— ¿Cómo has estado? — Cuestionó Mina al verme más relajada. —Creo que ya no estoy tan deprimida— Le respondí viendo al techo, lanzando y atajando una pequeña pelota que había encontrado.

—Supongo que no puedo estar deprimida todo el tiempo— La atajé, parando, volteando a ver a Mina, siendo algo incómodo en el sofá, incluso siendo no tan alta.

—Tardé años en dejar de estar deprimida cuando entraste en la reserva… — Me puse más cómoda, recordando que Mina era muy de ver en cualquier descuido, simplemente dejé que mi falda subiera un poco por la posición.

—Simplemente odio sentirme inútil, ya no quiero que me salven— Volví a voltear, viendo el techo. —Parece que solo nos quieres salvar a nosotras, cada que haces algo impresionante salvas a cientos de miles— Me aclaró.

—Quizá me he vuelto muy egoísta, siento que de nada me va a servir salvar a un millón si no puedo salvar a una de ustedes— Le aclaré, sabiendo bien lo mal que sonaba eso.

—Mi heroina de pequeña está empezando a convertirse en una villana— Empezó a reír, viéndola se reojo, sonriendo yo también.

Pero estaba siendo cierto, dejaría al mundo arder para salvarlas, no era lo más ético, pero era lo que pensaba.

— ¿Tienes hambre? — Cambié de tema, sentándome, asintiendo ella un poco extrañada, levantándome y yendo a su cocina.

— ¿No necesitabas comer ya? — La escuché detrás. —En lo más mínimo, si lo hago es por puro gusto, todavía tengo el sentido del gusto— Me volteé, efectivamente siguiéndome ella, guiñandole y volviendo a mi camino, abriendo su refrigerador.

— ¿Qué quieres comer? — Pregunté mientras veía qué ingredientes había. — ¿Por qué no haces algo de donde naciste? — Preguntó, asintiendo, empezando a sacar los ingredientes.

—Tengo mucho que no hago nada de mi región, así que no esperes demasiado— Le advertí al poner cosas en la cocina.

—Te quedaban bien cuando era pequeña— Opinó, recordándome las veces que le cociné dado que su madre estaba ocupada.

—Después de eso dejé de cocinar cosas tan complicadas… — Le revelé. —Siempre quise hacer esto— Sentí como puso su codo en mi hombro, siendo efectivamente, más alta que yo por centímetros.

— ¿Qué cosa? — Cuestioné. —Esto— Señaló con la otra mano la pose que estaba haciendo. —De pequeña siempre pensé que no sería más alta que tu, además de que siempre parecías muy adulta— Aclaró, haciéndome suspirar.

—Yo no cambié nada en todos esos años, quitando esto— Señalé sobretodo mi cabello. —Tú ya eres una adulta— Evité la mirada.

—También quería hacer esto— Dejó de apoyar su codo, colocándose detrás de mi, pasando sus ambas manos por mi cuello. —Siempre fuiste muy esquiva del afecto físico— Me susurró al odio. —Pero ahora con todas lo eres, sobretodo con Nayeon— Añadió.

—Nunca pensé que me iba a sentir celosa, pero se te da bien hacérmelo sentir— Finalizó, soltandome.

Me di la vuelta en ese poco espacio, tomando a Mina de su blusa y jalandola al punto de chocar con un poco de fuerza contra mi.

— ¿Entonces prefieres que te trate así? — Pregunté, sintiendo como estaba pegada a mi, apoyada del borde de la piedra de la cocina.

En mi mente, conociéndola, pensaba que se iba a apartar apenada, pero sentí su pierna pasar por medio de las mías, sin mucho miedo ella a lo que fuera a sentir.

— ¿Quieres saber qué iba a hacer al escuchar que te capturaron? — Preguntó retóricamente. —No lo sabía, iba a empezar a disparar, no se qué hubiera hecho si te perdía otra vez— Señaló, con una de sus manos tomando mi blusa, aunque del cuello, yo la tenia a ella desde más abajo.

—Habría sido horrendo perderte por segunda vez sin hacer todo lo que quería hacer contigo en mi adolescencia… — Se acercó más.

Se suponía que este iba a ser el arco de la depresión, me está saliendo el arco de citas 2.0, y eso que ya tengo planeado el 3.0