nerumi, pero ninguno supo qué decir—. ¿No tiene? Entonces deberíamos de colocarle uno.

—¿Cómo cuál? —preguntó Hana.

—¿Cuáles son vuestras comidas favoritas? —preguntó.

—¡Sushi! —exclamó Oboro.

—¡Papas fritas! —exclamó Hana.

—Nada en particular —dijo Shota.

—Bueno. Sushi es el que mejor le queda —dijo la chica mientras miraba al gatito—. Eres un encantador rollito de sushi, ¿verdad?

El pequeño gato soltó un maullido que les indicó que le agradaba su nuevo nombre.

—¿No te gustaría quedártelo? —le preguntó Hana—. Estamos buscando un hogar definitivo para él.

—Me encantaría, pero por desgracia, estoy planeando dejar mi casa luego de la graduación —respondió—. Así que no estaré en un buen lugar para cuidar de este pequeñín. Además, dicen que es muy difícil casarse cuando eres un soltero con gatos.

Aizawa se le quedó viendo fijamente. A él no le importaría quedarse soltero de por vida si puede estar con todos los gatos que le gustaban.

—Es una lástima —dijo Oboro.

—Puedo quedármelo de manera temporal —dijo, lo cual provocó un toque de esperanza en ellos—. Por cierto. He venido hasta aquí para hablar con ustedes.

—¿Con nosotros? —preguntó Shota.

—Sí. Oí que son los únicos que no fueron llamados por una agencia —dijo—. Así que venía a ofrecerles una pasantía en la agencia en la que me encuentro. Mi jefe está dispuesto a aceptar a quien sea.

—¡¿Lo dices en serio?! —exclamó Oboro, quien estaba a punto de explotar de la emoción.

—Sí. Hablo muy en serio.

Oboro chilló de la emoción, al igual que Hana, quienes de manera repentina abrazaron a Nerumi. En cambio, Aizawa se encontraba en silencio mirándolos de manera inexpresiva debido a que no se sentía del todo seguro de cursar una pasantía. Después de todo, él no se veía como un héroe.

Nerumi y Hana charlaban animadamente mientras salían del recinto de la academia. Más atrás de ellas se encontraba Aizawa, quien solo las acompañaba porque ellas le suplicaron que escogiera la mejor comida para el gatito.

—Entonces, ¿Aizawa y tú están saliendo? —preguntó curiosa la mujer de cabellos azules.

—No estamos saliendo —respondió rápidamente Aizawa, quien sabía perfectamente que Hana respondería que «Sí» solo para molestarlo—. Solamente somos amigos.

—Oh, entonces los rumores estaban equivocados.

—No entiendo por qué la gente inventa rumores estúpidos.

—¡Allí está la tienda! —cambió de tema Hana, quien se fue acercando a la tienda de animales—. Mirad. Hay muchos animales encantadores.

—¿Cuál comida debería de escoger?

—Esta está bien para él —dijo Aizawa mientras le señalaba a Nerumi un saco de comida—. Tiene todo lo que se necesita para su crecimiento.

—Aizawa Shota el experto en gatos —dijo Hana con tono divertido—. Me sorprende que no tengas un gato cuando sabes todo de ellos.

—Ellos merecen estar en compañía de alguien agradable. La mía es horrible, así que no puedo tenerlos.

—Piensas que nadie se sentiría a gusto con tu cercanía, pero la realidad es diferente —dijo—. Tan solo deberías de mirarnos. ¡Nos encanta estar a tu lado!

Aizawa se quedó mirando fijamente la gran sonrisa que Hana le dedicaba mientras sentía como algo cambiaba.

—Ya está —dijo Nerumi e interrumpió el pequeño ambiente entre ambos jóvenes—. ¿Nos vamos?

—Un momento —dijo Hana, quien rápidamente se acercó al mostrador del local y compró un pequeño juguete—. Mira, Sushi. Un nuevo juguete para ti.

Sushi comenzó a jugar con su nuevo juguete, por lo que Nerumi y Hana soltaron un chillido emocionante, en cambio, Aizawa se quedó mirándolas en silencio.

—Ustedes toman el tren, ¿no? —preguntó Nerumi, a lo cual ambos asintieron—. Entonces aquí deberemos de separarnos. Les estaré informando sobre la evolución de Sushi.

—Está bien —dijo Hana, y se acercó a acariciar la cabeza del gato—. Adiós, Sushi.

Aizawa se despidió de forma simple y se quedó mirando como la chica se iba alejando con el pequeño gato.

—Yo digo que se lo quedará —habló Hana, captando la atención de Aizawa—. Se le veía muy interesada en Sushi.

—Pienso lo mismo.

Aizawa miró a su compañera y ante la gran sonrisa que ella le demostraba, se le vinieron a la mente las palabras que Nerumi había mencionado, sobre la supuesta relación que se rumoreaba en la academia. Para el chico le era imposible imaginarse salir con Hana, porque pensaba que alguien tan alegre como ella no podría salir con alguien tan sombrío como él.

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